Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

Atribución-No Comercial (CC BY-NC) Cc-by new.svg Cc-nc.svg

Translate

Translate

lunes, 18 de noviembre de 2019

Empiezo el día pensando en mi hijo.



Volvió de viaje de ver a gente que él quería (se fue impactado... me dijo: Mi madre no me quiere y tu? Y le contesté ¿No lo ves? Su madre había intentado justificarse en una conversación con él (desconozco los términos, pero tal vez los imagine... de naturaleza radical feminista; ahora, después del viaje, está, nuevamente, en esa casa de los horrores ¿hasta cuando? Y en manos de fieras dolidas, que se me antojan perversas en todo y con instrumentos legales a su alcance; siempre funcionaron con guiones, como de cine, con argumentos que la gente, en su ingenuidad maliciosa, creyó durante muchos años haciendo posible esta tragedia. Intentando matar su alma y su derecho a realizar sus sueños, como él quiera hacerlos y realizarlos).
Una cosa es amar a una persona, a la que has visto su corazón en el pasado, y otra reencontrarla cuando su corazón se dejó atrapar por creerse que no hay que hacer caso al corazón, porque no sirve de nada. Ese mensaje de “no hacer caso al corazón” es el inunda nuestra sociedad por donde quiera que se vaya. Hacer caso al corazón es de locos (creo que lo dicen todos los psiquiatras de la Seguridad Social y por eso la madre, después de estar toda la vida en seguro privado con ASISA, ahora le conviene en decir que como la seguridad social nada. Creo que tuvo oportunidad desde ASISA en elegir la Seguridad Social, pero ella, para sí, prefirió la libertad y las ventajas que suponen las visitas médicas privadas, donde los historiales que sobre ella se pudieran hacer no constan en un sistema informatizado conjunto, como en la Seguridad Social, y puede ir “huyendo” de cualquier diagnóstico que le perturbara la tranquilidad). Sin embargo, en la privada, la visión es diferente, y la oportunidad de abordar las verdades se presentan y ofrecen; sin embargo, si las familias no quieren acceder a la verdad de sus cosas cotidianas, la solución ya no está en la privada – cuando los entornos son autoritarios y torticeros, entonces la única solución pasad por salir de esos entornos y darse una oportunidad; porque esos entornos temen la libertad de sus miembros familiares – porque hay secretos de familia que nunca deberán salir a la luz; secretos terribles que nadie debería conocer y por los que se regalan pisos y otorgan grandes cantidades de dinero para cerrar bocas).
Es curioso que la Psiquiatría en España, cuando es gestionada desde el Estado, se haya concebido como un instrumento de control. Recuerdo siempre como ejemplo el proyecto de Ley de Gallardón, que fue tumbado desde esta ciudad, con un email a los grupos políticos municipales que salió desde mi ordenador. ¿Qué todas las mujeres que desean abortar deben pasar por una evaluación psiquiátrica? (si hacen eso, no solo ellas serán diagnosticadas y tratadas farmacológicamente y si se negaran, ellas o sus familias intervendrían los jueces; ese era el objetivo de esa Ley; y sin embargo, estando el mundo de la psiquiatría dejado de la mano de Dios, como sus pacientes, nadie había reparado en las tragedias que asolan ese ámbito y que salen a la luz de vez en cuando). El miedo, esta vez, no solo alcanzaba a un reducto social que pudiera ser despreciable en términos políticos (y los términos políticos solo lo son si solo sí, se expresan en términos de votos que otorgan poder, como suelen ser los niños o los tratados como enfermos mentales). Ahora la amenaza llegaba a la mitad de la población española, amenazando con afectar a la otra media, pues una mujer que quisiera abortar, si estaba casada, afectaría su decisión, si fuera solidaria con la del marido, a ambos a la vez; y dependiendo de la decisión del juez se podría acabar mandando a los hijos a una institución tutelada, porque los padres no estuvieran en condiciones de dirigir una familia por haber querido abortar un embarazo. Ese era el calado de la Lay Gallardón.  
