Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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martes, 17 de abril de 2012

Escondido


Escondido me han pedido
escondido te he de dar. (bis)

Escondido a media noche
y escondido al aclarar (bis)

Salí, lucero, salí,
salí que te quiero ver,
aunque las nubes te tapen,
salí si “sabés” querer.

En la fiesta de la vida
escondido he de bailar
en el repique de bombo
las penas he de olvidar.

Salí, lucero, salí,
salí que te quiero ver,
aunque las nubes te tapen,
salí si “sabés” querer.

(violín)

Lara, y lara y la, y la, la,
Lara, y lara y la, y la, la,
Aunque las nubes te tapen
salí si “sabés” querer.
 (y se va la primera)

***
Ya viene la triste noche
para mi que ando y penando
de malo que se nos deja.
Yo los (dejaré) cantando

Salí, lucero, salí,
salí que te quiero ver,
aunque las nubes te tapen,
salí si “sabés” querer.

En la fiesta de la segada
escondido he de bailar,
Escondido a media noche
Y escondido al aclarar

Salí, lucero, salí,
salí que te quiero ver,
aunque las nubes te tapen,
salí si “sabés” querer.

Zapateo…

Lara, y lara y la, y la, la,
Lara, y lara y la, y la, la,
Aunque las nubes te tapen
salí si “sabés” querer


lunes, 16 de abril de 2012

Algún lugar sobre el Arco Iris



         Hoy (por la madrugada del 14 al 15 de abril), he visto, con un grupo de amigos una película. Hacía ya muchas semanas que no nos reuníamos e hicimos una “quedada” en la casa de una de las chicas.
              Mientras se ponían las chicas al corriente de sus cosas me sentí como si estuviera en una visita social, con ciertas formalidades que sólo hace unos pocos meses me hubieran parecido impensables (recordando nuestras comidas más o menos improvisadas alrededor de la mesa de cualquiera de una de la casas de nosotros). Pensé que el dolor de mi muela del juicio (que me había mantenido el jueves noche al borde de la desesperación y que el Nolotil había atenuado hasta permitirme pasar ratos sin acordarme de ella) podía estar detrás de esa percepción, pero recordé que, en cierta medida, realmente había algo de “postura” y cierta manera de “mantener las formas” tras el distanciamiento constatado; pero pensé que en realidad eso es la vida social – cada cual con sus problemas e intentando sobreponerse a las diferencias (incluso ignorarlas) - y ello se puede ver como, no sólo conveniente, si no necesario y cortés.

             A la anfitriona se le ocurrió mostrarnos unas secuencias de la película y lo que parecía iba a ser una distracción breve alcanzó el grado de centro de esa reunión (pese a las protestas en forma de ironía sarcástica de uno de los chicos presentes, y en la que persistió, intermitentemente, mientras duró el visionado – y algunas fueron ocurrentes, pero todas ellas fuera del contexto en el que se había enmarcado, espontáneamente, la percepción de la película).

               La vida real siempre es más duramente cruel que lo que puede aparecer en las películas de cine. Toda historia literaria está imbuida de aspectos biográficos más o menos enmascarados. Sobre todo porque el entorno del autor nunca podría resistir un relato transparente de la misma. Así que se recurre, cuando la necesidad obliga a expresarse literariamente, a escribir sobre anécdotas y breves pasajes graciosos; y cuando la historia, siempre por necesidades del autor, tiene que abarcar un gran bosquejo biográfico, se opta por cambiar personajes, épocas y circunstancias para narrar aquello que aprisiona (o exalta) al corazón y que la “compostura” social no permite expresar abiertamente (y de frente) para llegar a entendimientos (porque en la mayoría de los casos sería imposible ya que gran parte de las personas (a demás de sostener diferentes perspectivas) tienden a modificar sus propias biografía – por resultar inaceptables – y  almacenan sus recuerdos acomodándolos a la moralidad contemporánea (es decir: a lo políticamente correcto) y difícilmente dejarían de sentirse ofendidos al ver sus actos reflejados de manera diferente a como quieren que sean recordados. Y rara vez hay excepción, y prueba de ello es que se ha de esperar muchos años, cuando no siglos, para conocer la verdad de personajes históricos (y no digamos familiares, que tienden a ser siempre ocultados o aniquilados) e incluso la verdad reciente es almacenada o procesada para ser mostrada como un continuo espacio tiempo de honestidad institucional, rehuyendo que la verdadera información de la actualidad histórica pasó de puntillas (cuando no se sustrajo a la opinión pública) acontecimientos que avergonzarían a cualquier grupo de hombres y mujeres que tienen encomendadas las funciones de representación de la población civil .  Por ello algunos escritores aseguran que escriben por una mera cuestión de higiene mental.

