Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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martes, 12 de julio de 2016

Gestión de los Recursos Humanos (RRHH) mi visión en 2001

(Hay pasajes que llamarán la atención. Mi experiencia privada, tan compleja, influyó en algunos aspectos que , como ya dije en textos antes de presentar estos trabajos, se deberían revisar para actualizarlos)


LA GESTIÓN CONSERVACIONISTA DE LOS RECURSOS HUMANOS.

PRIMERA PARTE (La Sociedad)

LA SOCIEDAD

¬La Naturaleza del hombre en sociedad

El Grupo social y Acción Social. 
La acción social
Posiciones sociales y Normas.
Funciones sociales. 
Estructuras y Sistemas sociales.
El Conflicto social.

La Cultura y el Proceso de socialización.
Sociedad humana y la cultura.
Sistemas culturales y dinámica de la cultura.
El proceso de socialización.
Dimensiones de la realidad cultural.

La dimensión comunitaria.
Asociación y Comunidad.
La Familia.
Comunidades Nacionales y Territoriales.

La división del Trabajo y la desigualdad social.
La división del trabajo.
La alienación.
La estratificación social, 
La desigualdad social. Las clases sociales.
La conciencia de clases. 
Dinámicas de Clases.

La Politeya
Los modos de la autoridad y su análisis psicosocial.
El absolutismo
Las Democracias y el Poder militar
La Burocracia.

Conocimiento social de la realidad
Creencias
Religión y los demás niveles de realidad social.
Ideología.

El conflicto social y El Cambio social (recuperar el tramo anterior)

SEGUNDA PARTE (El individuo)

INTRODUCCION:

EL HOMBRE

EL SOPORTE FÍSICO DEL ALMA
Origen y Evolución de la Mente.
La estructura cerebral.
El sistema humoral.

LA FUNCIÓN DE LA MENTE
La percepción, respuesta y atención.
Motivación y Conducta.
El aprendizaje.
La memoria y el olvido.
El Pensar , el Pensamiento y Lenguaje.

LA ESTRUCTURA DE LA MENTE
El Aparato Psíquico.
Consciente, Subconsciente e Inconsciente.
El Aparato Estructural.
El Ello, el Yo, el Superyó.
El Aparato espiritual.
El Alma y la Personalidad.

EL LENGUAJE DEL ALMA
Las dos formas de pensamiento
Pensamiento lógico y Lenguaje
Pensamiento no dirigido o simbólico.
El Mito y el Símbolo
La facultad del alma para expresarse simbólicamente.
La creación de símbolos.
La facultad de la sociedad para formar símbolos.
La formación de mitos solares a partir del sol y el mar.
El pensamiento del hombre cambia de no lógico a lógico.
La Mitología en la Sociedad de hoy.








TERCERA PARTE (SOCIEDAD E INDIVIDUO)

El Equilibrio entre los poderes del Estado, los grupos  y los individuos.
Los choques entre Derechos Civiles y el concepto de Pacto Social.
El racismo como problema cultural. 
La Mujer y el feminismo.
La estética como elemento básico de la intolerancia.
La integración de presos . Un problema de valores.
El sistema económico y la degradación de los símbolos y valores.


LOS SÍMBOLOS Y MITOS COMO ELEMENTOS PARA LA ESTRUCTURACIÓN PREMEDITADA DE LA SOCIEDAD
El Grupo y la Cultura como elemento de cohesión de los individuos.
Un origen común determina un destino común. Elaboración de un Mito no excluyente.
Aragón tiene un mito de predestinación.
La necesidad de un curriculum mítico para el desarrollo de la persona.
Un ejemplo de actividad social transmisora de mitos y valores cívicos que integra y refuerza las estructuras sociales.














































