Mi ciudad ha sido considerada durante muchos lustros, como la que tenía la mejor Universidad para formarse en Derecho, en todas sus ramas. Y sin embargo, todos los expertos callaban ante el impulso de ese proyecto de Ley y un simple asistente de Jefa de Servicios Jurídicos de la Oficialía Mayor del Ayuntamiento de esa misma ciudad, se lanzaba a mandar emails a los grupos municipales para señalar la barbaridad que todos intuían, pero que nadie sabía describir en sus consecuencias finales, por haberse creído siempre a salvo de la red  Institucional Psiquiátrica perteneciente al Estado. Pero en el momento en que se vieron en la posibilidad de caer en su esfera, sus mentes debieron recordar lo que ya habían visto en algún caso en el pasado: Personas sensibles y afectivas destruidas por una red de impiedad que aseguraba que sus conocimientos eran irrefutables, y con esa perspectiva ponían a las personas entre la espada y la pared, con ultimátum permanentes que hacían presagiar lo peor para sus vidas. Ahora les alcanzaba a ellas y cuando ese mail se convirtió en argumento demoledor, unas pocas conocidas me dieron las gracias; el resto que conocía la circunstancia ni se inmutó (así de soberbia e impiedad hay por el mundo también).
Cabía preguntarse el porqué Gallardón había llegado a ese extremo de proyecto de Ley tan arriesgado para la salud mental y estabilidad de las mujeres. La causa estaba en la ley del aborto modificada, creo que por Zapatero, que hizo posible que clínicas de Barcelona permitieran el aborto de niños de 8 meses. El escándalo fue mayúsculo, pero no hubo debate televisivo que nos explicara a todos, cómo era posible que un médico acabara con la vida de niños cuya viabilidad vital era innegable. Y sobre todo, nadie nos explicó que tipo de mujeres y en qué circunstancias, se llegaban a esas clínicas para cometer esos asesinatos (creo que no hace falta poner comillas a la palabra asesinatos). La noticia pudo trascender escandalosamente nuestras fronteras, pero todo ello, si sucedió, se calló. Un tupido velo calló sobre esa ley que salió, como otras, sin pensar en las consecuencias finales a las que se podrían llegar (simplemente porque ese presidente, tenía el talante de comprender a todo el mundo desde un buenismo temerario). Así que las respuesta de Gallardón a esa actividad irracional de matar niños de ocho meses, respondía a un criterio no solo de naturaleza religiosa – pues cada cual puede tener sus creencias, pero un gobernante gobierna para todos cuando es elegido y por ello tiene el deber de moderar su mensaje, respetar su programa y demostrar que su visión puede ser buena para la sociedad porque tiende a conducirla hacia un punto medio donde la racional y sensato se vea como el mejor camino para todos, ya sea desde el criterio conservador o progresista – sino que respondía también a un principio general que es consensuado por la experiencia en la vida de los mamíferos: Hasta los 5 meses, en un embarazo, el cuerpo y la Naturaleza, prima la salud de la madre, produciendo un aborto espontáneo o natural, cuando en el proceso de gestación la salud de la madre está comprometida; y a partir de ese quinto mes, prima la salud del feto. Así se concebía cuando en mi entorno de estudios (y sin embargo siempre habrá excepciones, pero no pueden, en modo alguno, sacrificar por capricho o dificultad a una criatura viable; ni debiera haber médico que a ello se prestara. Conclusión: parece que era un super-negocio…. todo muy lamentable y que muestra que la condición humana es capaz de infringir principios deontológicos por dinero).
Así que cuando Sánchez se enfrenta a Rajoy, en una de las cuestiones cree tenerlo claro, pues piensa sacar el asunto del proyecto de Gallardón para demoler moralmente a Rajoy. Es una baza de peso, que bien manejada pudiera dejar al PP bajo un manto de siniestralidad que pudiera ser la puntilla definitiva que le diera el triunfo y el gobierno de la Nación. Sin embrago él sabía que corría riesgos de gran calado (porque Rajoy podría señalar los excesos de esa clínica de Barcelona y cuando Pedro señalara que la respuesta del proyecto de ley era desproporcionada, Rajoy podría poner sobre la mesa la locura que se había consentido en asesinar niños viables a manos de decisiones irresponsables de mujeres que no parecen concebir la transcendencia de su responsabilidad de estar en estado de gestación y abocarse a ser madres. Así que Sánchez intentó poner el asunto sobre la mesa del debate electoral pero vio en la cara de Rajoy que se iban a meter en un zancocho que pondría en evidencia, transversalmente, el propio Estado español: La Sanidad, los códigos deontológicos médicos, el papel de la Psiquiatría, y que el placer sexual desvinculado plenamente de su función biológica llevaba y traía la consecuencia de generar progenitoras y no madres – y consecuentemente, progenitores y no padres. Vamos, que los legisladores se habrían lucido una vez más en el Congreso de los Diputados al aprobar una ley sin medir sus consecuencias, solo con la finalidad de ser permeables a un criterio feminista, de un sector femenino que considera su papel y rol natural como una limitación de la Naturaleza injusta y que las leyes deben de rectificar. Y así obtendrían más votos y más fidelidad de un sector radical que les otorgaría un mejor perfil progresista. A lo que los conservadores del PP oponían una proyecto de ley, cuyo mensaje de fondo era evidente: Estáis locos, esto es un delirio.