            Y puesto que la mente no puede inventar por inventar (puesto que lo máximo que se aleja de la realidad es tomando rasgos de distintas realidades y juntándolos en un guión); los guiones de las películas responden a historias verídicas adaptadas a la tolerancia de las personas o al aspecto comercial de las mismas; existiendo, casi siempre, un manto que disfraza, modifica o hace más aceptable, la verdad. Verdad que nunca puede llegar a todos por igual, porque no todas las personas están preparadas para aceptar la verdad tal cual (y solo aceptan pasajes de la misma). De esta manera se cambian finales y personajes para hacerlos más aceptables al público. Y la sublimidad consiste en orientar hacia un ideal a la sociedad mostrando, a la vez, todos y cada uno de los aspectos que entran en juego en la trama (salvo aquellos que pondrían en evidencia que el sostenimientos de ideales debe tener como límite la propia naturaleza humana – tanto social como familiar); lugar donde siempre falla el guión (incluso cuando son cuestiones históricas).

          Tomemos la película “La gata sobre el tejado de Zinc”. Obviamente la película apenas se entiende si no introducimos los conceptos de homosexualidad (en Paul Newman) y de excesiva ambición en Elizabet Taylor; entonces la película adquiere el “sentido” que intencionadamente se pretende quitar para proteger al público del escándalo. Y lo mismo que ocurre con las películas ocurre con la vida real (es más sencillo mutilar las historias humanas para evitarnos ese mismo escándalo). Así las películas pasan de puntillas sobre las cuestiones “gruesas” de la vida social ( a veces sólo se recurre a una sugerencia que tiende a pasar más o menos desapercibida). Pero ello no es más que el reflejo del comportamiento de la propia sociedad. Así los abusos (sean ejercidos desde el poder o el entorno familiar o laboral) son mantenidos e indeseadamente sostenidos a favor de una “imagen” a sostener. Y dan como resultado (dependiendo de la edad de quien los soporta y de los recursos que disponga para hacer frente a los mismos) a la infelicidad, cuando no la enfermedad (manifestada temprana o tardíamente). Porque si es cierto que las leyes (y las Constituciones) promueven la protección de la integridad de las personas, también es cierto que intereses superiores del Estado ( y de otras estructuras sociales inferiores ) en determinadas circunstancias proponen un sacrificio del individuo a favor de la estructura social (y en ese concepto, a veces – o siempre - arbitrario) caben los intereses personales de quienes identifican el cargo de poder con su voluntad todo poderosa produciéndose la fractura entre ética (protección de los derechos de los individuos) y moral (protección de las estructuras sociales). Que dando en el fondo la dialéctica surgida entre los griegos antiguos: “Lo que es, es lo que debe de ser” y oponiéndose a “Lo que debe de ser, será”; generándose en todas las estructuras sociales la misma dicotomía en la que siempre se somete la creatividad al poder (que obviamente quiere pocos cambios sociales) y generándose un sufrimiento colectivo. Aún sabiéndose que el progreso social y el desarrollo viene del camino contrario: la subordinación del poder a la creatividad. (qué paradoja más inverosimil).

           Que la vida da satisfacciones a las personas en un cincuenta por ciento es falso. Sería más acertado decir que el setenta y cinco por ciento de los momentos vividos corresponden a preocupaciones y que las satisfacciones aparecen en momentos (momentos que se valoran con intensidad), y la mayoría de la gente ocupa su tiempo en sus preocupaciones e intereses y muestra al exterior un “personaje” social más o menos aceptable (o acertado), con mayor o menor fortuna. Personaje que ha tenido que asumir las contradicciones de nuestra sociedad y los propios errores, si los ha habido (algunos guardados como profundos secretos, individuales o colectivos), producto de debilidades humanas; y que se han sobre puesto a los mismos desde diferentes ópticas para sobrevivir en una sociedad que, aunque no siempre “ve”, algunos si “ven” (y lo hacen en profundidad - siendo la prudencia la guía de sus vidas  y confiando en una justicia universal más allá de este mundo).

       Pero lo realmente triste es que la mayoría, desde sus posiciones, se empeñan en hacer justicia (aprovechando la coyuntura) sobre sus semejantes a su modo y manera sin “ver” más que una percepción sesgada de la realidad y circunstancias.

            La justicia no es de este mundo… reiteraba una y otra vez la letrada a su cliente. 


miércoles, 11 de abril de 2012

Las Lunas de Semana Santa


(Esta Luna de abril)


                “La primera Luna llena después de la llegada de la Primavera” marca la Semana Santa. Y al quedarme en la ciudad, la empatía me lleva a sumergirme, un poco, en el ambiente de nuestro D. mediterráneo (que hace ya mucho tiempo que no huyo ni al mar ni a la montaña por estas fechas); y en unas líneas recientes, que releía, y que decían: “…el próximo diciembre…”  empeñaba mi ánimo en leer: “el próximo miércoles”, así repetidamente, llevándome a cierta extrañeza tal persistente error. Y llegó el miércoles y me sumergí en los preámbulos de la pasión de N. S. (sin motivo aparente), revisé, una vez más, mis acontecimientos recientes (pasados y remotos) examinando sus detalles y en todo hallé bien (porque al final, siempre se repara en que lo humano es condición de la humanidad …- y los defectos humanos son "miedos" – todo miedo tal vez por falta de Fe) y acabé por anotar una frase de la película “Emma” (ambientada en la época dorada de los anglosajones; donde cada palabra se dice en el momento oportuno descubriendo un Universo de inteligente plenitud humana; hasta que los protagonistas tienen que enfrentar sus sentimientos – entonces aparecen los malos entendidos (miedo); pero como es una película americana tiene que acabar bien, y bien acaba): “El amigo fiel no remarca el error, siempre tiene esperanzas”; pues estando en esas (y otras similares; y viendo la maravilla de la vida) fue cuando un ruido de carracas me hizo asomarme a la ventana para contemplar el paso de la procesión del barrio. Aplacé mis meditaciones y salí a cruzar el río y ver la procesión del encuentro, solo un ratito, y me regresé para casa. Y el jueves noche proseguí con el mismo que hacer y me vine a medio-resucitar el viernes y me escapé a bailar; y, andándome el sábado totalmente resucitado, me resultó grata la “Bóveda” y aprecié los “reflejos” de Pedro que hizo aún más grato (y chispeante) la noche regándola con cava; y el domingo ya me encontraba resucitado.