LA SOCIEDAD


La Naturaleza humana, y su base animal, la hace proclive a la vida social. La debilidad orgánica del niño, la lentitud en su maduración, le hace más dependiente, que a ningún otro animal, la ayuda de los demás seres de su especie. Así mismo, el tiempo que precisa el niño en desenvolver su potencia fisico-biológica (desarrollo físico que le permite autonomía personal y hacerse responsable de sí mismo, con capacidad de respuesta al medio para preservar su vida y reproducirse, etc.) coincide con el tiempo que precisa para asimilar la experiencia de los demás miembros del grupo. 
Las sociedades humanas actuales, presentan un alto grado de complejidad intelectual donde la educación es el único camino para integrarse en ellas. Tienen un sistema de símbolos, ritos, lenguaje, etc. por los que se rigen y su aprendizaje y manejo es un requisito de integración y aceptación por parte de la sociedad. Es la educación la que inicia al individuo en ese aprendizaje de relaciones colectivas y la que actúa con el fin de facilitar, apresurar y perfeccionar este proceso de desarrollo y asimilación.
 La sociedad  ve en la educación el instrumento adecuado para perpetuarse, consolidando los desarrollos conseguidos en el pasado y las aspiraciones que se desean conseguir en el futuro por medio de la transmisión a los jóvenes de su herencia y conocimientos, ya que la sociedad tiene el handicad de la “inestabilidad” de sus individuos, ya que estos perecen irremediablemente por su naturaleza biológica y es precisa la educación de sus nuevos miembros para continuar con la sociedad y renovarla ofreciendo nuevas soluciones para alcanzar las mencionadas aspiraciones.
La socialización se convierte, junto con la educación, en los instrumentos que cohesionan la sociedad, dándole coherencia y continuidad al proyecto social; haciendo a los individuos partícipes de los ideales de futuro, potenciándolos o revisándolos, siempre dentro de la estructura social.

Lo primero que destacó en las sociedades humanas fueron los roles masculino y femenino. Para el grupo cazador la mujer representaba el instrumento a través del cual ese grupo aumentaba de número de individuos y con ello su poder, mientras que el hombre cazador realizaba su trabajo sobre un territorio peligroso donde podía encontrar la muerte en su papel cazador o de guerrero, defendiendo el territorio de caza frente a grupos rivales o antagónicos. La mujer, protegida, o al menos no expuesta a peligros, dentro de la cueva o del poblado, asumía, además de otras tareas, la transmisión de la propia historia del grupo de unas generaciones a otras; tejía símbolos en los que narraba los sucesos más relevantes del grupo o núcleo familiar de manera de que siempre permanecieran presentes y accesibles a los hijos, nietos , bisnietos... Así se reconoce a la mujer como introductora a las normas, símbolos (ella misma era un símbolo) y costumbres del grupo; además de convertirse durante los primeros años en el soporte nutritivo de los hijos y la protectora de una prole muy frágil a los cambios bruscos de las condiciones de vida de la sociedad. La mujer representaba la riqueza y la prosperidad cultural y económica del grupo.
El hombre se encontró en un papel secundario dentro del grupo. Su singularidad era fácilmente reemplazable, mientras una mujer precisaba 9 meses y algunos años para criar los hijos, un solo hombre podía fecundar a todas las mujeres de un grupo; su papel biológico en la reproducción se centraba en la diversidad de genes a transmitir y socialmente, la caza y la defensa del territorio le propiciaron el acercamiento a la comprensión de una realidad que se podía transcender, dando origen al comienzo de los ritos sagrados que le conectaban con una realidad espiritual. De esta manera, cuando un joven debía incorporarse al grupo de caza y convertirse en un guerrero tenía que vencer su miedo a morir, para lo cual debía matar a un animal peligroso y al matarlo, matar su miedo a la muerte, convirtiendo al animal muerto en su maestro que le había mostrado el camino que hay detrás de la muerte, y que algunas tribus señalaban como ser hombre o guerrero; es decir, el que conoce que detrás de la muerte hay una realidad en la que ya no se teme morir, sino “faltar” al código del valor, de la palabra, del compromiso, de la lealtad, al propio “destino”, al Dragón. El valor del nuevo cazador lo unía al grupo y reforzaba los lazos de este y su experiencia religiosa en la unión con los espíritus que les guiaban (es decir, con su propio inconsciente lleno de símbolos).
La visión de la naturaleza fue explorada desde el pensamiento simbólico; esto quiere decir que la forma de comprenderla no se basaba en una reflexión lógica, con un pensamiento dirigido a un fin, sino que los símbolos fluían permitiendo una relación entre ellos espontánea. Curioso es observar como en la actualidad las grandes compañías farmacéuticas contratan los servicios de personas especialistas en tratar con brujos, o chamanes, de tribus que aún conservan ese conocimiento adquirido por la similitud de una parte de la planta con un aspecto de la enfermedad o de la dolencia que se quiere solucionar. Obviamente, el regalo de televisores y bienes de consumo que transforman el pensamiento simbólico de esas tribus en lógico (“civilizándolas”) aboca, sin duda alguna, a la pérdida de esa capacidad y de ese recurso para la humanidad, aumentando el monopolio de las industrias mencionadas sobre la salud. Aunque no deja de ser irónico que se consideren “salvajes” esas culturas a las que apelan las industrias para conseguir nuevos principios activos que transformar en material farmacéutico, con efectos secundarios en los pacientes, mientras que los “brujos” utilizan los mismos principios, con la misma eficacia, sin poner en peligro la salud de sus pacientes. La civilización de nuestros médicos estriba en la ortodoxia de sus métodos, la lógica del proceso llamado protocolo, que, irónicamente, comienza con el pensamiento simbólico de un “brujo”. Más adelante abordaremos este tipo de pensamiento para mostrar la Psiquis del hombre.

