Volvió de viaje
de ver a gente que él quería (se fue impactado... me dijo: Mi madre no me quiere y tu? Y le contesté ¿No lo ves? Su madre había intentado justificarse en una conversación con él (desconozco los términos, pero tal vez los imagine... de naturaleza radical feminista; ahora, después del viaje, está, nuevamente, en esa casa de los horrores ¿hasta cuando? Y en manos de fieras dolidas, que se me antojan perversas en todo y con instrumentos legales a su alcance; siempre funcionaron con guiones, como de cine, con argumentos que la gente, en su ingenuidad maliciosa, creyó durante muchos años haciendo posible esta tragedia. Intentando matar su alma y su derecho a realizar sus sueños, como él quiera hacerlos y realizarlos).
Una cosa es amar a una persona, a la que has visto su corazón en el pasado, y otra reencontrarla cuando su corazón se dejó atrapar por creerse que no hay que hacer caso al corazón, porque no sirve de nada. Ese mensaje de “no hacer caso al corazón” es el inunda nuestra sociedad por donde quiera que se vaya. Hacer caso al corazón es de locos (creo que lo dicen todos los psiquiatras de la Seguridad Social y por eso la madre, después de estar toda la vida en seguro privado con ASISA, ahora le conviene en decir que como la seguridad social nada. Creo que tuvo oportunidad desde ASISA en elegir la Seguridad Social, pero ella, para sí, prefirió la libertad y las ventajas que suponen las visitas médicas privadas, donde los historiales que sobre ella se pudieran hacer no constan en un sistema informatizado conjunto, como en la Seguridad Social, y puede ir “huyendo” de cualquier diagnóstico que le perturbara la tranquilidad). Sin embargo, en la privada, la visión es diferente, y la oportunidad de abordar las verdades se presentan y ofrecen; sin embargo, si las familias no quieren acceder a la verdad de sus cosas cotidianas, la solución ya no está en la privada – cuando los entornos son autoritarios y torticeros, entonces la única solución pasad por salir de esos entornos y darse una oportunidad; porque esos entornos temen la libertad de sus miembros familiares – porque hay secretos de familia que nunca deberán salir a la luz; secretos terribles que nadie debería conocer y por los que se regalan pisos y otorgan grandes cantidades de dinero para cerrar bocas).
Una cosa es amar a una persona, a la que has visto su corazón en el pasado, y otra reencontrarla cuando su corazón se dejó atrapar por creerse que no hay que hacer caso al corazón, porque no sirve de nada. Ese mensaje de “no hacer caso al corazón” es el inunda nuestra sociedad por donde quiera que se vaya. Hacer caso al corazón es de locos (creo que lo dicen todos los psiquiatras de la Seguridad Social y por eso la madre, después de estar toda la vida en seguro privado con ASISA, ahora le conviene en decir que como la seguridad social nada. Creo que tuvo oportunidad desde ASISA en elegir la Seguridad Social, pero ella, para sí, prefirió la libertad y las ventajas que suponen las visitas médicas privadas, donde los historiales que sobre ella se pudieran hacer no constan en un sistema informatizado conjunto, como en la Seguridad Social, y puede ir “huyendo” de cualquier diagnóstico que le perturbara la tranquilidad). Sin embargo, en la privada, la visión es diferente, y la oportunidad de abordar las verdades se presentan y ofrecen; sin embargo, si las familias no quieren acceder a la verdad de sus cosas cotidianas, la solución ya no está en la privada – cuando los entornos son autoritarios y torticeros, entonces la única solución pasad por salir de esos entornos y darse una oportunidad; porque esos entornos temen la libertad de sus miembros familiares – porque hay secretos de familia que nunca deberán salir a la luz; secretos terribles que nadie debería conocer y por los que se regalan pisos y otorgan grandes cantidades de dinero para cerrar bocas).
Es curioso que
la Psiquiatría en España, cuando es gestionada desde el Estado, se haya
concebido como un instrumento de control. Recuerdo siempre como ejemplo el
proyecto de Ley de Gallardón, que fue tumbado desde esta ciudad, con un email a
los grupos políticos municipales que salió desde mi ordenador. ¿Qué todas las
mujeres que desean abortar deben pasar por una evaluación psiquiátrica? (si hacen eso, no solo ellas serán
diagnosticadas y tratadas farmacológicamente y si se negaran, ellas o sus
familias intervendrían los jueces; ese era el objetivo de esa Ley; y sin
embargo, estando el mundo de la psiquiatría dejado de la mano de Dios, como sus
pacientes, nadie había reparado en las tragedias que asolan ese ámbito y que salen
a la luz de vez en cuando). El miedo, esta vez, no solo alcanzaba a un
reducto social que pudiera ser despreciable en términos políticos (y los términos políticos solo lo son si solo
sí, se expresan en términos de votos que otorgan poder, como suelen ser los
niños o los tratados como enfermos mentales). Ahora la amenaza llegaba a la
mitad de la población española, amenazando con afectar a la otra media, pues
una mujer que quisiera abortar, si estaba casada, afectaría su decisión, si
fuera solidaria con la del marido, a ambos a la vez; y dependiendo de la
decisión del juez se podría acabar mandando a los hijos a una institución
tutelada, porque los padres no estuvieran en condiciones de dirigir una familia
por haber querido abortar un embarazo. Ese era el calado de la Lay Gallardón.
