Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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lunes, 18 de noviembre de 2019

La Balsa de Medusa


Recuerdo tu trabajo sobre el naufragio, me impresionó gratamente por lo impresionante del  mismo; pero hasta ahora no comprendí la profundidad del vinculo.
Te admiro y aprendo todos los días de ti. Me vuelves del derecho y del revés; se lo comenté a un amigo ayer, a Michel. Me das cien vueltas y me pones boca abajo; y luego me llevas por parajes desconocidos y mi alma observa por dónde me haces transitar. Un viaje increíble que me transforma cada día; eres un mensaje divino. Un hijo enseñando al padre. Un hijo llevándole por parajes insospechados en los que se alterna incertidumbre, inseguridad, temor, fe, confianza, y sobre todas las cosas la fuerza de tu Amor por ofrecerse.
Había un brujo que quería obstaculizar la inocente sabiduría de unos niños. Y cada vez les ponía pruebas más duras, en la esperanza de que ese laberinto que tejía sobre sus mentes, se convirtiera en un lugar sin salida.
Cuando se acercaban cerca de la salida, el brujo les conducía hacia otra dificultad y ampliaba ese laberinto una  y otra vez. Cada vez era más grande el laberinto y cada vez parecía más imposible salir de él.
Pero el brujo no se daba cuenta de que cuantas más dificultades les ponías, cuanto más grande y ancho hacía el laberinto, más experto se iban volviendo.
Un día, cuando estaña a punto de salir del todo, el brujo temió por él y les lloraba: No soy malo porque quiera serlo, sino porque me han hecho malo.
Se compadecieron de él, pero comprendieron que él eligió, ente la dificultad de la vida, ser malo; así que él debería resolver su propia maldad.
En ese momento los niños comprendieron que el laberinto no existía en realidad. El brujo les había hecho creer en él y por eso estaba ese laberinto allí. Deberían salir pronto para no quedar atrapados. Pero uno de ellos quedó.
Parecía que nunca podría salir de allí, pero recordó que un día le dijeron:
Por mucho que parezca que todo estuviera perdido; por mucho que parezca todo nuevamente oscuro, confía. Porque fuera del laberinto hay personas buenas que saben que estás dentro de él; y están dispuestas a hacer lo necesario para sacarte de él. El brujo no se saldrá con la suya.
Todos tienen un laberinto y aveces desean que su laberinto sea el de todos. Se equivocan, sólo es su laberinto. Por eso hay que cuidarse en caer en los laberintos de otros, pues no son los nuestros, sino los suyos.
Por eso....lo conseguirás. Lo conseguiremos. (tal vez entre todos)




https://es.wikipedia.org/wiki/La_balsa_de_la_Medusa

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