Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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domingo, 9 de mayo de 2021

La Educación en España: Por la vía del mínimo esfuerzo, "selección natural darwiniana"

La Educación en España: Por la vía del mínimo esfuerzo, "selección natural darwiniana"

 

Es frecuente oír hablar del acoso escolar y de las situaciones que ello crea en los alumnos a veces con resultados trágicos. Suelen ser situaciones en el que mundo docente se queda, por lo general, al margen, dejando a las familias toda la responsabilidad en la gestión de ese problema social e incluso en ocasiones, cargando sobre las propias familias relatos de culpabilidad por que sus hijos sean vulnerables e incluso que sean los alumnos así tratados los verdaderamente problemáticos y conflictivos – por dejarse maltratar o por no saber responder al maltrato adecuadamente. (Vamos justo en dirección contraria a las experiencias llevadas en otros países y que son destinadas a proteger y apoyar al maltratado y a señalar y reconducir la conducta de los maltratadores). La conducta de los centros educativos, ni en estas situaciones ni cuando son los entornos familiares los causantes del maltrato a sus hijos, suelen actuar adecuadamente y más bien parece que asumen que el maltrato forma parte de la conducta social de nuestras sociedades y que por ello hay que aceptarlo (y que cada cual lo gestione como pueda, sin ser ello un problema a afrontar positivamente en el entorno educativo).

Los jóvenes maltratados a veces, cuando llegan al instituto y empiezan a tener consciencia de su propias cuotas de autonomía y razonamiento (porque en clase se les empieza a preguntar por sus opiniones para tratar algunos temas) es donde primero se muestra si en el entorno familiar las cosas fueron bien enfocadas desde la infancia o no. Y sin embargo aquí también fracasa el sistema educativo.

Recibiendo instrucciones y consignas de nivel político para abordar problemas como la discriminación histórica de la mujer, muchos educadores fueron incapaces de construir un sólido argumentario, por lo que ante la evidencia de que la lógica, que se empleaba para el resto de asignaturas, en ese asunto generaba lagunas, la respuesta fuera que quien no lo aceptara iba a tener problemas (y de hecho los tuvieron y graves) sin reparar ni profundizar ese mundo docente para descubrir de donde viniera dicha insistencia en algunos alumnos para que la lógica prevaleciera – a falta de mejores razones.

En el caso concreto del hijo, llamaron a la madre obviamente para generar una situación que resultaba intimidatoria para el hijo (pues este veía que la llamaban y los argumentos del hijo, destinados a la búsqueda de un itinerario liberador ante un entorno familiar vivido desde la infancia en la violencia extrema y gritos diarios terminara cuando entraba en la pubertad). La madre que procedía del mundo educativo (y responsable de la situación generada en su hijo no tuvo más respuesta que cargar contra el hijo; así suele ser en el caso de padres y madres maltratadores).

Una situación similar vivió en primera persona sobre los 17 años en la ISVP (pues mi padre, habiendo decidido ya, cuando yo tenía 14 años, que mi papel debiera ser llevar la casa para él y mis hermanos, intentara que cesaran mis estudios, pero ante ese horizonte que yo intuyera negro, apelé a una tía mía que removería Roma con Santiago y me abriría un hueco, en ese centro falangista, cuando ya el periodo de matriculación había cesado). Aun así mi padre seguiría poniéndome obstáculos y no dejándome dinero para el autobús. Así que al darme cuenta que como becario (pues cada año conseguía una beca de libros de unas 4.000 pts) me di cuenta que debería tener la matrícula gratuita y en ello re4clamé en secretaría de la ISVP a lo que me respondieron con una negativa y reenviándome al Corona de Aragón, que era el centro del que dependía la ISVP. Allí me presenté y me enteré de que la matricula no era también de 4.000 pts sino de 200 pts por lo que nom solo reclamé la diferencia (que por supuesto no me dieron) y viéndome en esa situación (y siendo delegado de Centro de la ISVP, que tenía más de 1000 alumnos) hice un escrito narrando lo descubierto y acaecido y lo colgué en el tablón de anuncios. La respuesta fue llamar a mi padre y los falangistas le preguntaron si yo pertenecía a algún partido político, el hombre, mi padre, (causante de mi propia situación) no se atreviera a decir la verdad ante aquellos que le pedían explicaciones ante mi conducta (y que eran sus rivales de toda la vida) y ante la disyuntiva (y el miedo que también le produjera que yo fuera delegado de Centro) atinó a decir que yo era un Quijote. Solucionado!!!. 