Los animales pintados por los hombres primitivos representan el comienzo de un lenguaje de símbolos, propios de una incipiente actividad espiritual.
El lenguaje, con su expresión fonética de conceptos inmateriales, desarrolló aún más, la complejidad y riqueza de la cultura. Sobre todo cuando este lenguaje se alfabetizó por signos que se podían escribir conceptos filosóficos muy complejos, portadores de una experiencia que otros seres podían captar. La aparición de escribanos, cuya educación se realizaba con el fin de servir al Estado y sus objetivos sociales, dio origen a la aparición de nuevos roles y una complejidad de la estructura social de grandes dimensiones. Aparecieron las matemáticas y la geometría, básicas para el cálculo de las reservas de grano y la previsión de escasez o abundancia. Se articuló una interpretación del hombre y su actividad en el mundo, de forma que se estructuró entorno a contenidos rituales y oraciones que conocemos como religión. Y estas religiones guiaron a las sociedades, mediante símbolos, en un viaje interior, propio del individuo, y otro colectivo propio de un “destino” común a toda  una sociedad que explora la vida, la mente, la naturaleza, la materia, el universo.... y a la vez debe cubrir sus necesidades y perpetuarse como sociedad frente a las adversidades naturales y frente a otras sociedades; siendo la religión un sistema comprensible por todas las capas sociales (ya que es simbólico, como el pensamiento que entonces se utilizaba), y lógicamente (es decir comprendiendo el significado de cada símbolo)  sólo por los iniciados, permitía el progreso en los misterios según el entendimiento de cada cual.
Más adelante, al abordar la Psiquis del hombre, volveremos sobre la religión y cómo, a pesar del alejamiento que la sociedad experimenta respecto de la religión, no hacemos otra cosa que seguir el camino que esta señaló en su día para percibir el mundo y la materia de que está compuesto de otra manera, que ha permitido el desarrollo de la tecnología que hoy conocemos y del pensamiento lógico (es decir: dirigido) del que antiguamente se carecía. No es extraño que los monasterios se convirtieran en centros de recopilación del saber universal y de la traducción de griegos, árabes y judíos al latín, y que las primeras universidades fueran religiosas, cuidando que la orientación del saber se afirmara por el nuevo camino. 
A la caída del Imperio romano de Occidente, en el siglo V d.C. Justiniano cierra las escuelas de Atenas por su paganismo; el conocimiento involuciona a la par que se debilitan los poderes políticos, aparece la decadencia de las ciudades y el repliegue hacia los campos. El cristianismo no rechaza la ciencia griega pero limita su empleo, insistiendo en la necesidad de una preparación previa para el acceso a los griegos. Esa preparación previa es la que reciben los hijos del bajo imperio romano y se describe en el tratado de Marciano Capella, “Bodas de Mercurio y el Sol”, leído en toda la Edad Media y se divide en trivium y quadrivium. El primero es una enseñanza preparatoria sobre el arte de leer y de interpretar correctamente los textos (gramática, retórica y lógica), mientras que el quadrivium comprende aritmética, geometría, música y astronomía, pero que no debemos interpretar como el conocimiento que estos términos transmiten hoy en día, para aquel tiempo la aritmética trata de los números y su naturaleza, lo par y lo impar..., la música tenía que ver con las armonías y nada con instrumentos. Desaparecen los antiguos griegos y el mundo rural emerge desde los monasterios donde se conservan la cultura literaria y religiosa.
Es en los límites orientales del imperio romano donde se orienta la vida intelectual en las culturas semíticas, donde se multiplican los traductores. Los filósofos expulsados de Atenas se refugian en el imperio sasánida (529). En estas condiciones surge el imperio árabe, un pueblo ignorante de la ciencia, por medio del Islam, crea un imperio y se hace con el control de los grandes centros intelectuales del Medio Oriente. De ahí que los musulmanes tradujeran a los griegos al árabe y la consideración y el prestigio que los sabios daban a las ciudades hacen que éstas los atraigan, de ahí la fama de Bagdad y su esplendor. También crean nuevos centros como los de Córdoba y Sevilla. Y en las zonas de contacto con los cristianos destaca Toledo como centro de traducción por iniciativa de su obispo Raimundo.