            Llegándose el lunes (lunes de luna) mi compañera andábase preocupada por acontecimientos de Semana Santa y costó un poquito emerger el motivo de la preocupación; pero salió a la luz y tomó pronta resolución y su rostro cambió de aspecto aunque permanecía evidente, en sus ojos, el rastro del agotamiento causado por la triste meditación de días pasados (pero el martes, ya andaba resucitada). Y comprobamos que los dos nos anduvimos repasando el pasado y comprobando que lo hecho era lo que había que hacer (porque el corazón manda y a él hay que disponer honesta inteligencia) y dejar en manos de D. el resto.
(Y si no basta con una vida ¡Qué remedio! Volveremos a recorrer lo ya andado; aunque se me antoja mirar bien de hacer lo necesario para no volver).

Y me veo a otra amiga, la de todos los días, y le pregunto por su “Semana Santa”:
- ¡Muy bien! Lo pasamos muy bien. Hicimos todas las excursiones previstas y todo fue muy bonito.
    - ¿Y os afectó mucho la lluvia?
    - ¡¿Lluvia?! – me dice como quien no recuerda nada que perturbase los buenos momentos vividos - ¡Ah! Sí, pero poco.
    - ¡Cómo que poco! ¡Si han salido en todos los “telediarios” las lluvias por el país Vasco! – le digo exagerando, y mi amiga me mira divertida y no pudiendo contener la risa.
    - Ya veo – le digo – que el tiempo no ha influido nada en tu viaje – y prosigo - ¿Pero te enteraste que estuviste en el País Vasco?
    - ¡Ah Sí, sí, sí…- me dice sin dejar de reírse, y no queriendo romper la divertida magia que enlaza las risas del momento con el recuerdo del alma - e insiste en enumerar los lugares por los que había pasado.     (¡Cómo se va a enterar de la lluvia si tenía al Sol al lado todo el tiempo!)
    - ¡Genial! – le digo en tono irónico – tu te has enterado del País Vasco lo mismico que yo me enteré de la Alhambra.

    Y esto es lo que hacen las lunas de Semana Santa.







lunes, 9 de abril de 2012

Otro lado (algo con lo que no se contaba, pero que se intuía que estaba) )



             Escribiendo “Maravillas de la Humanidad” (que sigue sin estar acabada), medité en nuestro río Ebro, y en el afluente que desemboca en (Huerva); e imaginé hombres primitivos cazando con lanzas los pececitos con que alimentar a la gente de su poblado próximo. Los había de todas las edades – incluso había quien usaba arcos de flechas. Todos sobre las piedras del lecho mirando más allá de la superficie del río el movimiento de los peces. - ¡Claro!, de todos es sabido que en la confluencias de aguas hay pescado – me dijo un entendido cuando le trasladé mi visión en forma de pregunta. Y pienso en la distancia que existe entre dar por ciertos los conocimientos oficiales o experimentar los mismos individualmente y luego saborear la satisfacción de la revelación.

             No es la primera vez; así me pasó con el proyecto Conservacionista. Me tiré dos años de trabajos intensos (Convenio Conservacionista – para los sindicatos y luego los cuatro volúmenes para nivel político más un proyecto práctico con el fin de hacer permeable la voluntad del consumidor en las decisiones económicas) de trabajo y luego, con posterioridad, hice los cursos de medioambiente para comprobar que el campo explorado seguía virgen (y en efecto lo estaba).

             Primero es la creencia, la Fe, y luego la comprobación de la misma. Pero para el mundo que nos rodea es al revés: Primero los conocimientos que tenemos y luego crear o creer (camino imposible, pues los conocimientos se expresan en forma de dogmas inmutables que limitan y cierran todos las puertas a la imaginación y así la imaginación queda castrada - o al menos encapsulada). Creo que siempre hay que apelar a los que siguen el primer camino, el de la imaginación,  para la “exploración” del mundo que nos rodea: parece saber más el intuitivo que el académico (si este último no eligió por vocación, y como ello es sabido todos apelan a la misma aunque no sea siempre cierto). Y se ha de realizar una Ley para que las ideas y trabajos de los alumnos no se los queden los profesores como propios (aunque dice al Tao te King: contra más leyes más injusticias: ¡A ver quien va contra un profe y piensa a la vez en sacar el curso!; (lo mismico que pasó con la Ley sobre objeción de conciencia – mientras había quien apelaba y abogaba por ella metiendo a cojos y ciegos en el mismo saco, el que suscribe se alzó para pedir que se mantuviera la situación existente – sin ley concreta - en la que los jueces juzgaban a tenor del espíritu constitucional, - de hecho la aprobación de la Ley metió en la cárcel a decenas y decenas de objetores a la violencia).

