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“Identificar yuyos
con malas hierbas a mí me chirria un
poco. Sobre todo porque hay un tema que canta Jorge Cafrune que se titula “Vendedor de yuyos” (de Atahualpa Yupanqui). Si bien es cierto
que el término empleado es propiamente usado desde visiones economicistas vinculadas con el monocultivo o
por motivos ornamentales, parece poco apropiado para aquellas plantas que
brotan en terrenos incultos o en parajes interurbanos, sobre terrenos que no se
les ha dado uso específico, como es el caso de una ciudad respecto a uno de sus
suburbios. Mirando el diccionario de la R.A.L.E. parece claro que el término es
empleado en argnt.,urg. y chile cuando se refieren a plantas inútiles; pero
también está el término YUYERO, empleado en argent. para aquellos que toman
plantas con propiedades terapéuticas o aquellos curanderos que básicamente
recetas de plantas. Incluso aceptando la acepción más adversa del término
parece excesivo traducirla como “Mala Hierba”, en tanto en cuanto a nadie
molesta. El profano la desconoce, con
independencia de que tenga propiedades útiles o no (sobre todo si pertenece a un entorno urbano y no rural, en cuyo último supuesto habría más
posibilidades de que conozca las naturalezas de cada planta sin necesidad de
generalizar).
El término "malas hierbas" está circunscrito al propósito al que destinamos un terreno de cultivo y no a la objetividad de la naturaleza de unas plantas determinadas. Prácticamente, todas las plantas tienen alguna propiedad que la hace singular y propicia para un fin: Cuando no lo es por su fin alimenticio lo es por propiedades medicinales de sus hojas, flores, tallos, raíces o semillas; y si no se le conoce fin terapéutico alguno, esas plantas nos suelen indicar la naturaleza del suelo donde se encuentran: Si es terreno pantanoso, si la capa freática está cercana, si el suelo es calizo, si son suelos profundos.... etc. Bien es sabido que las industrias farmacéuticas se arrimaron a chamanes, brujos y hechiceros con el fin de aprender el conocimiento adquirido por éstos (muchas veces intuitivo y transmitido de padres a hijos) con fines industriales y comerciales; obteniendo principios activos "inertes" (la mayoría de las veces más potencialmente peligrosos que la sustancia natural) más fáciles de conservar en el tiempo y con mayores contraindicaciones y riesgos en su uso.
A mi modo de ver, de alguna manera, hay que rendir homenaje a la importancia que tienen las plantas en la vida de la Tierra tal y como la conocemos, ya que, además de sus fines industriales y nutricionales o medicinales, a la función clorofílica se debe la formación de glúcidos y prótidos como productos resultantes de la asimilación de carbono y nitrógeno (todas las demás sustancias son una elaboración secundaria pues el hombre no es capaz de imitar el proceso), la renovación del aire y el equilibrio O2 –CO2; además de ser responsable de la práctica totalidad de las industrias generadas por la humanidad.
El término "malas hierbas" está circunscrito al propósito al que destinamos un terreno de cultivo y no a la objetividad de la naturaleza de unas plantas determinadas. Prácticamente, todas las plantas tienen alguna propiedad que la hace singular y propicia para un fin: Cuando no lo es por su fin alimenticio lo es por propiedades medicinales de sus hojas, flores, tallos, raíces o semillas; y si no se le conoce fin terapéutico alguno, esas plantas nos suelen indicar la naturaleza del suelo donde se encuentran: Si es terreno pantanoso, si la capa freática está cercana, si el suelo es calizo, si son suelos profundos.... etc. Bien es sabido que las industrias farmacéuticas se arrimaron a chamanes, brujos y hechiceros con el fin de aprender el conocimiento adquirido por éstos (muchas veces intuitivo y transmitido de padres a hijos) con fines industriales y comerciales; obteniendo principios activos "inertes" (la mayoría de las veces más potencialmente peligrosos que la sustancia natural) más fáciles de conservar en el tiempo y con mayores contraindicaciones y riesgos en su uso.
A mi modo de ver, de alguna manera, hay que rendir homenaje a la importancia que tienen las plantas en la vida de la Tierra tal y como la conocemos, ya que, además de sus fines industriales y nutricionales o medicinales, a la función clorofílica se debe la formación de glúcidos y prótidos como productos resultantes de la asimilación de carbono y nitrógeno (todas las demás sustancias son una elaboración secundaria pues el hombre no es capaz de imitar el proceso), la renovación del aire y el equilibrio O2 –CO2; además de ser responsable de la práctica totalidad de las industrias generadas por la humanidad.
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