Desde la caída del Imperio romano hasta el siglo XIII, la cultura experimenta un retroceso, o más bien una reorganización desde la que  ser orientada sin poner entre dicho los misterios cristianos transmitidos por la Fe. Es decir, no se podía ignorar el conocimiento griego, pero tampoco se podía abordar careciendo de una orientación que podía llevar a la humanidad cristiana a recobrar un pensamiento simbólico que se pretendía superar. La identidad antigua del hombre con la naturaleza le había llevado a identificar  cada elemento de la naturaleza con un símbolo, de manera que , en su conjunto, la visión de la naturaleza era simbólica, de imágenes asociadas que no se dirigían a un fin concreto. El cristianismo pretendía el alejamiento de la naturaleza y sus símbolos para, desde un aislamiento interior, realizar una introspección del espíritu, apreciar una nueva realidad a través de un pensamiento dirigido, impropio de los griegos, aunque algunos de ellos manifestaron espléndidamente sus capacidades en este tipo de pensamiento. De esta manera hacercarse al mundo nuevamente, no desde el pensamiento simbólico, sino desde el pensamiento lógico, siendo el tutor de todo este proceso la Iglesia Católica, que abriría las Universidades que alcanzarían inmediatamente una independencia política y de gestión, la propia Iglesia sería el seno de las divergencias y el juez que las resolviera, no poniendo nunca entre dicho la integridad de la Fe, es decir: la coherencia del camino a recorrer, conocido previamente.  Así se entienden los episodios de enfrentamientos en la Universidad de París (creada en torno a 1170) en 1220 en la que mueren cinco estudiantes a manos de  sargentos del Rey y  que da lugar a un privilegio que libera de la jurisdicción real a la Universidad, que pasa a la eclesiástica. Nueve años más tarde se repite el enfrentamiento y la Universidad se retira de París a Orleans, Oxford, Touluse y al norte de Francia, el papa Gregorio IX interviene y señala la victoria de los universitarios, se hace autónoma y decide sobre sus asuntos y confiere los grados. También se debe entender desde esta acción cristiana el esfuerzo de Santo Tomás por integrar la doctrina cristiana dentro de las ciencias como Teología. Apoyándose en Aristóteles y su explicación del mundo, en auge en las Universidades, afirma que la Teología es la ciencia de Dios, y tiene por objeto la causa de las causas y se ordena así misma; y en consecuencia, como decía Aristóteles, debe de ser llamada sabiduría; por lo que en opinión de Santo Tomás (Dominico)  la Teología, como ciencia que transciende todas las ciencias, bien merece el título de ciencia. (1266). Alejandro de Halés, ese maestro franciscano se opuso: la causa de la Teología solo tiene por fin a ella misma por lo tanto no le conviene el nombre de ciencia, sino de sabiduría. Pero la teología que proponía Santo Tomás se basaba en que tomaba sus principios de un conocimiento superior: La Revelación. Por ello la revelación y los principios que se desprenden son lo mismo. Este fallo hace desaparecer la Teología y el esfuerzo de Santo Tomas por crear una ciencia superior (causa de causas)que ordenara las inferiores (lo causado).  Los estudiantes constatan contradicciones entre la verdad filosófica y la revelada, y si entre la verdad percibida por la razón y la revelada prevalece la revelación, pronto se ve en Aristóteles una amenaza para la fe. El decreto de Étienne alcanzó a todos los defensores de Aristóteles incluido Santo Tomás (ya fallecido) (1277). El edificio creado por Santo Tomás se derrumba, solo se puede sostenerse desde  lo sólido y en ese terreno ya se encuentran sus oponentes, los franciscanos de Oxford que al rechazar a Aristóteles se apoyan en la afirmación : el razonamiento no prueba nada, todo depende de la experiencia”. Roger Bacon (1216-1292), autor de la frase precedente, afirmaba que el hombre puede hacer funcionar máquinas que anden solas sobre la tierra, el agua y los aires.