                    Así que necesitaba un mito para el proyecto realizado - siempre hace falta un mito – (como demostró el experimento de los niños de ojos azules y de los ojos de miel: Experimento por el cuál se verificó que la persuasión de la existencia de cualidades superiores en razón del aspecto físico produce efectos inmediatos;  anda que no saben de eso las madres veteranas) - y me leí a Joseph Campbell y a Young – y sin pensarlo me vi en el mismo camino recorrido por otros (pero no por los que lo hicieron por moda y tener algo de lo qué hablar). Y así elaboré una nueva leyenda – mito destinado a potenciar las cualidades de los hispanos:  La leyenda de Jacob y el Betilio hubicada en Zaragoza.

               Y así, siguiendo la ruta trazada a principios del siglo pasado, y remarcada por el Premio Nacional de Literatura del 77 – bajoneado por los del entorno -, acepté lo hebreo de nuestra cultura hispánica y convertí el camino de Santiago (Jacobeo) en el de Jacob (para qué andarse con rodeos), y el lugar donde pernoctó y vio la escalera hacia el cielo erigiendo un betilio en  ciudad de la Luz lo situé en la propia Zaragoza. Que bien es sabido que ya los celtas aceptaban que los lugares próximos a los ríos eran fuente de inspiración y que en los lugares donde esta inspiración se producía con mayor intensidad se señalaban como sagrados con dólmenes o menires (o betilios). Aunque se pudiera deducir que el patriarca lavantaba su betilio en lugar en el que ya hubiera ¡Qué más da! Si los romanos hicieron lo propio con los Ibri (perdón, íberos) y la Iglesia lo propio con lo romano con el fin de preservar el gran “misterio” de la vida (los comunistas siempre lo hacen con la cultura cuando se obsesionan en demostrar el materialismo como origen de todo, y niegan a la vez que se apropian cualquier conocimiento – porque nunca cambiarán: Ud. no lea a Borges ¡Es un Fascista! – y pasándose el tiempo te los ves siguiendo el camino señalado por el vilipendiado Borges e intentándolo hacer pasar por propio, ante la abundante cantidad de ignorantes de los que se rodean: ¡A ver quién levanta el engaño!)

              Al final sólo un único camino – que me encanta repetirlo una vez descubierto en uno de los cementerios de BsAs: Fe en la Fe, esperanza en los designios y caridad para con los sentimientos (en forma de pegatina anónima sobre una pared). Y me viene a la vez el recuerdo de las tumbas recién removidas – y acaballonadas – coronadas con sus cruces de madera; y la visita un mausoleo de una gran empresa (donde se entierran los empleados que siervieron a la corporación mercantil)– con vigilante día y noche, porque los ladrones desentierran tumbas y nichos en busca de algo que sirva para los vivos – con dos plantas subterráneas  y ascensor (y olor permanente a descomposición) que daba a entender, por la superficie requerida para alojar tanto cadáver, que el cementerio estaba literalmente hueco por debajo. Mirabas la cara del guarda, intentando descubrir cuáles de las arrugas visibles eran el resultado de la meditación entre cadáveres, a la vez que me sacaba cinco pesos del bolsillo y se los daba como propina. Otro vigilante, tal vez de una de las cuadras del mismo cementerio, alimentaba a los gatos que rondaban, con tanta tristeza en el semblante que me daba por pensar que había llegado a la conclusión – sin leer libro de moda alguno y bajo el peso de la evidencia – que no había encontrado amigos más sinceros y agradecidos que estos en la vida. Y la sonrisa de Gardel sobre un rostro petrificado, que no se sabe si dice: Aquí os espero (al “otro” lado), como dicen todas las esculturas de muertos y los cuadros de antepasados cuando sólo podían ser iluminados por las velas. O es actitud de sonrisa macabra en la que se vislumbra un otro lado que aún pudiera ser peor que la vida que conocemos.

Y es que siempre existe, se quiera ver o no, se quiera mostrar o no, se mire como se mire, un “otro lado".

Como abrazo a un rencor - Carlos Montero  

 










Índigo y el Violeta.

                 Ya hace unos años, cuando empezó la prohibición de fumar en los centros de trabajo, las personas fumadoras tomaron varios caminos diferentes; unos intentaron dejar de fumar, otros lo lograron, otros salían a los espacios abiertos de las inmediaciones de los centros para poder fumar un cigarrillo entre horas, otros amparados por su estatus social decidieron seguir fumando en sus despachos y en las reuniones que mantenía con altos ejecutivos. Algunos descubrieron los interiores abiertos del edificio para desahogar la ansiedad producida por la abstinencia. En ese contexto descubrí unas plantas de color casi violeta que alguien se había preocupado de cultivar en macetas a modo de plantas ornamentales. La planta —entre carnosa y humildemente rastrera -  vegetaba soportando los rigores del invierno y prosperaba en la primavera y el verano, siempre que no le faltara agua y luz.

