Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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lunes, 18 de noviembre de 2019

El (los) Laberinto(s)



Entre los “exploradores” (los “vaga-mundos” de la vida, los “deambuladores” por el mundo,…) de la vida, que siempre los hubo, entre sus dichos y cuentos, que tarde o temprano narran a los que quieren oírlos, (en torno a churrasqueado, o un rancho, un asado – que le ocurriría a un gaucho cualquiera -, un simple cazo de sopa afortunadamente caliente, o un simple pedazo de pan, o chusco a compartir con un improvisado desconocido- que le ocurriera a cualquier vaga-mundos - tal vez encontrado en el camino, o en una posada, o en un paraje insospechado a un lado del camino… pues la fortuna de los exploradores, cuando se dejan de la mano de Dios, es incierta, insospechada, inesperada…. tanto para el bien, como para mal… a veces se hallan en la soledad de la noche, perdidos entre parajes desconocidos y tal vez temibles y otras…. inesperadamente…. acogidos en casa caliente, por personas amables, que le ofrecen compartir lo que poseen por una noche o un par de días o tres… y aquello sabe a bendición del Cielo: comida casera, fuego en el hogar, cama o jergón con alguna manta, que hacen olvidar las penurias del camino, el duro suelo y el frío que se mete hasta las entrañas, o la humedad que cala hasta los huesos). Fuera como fuere, el “explorador” de antes – ese que iba con poco dinero, o apenas nada, por los mundos de Dios – andaba caminos de polvo o veredas  flanqueadas por verde naturaleza; casi siempre desconocidos, lugares que solo conocían y transitaban vecinos de pueblos cercanos y no siempre. Por unos era despreciado, insultado, burlado, robado, apaleado… incluso a veces matado por el placer irracional de matar – ese placer que vincula a Ser Humano con las peores bestias, que no son otras que él mismo – incluso en ocasiones ajusticiado, al pasar por algún pueblo donde un crimen no se quería esclarecer – tal vez porque oscuros designios y mandatos estaban detrás de un asesinato concebido por ambición, codicia o simple demostración de poder – y viéndolo pasar por las cercanías o por las calle principal del pueblo, atravesándolas para continuar su camino hacia nunca se sabe dónde, alguien concebía la oportunidad perfecta para cubrir y tapar, definitivamente, ese crimen que el pueblo sospecha lleno de certezas, proceder de donde procede y acierta, causando  malestar en autoridad “perfecta” pues anda entre lenguas sin nadie osar decir quién habla y quién piensa, pues saben desde hace siglos que pensar en voz alta, en España, puede costar la vida, y seguro que la cárcel – que le pregunten a Fray Luis de León, pillado en medio de de las constantes discusiones teológicas entre Dominicos y Agustinos quedó sentenciado y preso de la Inquisición (según el dicho popular escribió en las paredes de la celda: «Aquí la envidia y mentira me tuvieron encerrado...» y al volver a las aulas tras la absolución de la sentencia, que no evitó la reprensión y la advertencia severa, también el dicho popular le atribuye: “Como decíamos ayer” y sin embargo tampoco parece afirmación cierta; sino casi parece deseo popular, buscando la reafirmación de una mente libre resistente al viento y a las mareas, pero que resulta dudoso que pronunciara. El pueblo, ante la evidencia de las injusticias, construye héroes capaces de desafiar a la poderosa Inquisición y esos otros poderes que la consentían para amedrentar y atemorizar todo pensamiento y reflexión que pudiera alimentar ideas y planes de libertad. Ver: ABC). También se pretendió que Unamuno relatara la misma frase atribuida a Fray Luis de León, en las mismas aulas y misma Universidad de Salamanca; pero aunque fuera o no cierto, Unamuno pasaría a la Historia por atreverse a intentar que un montón se soldados, mandos del ejército y/o falangistas, a los que ya les sobraban argumentos, meditaciones y razones para ir a la guerra a exterminar al rival, intentaran reflexionar sobre conceptos tan abstractos como la “razón de la fuerza” o “la fuerza de la razón”; pues obviamente Unamuno, decepcionado por la violencia que se mostraba ya a los inicios de la Guerra por ambos bandos – incluso creo que leí, pero no he podido rescatar, una frase que a él se le atribuye y que señala que hasta las mujeres de ambos bandos le resultaban irreconocibles (dando la impresión que azuzaban a los hombres a ir a matarse unos a otros con desesperación) – pensando que