Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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jueves, 30 de abril de 2020

La pareja "psicópata" fumigará con productos tóxicos en San Mateo de Gállego

Prosigue la tortura psicológica de la señora madre hacia su hijo. La consecución de acciones moralmente violentas contra el muchacho no cesa un solo día pese a ser conscientes, esta señora maltratadora y sus amigas,  de que en las redes sociales algunas de sus agresiones son narradas por el padre, con la finalidad de que se muestre, explícitamente, el comportamiento que esta señora ha ido teniendo con este muchacho en particular durante muchos años; pero ahora alcanzando el clímax propio de mentes perturbadas.
 Muchos años en los que actos similares a los descritos se han sucedido sobre el joven de manera opaca, siempre justificada y argumentada por la señora madre como desvaríos de su propio hijo. Ella, esta señora madre, ante la lucidez que estos días mostraba el muchacho fijándose en la frialdad con que la señora madre ejecuta una tras otras cada una de estas agresiones, le respondió con una vaguedad inquietante lanzada al aire en la soledad de esa casa, señalando que funcionan como una secta de esas como las que Iker Jiménez denunciaba en Cuarto Milenio. De esta manera se incremente día a día la morbosa atmósfera que la madre instauró con su desembarco en su propiedad hace algo más de un par de semanas (so pretexto de cuidar al muchacho), hoy va alcanzar otras nuevas cuotas de enfermiza morbosidad.
 Recordarán los lectores,  cuando esta señora madre apareció la primera vez en San Mateo y el muchacho le pidió que pusiera los productos químicos que había traído en el garaje y la madre contestara con esa “normailidad”  tan propiamente suya al grito de “Socorro Policía” “Socorro Policía” "no toques mis cosas"; tal vez escrito sobre estas líneas algún lector no crea el relato y sería preciso añadir un audio para los incrédulos de esa escena concreta; sobre todo para que los lectores pudieran visualizar con claridad la naturaleza del carácter con la que la señora madre se muestra ante el hijo, puesto que no es fácilmente creíble concebir ese comportamiento de la señora madre por cualquier lector.
No parece un comportamiento sano y tal vez por ellos hiciera falta un documento expreso, claro y meridiano que no permita concebir dudas al respecto de la tortura por la que el muchacho está pasando en estos días. Y es consciente el padre, que el hecho de denunciarlo en las redes sociales apenas produce el suficiente eco como para que los instrumentos del Estado, que tan rápida y ágilmente funcionan en otras situaciones de maltrato psicológico evidente, en esta, sin embargo, queden al margen o incluso no se hayan percibido de la misma.
El sistema jurídico español ante estos casos no está bien preparado, porque sólo es preventivo o protector cuando la situación de maltrato de esta naturaleza se expresa con mujeres pero no con varones. De ahí que la señora Gloria Labarta esté tan cómoda ante esta situación que su amiga la señora madre ejerce sobre su hijo. Gloria es de esas señoras que traslada los asuntos, una vez encauzados, a personas como Pablo Muñoz, ese abogado metido en política, de aspecto de listo incompetente (como se diría en prety woman) que lleva cualquier caso que le acerque de ese entorno al que pertenece la madre (al que esta misma madre le da semejanza de secta de Cuarto Milenio).
Al intentar desvelar la situación que padece el muchacho y buscar todos los medios para prevenirla, recordé a un letrado de mi juventud, Antonio Puertas, y le consulté su opinión. Él, además de ejercer la abogacía, pertenece un órgano de asesoramiento en temas psiquiátricos; cuando le presenté el asunto lo tuvo claro desde un primer momento: hasta que no suceda algo realmente grave no se puede intervenir. Así que se ha de entender que Gloria Labarta, letrada con experiencia y en la recta final ya de su carrera, estas cosas las sabe y las ha observado en multitud de ocasiones; pero dudo que Pablo Muñoz, se entere, realmente de qué tipo de casos le pasan en este ambiente sectario, que es como la madre se lo expresa a su propio hijo cuando éste, en momentos de meridiana claridad ante lo que está viviendo y padeciendo por parte de la madre, le pregunta. Y la madre complacida de estar avalada en todos sus actos jurídicamente por su amiga Gloria le hace ver que ella, ellos, son como una secta de Cuarto Milenio.
Hoy el padre publica este artículo porque lo que ya se va pareciendo a una pareja “psicópata” (como en la familia Adams) han decido fumigar el terreno de San Mateo, y el muchacho, nuevamente, se ve venir un día incómodo y con cierto peligro para la salud. (un accidente con productos tóxicos? …. desde luego si no tienen experiencia y conocimientos, no solo es probable sino posible) Desconozco si el novio tiene conocimientos ni cartnet para manipular estos tipos de productos (pero a la vista está que la pareja no está, ni parece estará, por respetar normas y leyes, a la vista de cómo se van saltando las normas y leyes vigentes durante esta pandemia, mientras las sanciones sean puramente Administrativas); ahí detrás, entre bambalinas se hallará, si es precisa, la mano mágica de Gloria Labarta y Pablo Muñoz, para resolver todo en los tribunales si es preciso.  Por lo que la madre dice al hijo sobre lo que sucederá en el día de hoy, un amigo de este novio le ha facilitado un paquete de tóxicos para fumigar y hoy el novio se traslada nuevamente de Zaragoza a San Mateo para llevar a cabo la tarea. Veremos cómo se desarrolla el día. Ni Hitchcock lo concibiera de mejor manera para uno de sus guiones.
  El abogado del padre está porque se denuncie ya (¡¡Eso es un cachondeo!! le dice al padre), pero el padre cree sintonizar con la pscoterapéuta del muchacho, con que se está ahora en posición para que él, el muchacho, use las herramientas que se le están dando para enfrentar la extrema situación morbosa que ha vivido durante muchos, muchos años en solitario, aislado y sin apoyo alguno.
Los lectores pueden leer, ahora, todo este proceso. 
(en el fondo de este asunto se halla, evidentemente, la naturaleza del carácter español cuando se muestra extremo, y con el que muchas personas creen que gestionan legítimamente sus asuntos, incluido los de sus hijos; y cómo consiguen colaboración exterior para llevar la situación a sus últimas consecuencias si es preciso). 





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