Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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sábado, 16 de noviembre de 2019

A la atención de las señoras progenitora y asesora letrada y otras que les ha dado por sumarse:


Vuestra prolongada tarea de más de 25 años de actitud dura, de suplicio temerario e intransigente, para cuidar a las personas estaban bajo nuestra responsabilidad, marcando el camino conveniente y predeterminado con los excesos de violencia, los excesos de autoridad; esa manera de actuar abusivamente y que se ha seguido prolongando hasta el momento, no ha hecho más que trasladar sufrimiento y dolor a las personas que de vosotros dependían y no tenéis excusa - y ni siquiera ahora estáis en condiciones intentar remediar nada de lo ya hecho, cuando una vez ya se ha puesto en evidencia. Os habeis comportado como crueles y despiadadas en busca de un objetivo único que no parece ser otra cosa que satisfacer esa visión de justicia qué consideráis vuestro derecho propio y vuestro patrimonio y que ha oprimido a personas inocentes e ingenuas, e incluso indefensas, porque no les habéis dado la oportunidad de explicarles el motivo por el cual habéis actuado con esa ceueldad así con ellos.
Habéis sembrado dolor y sufrimiento en el pasado, lo seguís haciendo en el presente y con posibilidades de proyectarlo en el futuro. Todo eso para qué?.
  1. Nada tenéis que aportar ya, nada podéis aportar más, por qué no habéis visto el corazón de las personas que os llegaron a vosotras por el misterio de la vida, misterio y milagro. No conocéis su corazón, no conocéis sus almas, no conoce su sensibilidad, os habéis portado con ellos como si fuerais peor que animales porque ni los animales tratan así a sus crías. Crueles y violentas. Difícilmente podréis darle ahora una alternativa, señalándoles algún otro varón. Él, ellos, habían elegido su varón, su padre y vosotras habéis decidido que no; que no era el camino correcto que fueran hacia su padre. Ha sido vuestra decisión personal, sin medir las consecuencias, sin medir la magnitud del dolor que estabais generando. Así que difícilmente podéis señalar cualquier otra persona, porque probablemente sea de vuestra propia naturaleza; no la que eligen ellos espontáneamente sino la que le dejéis vosotras; vosotras y siempre bajo el mismo signo: Jamás con su padre.
Mis reproches perseguirá siempre hasta que esta situación se resuelva positivamente, porque si a mí me costó más de 30 años salir de una situación enredada por vuestro deseo de complaceros en ver el sufrir de una persona, por lo menos, tener la generosidad de que otra persona diferente, que ninguna culpa le podéis achacar más que la de reflejar lo que ha vivido, tenga la oportunidad, al menos una oportunidad, de resolver sus circunstancias bien; y si os queda algo de humanidad, confiados o confiar vuestro destino a su generosidad; porque es el último gesto que podéis hacer honorable para vuestras personas. Al menos un gesto de arrepentimiento.

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