Así que Sánchez, después de iniciar la frase de la ley Gallardón y ver que Rajoy contestaba: ¡¡¡Qué ley!! Y así le ofrecía la posibilidad de que se repensara la pregunta el candidato Sánchez – y ya lo creo que lo hizo, pues renunció a proseguir por ese camino en el debate. Sabemos que las grandes organizaciones nunca piden perdón, y menos si son organizaciones sindicales o políticas, aunque se halla metido el cuezo hasta el fondo.
Ese debate hurtado a la opinión pública española evitó que todos pudiéramos observar, tal vez, que el trayecto que proponía el feminismo radical no es el de la libertad sino el de la irresponsabilidad de crear y fomentar progenitoras en vez de madres (al menos ese era un riesgo evidente que al parecer no se vislumbró en su momento ni se evaluó en sus consecuencias posteriormente, sino más bien parece que se desea ocultar por si hiciera daño al movimiento de liberación de la mujer – que en ningún caso puede pasar por matar niños viables para seguir siendo libres, o maltratar niños e hijos para asegurarse su derecho a una libertad que estuviera por encima de los derechos de otras personas inocentes). Personajes y personalidades duras, justificadas en existencias familiares crueles en su infancia, nunca tratadas psicológicamente, han ocupado responsabilidades en Gabinetes de Abogados, dirigiendo y asesorando conductas desde una perspectiva afectada por el dolor, convirtiendo, posiblemente ese dolor, en argumento implícito que tirar a la cabeza a cualquiera que les afee la conducta, sobre todo si se es hombre. Se perdió el sentido común y se empezó a vislumbrar ello cuando desde Alemania un grupo de mujeres señalaban que los hombres deberían orinar sentados (tal vez situaciones amargas por ellas vividas les rememoraban imágenes en las que su maltratador o maltratadores, hacían ruido al orinar e imponían su derecho a que nadie les recordara esa triste o terrible circunstancia (en ver de ir a un psicólogo a que les tratara la experiencia; había decidido hacer responsables a todos los hombres de su tragedia personal; y desde ahí se comenzaron a autorizar los excesos que serían visibles sobre personas inocentes – las feministas habían convertido sus argumentos en armas para una guerra – que no una lucha -, y el hecho de que hubiera víctimas inocentes era consecuencia de que la guerra iba en serio y se haría sin piedad).   
De esta manera el feminismo radical perdía un argumento esencial, el de los Valores; pues defender Valores es asumible por todos, porque respeta la libertad de todos y transforma la sociedad positivamente (pues nacen del Valor que habita en cada corazón, en la inteligencia de cada corazón – si es que no está endurecido por el odio y el rencor, como parecen estarlo estos entornos y por ello escenifican un discurso de amor que no se refleja en sus actos y su proceder; Denuncias flasas Calumnias, Injurias… todo lo que relata Mateo Bueno y que es despreciado por parecer proceder de una ideología contra corriente que parece asumir el populismo de derechas para ascender políticamente; pero que todos sabemos, de alguna manera, pues así lo muestra la historia, que de llegar al poder esos mismos excesos caerían sobre la sociedad, como apuntaba el proyecto Gallardón y serían justificados como merecido castigo).
Seguimos sin estar en el punto medio; seguimos sin ser permeables a las evidencias unos y otros por pura estrategia política; y si seguimos por ese camino, el centro social y sociológico será barrido y los extremos conseguirán que no exista un espacio que amortigüe los impactos procedentes de uno y otro lado. Y la polarización será tan inevitable como irracional; y todos sabemos las consecuencias que ello nos traerá a España y a Europa.
Pienso en mi hijo cada mañana, y ruego al Cielo que un manto de protección no deje de ampararle en este duro trayecto que le toca vivir aún más, en un entorno de personas (hembras) heridas en sus almas, hasta el punto de que pienso que ya las tienen negras ambas (progenitora y letrada). Estamos en manos de Dios, los dos.
Que tengas un bonito día o al menos te lo parezca. Te quiero.

No hay comentarios: