Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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lunes, 27 de abril de 2020

¿Cómo expresar un profundo agradecimiento? (al pueblo de San Mateo de Gállego)



Hace unas horas, el muchacho, relataba dos cosas: su madre le decía que por su culpa había perdido la honra y, al rato, sacaba fotos de su terreno en el Saso. Dos cosas me vinieron a la mente, ambas preocupantes, la primera que cualquier mujer, viéndose en entredicho su honra (u honor), puede llegar más lejos, de lo que la razón aconseja como racional, con quien fuera (marido, hermano e incluso hijo); así lo mostraba un psicoterapeuta para que un paciente racionalizara la dura infancia vivida (en medio de descalificaciones y que fuera la causa real de malas notas en el colegio,  la fama de vago y el bajo rendimiento tenido en la infancia). Así que lo primero que pensé del muchacho es que no podía recibir peor noticia de su madre que ésta le confesara que por su culpa estaba deshonrada. Recibió el muchacho una respuesta por wasap para racionalizar semejante acusación: Todos los padres, en algún momento, se sienten deshonrados por su (sus ) vástagos (y en la esperanza de que el muchacho así se lo reflejara a la madre, para que de ello no hiciera un drama personal), prosiguió en el wasap diciendo: “ella se siente perfecta, por eso en ella esa sensación puede ser mayor. Pero no es real del todo”.
Se podría concebir que las consecuencias de sentirse deshonrada por el hijo venían de lejos, de lustros, cuando esta señora comprendió, que ese hijo, no era como ella; según el criterio de esa mujer, debería ser fuerte y duro, para poder ser jefe y prosiguió, porque tu padre no es fuerte y duro y por eso no puede ser jefe. En la conversación que diariamente tenía con el hijo todos los días, viviendo bajo el mismo techo en esta pandemia, soltaba reiteradas andanadas contra el padre afectando el ánimo del muchacho; desde la soledad de la pequeña a casa, por mucho que ello ofendiera y lastimara a su propio hijo, ella persistía inmisericorde en su perfecta idea de cómo han de ser las personas, y exhibía su descalificación sin importarle ni daño, ni secuelas sobre su propio hijo. Así parece que ella concibe la autoridad, y consecuentemente la ejerce, sin piedad hacia su propio entorno familiar más cercano. Y se podría entender que el hecho de no parecerse a ella le bastó en su día para sentirse ofendida por la naturaleza del hijo; el muchacho, a diferencia de ella, no podía poner por delante la voluntad propia como ley, si esta le resulta injusta o impía o carente de compasión y piedad; así se concibe, tal vez, porque tuvo tan dura infancia y juventud); hacía ya diez años que las consecuencias afloraron en el joven haciendo difícil su progreso personal, yendo de consulta en consulta médica, sin resultados sactisfactorios para los deseos de la madre (pues el deseo de la madre no era trazar un camino para que sanara y se resolviera el problema, sino que fuera como ella). Se puede  concebir así la naturaleza del destino que la madre estuviera ejecutando sobre el muchacho en estos días y que se ha expresado y relatado desde diferentes aspectos técnicos y jurídicos, como plenamente injusto desde este blog.  
Así que al expresar el muchacho, de viva voz salida de la madre – como él relatara – que ésta le dijera: “Por tu culpa, me has deshonrado” no se pude concebir otro mayor peligro para él – en base a lo ya razonado – pues si en lavar esa deshonra de no ser como ella, en secreto, planeara tal destino y también tejido para su hijo – dando a todos razones de todas clases y todas muy bien argumentadas para convencerles en la ingenuidad del sentido común de la gente de bien - que pudiera achacar tal deriva, en la vida del muchacho, a cuestiones puramente ajenas a la progenitora y que por ello, la tal progenitora, bien mereciera reconocimiento por tal carga asumida desde la abnegación y la resignación desde hace años y años. Sin embargo, ahora, se podrá concebir que tal declaración a su hijo, de deshonra por culpa del muchacho, podría ser una confesión ante el propio hijo, de un nuevo escenario, añadiendo una nueva causa contra él; y en el momento en que esos planes se fueran concretando y cayendo sobre el hijo, como estaba sucediéndose en estos días, concibiera en su mente inexperta mayor desesperación posible al  pensar en una culpa propia, de la que desconoce causa honesta y racional, y ser él mismo la causas de su propia desgracia tan advertida como traída de la mano de la madre que le advierte previamente, pero sin expresarle el motivo real por el cual le fue procurando una desgracia tras otras hasta este momento). Ahora se añadía al rencor de la madre el ver truncados sus iniciales planes de involucrar al vecindario – involucrar al vecindario señalaba su manera de proceder, que pudiera haber sido ejercido como requisito previo, durante años, en su entorno laboral, precisamente en su propio barrio de ciudad donde suele vivir, pudiendo así manejar la vida de su hijo (e incluso de sus alumnos, de manera que involucrara a los servicios sociales si era preciso en casos concretos) pudiéndole acaecer desgracias a jóvenes como su hijo, y a su propio hijo, sin saber de dónde les vinieran, ni nunca poder pensar como origen de las mismas en la intención de esta mujer.
