Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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miércoles, 6 de junio de 2012

Simiocracia (un gesto de esperanza)



       Aleix Saló, autor de 'Españistán', aporta una tesis divertida sobre parte del problema español (por el cuál nos hemos quedado sin crédito disponible). Es un aire fresco y desenfadado que exculpa (de alguna manera) la intencionalidad de la crisis en un tono satírico que aviva el humor. Pero no es cierta la tesis (al menos tal cual se presenta); porque de ser cierta habría esperanza de solución y enmienda a futuro para evitar situaciones similares. En realidad su aportación es una visión llena de esperanza que no resiste un análisis profundo.

          Siempre han existido los ciclos económicos (ya desde tiempos bíblicos se hacen referencia a ellos), producto, en la antigüedad de ciclos climáticos más o menos previstos por los observadores del medio natural y que anticipaban a los reyes las previsiones sobre abundancia y escasez para que estos organizaran el Gobierno y su política económica en razón de las circunstancias previstas.

             La intrusión de la tecnología humana ha hecho posible la modificación de ciertos aspectos ambientales en lo que se refiere a la producción de alimentos (creando una economía artificial que consume ingente cantidad de recursos naturales y energéticos a cambio de una uniformidad productiva) y en cuanto a la tecnología, esta avanza (aparentemente a gran velocidad) pero se sigue careciendo de fuentes energéticas baratas (al menos tan baratas y versátiles como la que emana del Sol) y en ese sentido nos encontramos (objetivamente y a pesar de las comodidades alcanzadas) a bastante distancia de conseguir rendimientos energéticos tan efectivos como los que la propia naturaleza ha estructurado para soportar y sostener la vida en el planeta. Por lo tanto, aún podemos aferrarnos al desarrollo tecnológico como elemento pos-crisis que de estabilidad a la economía (sistemas de generación de energía barata y que eviten interferencias políticas de control y competitividad).

                    Otro aspecto es la economía especulativa (la que obtiene beneficios en razón de expectativas: tanto positivas como negativas) y que ha dado origen a un sistema económico complejo, pero basado en principios simples de entender: Ganar dinero en todas las circunstancias posibles. Otra cosa es lo que les toca a los Estados: gestionar en todos los escenarios previsibles.

                  La Tierra, nuestro planeta, se enfrenta a un problema de “ciclos regenerativos” de las materias primas y su coste con el objetivo de abastecer a la humanidad de productos, bienes y servicios a precios aceptables (manteniendo una calidad de vida aceptable); y por lo tanto, de reestructuración de la actividad humana. Todas las especies que habitan la Tierra están dentro de un sistema auto regulado y la especie humana también se encuentra dentro de ese sistema natural (la calidad del agua, del aire, la gestión de los residuos, la calidad de los terrenos cultivables y, por ello, la calidad de los alimentos) y además, sometida a una autorregulación propia de nuestra especie (basada en las perspectivas de bienestar y satisfacción de nuestras necesidades).

                  La burbuja inmobiliaria española es cíclica y conocida (puesto que es la forma de evolución de nuestro país -  preverla y constatar el momento donde se encuentra de la curva es una oportunidad de negocio  - como así se han producido para aquellos que han dispuesto de dinero o crédito para especular); sin embargo, el problema americano estriba en la desviación de su "problema" de hipotecas a terceros países, haciendo sucumbir a todos sus aliados en un problema de crédito y de desconfianza (puesto que toda operación económica se sustenta, en algún momento del proceso económico – "trato" – en la confianza).

                 La decisión americana de sacar hipotecas basuras al mercado es una decisión premeditada (como lo es el otorgarlas con poca fiabilidad - allí en América y aquí en España); puesto que el sistema económico es un sistema cerrado en el que las leyes de la economía se reducen a cantidades medibles y objetivas (que son las cuentas que realmente hacen los grandes potentados) los resquicios de la economía nacen de las “ilusiones” de ganancias fáciles (y en esos artificios sólo entran los vividores y tramposos – que son los que arrastran a los ingenuos de clases medias a poner en juego los ahorros de toda una vida).

                     Siempre ha sido así y siempre lo será.

             Los Estados tienen como primera función su supervivencia (por ellos las leyes contemplan toda la gama de posibilidades respecto de la enajenación de bienes de terceros a favor de los Estados).

               No es cierto que la crisis venga de la torpeza humana (exclusivamente); con ella cuenta quienes las promueven (y además conocen el alcance de sus propias decisiones).

                  Los seres humanos (en similares circunstancias) responden siempre de la misma manera (y en todos sus niveles de responsabilidades). Por lo tanto, la estructura humana y sus reacciones son previsible (y desde ese punto de vista, también se puede especular con ellas: Ganar dinero; por eso existen los estafadores – que siempre suelen salir bien librados – y los timos).








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