Se asegura que el separamiento entre Iglesia y Ciencia se produce en el conflicto con Galileo (1564-1642). Pero nunca se observa el conflicto desde perspectivas complementarias, la primera señala que Galileo no defendía su propia idea o trabajo (busca el conflicto con la Iglesia), toma la teoría de Copérnico (1473-1543) “De revolutionibus orbiumi coelestium” (1543) que demostró el movimiento aparente del Sol y de las estrellas se podía explicar admitiendo el doble movimiento de la tierra, el de rotación y traslación (heliocentrismo); la publicación se realizó unos meses después de su muerte y en forma de hipótesis, es decir, de acuerdo con las indicaciones de la Iglesia. Esta tesis fue establecida por Aristarco de Samos (310-230 a C) astrónomo griego que fue acusado de impío por ese motivo y que descubrió el método para calcular la distancia de la Tierra al Sol y la Luna (lo que demuestra que el acto impío tiene sus raices más allá de la fe de cada momento y entra de lleno en el terreno social). Se negó a utilizar la formula de su predecesor y publicar la doctrina heliocéntrica en forma de hipótesis científica, para señalar que ese movimiento alrededor del sol es el que mejor salva las apariencias, sin necesidad de afirmar que la verdad es que el Sol es el centro del Universo. El cardenal Belarmino le propone este acuerdo y lo rechaza retando a cualquiera que se atreva a refutar su verdad, precipitando un conflicto. La Iglesia condena a Galileo por no poder condenar a Campanella, su protector, demasiado peligroso, puesto que conocía las simpatías  herméticas del papa y además utiliza el veredicto para señalar su alianza con España en vez de con Francia. La última derrota de Galileo se produce en el s.XX , cuando en “Contra el método”, Feyerabend duda de la tesis de los defensores de éste por la cual respetó los hechos y fue condenado en un acto de resistencia al oscurantismo, ensalzándolo como un símbolo de libertad (reivindicada violentamente); en ese trabajo se demuestra que la ciencia moderna no puede, legítimamente, aspirar a una verdad distinta, en esencia, de las otras formas de pensamiento, mítico o religioso. Precisamente lo señalado por mí como objetivo de la Iglesia: el paso de un pensamiento simbólico a otro lógico; hecho que justifica, en parte, la devaluación del papel de la Iglesia en la sociedad al irse consiguiendo los objetivos señalados hace 2000 años.
 Por mi parte, la importancia de las teorías geocéntricas y heliocéntricas nace de su concepción para la sociedad. Así la visión del cielo muestra una percepción aparente que va desde una tierra plana en la que la luna, el sol y los planetas con las estrellas, circulan sobre una bóveda celeste. Este echo comunica al hombre la percepción de ser el centro del universo que observa, por él nace el sol y la luna, hasta las estrellas le indican el camino para no extraviarse en la noche, estando Dios detrás de todos los fenómenos conocidos. Pero una observación más perspicaz permite, al contemplar el horizonte, experimentar el movimiento de la Tierra y con ella el nuestro, a la que estamos unida, de ello se desprende que no es el sol quien se mueve sino la tierra, que deja de ser plana para ser redonda, como un astro más del cielo, y es el horizonte quien busca al sol y el occidente quien le da la espalda, así el hombre es conducido hacia la luz y las tinieblas, sin el concurso de su voluntad. (Fácilmente reconocible, ambas percepciones por un  hombre de nuestra sociedad y sin embargo, para la mayoría de nosotros la tierra, a nivel de sensaciones, es plana). Todos estos símbolos fueron desarrollados por los egipcios dentro de un conocimiento simbólico de la vida humana y su relación con el cosmos y con el propio ser, llegando a elaborar una compleja idea religiosa sobre la vida, desde el pensamiento simbólico y que plasmaron en sus obras de ingeniería religiosa (religar – unión del hombre con el todo) demostrando que llegaron hasta la más alta cumbre del saber por medio del pensamiento simbólico. Los griegos ya conocían la redondez de la Tierra (probablemente por su contacto con los egipcios, la cristiandad no la abordó sobre el siglo XIII), la midieron con un palo (gnomon) de no mas de 50 cm. (Eratóstenes 284-192 a C.) cuyo resultado fue de 252000 estadios, = 40 millones de metros ¡Increíblemente exacto!. Ya hemos señalado que elaboraron la teoría heliocentrista y su autor fue sancionado. Al igual que Sócrates, condenado a morir envenenado, se evidencia una realidad aparente y material distinta de otra simbólica que también representa la realidad. Parece ser que no es la ciencia la que determina el camino, aunque así lo parezca, es el mundo interior del hombre y sus símbolos los que determinan lo acertado del camino y  la velocidad con que debe abordarse el mismo para que la humanidad permanezca unida entorno a unos valores y mitos, incluso estos puedan ser transformados dentro de un ritmo de evolución. 






