El Estado contra los maltratados o directamente maltratando (y contra las Víctimas)
Hay que tener tragaderas, muchas tragaderas para no tener el mínimo pudor para tragarse un “sapo” de estas dimensiones. El dicho español, para estos asuntos, siempre ha sido “tener que comulgar con ruedas de molino”. Ha sido la tónica en nuestra España multicentenaria durante siglos (cuando los agricultores y campesino se rebelan contra la decisión de algún señor, tarde o temprano eran sometidos y ajusticiados, para luego ir contra sus mujeres y acusarlas, una vez viudas, de brujería – poco importaba que fuera cierto o no – el mensaje llegaba con claridad al resto del campesinado (ya fuera castellano o de cualquier lugar de esta tierra: El Señor, el Amo, siempre tiene y tendrá razón, y si los matas vendrán otros a ocupar su sitio) . Parece que nadie llega a ciertas alturas y cotas de responsabilidad de nuestro Estado sin tragarse (y comulgar) con alguna de estas ruedas de molino – porque para quien no lo sepa o no capte el aforismo, siempre se ha comulgado como expresión de “asentir” y “aceptar” la sociedad en la que estamos, es decir, sumisión a la misma porque dicen que es la mejor posible, y para ello, por si te atreves a sacar faltas (que no es otra cosa que señalar la distancia que existe entre lo que “dicen que hay que hacer y cómo ser” y la realidad de “cómo son y lo que hacen” los mismos que “imponen” las ruedas de molino” – de tamaño inaceptable - para que pueda pasar por una garganta. Y parece ser que en tragándose la primera todos los que han de “acoger” al neófito se sentirán seguros de que “ha entrado” a formar parte de la “misma onda”, con lo cual el Estado asegura su presente inmediato, su futuro y su condición esencial de “inmovilidad” que es lo que le define.
Tragaderas, tragaderas, que recuerdan a aquellos que ven en “El Padrino” (la serie de películas completas con Alpacino), todos los elementos esenciales, todas las máximas que han de observarse en las relaciones para la permanente lucha en el poder. El filósofo Madina ya lo afirmaba en el programa “La Noche 24h” a propósito de la beligerancia que adquiría la lucha y la rivalidad en las elecciones a la Comunidad Madrileña: Hay una rama de la sociedad que lucha muy agresivamente por el poder y por las cosas materiales; siempre fue así en nuestra sociedad. Y otra rama solidaria y con valores; y a ello se enfrenta el Estado (los políticos) para estimular una u otra en el devenir de los tiempos y las circunstancias.
Si un muchacho es solidario – por definición es “sensible” al daño que sufren otros posiblemente por haberlo sufrido él mismo - no puede convivir con un entorno familiar de condición contraria; ello es una evidencia, pero el aparato del Estado (La Salud Mental) mira para otro lado. Disfrutando desde hace décadas de un gran poder – paralelo y excepcional sobre estas personas que se hallan insertas en familias “temerarias” que luchan por el poder material y no conciben otra fórmula para vivir (e incluso consideran débiles a aquellos miembros de sus familias que no asumen esa visión; llegando hasta el punto de sustentarse y apoyarse en ideales Darwinistas por los cuales “el fuerte se come al débil por derecho como ley de vida”). Así que para ellos, estas familias y esta manera de concebir la Salud Mental, quien piensa contra corriente no solo es un débil, sino un peligro, porque puede acabar por llamarles la atención por simple disparidad de valores. Hecho que ocurre más a menudo cuando la madurez emocional ha sido abortada a base de palos y palizas destinadas a la sumisión y reconducir a los hijos a una visión “dura” de la vida, como mejor fórmula para adaptarse a la misma. Así mostrado se puede entender la “hipocresía” judicial cuando viendo que existe leyes en vigor en contra del maltrato o de los abusos – que dan lugar a “conmociones” que se pudieran prolongar en el tiempo indefinidamente si no media “Ángel de la guarda” - los “condenan” de por vida, por muchas leyes y doctrina que haya en contra, haciendo posible la “superioridad” de la “rama” agresiva y violenta que usa de todos los medios y recursos del Estado para hacerse con el control de las “cosas” (y que es lo que señalaba Madina en su libro