Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

Atribución-No Comercial (CC BY-NC) Cc-by new.svg Cc-nc.svg

Translate

Translate

viernes, 29 de junio de 2012

El Tango y el Sol.



La música es la combinación de sonidos en un espacio temporal determinado. En occidente se considera que el origen de la música estuvo en Grecia, de donde viene su propio nombre, sin embargo, donde la culturas se han desarrollado de un modo más complejo, existe la misma idea de combinar sonidos sin necesidad de que estos contengan un mensaje explícito e inteligible, al modo de las palabras; más bien el sonido de la música hace referencia a un estado vibratorio de los seres (en particular los humanos) y que se empezó a sistematizar en ámbitos religiosos.
La música es la expresión sonora de un estado emocional que se expresa con cierto orden y normas.
La naturaleza sensible de los seres humanos les hace percibir emociones. Estas son la expresión de la energía resultante entre dos estados de ánimo diferentes motivados por las circunstancias personales que experimentan en su entorno.  El estado de ánimo es, literalmente, el estado del alma, siendo el alma la energía primigenia que habita en todo ser viviente y cuya diferencia de potencial hace posible la vida espiritual (es decir: La diferencia que los seres perciben entre lo que debería de ser – valores o condiciones ambientales a los que el alma aspira – y lo que realmente es – la realidad del entorno). Esa diferencia de potencial es la que hace a los seres  “aportar al entorno”  con el fin de crear o mantener unas condiciones determinadas y que le son favorables para su desarrollo, tanto como individuo, como grupo o como especie. Y esa misma diferencia de potencial entre un estado emocional y otro hace posible que exista la expresión de los sentimientos; en éste caso en forma sonora. Cuando los sonidos emitidos están sujetos a un ritmo empezamos a hablar de ritmo y música. Así, podríamos decir que la música es la ordenación estructurada o contenida de sonidos en unas frecuencias determinadas.
Las referencias arqueológicas sobre el origen de la música en occidente se encuentran en Africa. La tendencia de los seres humanos en sintonizar con el Universo circundante desde su ánima (alma), se pierde en el tiempo. Esta necesidad puede derivar de la necesidad de encontrar el equilibrio ante el impacto constante de sucesos que se derivan de la existencia en el plano material de los seres y que contrasta con el ideal de sentimientos y sensaciones que hemos experimentado como mamíferos (la protección de la madre, su cariño y su sustento). Es decir: ante la muerte, ante el nacimiento de seres, ante la lucha territorial, ante la caza para subsistir, ante las uniones matrimoniales…etc. Todos estos estados definían diferencias de potencial entre lo deseable (alegría) y lo no deseable (tristeza) y cuya energía emocional surgida se hace necesaria expresar. Si bien la energía generada por lo deseable o indeseable se podía liberar mediante la risa y el llanto, de una manera individual, las expresiones grupales generaron una “comunión” con la expresión ordenada de los sentimientos y la liberación de la energía, por lo que la suma espontánea de sonidos permitía emitir frecuencias en sintonía que hacía más eficaz el objeto de la misma, llegándose, incluso, a estados de profundo trance. La sucesión de los sonidos se enmarcaba en un ritmo que se percibía con facilidad de manera intuitiva. Si bien, en origen, el ritmo lo podía establecer los latidos del corazón de cada participante, pronto se vio que el establecimiento de un ritmo común (por medio del tambor) y más allá de la intuición de cada componente, permitiría crear una unidad de tiempo que hiciera más perceptible el ritmo de la melodía para neófitos que se incluían en el grupo; el tambor permitió que todos los componentes del grupo tuvieran acceso al ritmo, por lo que podrían participar en la confección de la oración musical.
Los estados anímicos que generaban los cantos tribales propiciaron una mayor liberación de energía cuando incorporaron la danza y esta precisó del tambor como medio para sincronizar los movimientos de los danzantes.
La improvisación  musical formaba parte de la propia naturaleza de la música, como expresión de estado de ánimos, pero con el tiempo, se vio la necesidad de  recordar, no solo ritmos, si no musicalidades concretas que permitían liberar ciertos estados de ánimo con facilidad. De ahí nació la necesidad de crear escalas musicales, notación, etc. que permitieran volver  a recordar y sintonizar con estados de ánimo vividos.
La música se vinculó con la religión formal cuando se verificó que el estado de ánimo de cada persona se podía modificar con la música y la danza. Así que la música pasó de ser la expresión espontánea de un estado de ánimo al medio para generar un estado anímico predeterminado en un conjunto social.  Ya Platón en “La República” recomienda el uso de ciertas músicas con el fin de potenciar predisposiciones en las personas afines a los intereses de los gobiernos de los Estados.     
En la antigüedad griega se sabía que el Universo emitía sonidos. Los planetas emiten un sonido muy grave cuando discurrían por sus orbitas, siendo este sonido más agudo cuando se aceleraban. Durante mucho tiempo se consideró en occidente que en el espacio interplanetario existía vacío que hacía imposible la transmisión de ondas sonoras (eso fue una idea de los científicos contemporáneos). En la actualidad se sabe que el vacío, de la manera que se concebía, no existe y que es posible la generación de sonido y su viaje por el espacio (hecho demostrado y verificado por las sondas interespaciales humanas).  Platón abordó la cuestión musical y el sonido de las esferas celestes, pero su reacio sentido a escribir los fundamentos de sus concepciones, para evitar que estos fundamentos fueran puestos en evidencia por personas no formadas,  se perdió en su mayor parte y solo nos han llegado referencias históricas.
Se descubrió la relación entre la proporción aurea y la música; estableciéndose así un vínculo matemático y predecible entre estado emocional y espiritual; lo que permitió un uso premeditado de la misma.
Cuando los negros africanos fueron enviados a trabajar a  América, estos perdieron las referencias históricas del sentido de su vida como grupo; pasaron de ser hombres y mujeres con capacidad para decidir sobre su presente y futuro a ser esclavos. Solo les quedó sus rituales y, entre ellos, la música y la danza.
De alguna manera, cuando la mayoría de los europeos que viajaron a Latinoamérica con el fin de hacer riquezas (en el siglo pasado) se encontraron atrapados en un potencial paraíso que no les abría las puertas. El ambiente urbano, la pérdida de referencias familiares y culturales, y el hecho de ser una circunstancia colectiva facilitó la expresión entre en anhelo y la realidad; y ello les acercaba a la sintonía de los negros (que también se encontraban lejos de sus raíces).
El Tam-tam del tambor era el tam-tam del corazón. Y el corazón es el Sol del universo corporal humano.












No hay comentarios: