La neuro ciencia, el mundo de las redes sociales, el mundo médico y los trabajadores
La velocidad conque evoluciona el mundo de la informática da vértigo. Más si se vincula con los derechos de los trabajadores (es decir, todos nosotros. Y aún más con la aparición de normas que permitirian poner punto y final a una vida de manera voluntaria. Toda una encrucijada de "derechos", posibilidades tecnológicas de manipulación real de la mente humana (que señala El País en su artículo (https://www.google.com/amp/s/amp.elperiodico.com/es/activos/innovadores/20200206/neuroderechos-en-la-era-de-la-neurociencia-que-son-y-por-que-hay-que-prestarles-atencion-7837791) dónde se muestra ya la urgencia de una legislación al efecto que combinada con las manipulaciones y ataques en el ciber espacio pueden volver loco a cualquiera haciendo posible la pérdida real de la libertad personal y del libre albedrío. Aún así, viene a sumarse la ley de eutanasia (concebida para situaciones extremas), pero que en algunos países evoluciona hacia un derecho libre a partir de los 50 años.
Hay quien como mi hijo solicita el derecho a un testamento vital encontrá de la eutanasia,pues es obvio que su vida está llena de objetivos pese a las dificultades extremas que le pone el entorno (un entorno que se me sigue antojado entre narcisista y sádico, y con discursos cínicos).
Protegerse de un ciber espacio manipulador, y también de una neuro ciencia capaz de manipular directamente la mente sin que sepamos si las decisiones que tomamos son nuestras o de otros, representa un horizonte, que aunque difícil de concebir ha acabado por alcanzarnos en el presente.
Lo lamentable de las nuevas tecnologías es que siempre adolecen del mismo defecto: Nacen concebidas para aumentar nuestros espacios de libertades individuales pero acaban sirviendo a minorías poderosas y sus intereses. Algo parecido pasa con las leyes, siendo concebidas por juristas para el bien común, siempre existen despachos dispuestos a "torcer las" en su interpretación haciendo posible resultados bochornosos e indeseados por el legislador. D. nos coja confesados.
(Cada vez que no he creído o he dudado de alguna refexion o pensamiento de mi hijo me he arrepentido; a veces hay que ir más allá del contexto inmediato o de las propias certidumbres para ver la profundidad de sus reflexiones. A veces me parece un genio).
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