Mi ciudad ha
sido considerada durante muchos lustros, como la que tenía la mejor Universidad
para formarse en Derecho, en todas sus ramas. Y sin embargo, todos los expertos
callaban ante el impulso de ese proyecto de Ley y un simple asistente de Jefa
de Servicios Jurídicos de la Oficialía Mayor del Ayuntamiento de esa misma
ciudad, se lanzaba a mandar emails a los grupos municipales para señalar la
barbaridad que todos intuían, pero que nadie sabía describir en sus
consecuencias finales, por haberse creído siempre a salvo de la red Institucional Psiquiátrica perteneciente al
Estado. Pero en el momento en que se vieron en la posibilidad de caer en su
esfera, sus mentes debieron recordar lo que ya habían visto en algún caso en el
pasado: Personas sensibles y afectivas destruidas por una red de impiedad que
aseguraba que sus conocimientos eran irrefutables, y con esa perspectiva ponían
a las personas entre la espada y la pared, con ultimátum permanentes que hacían
presagiar lo peor para sus vidas. Ahora les alcanzaba a ellas y cuando ese mail
se convirtió en argumento demoledor, unas pocas conocidas me dieron las
gracias; el resto que conocía la circunstancia ni se inmutó (así de soberbia e impiedad hay por el mundo
también).
Cabía
preguntarse el porqué Gallardón había llegado a ese extremo de proyecto de Ley
tan arriesgado para la salud mental y estabilidad de las mujeres. La causa
estaba en la ley del aborto modificada, creo que por Zapatero, que hizo posible
que clínicas de Barcelona permitieran el aborto de niños de 8 meses. El
escándalo fue mayúsculo, pero no hubo debate televisivo que nos explicara a
todos, cómo era posible que un médico acabara con la vida de niños cuya
viabilidad vital era innegable. Y sobre todo, nadie nos explicó que tipo de
mujeres y en qué circunstancias, se llegaban a esas clínicas para cometer esos
asesinatos (creo que no hace falta poner comillas a la palabra asesinatos). La
noticia pudo trascender escandalosamente nuestras fronteras, pero todo ello, si
sucedió, se calló. Un tupido velo calló sobre esa ley que salió, como otras,
sin pensar en las consecuencias finales a las que se podrían llegar (simplemente porque ese presidente, tenía el
talante de comprender a todo el mundo desde un buenismo temerario). Así que
las respuesta de Gallardón a esa actividad irracional de matar niños de ocho
meses, respondía a un criterio no solo de naturaleza religiosa – pues cada cual puede tener sus creencias,
pero un gobernante gobierna para todos cuando es elegido y por ello tiene el
deber de moderar su mensaje, respetar su programa y demostrar que su visión
puede ser buena para la sociedad porque tiende a conducirla hacia un punto
medio donde la racional y sensato se vea como el mejor camino para todos, ya sea
desde el criterio conservador o progresista – sino que respondía también a
un principio general que es consensuado por la experiencia en la vida de los
mamíferos: Hasta los 5 meses, en un embarazo, el cuerpo y la Naturaleza, prima
la salud de la madre, produciendo un aborto espontáneo o natural, cuando en el
proceso de gestación la salud de la madre está comprometida; y a partir de ese
quinto mes, prima la salud del feto. Así se concebía cuando en mi entorno de
estudios (y sin embargo siempre habrá
excepciones, pero no pueden, en modo alguno, sacrificar por capricho o
dificultad a una criatura viable; ni debiera haber médico que a ello se
prestara. Conclusión: parece que era un super-negocio…. todo muy lamentable y que muestra que la
condición humana es capaz de infringir principios deontológicos por dinero).
Así que cuando
Sánchez se enfrenta a Rajoy, en una de las cuestiones cree tenerlo claro, pues
piensa sacar el asunto del proyecto de Gallardón para demoler moralmente a
Rajoy. Es una baza de peso, que bien manejada pudiera dejar al PP bajo un manto
de siniestralidad que pudiera ser la puntilla definitiva que le diera el
triunfo y el gobierno de la Nación. Sin embrago él sabía que corría riesgos de
gran calado (porque Rajoy podría señalar los excesos de esa clínica de
Barcelona y cuando Pedro señalara que la respuesta del proyecto de ley era
desproporcionada, Rajoy podría poner sobre la mesa la locura que se había
consentido en asesinar niños viables a manos de decisiones irresponsables de
mujeres que no parecen concebir la transcendencia de su responsabilidad de
estar en estado de gestación y abocarse a ser madres. Así que Sánchez intentó
poner el asunto sobre la mesa del debate electoral pero vio en la cara de Rajoy
que se iban a meter en un zancocho que pondría en evidencia, transversalmente,
el propio Estado español: La Sanidad, los códigos deontológicos médicos, el
papel de la Psiquiatría, y que el placer sexual desvinculado plenamente de su
función biológica llevaba y traía la consecuencia de generar progenitoras y no
madres – y consecuentemente, progenitores
y no padres. Vamos, que los legisladores se habrían lucido una vez más en
el Congreso de los Diputados al aprobar una ley sin medir sus consecuencias,
solo con la finalidad de ser permeables a un criterio feminista, de un sector
femenino que considera su papel y rol natural como una limitación de la Naturaleza
injusta y que las leyes deben de rectificar. Y así obtendrían más votos y más
fidelidad de un sector radical que les otorgaría un mejor perfil progresista. A
lo que los conservadores del PP oponían una proyecto de ley, cuyo mensaje de
fondo era evidente: Estáis locos, esto es un delirio.
