Hablando de
laberintos, y considerando lo Universal como mensaje real, simbólico, de fondo,
que señala trayectos e itinerarios de las personas y sociedades. Trayectos previsibles en lo individual y en
lo social, porque el ser humano está delimitado por su condición humana que tiende
a limitarle y a la vez, cualquiera que buscara traspasar esas limitaciones tiende
a ser reconducido, si es preciso por la fuerza, porque así como se manifiesta
en el principio se prevé el final y si este final sería provechoso o
conveniente o no. Pero quienes así lo conciben también son hombres sometidos a
condición humana, y por tanto, portadores de posible error y consiguientemente,
si se presentan como doctos o expertos, inducen al error, porque simplemente a
la sociedad se le ha hecho temer pensar por su cuenta y todo se le presenta
masticado y pre-digerido para su consumo. No se le permite elegir libremente,
sino que se le hace elegir desde una oferta limitada, sobre objetos o bienes en
los que los ciudadanos no se les permite manifestarse en cómo lo quieren y qué
cualidades quieren que posean esos bienes o productos. Somos todos un factor
más del sistema de producción. Desde arriba se decide qué es lo mejor y
conveniente y desde abajo solo nos queda la oportunidad de elegir entre lo
limitado, porque el sistema de producción y la tecnología empleada apenas
avanzan como debieran y al ritmo que debieran para preservar nuestro entorno
social, natural y económico. Las decisiones las toman los que ponen la pasta (y los accionistas acuden allí para ganar
dinero, no para pensar en el mañana).
Siempre ha habido
dos sendas esenciales: Apolíneos y Dionisíacos (Orden y Caos). Es el estudio de
Nietzsche sobre la tragedia griega que tanto debió seducir a Alfonso Guerra,
aficionado al teatro y al simbolismo del escenario que representa el autor que
dialoga con El Loco, para descubrir y proclamar que “Dios ha muerto”.
Dios murió, así
se representa en la Cruz; es el viaje mítico que todos podemos ver representado
en las imágenes de cualquier templo católico. Dios, Jesús muere, así se
concebía en los evangelios apócrifos (Hemos
matado al mismo hijo de Dios, se decían entre ellos… era verdad, era el Hijo de
Dios). Pero la muerte de Jesús es simbólico camino de todos.
Se dice entre
los filósofos de manera simbólica: Hay que morir en vida, para ya nunca morir y
ser eternos. Y otros dicen: Quien no muere en vida no resucitará en vida y mil
veces morirá en vida, e incluso cuando muera, resucitaría para morir mil veces
más (la maldición que descubrió Buda y de
la que quiso salvarnos). Quien muere en vida muere para la muerte, y
resucita en vida para vivir ya la vida, sin miedo a su destino.
Si se es
materialista no se pueden entender estos mensajes y se toman literalmente; por
eso el fanatismo religioso es capaz de lanzar a sus seguidores a morir y
sacrificarse, incluso matando, pensando que así cumplen la voluntad de su Dios
y entran en un paraíso. Así se concebían los cristianos hasta no hace mucho
tiempo, así que no cabe sorprenderse por la similitud de otras religiones
monoteístas con nuestro proceder no tan lejano.
Si
consideráramos que hombre y mujer son Ying y Yang, uno de ellos se pega a
tierra y el otro se alza hacia el cielo. Quien se conduzca desde la visión terrenal nunca entenderá el simbolismo
religioso, se considere o no creyente. Por eso el enigma de Jesús es potente,
porque pide conducirse con el corazón, con el amor y por eso advierte:
Mirad que os
mando como corderos en medio de lobos (y lobas).
Sed como los
niños, porque quien no sea como los niños no entrará por las puertas del Cielo.
A que estas afirmaciones son potentes….???? Por eso nadie las sigue, porque dan
miedo.
El corazón por
delante….quién lo hace en nuestra democracia… porque poner el corazón por
delante es tener en cuenta a todos, hasta a los enemigos….
Alfonso nos
propuso un camino, el que lleva a la muerte… pero era inevitable esa
proposición…. Sin embargo, todos veían cómo se acercaban a ese precipicio… y
fueron, muchos, libres de seguir hasta el final…. Y otros que vimos ese
precipicio social fuimos considerados locos, porque íbamos contra corriente. Y
sin embargo, pudimos, a la postre, salir y, desde aquí, se propone ayudar a
todos a salir.
Cree en ti, en
tus posibilidades; el Cielo te las mostró, podrás conseguirlo.
Por ello,
cuando se permite la senda de dionisíacos (del
caos del camino del capricho del deseo), sabemos cuál será su final, o lo intuimos (el arrepentimiento; pero si es arrepentimiento cobarde se echará la
culpa a alguien, seguro que sí). De esa manera es difícil pasar la prueba de Osiris, por mucho que uno se sepa de
memoria el libro de los muertos; porque esa prueba final es el enigma que
propone Jesús:
Quien crea en
mi (en su mensaje) aunque muera vivirá y quien quiera salvarse (aunque sea aludiéndome
a mi mensaje) morirá, para siempre (una
y otra vez, eternamente).
La Madre Universal
El Hijo Universal
Saliendo del laberinto, del proceso de introspección, y resurgiendo como hombre sabio como Maestro.
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