                     Un compañero de cigarrillos, metódico y observador, ante mi sorpresa por la sencilla belleza de la singular planta (y su persistente capacidad de resistir el rigor del medio: vegetaba entre las ranuras de las baldosas de la terraza)) me señaló que la había visto surgir en los sitios más adversos de la ciudad. La planta, aparentemente frágil, se dejaba ver en los lugares más impropios e insospechados, y cuando expandía sus tallos (carnosos y tiernos) tendía a fragmentarse cada vez que se le rozaba; pero cada trozo enraizaba en las inmediaciones o allá donde el azar lo depositaba. Tomé varios fragmentos de la misma y los planté en mi casa, cerca de una ventana orientada al sur. La planta prosperaba con tal fecundidad que aproveché su facultad vegetativa para reproducirla sobre diez o doce macetas, incluso destaqué su simple belleza y facilidad en reproducirse (siempre que hubiera Sol) para que la aceptaran como regalo decorativo. Detrás del vidrio de cristal de la ventana florece en el más crudo invierno (tres pequeños y delicados pétalos de color lila pálido y cuatro estambres coronados por tecas amarillas) elevándose sobre la selva herbácea de hojas que contienen tonos índigos y violáceos Y aunque la tierra sea pobre, la especie prospera exuberante , alzándose los tallos en busca de la luz del Sol.


          Ahora que corren tiempos de miedos al futuro en el que se conjuran leyendas que apelan a la destrucción de la humanidad, o gran parte de ella, y una gran crisis económico--ética y moral parece dar credibilidad a las mismas (aunque en realidad siempre existieron esos defectos sociales y !as crisis afectaron a nuestros padres, abuelos, tatarabuelos...). Se vive con gran preocupación por el futuro los graves problemas financieros de Europa (modelo de mediación entre el capitalismo feroz y el comunismo autoritario y alienante —amenazan con extinguir una vía intermedia, no sin dolor, angustia y penalidades), la revolución musulmana (que, a pesar de proclamar la búsqueda de la libertad, parece un retorno a valores integristas), la alienación de la América latina  y se suma la naturaleza humana (dependiente de la necesidad de cubrir sus necesidades materiales; junto con una minoría que va en pos del poder y del ejercicio del mismo dejándose llevar por caprichos de toda índole) porque difícil es llegar a las esferas de poder sin utilizar los mismos medios arbitrarios de los que llegaron antes, y, por tanto, caer nuevamente en la tentación de proseguir con esas actitudes para conservar ese mismo poder, sucumbiendo a los anhelos más terrenales del espíritu… agotando toda posibilidad de esperanza.


              En ese escenario de incertidumbre (cuando las crisis ponen más en evidencia los excesos que siempre existieron), cualquier augurio; y de cualquier signo, es posible tomarlo como probable. En los medios de comunicación (además de hablar de las dificultades para encontrar salidas) algunos se hacen eco de un supuesto cambio de Era.

                 Cuando esta crisis empezó (finales 2007 y principios de 2008) gente común (nada de expertos) se atrevían a anticipar que tenía todo el aspecto de ser el preámbulo un guerra internacional que redistribuyera la riqueza (aniquilando el excedente de “personal” y reiniciando el ciclo y siguiendo por el mismo camino ya recorrido en el pasado); porque Europa (y sus hijos norteamericanos) siempre han resulto así los problemas. Basta con remontarse a Alejandro Magno (cuando este, enfrente del nudo gordiano y observando la dificultad que se le presentaba optó por “tomar la espada y cortarlo” afirmando que lo mismo daba deshacerlo que cortarlo) y proseguir con Fernando el Católico (que ante la misma situación afirmó: “Tanto monta, monta tanto(deshacerlo como cortarlo); indicando, ambos, su incapacidad para iniciar la vía espiritual sin violencia (o lo que es lo mismo: la violencia,  expresión de la falta de conocimiento profundo  como instrumento para proseguir en el poder aunque no se tengan aptitudes pacíficas: inteligencia profunda, para ejercer el mismo).


            Cortados todos los caminos para la expresión popular (en la que habita un criterio, de sentido común, diferente al que habita en las esferas del poder), alguno se viene abogando por la tercera Guerra Mundial pacífica (no hay guerra pacífica habría que alegar -) pero es curioso rever que siempre se apela a cierto grado de violencia para conseguir cualquier fin (y además se considera legítimo su uso). Parece un error pensar que quien ejerce la violencia puede traer un estado de bienestar honesto y legítimo (puesto que el camino define la meta). Pero también es sabido que no es lo mismo gestionar una muchedumbre (un pueblo, una ciudad, un Estado, una opinión pública) que un ser individual; que lo que puede ser beneficioso para un humano no lo es siempre para otro.