De esta manera se pudiera concebir que siendo por primera vez sus planes trucados en un vecindario, - cuya opinión en cualquier asunto que ella se trajera entre manos resultaba esencial - y así de repente y súbitamente, se pudiera concebir que ella procedía realmente con exageraciones y falsedades sobre comportamientos de personas cercanas; y ello le llevaba a sentirse aún más ofendida por su propio hijo y, en consecuencia, le realizara abiertamente esa confesión que bien pudiera ser una nueva amenaza: Por tu culpa me has deshonrado.  
Así se podría concebir que pasara a hacer fotos a su propio terreno, donde pasaba con el así tratado hijo esa pandemia, y tal vez empezara a pensar en venderlo, pues así ella ya descubierta, tal vez, ya no podría seguir viviendo en esa población. Pero se consolaba diciéndose así misma que aún le quedaba su barrio, donde había sido reina y aun le quedaba suficientes relaciones personales para seguir ejerciendo ese poder sobre esa sociedad, y de la misma manera.
El muchacho, durante su estancia en ese terreno en esta crisis sanitaria de pandemia, había concebido hacer un huerto, construir la casa que debiera haber existido entorno al solitario garaje (que parecía aislado en medio de la nada) y bajo el cual había un aljibe para 75.000 litros de agua y darle a aquel lugar una nueva vida; vida en aquél lugar que cuando el padre, llevándole alimentos al hijo en un par de ocasiones, concibió como lugar casi muerto y sin vida, pues nada o casi nada había variado su aspecto, tal y como lo dejó 25 años atrás, cuando la madre, insatisfecha con la sentencia de separación que se lo otorgaba al marido (pues aún sigue casada con él y no desea separación, a diferencia de lo que ella hiciera con su primer marido) siguió usando el terreno otorgado por el juez al marido; y éste, por consejo de su abogada, un fin de semana que le tocaba niños, sus hijos, se anticipó en ocuparlo antes de que llegara la madre con los abuelos y ésta fue capaz de organizar una trifulca violenta de la que sacó réditos en los tribunales, haciendo concebir a al padre de sus hijos en que no cesaría en crear conflictos hasta que no cediera la propiedad de ese terreno, hecho que aquél hombre tuvo que ceder para por lo menos tener algo de paz ante semejante enajenada y temeraria en maneras y formas de proceder.
Así que el sueño familiar que supusiera dicho terreno cuando fue comprado, en los proyectos del padre para con su mujer e hijos, había quedado estancado; y los proyectos del hijo sobre ese terreno, que parecían que resucitaría las ideas de creatividad y conocimiento que podría otorgar el trabajar en ese espacio, retomando ideas similares a las del padre y combinándolas con teletrabajo, alertaron a la madre; de ahí el desembarco de ella precipitadamente, cuatro semanas después de que su hijo estuviera allí - y se hubiera acomodado el muchacho concibiendo esos proyectos que comunicaba al entorno de familiares y amigos con evidente ilusión - so pretexto de darle cuidados, para presentándose como conquistadores Americanos llegando a la Luna reclamando la propiedad de ese lugar con una bandera conformada a base de gritos y malas maneras, perturbando el bienestar del muchacho hasta llevarlo casi a la desesperación. De ahí que el hijo le confeccionara un documento de puño y letra a la madre señalándole que no quería esa propiedad sino solo trabajar en ella porque ello le devolvía esperanzas.
Así se pudiera concebir que las personas que caen entre las manos de esta señora acaben conduciéndose de manera algo “extraña” a los ojos de quienes observaran las respuestas que estas dan (confección de papeles, argumentaciones a veces complejas y extrañas…etc) y que esta señora presenta como conducta impropia y extraviada, generando en ellas una idea de tener todos los caminos cortados y sin poder ser entendidos por el entorno social que les rodea.
Así pues agradezco a esa localidad que sobre este caso que he presentado recientemente, hayan optado por la prudencia no dando por sentadas las apariencias, pues las apariencias son lo que más y mejor sabe manejar esta señora con evidente éxito.
Desde aquí mi más profundo y sincero agradecimiento.




1 comentario:

Anonimo dijo...

Triste visión de la vida tienes.
Un par de apuntes a tus razonamientos por parte de uno de tus hijos biológicos que no conoces:
*hace años que se está plantenado la venta del terreno (cuya venta proporcionaría liquidez para la compra de un piso a aquel que llamas 'muchacho')
*la separación está (hay papeles del juzgado que lo demuestran, no lo olvides), lo que no está es el divorcio, si tanto trauma te genera, pídelo y costealo tú. Que lo hiciera para el primer marido es simplemente para poder casarse con otro.
*de esa trifulca en el terreno, te recuerdo como a una anciana (madre de mi madre, mi abuela), le arrancaste la cadena y le propinaste un golpe dando como resultado hematomas, de las cuales hay hasta fotos. Y de como entraste en la finca rompiendo el candado.
*te recuerdo que se te pagó por la parte de la finca que te correspondía.
*y la finca, aunque no lo quieras reconocer, ha habido cambios e inversiones en él. Quizá tu realidas te impida verlo.

Sigues modificando la realidad a tu antojo, aún sigo sin entender el motivo...