aquello del ejército pudiera ser un simple Golpe de Mano para cambiar el Parlamento, como había venido sucediéndose en el siglo precedente entre conservadores y liberales – pues una vez se anclaban en el poder no había quien los quitara, ni siquiera las elecciones, pues fradulentaban descaradamente los resultados y había que apelar a algún general para que pusiera orden y se aceptara la alternancia pactada (Hasta la Reina Isabel II intentó ser Presidenta de Gobierno; fíjense por qué este país es de esperpento desde hace algún siglo que otro; y no tiene de ello la culpa Ramón de Valle-Inclán y su barba, pues no hizo otra cosa que reflejar lo que cualquiera pudiera ver por doquier sin atreverse a nárralo ni plasmarlo en libro alguno; de ahí, probablemente, su mérito, y no otro). La sorpresa estuvo en que cuando el aparato militar se pone en marcha, solo sabe hacerlo en una dirección cuando el clarín suena para todos; y en ese modo de actuar solo existen órdenes y el deber es cumplirlas (y nadie en ese entorno está autorizado, desde ese momento, en pensar por su cuenta, so pena de ser considerado enemigo). Así que lo que Unamuno hacía en el aula ante tanta gente dispuesta a coger las armas, era intentar razonar sobre filosofía, introducir saber y conocimiento útiles para tiempos de paz y convivencia; por lo tanto llegaba tarde, porque los presentes en el acto sabían que su destino estaba escrito: matar y morir en los frentes de guerra; y quienes habían decidido que la guerra debería producirse, lo habían decidido años atrás. Y cuando se decide una guerra es porque se ha renunciado a persuadir y a razonar, porque el que persuade y razona está dispuesto a compartir razones y con ello la gestión del poder; y esos no eran los planes militares que se financiaban, parece ser, vía City Londres, para no dejar huellas, y cuyo objetivo de “alzamiento en fracaso”, asegurando la llegada,y el progreso gradual del líder idóneo y pactado de antemano, estaba asegurado por los servicios secretos británicos. Así que el intento de Unamuno de hacer reconsiderar la guerra y su rumbo era un episodio generoso, valiente, pero temerario por ignorante o inconsciente. Pensar que en España se piensa con la cabeza es mucho presuponer. Hablando con unos compañeros de hace años les señalaba: Si los partidos en España tienen dos opciones para gestionar un asunto trascendente y basta que entre ellos e pongan de acuerdo para optar por la mejor opción, no lo duden, optarán siempre por la peor: Muestra de ello es la indignante y esperpéntica actuación de C´s y la salida de su líder pidiendo al PP que se abstenga ante el PSOE para que no caiga en manos de Podemos – ¡¡¡leches!!!!, lo pudo hacer él con más de 50 escaños y se negó. Alguien no nos cuenta lo que debe, porque actuar teniéndole miedo al adversario no hace otra cosa que hacerlo crecer a los ojos de los ciudadanos y sabemos que los ciudadanos en democracia se van con el más fuerte o el que les parece más fuerte – así que si les tienen miedo a VOX será porque es el más fuerte, pues todos les temen.
Todo el mundo tiene su laberinto personal (y tiene el deber de conocerlo bien, a la perfección; y saber a dónde conducen cada una de sus salidas). Todos vamos construyendo ese laberinto en algún momento de nuestras vidas, y construirlo tiene sus riesgos, pues acabamos incluyendo partes de los laberintos construidos por nuestros padres y madres, a veces también de los abuelos; en ocasiones de tíos que se cruzan por en medio; y por ello es laboriosa tarea que todos los del entorno están tentados de obstaculizar, porque si lo consigues serás dependiente de sus “visioned” y sus “soluciones” no de las tuyas – porque no terminaste el proceso de concluir tu laberinto y encontrar la salida; y decidir si usarás o no de laberintos para andar por la vida o renunciarás a ellos y te conducirás por tus propios medios guiado de la inteligencia del corazón y de tu mente.   
Así que el objetivo de “to quisqui” es imponer su laberinto a “to Dios” siempre que sea posible; el truco, una vez que se sale del primero y más difícil que es el laberinto familiar, es no dejarse arrastrar a ningún nuevo laberinto y en ello aprender a conducirse para que quien lo pretenda no sepa si lo consiguió o no. Pues los laberintos se anclan en la emociones más profundas y si no se supera ese obstáculo, cuesta ser un Hombre Libre y superar miedos, y eso es lo más difícil de conseguir si el agobio es constante y la amenaza siempre es inminente.