                Mejor que achacar los males de la humanidad a rasgos de la misma es pensar que así es la condición humana y las posibilidades de mutabilidad (aunque puedan parecernos necesarias ante la evidencia de esta crisis) no es probable; es más propicio pensar que las soluciones que se planteen sean las mismas que se han utilizado durante milenios para resolver crisis y que la única alternativa pacifica sea un cambio de valores y conciencia (que no puede llegar a todos por igual  y mucho menos a la vez  y que no se debe imponer a la fuerza, puesto que la imposición de la fuerza es sinónimo de violencia); así que lo deseable sería (por ejemplo) un cambio de Era (un cambio desde el Universo) en la que el hombre poco o nada pueda hacer para interferir en la misma.
                Pero todo ello es utopía (no existe más cambio real que el producido en el interior de las personas y ese siempre estuvo al alcance de todos desde hace miles de años) y por tanto todo lo esencialmente importante está al alcance de todos desde siempre (y siempre a cada momento). Y desde ese punto de vista el Universo es perfecto (y con él nuestra Tierra y nuestras vidas) y es nuestra propia condición la que no siempre nos deja ver esa perfección (y otras veces nos la muestra).

                  Cualquier situación futura (ante la crisis) es posible, y de entre las posibles la más adversa es la más probable (o al menos la que hay que tener más en cuenta sin dejar de lado los asuntos y proyectos cotidianos). Desde esta perspectiva habrá que disponer el ánimo ante lo más negativo y aceptarlo como parte del “recorrido” (nos toque en primera persona o no, nos toque a los cercanos o no, toque a unos u a otros), siempre fue así .

Ante la prepotencia, la soberbia, el egoísmo, el ansia de tener y poseer, la arbitrariedad de la ignorancia, la estupidez y la mediocridad.., la falta de verdadero sentido común... ejercidas desde cualquier posición de poder (de quien identifica el cargo que ostenta con sus deseos personales – esté en primera línea o en la anónima protección que ofrece la oscuridad) .... Es posible que haya un gran cambio para que nada cambie (como siempre).


...Nos queda  Índigo y el Violeta.


Jorge Cafrune - Virgen India



Dos Soles que se tocan



    Dice una leyenda que obispos cristianos visitaron Egipto por primera vez ( hace pocos cientos de años ) guiados por expertos egiptólogos que habían realizado un descubrimiento de naturaleza espiritual y quisieron ver la opinión de la Iglesia cristiana.

    La élite egipcia adoraba el Sol y esa adoración fue impulsada sobre el pueblo en forma de Amon-Ra. Cuando en nuestra adolescencia aprendimos que los pueblos primitivos adoraban al Sol nos transmitían con esa enseñanza cierto grado de error y de fallo en esa creencia; puesto que el Sol es un cuerpo celeste ( más o menos gaseoso ) que emite radiación; toda la gama de radiación conocida por el hombre y cuya visión, según la ciencia, es materia. Y en ese sentido ¿Cómo se podía atribuir a un cuerpo espacial una naturaleza divina?
    Los egipcios lo habían razonado de tal manera que los obispos cristianos convinieron, indudablemente, que el Sol era el mismo Jesucristo ( no un símbolo de Cristo, si no el propio Cristo ). ¿Cómo sería posible esto?


    Cuando se baila no se puede tocar en el sentido de tocar con los dedos para analizar o descubrir la forma de una cosa o persona; al menos ése no es el propósito del tango (o sí). Porque aunque en el abrazo se “toca”, y hay contacto, no es la parte del cuerpo destinada a “tocar” la que entra en juego. Las manos están ocupadas en el abrazo (y abrazar no es tocar en sí mismo, está más próximo a “fundirse”). Las palmas de las manos se “tocan” pero no es un tocar de “descubrir”, de indagar, es un apoyo mutuo, es la frontera por donde corre una “energía” (o mejor dos: una femenina y otra masculina). Las manos... tomarse de las manos es un gesto de afinidad. No es ir de la mano con una persona para llevarse uno al otro y mostrar al entorno ese vínculo. Darse la mano en el baile es parte de la coreografía o postura del equilibrio.
    Las piernas se tocan, las caderas se tocan, los pies se tocan, pero no es el instrumento destinado a tocar el que entra en contacto. En el baile las zonas que entran en contacto delimitan el ser físico de la pareja y le hace tomar el sentido y la dimensión de su propio cuerpo (por ahí se podría hablar de cierto erotismo).
    Los pies “tocan” el suelo, o lo acarician buscando suavemente el momento oportuno donde posarse y tomar tierra.
Los pechos de ambos se “tocan” pero sigue sin tener ese atributo propio de tocar. Es el contacto de los límites de los cuerpos y zona de fuerte energía que es percibida por los dos. Es la zona del amor, del dar, del acoger... es, si los dos se brindan, un refugio seguro. El abrazo delimita y señala que, en su centro, donde no se ve, hay amor. Un amor que se siente y que se impulsa y motiva con el ritmo, la cadencia, el silencio. Y definir lo que es el amor es algo muy personal.
    Cuando dos pechos se juntan, se juntan dos energías, básicamente, de la misma naturaleza: el dar y el acoger. Técnicamente quien acoge es el hombre, pero ¿quién no se ha sentido acogido por un pecho femenino? Podríamos afirmar que los bailarines se acogen y dan mutuamente Son energías vitales que nacen de una pulsación de dos corazones, dos soles; y esos dos soles se transmiten y se brindan. Y a través del amor nos encontramos. No hacen falta definiciones, ni palabras... tal vez baste un “reconocimiento” mutuo por el cual  los dos reconocen que les llega el amor del otro.
Se puede danzar en torno del amor que habita en el centro de cada pareja. Los pasos lo alimentan, la música lo alimenta, y todo ello se comparte en una verdadera Comunión con lo divino que habita en nosotros.
    ¿Te Toca el Baile? ¿Te Toca el Tango?
    Toco el Tango con la mirada sobre una pareja que baila y el Tango me Toca a la vez. Me impulsa, me mueve, me altera, me llama, me crea el deseo de buscar un pecho fraterno donde “morir” abrazao.