Así que
Sánchez, después de iniciar la frase de la ley Gallardón y ver que Rajoy
contestaba: ¡¡¡Qué ley!! Y así le ofrecía la posibilidad de que se repensara la
pregunta el candidato Sánchez – y ya lo
creo que lo hizo, pues renunció a proseguir por ese camino en el debate.
Sabemos que las grandes organizaciones nunca piden perdón, y menos si son
organizaciones sindicales o políticas, aunque se halla metido el cuezo hasta el
fondo.
Ese debate
hurtado a la opinión pública española evitó que todos pudiéramos observar, tal
vez, que el trayecto que proponía el feminismo radical no es el de la libertad
sino el de la irresponsabilidad de crear y fomentar progenitoras en vez de
madres (al menos ese era un riesgo
evidente que al parecer no se vislumbró en su momento ni se evaluó en sus
consecuencias posteriormente, sino más bien parece que se desea ocultar por si
hiciera daño al movimiento de liberación de la mujer – que en ningún caso puede
pasar por matar niños viables para seguir siendo libres, o maltratar niños e
hijos para asegurarse su derecho a una libertad que estuviera por encima de los
derechos de otras personas inocentes). Personajes y personalidades duras,
justificadas en existencias familiares crueles en su infancia, nunca tratadas
psicológicamente, han ocupado responsabilidades en Gabinetes de Abogados,
dirigiendo y asesorando conductas desde una perspectiva afectada por el dolor, convirtiendo,
posiblemente ese dolor, en argumento implícito que tirar a la cabeza a
cualquiera que les afee la conducta, sobre todo si se es hombre. Se perdió el
sentido común y se empezó a vislumbrar ello cuando desde Alemania un grupo de
mujeres señalaban que los hombres deberían orinar sentados (tal vez situaciones amargas por ellas
vividas les rememoraban imágenes en las que su maltratador o maltratadores,
hacían ruido al orinar e imponían su derecho a que nadie les recordara esa triste
o terrible circunstancia (en ver de ir a un psicólogo a que les tratara la
experiencia; había decidido hacer responsables a todos los hombres de su
tragedia personal; y desde ahí se comenzaron
a autorizar los excesos que serían visibles sobre personas inocentes – las feministas
habían convertido sus argumentos en armas para una guerra – que no una lucha -,
y el hecho de que hubiera víctimas inocentes era consecuencia de que la guerra
iba en serio y se haría sin piedad).
De esta manera
el feminismo radical perdía un argumento esencial, el de los Valores; pues
defender Valores es asumible por todos, porque respeta la libertad de todos y
transforma la sociedad positivamente (pues nacen del Valor que habita en cada
corazón, en la inteligencia de cada corazón – si es que no está endurecido por el
odio y el rencor, como parecen estarlo estos entornos y por ello escenifican un
discurso de amor que no se refleja en sus actos y su proceder; Denuncias flasas
Calumnias, Injurias… todo lo que relata Mateo Bueno y que es despreciado por
parecer proceder de una ideología contra corriente que parece asumir el
populismo de derechas para ascender políticamente; pero que todos sabemos, de
alguna manera, pues así lo muestra la historia, que de llegar al poder esos
mismos excesos caerían sobre la sociedad, como apuntaba el proyecto Gallardón y
serían justificados como merecido castigo).
Seguimos sin
estar en el punto medio; seguimos sin ser permeables a las evidencias unos y
otros por pura estrategia política; y si seguimos por ese camino, el centro
social y sociológico será barrido y los extremos conseguirán que no exista un
espacio que amortigüe los impactos procedentes de uno y otro lado. Y la
polarización será tan inevitable como irracional; y todos sabemos las
consecuencias que ello nos traerá a España y a Europa.
Pienso en mi
hijo cada mañana, y ruego al Cielo que un manto de protección no deje de
ampararle en este duro trayecto que le toca vivir aún más, en un entorno de
personas (hembras) heridas en sus almas, hasta el punto de que pienso que ya
las tienen negras ambas (progenitora y letrada). Estamos en manos de Dios, los
dos.
Que tengas un
bonito día o al menos te lo parezca. Te quiero.
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