La Historia de la Inhumanidad”). Hablar de esto a un Juzgado seguro que se la refanfinfla, porque parece obvio que ser Juez conlleva a verse “rectificado” o por otros órganos judiciales – aunque se siga el procedimiento de costumbre – o por la misma evidencia de la vida que muestra el impacto de sus decisiones en personas comunes y corrientes, a veces de manera muy trágica (pero para ellos es solo trabajo y se sienten a salvo, por mucho que Platón dijera, recordando a Sócrates, en su República, que habría que vigilarlos como si de criminales se tratara. En el fondo funcionan como muchos políticos que nunca pretenden dejar el cargo y que por ello no les gusta que le recuerden lo que dijeron o dejaron de decir en el pasado, por muy relativamente cercano que estuviese. La coherencia humanística poco tiene que ver por esos lares, y todo el mundo fue aprendiendo a temer a las gentes de leyes (que por otro lado nunca debiera de ser así si detrás de la aplicación de las leyes hubiera personas y no “cargos” que siempre miran hacia el Estado como eso inamovible de lo que sabes que difícilmente entrará en el punto medio (precisamente porque en el punto medio se halla el sentido común de verdad. Me viene la memoria de esa pareja de por aquí cerca que perdiera su casa pagada completamente e impuestos también, porque se les olvidara anotarla en el Registro de la Propiedad; viniendo a resultar que el constructor, sabiendo de ello y teniendo un procedimiento por impago con el banco de Santander, lo calló a esos propietarios, y el banco Santander cobró su deuda y el constructor pagó la suya a consta de esta gente honrada al que el tribunal reprochara no haber cumplido con ese deber. Tal vez pueda mi persona hablar de “deberes” que nos parecen también a “otros” que el Estado o los tribunales no cumplen y sin embargo nada pierden, y puede resultar algo inmoral concebir que así funcionen con palo y tente tieso para los de abajo o si va a favor del interés del poderoso; o del corporativo, aunque perjudique a otros que quedan más aún maltratados). Tal vez usted, lector, sepa entender como lógico este caso que les presento, también de naturaleza humana, pues en alguna medida soy consciente que ya había lectores que lo eran más que yo y seguro que alguno que lea (tarde o temprano, esperemos que más pronto que tarde) tomará “verdadera consciencia” del mundo y la sociedad que hemos creado, o permitido crear, entre todos, y que lleva, esa consciencia a considerar una aseveración que en la Biblia estaba destinada para que la leyeran los reyes (y por lo tanto expresada de otra manera, porque los reyes no suelen temer como temen los súbditos – y no quiero con esto entre en ninguna cuestión monárquica, y lo prevengo en ello, porque siempre hay quien está dispuesto a creer en esas ideas de que el Estado no tiene monarquía sería mejor – si ello fuera cierto sería un simple espejismo que como tal nos llevaría nuevamente al desastre por la forma en que se configuró nuestro Estado en el pasado) “A más conocimiento, e incluso a más sabiduría, mayores los pesares a sobre llevar” es lo que se advierte a Reyes y aspirantes. En la serie Futurama vi una expresión que casi pasaba desapercibida pero que era destinada para la gente común y corriente como nosotros, como el pueblo de a pie: “A más conocimiento más miedo”. Y que es una consecuencia natural de tomar consciencia del mundo y sociedad en que vivimos. Tal vez por eso mismo, los Norteamericanos – que son tan realistamente cáusticos cuando quieren, muestran, sobre todo en dibujos animados para adultos (adultos viene de tener licencia para adulterar, o adulterarse, o sencillamente ser un adúltero) como Futurama, donde en una escena la policía de dibujos animados se esmeraba en salvar a unos niños, para dejarlos en la escena posterior en peores condiciones que los encontraron – pero eso sí, el deber estaba hecho de cara a la galería, por medio de esmerarse en el rescate, sobre todo si miran. Lo mismo pasa con otros ámbitos sociales donde la consciencia no llega y se transforma en un deber de 08:00h a 15:00h. Es decir: NO hay consciencia de los propios actos porque de haberla esta produciría demasiada pena y nuestros actos serían mucho más cuidadosos.