PD: Tangô, es, ere, tetigî, táctum: ¿Tocar?

    El Amor no es una energía, más bien, la suma de toda energía. La energía física y la energía inmedible por la ciencia, capaz de generar el milagro de la vida y la conciencia.
    Desde el Sol se emiten todo tipo de frecuencias y de ondas, todo parece caber dentro del Sol. El Sol es el cuerpo más cercano que tiene atributos del Creador, por ello no es de extrañar que, de alguna manera, para aquellos obispos el Sol fuera la identificación de la energía de Cristo.

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Sirtaki original 




martes, 3 de abril de 2012

Siento su cariño (o me lo parece)



Estoy en clase. Mira. habla. Corrige. Anima. apoya. Da dos besos cuando a la entrada. Acepta lo que discretamente sugiero, manteniéndome en un segundo plano. Ignora mis incomodidades. Y sonríe. También observo que mira de reojo si sale bien el paso o no. Y parece dejar en el pasado toda divergencia (e intrusión que tanto daño hizo). ¡Es cariño! – le digo a mi amiga (Índigo o Violeta). Y ella afirma: ¡Sí es cariño!, se porta muy bien y es encantadora.  Y siento el bienestar que produce el constatar un paso hacia delante (donde las cosas están en su sitio), a pesar de aquellos (y aquellas) que malmetieron (y que ahora deben estar comiéndose los muñones). Respeto su camino porque, de alguna manera acabará por estar donde ella quiere estar. Y voy contento a clase; sabiendo que esa sonrisa en algún momento inesperado se mostrará (sacando lo mejor de ella). Te deseo mucha suerte y, creo, que te mereces que las cosas te vayan muy bien (desde aquí veo tus méritos pasados).

Una amiga... al principio parecía enojarse con mis comentarios, pero pronto se dio cuenta que son similares a los suyos. Desde entonces nos aceptamos (aunque siempre hay a quien le molesta que nos veamos). Eres alegría diaria. Sol en el invierno (llueva o haga frío o viento). Y en este abril eres mi segunda primavera en menos de tres meses. ¡Que hoy es martes! ¡Nos vemos a las nueve en clase! - ¡Ah sí! – me contesta ella, dando por olvidada la cita. Y es que la amistad, cuando es incondicional sabe a TODO y hace completo el día y nos acompaña a los dos la sorpresa: ¡Aún nos quedan la clase de las nueve! – nos decimos los dos al unísono, al dejarla cincuenta metros de su casa. Y pienso: “Espero que ese Don Juan Tenorio sepa apreciar lo que tiene a su alcance”.  Dice que lo suyo es Amor –toda convencida, ante las confidencias que nos hacemos. ¡Ya lo sé! ¡A mí me lo vas a decir! – pienso - ¡que lo he visto derramarse por tus mejillas!

Se acercan pensando que estoy, o voy a estar, en la cresta de la ola. Y no reparan en que el momento posterior (dado cómo es el mundo, y cómo soy yo) puede ser estar (probablemente) estrellado contra unas rocas. Y no creo que les vaya con su narcisismo tener acompañante estrellado y por eso sólo se fijan en el momento que les conviene sin reparar en el postrero.

Amiga; los dos sabemos que nos merecemos lo mejor. Espero que el Universo también lo crea.

“El próximo diciembre dicen que llega el final del mundo.
Algunos dicen que es el nacimiento de una nueva forma de pensar.
Estoy con ellos.
A partir de ahora el “diferente” no es el que hay que segregar,
o modificar,
si no el que señala a nuestra consciencia
la distancia que aún nos queda por recorrer
para alcanzar la felicidad de un mundo mejor”

La bicicleta blanca


Música: Astor Piazzolla
Letra: Horacio Ferrer
(polca/tango)

Lo viste. Seguro que vos también, alguna vez, lo viste: te hablo de ese eterno ciclista solo, tan solo, que repecha las calles por la noche.
Usa las botamangas del pantalón bien metidas en las medias y una boina calzada hasta las orejas, ¿te fijaste? Nadie sabe, no, de dónde cuernos viene, jamás se le conoce a dónde diablos va.
De todos modos, si lo vieras pasar, miralo con mucho Amor: puede que sea, otra vez...

