Llegó el sábado… el esperado sábado y la actuación de una de las más grandes figuras del Tango en la actualidad.
Le veo llegar a la milonga (casi no le puedo reconocer, porque en los vídeos – pocos vídeos que he visto por que carezco de Internet casero- la imagen plana no recoge los matices que otorga la presencia: es más joven de lo que esperaba y su compañera, una criatura encantadora) con su traje de exhibición tomado por la mano y que cuelga, cerca de él, en uno de los paneles que distribuye el espacio de la sala. Después de saludar al DJ, y a los presentes en la mesa reservada para los maestros, toma un ordenador portátil y unos cascos (mientras la gente sigue bailando en la pista) y se pone a elegir los temas de su exhibición.
Llega el momento y le preceden dos (de las tres) magníficas parejas que le han acompañado en el festival y luego sale él con su inseparable compañera. Cuando comienza su demostración me pongo de pié. No pretendo ver nada especialmente espectacular (casi todo ya lo he visto en sus vídeos), me fijo en aquello que no puede transmitir la cámara… la pareja bailando entre ellos. Es el rey de la improvisación y ello requiere un estado de ánimo singular… un momento especial… una sintonía con sigo mismo que no tiene por qué llegar siempre (porque depende de muchos factores, no siempre conscientes). Sólo quiero verle… difícilmente podría haberme costeado un viaje a uno de los festivales que ha ido realizando en los últimos ocho años… y … el destino me lo ha traído cerca de casa… qué más puedo pedir.
Vivo cada tema sin fijarme en los pasos… intentando absorber lo que existe entre ellos… y aún con todo no puedo evitar que, en algún momento y ante alguna de las figura que realizan, mi cabeza acompañe con un asentimiento que gira entre la conformidad y un escondido “lo sabía” que le dice mi mente a mi mente.
Al concluir toda la demostración me salgo a echar un cigarrillo y algunos comentarios (no podía ser de otra manera en esta ciudad) intentan sacar pegas al héroe. y pienso… : una persona que a contribuido a revolucionar la danza del tango hasta el punto de casi generar una escisión y que ha terminado por integrarse en el tango gracias a las nuevas generaciones (generaciones que han entrado, también, porque ha habido una revolución en la música y en la danza del tango) que lo ha hecho más grande si cabe ¿qué pega se le puede sacar?.
Piaozzolla, que lo revolucionó en la música sufrió desprecio (incluso cuando ya veterano – y prácticamente consagrado - visitó esta, nuestra ciudad); ¿A qué no habrá tenido que enfrentarse aquellos que como Chicho alcanzaron nuevas fronteras ( y qué no decir de sus compañeras que los siguieron a pesar de lo que dijeran). Chico es, en alguna medida, un guerrero del tango y su compañera la heroína con la que atraviesa las fronteras.
Eres (Chicho) un D. del Tango.
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