En ese sentido uno va a un juicio con la esperanza de “colocar” información veraz y relevante para que se tome la decisión oportuna y más conveniente para una persona maltratada. Uno, es obvio, es un “ignorante” porque por lo general las cosas se vienen encaminando en la manera de proceder desde una inercia que suele hacer imposible el tratamiento de un asunto con el debido “cuidado”. Vaya por delante que se ha señalado, con “claridad”, que la actuación del que ahora, parece cambiará de puesto de trabajo, ya no llevando tutelados pero en otro ámbito, y que encausó a su hermano en un procedimiento de incapacidad, arrastrara previamente a la mismo juzgado, en enero de 2020 a decidir el ingreso forzoso de la siempre víctima (siempre en manos de un entorno familiar que le gusta pelear por el control de las cosas y en ello no se ruboriza en sacrificar al miembro que consideran vulnerable y mucho menos facilitarle una salida; menos aún si es hacia su padre, porque este también participa de los mismos principios de solidaridad y toma de consciencia). El mismo tribunal debiera sentirse “afectado” al descubrir las tesis de las defensas que ya señalaban, abiertamente y sin reparos, el juego de “hacer chivo expiatorio” a uno de los hijos del matrimonio (y eso que el matrimonio cesó hace más de 25 años). La madre apela ante el hijo, incluso días antes, de ser una pobre víctima desesperada (y con ello pretende justificar años y años de palizas que los hermanos pudieron soportar por que la abuela vivía y los gemelos en alguna medida se hacían compañía pero el mayor quedaría suelto). Declara mintiendo pese a las evidencias del maltrato extremo dado y apela a su derecho a no ser maltratada ni psicológica ni físicamente (pero al hijo se lo viene negando como resulta obvio en el casi cincuentena de horas grabadas). Se han usado formularios P10 para ingresar, recurrentemente al hijo arbitrariamente el año pasado (el defensor señala abiertamente la situación de víctima del hijo así tratado) y lo que es más grave, se demuestra que la Dra. Calvo los firmaba a la sola petición de madre o hermano - ya no con tutelados – con total ligereza y el juzgado tragaba como un formulismo más. Pero eso que la primera vez, en enero del 2020 llegó el juzgado a amenazar al hijo con lo que hoy está viviendo y los defensores reprochan la ligereza con que se destruye el derecho de una persona (eso sin reparar en el daño psicológico el juzgado está contribuyendo a hacer sobre el chico –es más en el último ingreso forzoso, de vergüenza tal en maneras y procedimientos por supuesto personal sanitario y luego médico, se le dijo en el hospital al hijo que de estar con el padre nadad de nada (y ahora tiene la pitera le Fiscal de preguntar si colabora en casa… ¿esta gente donde vive? Si Vds mismos crean el problema de 08:00h a 15:00h y luego se van a su casa con al conciencia tranquila – en algún momento tomaron conciencia de lo que pasa por su juzgado?; realmente pienso que no. La Asistente social le hizo concebir al hijo que puede vivir en cualquier sitio menos en casa de su padre – sin saber ni medir las consecuencias de su sugerencia.
Nunca desearon saber el maltrato sufrido por el hijo, nunca y se viene un périto forense a poner negro sobre blanco las burradas sugeridas por el entorno familiar que es dirigido por la madre y ese hermano – el otro se despega, lo sabrán que te despegas, ya sabes que tu madre se ha instalado en tu trabajo; y si cae tu hermano el siguiente, no sé si te das cuenta, serás tú – hoy has demostrado en el juzgado que te despegas de la decisión de ingresar a tu hermano y quedaba claramente que no era una decisión compartida como señalaba la madre. Ya le dijo David a su hermano, hace cinco años que su destino sería la cárcel o una institución. (La Directora (mamá) que ha comprometido al Fiscal, La jueza y la Dra Clavo, a su hijo alto funcionario a demás de los médicos de los hospitales). Incluso le ha dicho la madre a mi hijo, recientemente, que yo di un braguetazo para tener mi trabajo. Saqué las oposiciones a los 25 años y me casé contigo a los 27 (y si sé que eras en realidad tan mala persona te hubiera dejado como el primer marido te dejara antes de casarme; como hiciera ese otro que se pusiera de ejemplo para tu hijo y que se dice que pegaba a las mujeres....). No eres más miserable porque aún no puedes, pero lo serás y lo veremos.
Lo miserable es que de 08:00h a 15:00h el mundo es perfecto para ellos, y desde luego no parecen tener problemas de sueño. Así que desde estas páginas tocará emitir todos los audios completos de esta personaje y de los que le han acompañado en esta miseria “profetizada”. A ver si Salud Mental resiste, porque voy a ir con todo lo que tenga a mano.
(En Colombia, en estos días de disturbios y violencia, una maestra intentaba hacer memorizar a sus alumnos sus derechos, para salvarse de esa violencia. Y un niño de 5 años dijo: Tengo derecho a ser amado. ¡Qué diferencia! Aquí a la sinvergüenza nadie le ha pedido cuentas, eso sí, reclama respeto para sus derechos que a otros niega.
El hijo ha sido maltratado por su madre y ahora por Vds. Les considero miserables (inconscientes eso si, pero miserables), porque si lo fueran, si fueran conscientes, hay cosas que ya, desde ya, aunque solo fuera por pudor y “vergüenza torera” ya habrían entrado (pero eso no sería comulgar con ruedas de molino). En 30 minutos un “gilipuertas” hace una evaluación de una persona que no hay por donde pillarla; y claro será psiquiatra; les mostraré también las barbaridades que aun hoy en día hacen los psiquiatras (como atar a las personas y llevarlas a la muerte…. ¿creen que exagero?... niños hermanos ingresados, con 8 ó 10 años en psiquiátricos por orden del juez instada por una madre….. es España…pues prepárese el lector a “saber y por ello tener más miedo”. Si yo fuera un revolucionario. Empiezo a pensar que no puede ser que no seáis conscientes de lo que hacéis. Vosotros permitís el mal en la sociedad, no llegando al fondo d e los asuntos (lo lamentable es que no se os puede combatir de la misma manera que vosotros procedéis, así que solo me queda escribir sobre vosotros los miserables).
No hay comentarios:
Publicar un comentario