Sí son los seres dominantes, posesivos o egoístas; desean dominar generando laberintos a todo el mundo y haciéndoles temer no poder salir de ellos.
Por ello algunos escritores que presumen de vaga-mundos – aunque lo hicieron con dinero abundante, y pasta en el bolsillo, y habitación reservada en buen hotel – revelan la idea de los laberintos que se mostraban desde la antigüedad en la mitología griega. El laberinto del minotauro, por ejemplo, donde el toro que se oculta en el laberinto y que puede llegar a acabar con nosotros – es la representación simbólica de la mujer; por ello las corridas de toro representan el lance entre la mujer y el hombre y en ese lance lo que nos jugamos es lo más esencial de nuestra vida: La libertad personal.
La cabeza del toro representa la vagina y los cuernos las trompas de Falopio de la mujer; el órgano reproductivo femenino en lucha, como hembra, contra el macho reproductor. El lenguaje simbólico atraviesa siglos y siglos y permanece intacto. Pero resultó esperpéntico, también, que los puristas de la tauromaquia, por que las mujeres saltaran al ruedo se rasgaran las vestiduras porque se rompía el mensaje simbólico del milenario espectáculo propio del mediterráneo. En Portugal precisan de muchos hombres para paralizar al animal, y los trompazos a veces son duros y no se descarta la muerte. Todo un mensaje conveniente en este momento donde hembras guerreras – heridas probablemente en la infancia por quienes no pueden revelar – trasladan sus furias a cualquier ser que tenga falo. También ello se reflejaba en la mitología griega; parece que en vez de hacia adelante vamos hacia atrás. Es la furia vaginal, furor vaginal; nada ya les satisface y precisan ir un poco más allá; tal vez la figura paterna sea imposible de sustituir en ese papel contra-moral que en tiempos del Almodovar más “despeinado”, en aquellas épocas en las que se presumía de inteligencia “optima” desde las catacumbas culturales de Madrid, se apostaba por reducir ese furor yendo directamente a satisfacerlo con el padre – no podrían habérseles ocurrido solución más animal, menos lúcida y más oscura y enrevesada. La TVE es testigo de esas afirmaciones, para nuestra vergüenza, pues podrán ser rescatadas en cualquier tiempo futuro para demostrar la decadencia de una Democracia que no se construyó sobre los valores que ella mostraba convenientes, sino como un derecho a pasar factura sobre el adversario, en vez de ser su complementario; dejando a la población que se construyera su propio “pan y circo”, a su manera, y como ley universal. Nietzsche fue la tesis, y ahora, después de haberse saltado todas las normas y leyes morales y éticas… hacen como Almodovar, intentar exculparse con una peli de indios…. Nos podíais haber ahorrado el viaje en alguna medida, porque por el camino ha habido muchas víctimas inocentes…
El laberinto de Almodovar fue compartido por mucha gente que creyó que su mensaje era una buena definición a seguir, y que ello justificaba cualquier postura y actitud. Almodovar fue el rey del Caos, Dionisos; y ahora todos temen la llegada de Apolo (porque este es el orden…. de ahí tanto arrepentimiento, porque ya sabían que estaban en pecado… pero es tan adorable la fama y el dinero….!!!)
Cada cual su laberinto y contra con más honestidad se deslinde más valor tiene; pues el hecho no es reconocer el propio laberinto (que no es nuestro, sino de nuestro entorno egoísta que se empeña en que le demos soluciones o coartadas a sus absurdas vidas echadas a perder) sino el propio “viaje” que realizamos (eso que decía Sócrates, de que por donde pasa un hombre pasan todos: introspección, dudas, temores, laberintos, miedos….), transformándonos, a la definitiva, interiormente y dándonos acceso a nuestra libertad interior – que no es la almodovariana del cáos – sino la Apolínea, del orden; y ese es lo que más temen los dionisíacos. Porque ellos en su cáos fueron intolerantes con todos y tiranos y prepotentes; se temen ser tratados como ellos han tratado a nobles e ingenuos personajes procurando su extravío y perdición, sin respetar sus corazones, almas y destino o proyecto que Dios les reservaba – porque encima es que eran ateos y ahora se manifiestan creyentes; el colmo de la desfachatez.  




El objetivo siempre será el salvar a los niños perdidos, como dicen en Peter Pan, salvarlos del naufragio... el mensaje de la imagen trabaja en audiovisual era memorable, si la encuentro pondré el original.(nadie quería mirar lo que pasaba en esa casa... todos se complacían en caos de libertad de orgasmo para todos...y Almodovar era su Dios)

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