Hemos vivido una etapa donde estas cuestiones (cuando son la propia familia la causante y no lo reconoce, sino que señalan a los propios hijos) se acabó por acudir a diagnósticos de salud mental para enmarcar estas situaciones. Así que multitud de chicos y chicas tuvieron diagnóstico preferente de conducta (caso resuelto, el problema ya es familiar, definitivamente familiar).

Una situación parecida se diera, según me contaba uno del matadero, cuando unos jóvenes matarifes protestaran por las condiciones de falta de salubridad de esas instalaciones y fueran a hablar con el delegado de Falange, en sindicatos, para quejarse. Dice la historia que contaban (siendo la época de Franco) que le delegado falangista, después de oír la historia de quejas (y ratas en las instalaciones) sacaría un revolver que tuviera en el cajón, lo pondría en cima de la mesa y les diría a esos jóvenes matarifes que les dijeran a sus padres que mañana se presentaran en su despacho, pues él hablaría con ellos.

Es obvio que la “Democracia” nos ha “civilizado”, al concebirse escenario perfecto el problema ahora es de quien se queja, y mucho más si es joven lo hace en desamparo. Es obvio que se lo tendría que hacer mirar si no fuera que ese mínimo esfuerzo en educación puede acabar representando otro negocio más para las farmacéuticas (porque hemos construido un mundo donde el mal proceder acaba siendo un negocio para alguien).

Este artículo viene a cuento de que me dijera mi hijo que "se había equivocado" y lo hiciera con pesar y dolor de corazón. Le dije "nadie es perfecto" (todos vamos a prendiendo de nuestros errores - de los nuestros propios, no de los que nos inducen otros por medio de engaños, mentiras o calumnias, por ello va destinado a sembrar confusión). Y me dijera que antes él se consideraba perfecto (al menos cuando más joven viera las cosas con más claridad y casi se sintiera líder de su clase). La juventud, o en la pubertad, cuando en la clase - como recurso didáctico - los profesores piden opinión  (emulando el método socrático) olvidan que Sócrates estaba dispuesto a responder a todo, pero ellos, estos profesores, han sido formados en nuestras Universidades para ser "repuestos" de otras "piezas" que se jubilan en este engranaje que es la Administración (incluido el sistema educativo) y cuyo requisito es "no cuestionar el sistema" más que cuando el Gobierno de turno lo autorice y en la dirección que lo autorice. Así que cuando un alumno expone sus razones "las hostias" caen del Cielo a mansalva (más si tu madre o padres están en sintonía con repartir "hostias" - y así contribuir a tapar no solo las deficiencias del sistema social si no las propias deficiencias personales) y la posibilidad de ser etiquetado como "rebelde" es obvia (pero en un sistema perfecto como el nuestro, la mejor tapadera es acudir al sistema de Salud Mental; allí donde los rebeldes nunca tienen causa y donde los padres y el sistema educativo "siempre hicieron lo que pudieron"). Pero la inteligencia del hijo es genial, y r3euerda que en uno de los países nórdicos, observando que no se puede usar el método socrático  con profesores de "medio pelo" (que sacaron la carrera Universitaria a base de memoria, o de seducción del profesor mediante el consabido "peloteo" o directamente por influencia familiar - que de todo hay en la viña del Señor) y dispusieron que los mejores especialistas (y profesores) de todas las materias educativas se encontraran en las primeras etapas infantiles y de instituto pues es obvio que es ahí, en esas primeras etapas, en esos primeros momentos, donde el alumno toca un aspecto de la ciencia o una materia - desde simplemente aprender a sumar - donde se necesitan respuestas no solo claras, sino didácticas a todas las preguntas de todos los alumnos de la clase cuando se van a adentrar en un mundo o aspecto nuevo del saber y donde la imaginación de ellos - siempre fructífera y fértil - será orientada por ellos mismos al ir resolviendo sus iniciales dudas o pre-juicios traídos del mundo familiar, para descubrir sus propias capacidades personales de manera gratificante y provechosa para ellos mismos; pues es la etapa donde hay que poner todo el esfuerzo educativo sin regatear un ápice y eso es tarea que precisa de gente con verdadera vocación por la enseñanza que solo es posible tener honestamente si el propio profesorado está fascinado, a su vez, por la propia luz de sus propios conocimientos (desde este concepto resultaría fácil entender que un/a profe frustrado/a puede cubrir el expediente académico de un curso pero "su  labor y siembra" suele ser desalentadora y muy negativa. Recuerdo haber tenido profesores de inglés sin puñetera idea que solo consiguieron desalentar a todos los estudiantes por sus caóticos métodos de enseñar lo que no sabe - lamentable que en ello hayamos llevado 60 o 70 años de la misma manera con multitud de Ministros cobrando un pastón para nunca resolver nada - algunos profes, e incluso alumnos, aprobaban exámenes, en esa etapa perfecta del Franquismo, firmando el examen con un "Viva Franco" - y según decían, aunque la hoja estuviera en blanco el personaje aprobaba.