El flaco que tenía la bicicleta blanca;
silbando una polkita cruzaba la ciudad.
Sus ruedas, daban pena: tan chicas y cuadradas
¡que el pobre se enredaba la barba en el pedal!

Llevaba, de manubrio, los cuernos de una cabra.
Atrás, en un carrito, cargaba un pez y un pan.
Jadeando a lo pichicho, trepaba las barrancas,
y él mismo se animaba, gritando al pedalear.

"¡Dale, Dios!... ¡Dale, Dios!...
¡Meté, flaquito corazón!
Vos sabés que ganar
no está en llegar sino en seguir..."

Todos, mientras tanto, en las veredas,
revolcándonos de risa
¡lo aplaudimos a morir!
y él, con unos ojos de novela,
saludaba, agradecía,
y sabía repetir:

"¡Dale, Dios!... ¡Dale, Dios!...
¡Dale con todo, Dale, Dios!..."

Pero cierta noche, su horrible bicicleta con acoplado entró a sembrar una enorme cola fosforescente. ¡Increíble!: los pungas devolvían las billeteras en los colectivos; los poderosos terminaban con el hambre; los ovnis nos revelaban el misterio de la Paz; el Intendente, en persona, rellenaba los pozos de la calle, y hasta yo, pibe, yo que soy las penas, lloré de alegría bailando bajo esa luz la polka del ciclista.

Después, no sé, ¡te juro!, por qué siniestra rabia,
no sé por qué lo hicimos ¡lo hicimos sin querer!,
al flaco, ¡pobre flaco!, de asalto y por la espalda,
su bicicleta blanca le entramos a romper.

Le dimos como en bolsa, si asco, duro, en grande:
la hicimos mil pedazos... Y, al fin, yo vi que él,
mordiéndose la barba, gritó: "¡Que yo los salve!..."
Miró su bicicleta, sonrió, se fue de a pie.

(Mi viejo Flaco Nuestro que andabas en la Tierra: ¿Cómo te olvidaste que no somos ángeles sino hombres y mujeres?)

Flaco,
no te quedes triste,
todo no fue inútil,
no pierdas la fe...
en un cometa con pedales
¡dale que te dale!
yo sé que has de volver...

Mi Argentina (Resistiendo)



¡A Borges hay que descubrirlo en BsAs! Y empezar por “Fervor de Bs As” – cualquiera de ellos al azar – y alternado con “Luna de enfrente”; saltar a “Evaristo Carriego” y su ”Historia Universal de la Infamia”. El resto lo he dejado sobre un estante de mi biblioteca, a veces lo reojo pero me digo: Para seguir leyendo a Borges tendría que volver a Bs As.

Borges era un eco en las noticias culturales en algunos telediarios o programas culturales que para nada me llamaba la atención. Fue en la revista “Coraje” (órgano de difusión cultural del GaraGe) donde decidimos ponerlo en primera página, con una fotografía del “ciego” escritor. Apenas sabía nada de él, cuando sorpresivamente me abordó una pareja “asimétrica” escandalizada por semejante primera página: ¡Cómo es posible que se ponga a Borges en nuestra revista! ¡Cómo es posible, si quiera que su nombre se escriba en la misma! - y me pregunté sobre tipo de sacrílego crimen habíamos cometido el grupo de tangueros, que con ilusión, esfuerzo y trabajo, realizábamos una revista periódica que parece haber pasado al olvido (como otras muchas “hazañas” de los primeros años del GaraGe que fueron “socializadas” – algunas – y otras, simplemente modificadas para crear héroes donde nunca los hubo – incluso al pérfido intentarlo subir a los altares de la más pura inocencia.

Si algo pecó Borges fue de vivir el momento (deteniéndolo) y expresar abiertamente su opinión (sin cadenas y sin muchos compromisos, más halla del contraído con su propia tierra – que los hombres somos fruto, también, de la tierra); que si la izquierda se inclina hacia el desheredado no por ello es incorrompible, ni deja de “violar” la “manera” y la “forma”, olvidando que el camino es más importante que el propio fin (o al menos lo define a cada instante). Y que el poder corrompe a todos por igual y que quien no se corrompe, no lo hace se encuentre en derecha, izquierda o centro; y al final  no queda más que confiar en una “sintonía” etérea del hacer lo correcto y poner las cosas en su punto medio.

¡Hay mi Argentina!, resumen de un continente hispano, donde el español se encuentra con su historia y los resultados de la misma.

No hay uniformidad en Argentina, salvo la que se encuentra en los hombres de hace un par de siglos. Gauchos individualistas, héroes de la tierra, y del cielo,  que han forjado el carácter y los anhelos de un pueblo a caballo entre la libertad (engrillada)  y la sumisión al poderoso vecino del norte (que avoca a la revolución de antemano perdida). Porque dejarlos vivir en Paz…, lo que se dice en Paz, no hay manera de que los dejen (ni siquiera nosotros).

Resistiendo (Teresa.Parodi)