En 1997 andaba por el pub” Karma”, como todos los fines de semana. Hubo que hacer una reforma de insonorización y la cámara de vídeo hizo de notario, entre capa y capa de material aislante y “Silentblock” para evitar el paso de vibraciones. Aquella noche andaba apoyado en una de las columnas del bar cuando se apareció un viejo conocido acompañado de José Carlos (que daba por desaparecido desde bastantes años); volvía de Argentina y andaba en una campaña de propaganda para la iniciación de sus clases de tango.
– Tío vente el sábado, hay clase en el gimnasio de la Universidad.
Le miré entre indiferente y sorprendido (¿Qué tengo yo que ver con el tango?, me preguntaba), pero aquél sábado subí a la Ciudad Universitaria con la intención de mirar discretamente la clase y acabé involucrado, y perplejo, con el "paso básico" (caminar absurdo... hacia ninguna parte... atrás... por fuera... se enfrenta la mujer obstaculizando toda salida - trabada- y se resuelve creando un "espacio" donde no lo había..) que explora nuevas conexiones neuronales, trasladando sensaciones mágicas.
- Vente el martes, me dijo al acabar la clase (o algo parecido). El caso es que acabé yendo una vez a la semana a la “República Independiente de Torrero” (subiendo unas empinadas escaleras que daban a una barra de bar llevada por gente joven y una sala de suelo embaldosado entre blanco y verde, con una pequeña terraza para echar algún cigarrillo). Eran tres horas de clase semanales – desde las ocho hasta las once de la noche – por cinco o seis mil pesetas al mes. Un cassette reproducía cintas grabadas en BsAs y todo el mundo sudaba muy agusto entre el paso básico y alguna sacada. A veces pedía hombres para los sábados, en Magisterio, y acudíamos encantados. Todos éramos más jóvenes y en la mayoría de nosotros no había nacido todavía la malicia (o la malicia no encontraba hueco por dónde entrar) y la cordialidad era la seña de identidad.
Y recuerdo ese:
– Vente a bailar tango, te cambiará la vida.
Y ya lo creo que me la cambió, aunque todos también cambiaron (y algunos se mostraron cómo eran en realidad).
Pese a todo:
- Veníte a aprender Tango, te cambiará la vida.
(pero no se admiten reclamaciones; el Tango, el grupo es lo que es, lo que siempre fue)
- Veníte a aprender tango: “Aprende a bailar con tu soledad”
Cabaret
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Tango
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Música:
Enrique Cadícamo
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Letra:
Enrique Cadícamo
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Bailar tango es un deporte,
el cabaré, un reñidero donde por copiarse un corte un macho se juega entero... Bailarina "contratada", qué pena tu almita viste, estarás enamorada o el tango te pone triste... Milonguera en qué pensás... Te conmueve el bandoneón, o te habla en el corazón ese tango que escuchas... Porque el pañuelo llevás hasta tus ojos hermosos... melancólicos... llorosos... Milonga, ¿por qué llorás?... Hay algo tuyo en el tango en esa canción ruflera que canta tu compañera para ganarse algún mango... Con pintoresco arramango qué bien canta... se diría que es tu propia biografía la letra de "Flor de fango"... Y al terminar la canción la orquesta, a bailar, convida... Bailá, milonga querida que está junando el patrón... |
Tango de lengue
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Tango
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Música:
Enrique Cadícamo
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Letra:
Enrique Cadícamo
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Cuando bailás, sensual, un tango guapo,
entre el reaje vuela tu pollera y al ondear en el aire, en vez de un trapo, parece que flameara una bandera. La bandera del "queco" y del sustrato rantifuso del hampa y de las rejas... Tango de lengue, obsceno garabato que dibujan con sus pubis las parejas... Tango de lengue por vos se pierde una daga hasta el mango. Tango de lengue los dos estamos manchados de fango... Sigue grave el bandoneón el canyengue de tus pasos... Mientras suene en un fueye de chamuyo gangoso un tango de esos tangos que fueron y serán, siempre habrá algún convicto en algún calabozo o en bulines sombríos, shoficas tenebrosos que al escuchar tus notas aprendan a llorar... porque esas son las aulas sagradas del gotán... Tango de lengue... pasión de arrabal de malevos a prueba de hachazos.. | . |
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