Cuando un alumno siente que el mundo del conocimiento "es su mundo" pero su entorno familiar es traumático y violento, suele buscar "consejo" o intentar encontrarlo en el ambiente educativo - si ha recibido muchas palizas, esa búsqueda la hace con sutileza porque ya sabemos que la gente que da "palizas" a sus hijos (como lo hicieran los profes franquistas) lo hace porque "son perfectos" y por ello si se les pregunta "se pone en duda su perfección" - y se encuentran conque el entorno educativo español no tiene respuestas para ellos porque está concebido como un lugar de "competición y selección", donde los profes solo "evalúan resultados" (y no se implican en nada, y menos con los hijos de una compañera profe que a todas luces se muestra como un desastre elitista, paradigma de la educación de su tiempo). Posiblemente por ello el mundo educativo conciba que la violencia y el acoso debe tolerarse en alguna medida porque también sería una forma de "selección natural" - a lo Darwin otra vez (y esto le viene bien al formato de los Estados de concebirse Naciones Nacionalistas).

La perfección, expresada en esos términos de violencia/discriminación/elitismo/etc, es una forma de tiranía inaceptable en un sistema democrático - pero también inaceptable en cualquier sociedad que pretenda reflexionar un mínimo. Decía el TaoThe King que "La verdadera perfección es de apariencia imperfecta" - pero los elitistas y nacionalistas (de todo signo), esos que siempre portan oscuridad pese a concebirse Ilustrados, quieren y se empeñan en ser perfectos en todo y exigirlo a su entorno como medio de "selección" - lo lamentable es descubrir que acaban por robar o apropiarse de trabajos a esos que ellos mismos consideran imperfectos (por eso mismo parece que ellos los roban, porque ellos si son dignos de esos trabajos, aunque no sepan ni concebirlos ni desarrollarlos)

Mi hijo me manda este "telegram" y yo me lanzo a hacer este artículo (lo diga o no, ciertamente, Pepe Mújica, el texto es verdad, o debería serlo (y el personaje un referente - mejor si nunca hubiera pegado tiros - del sentido común, la honestidad y la honradez, esa que por aquí se echa tanto en falta). 




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