¬La Naturaleza del hombre en sociedad

Se han elaborado unos axiomas, por parte de algunos sociólogos, para definir la naturaleza humana de la sociedad. Los axiomas son principios que se dan por supuesto, sin necesidad de demostración, y, que en este caso se aceptan como generalizaciones de las que algunos individuos pueden no encuadrarse. Para abordarlos, además de enumerarlos, señalamos el significado de algunas palabras que forman parte del axioma con el fin de implicar al lector, aún más, en la complejidad de la naturaleza humana.

1. Los seres humanos, por su naturaleza animal, se expresa, en su vida social, según sus tendencias biológicas, con las respuestas emocionales* e instintivas* de su especie.
La emoción es un estado afectivo (conjunto de reacciones psíquicas ante el mundo exterior)  que transforma de un modo momentáneo y brusco la estructura psicofísica del individuo.
Para W.Bion es precisa una experiencia emocional para que el conjunto de las percepciones del niño puedan convertirse en verdaderas concepciones, despues en conceptos y, por último en un sistema deductivo que le permita explorar el mundo. Las emociones aparecen gradualmente y se elaboran a partir  de las impresiones de los sentidos. 
La función alfa es un proceso psíquico que transforma los datos primitivos (sensaciones) en emociones o elementos de pensamiento listos para ser utilizados por el sueño o las funciones cognitivas.
La emoción contiene un inicio de pensamiento y de sentido, por oposición  a la sensorialidad pura.
El Instinto es un complejo de reacciones exteriores, determinadas, hereditarias, comunes a todos los individuos de una misma especie y adaptadas a una finalidad de la que el sujeto no tiene, por lo general, consciencia.
Nietzsche proclama una afirmación de la vida a través del instinto: ”El genio reside en el instinto. La bondad también. No hay acción más perfecta que la instintiva”. 
Mientras algunos afirman que el instinto es ciego, otros lo niegan. Así, se relaciona la formación de instintos con los hábitos, y , entre ambos, la diferencia no es tajante. También se cree que son actos inteligentes mecanizados. 
Mientras el instinto es categórico y limitado, la inteligencia es hipotética pero ilimitada. Es la manera de ver la complementariedad entre ambas cualidades “hay cosas que solo la inteligencia es capaz de buscar pero que por sí misma no encontrará nunca. Solo el instinto es capaz de encontrarlas pero por sí mismo no las buscará”.
2. Los seres humanos precisan comunicarse mediante símbolos*, invocar nociones abstractas (mitos*, creencias*, conceptos*) y especular* sobre las causas* de los fenómenos a través de la inducción*, la deducción*, el vislumbre* y la creencia.
Símbolo: es un signo (señal verbal o escrita) que representa un concepto del que es imagen, atributo o emblema. Así las virtudes toman forma humana mientras que los vicios están representados por animales.
Mitos: Relatos populares o literarios que presentan seres sobrenaturales y acciones imaginarias, en lo que se proyectan recuerdos fantaseados de acontecimientos vividos por un pueblo, como los fundamentos del comportamiento familiar y de las relaciones sociales de un pueblo. Los mitos explican fenómenos naturales o el pasado remoto. Los mitos no se atribuyen a un autor, por lo que es la sociedad misma quien se hace propietaria y transmisora del mismo.
El relato mítico justifica el orden natural y social existente, cumpliendo una función socializadora, al confirmar la fe, determinar los comportamientos y las relaciones humanas manteniendo la cohesión social.
Existen mitos cosmogónicos que explican el nacimiento del mundo y la aparición del hombre en la tierra.
Los mitos escatológicos explican el futuro del hombre tras la muerte. Se considera la muerte como un transito.
Aristóteles sitúa el mito en el signo de la intuición y lo irracional.
Creencias son el conjunto de asentimientos y conformidades con alguna idea; se funda en la fe y por ello se opone al saber, pero al mismo tiempo la creencia puede fundamentar, de un modo inmanente (puesto que se a fundamentado la creencia con ese fin), todo saber.
Concepto es la idea general, abstracta, que se forma de un objeto. Es un acto de consciencia que realiza síntesis de distintas percepciones.  Representa el órgano del concepto de la realidad. Así, las formas de la realidad corresponden exactamente a los conceptos que forja la mente.
Especular es escrutar algo sumaria y atentamente y, si se equipara a “teoría” ocupa el rango supremo en la clasificación de las ciencias que propuso Aristóteles. Para Kant existe una diferencia entre la razón natural, cuyos límites se establecen en lo experimentable y la razón especulativa, cuyo conocimiento teórico no puede ser alcanzado mediante ninguna experiencia. Para Hegel el pensamiento especulativo es el único que puede unir y conciliar los opuestos. Así el pensamiento especulativo supera las contradicciones de la dialéctica (dos razones entre las que se establece un dialogo) Las posiciones positivas, analíticas, empiristas neokantianas, el existencialismo, el estoicismo, etc. son, por tanto, antiespeculativas.
Causa es el motivo, razón, fundamento u origen de algo. La causa primera es el elemento fundador o creador de la realidad. La causa permite explicar porqué se ha producido un determinado efecto, por ello se supone que la causa es el motivo o razón de la producción del efecto.
Platón señaló que cuanto existe una causa y esta no es puramente mecánica, sino inteligible (idea), así  para él existen causas primeras inteligibles y causas segundas (sensibles y eficaces)  de las realidades materiales y sensibles que están subordinadas a las primeras.
Para Aristóteles la producción de algo es el resultado del concurso de varias causas, no solo de una y las clasifica en causas eficientes (principio del cambio) causa material (aquello de lo cual algo surge y llega a ser) causa formal ( idea o paradigma) causa final (fin). Lo que hace que una cosa tenga la posibilidad de producir es el hecho de ser substancia (ser principio de las modificaciones tanto propias como de otras substancias), así las cuatro causas aristotélicas son los cuatro modos en que se manifiestan las substancias que son.
Para San Agustín las causas segundas que operan en la Naturaleza, son del tipo eficiente y final, pero su eficacia es limitada en virtud de cierta insuficiencia de la Naturaleza y solo la causa creadora es la verdadera causa en la que opera las razones eternas. La causa creadora saca la realidad de la nada sin que  quepa preguntarse la razón de su “producción”.
Para Santo Tomás la causa es aquello a lo cual sigue, necesariamente, algo. Es un principio positivo que afecta a algo y se distingue del principio general en que este principio procede de algo (lo principiado, lo comenzado) de un modo cualquiera y la causa procede de algo de un modo especifico (lo causado). De alguna manera principio y causa son principios , pero el primero lo es del intelecto y el segundo según la realidad. Así se establece la relación entre principio y consecuencia, o causa y efecto.
Hasta Galileo la causa daba razón de las cosas, a partir de él la causa no se centra en la naturaleza ontológica de las cosas, sino que ve la razón de la causa en las variaciones y desplazamientos susceptibles de ser medidos y expresados matemáticamente: es la Física.
Leibniz aproxima la noción de causalidad al principio de la razón suficiente o determinante, según el cual nada acontece sin razón, siendo lo acontecido la consecuencia de un estado anterior al que conviene el término de “causa”.
Hume intenta romper el nexo ontológico entre causa y efecto, manifestando una sucesión de fenómenos sucesivos que no se pueden comprender por la acción de ninguna fuerza o poder por el cual opera la causa y su efecto, dando origen a la concepción de que causa y efecto es lo mismo.
Con Kant se establece una inabordabilidad del concepto causa, pues la causa carece de una evidencia ontológica y no tiene demostración empírica (no llega a resultados universales) y la restringe al mundo de los fenómenos.
Inducción, es, para Aristóteles, el paso desde los casos particulares a lo universal. Según Stuart Mill la inducción es el procedimiento a través del cual llegamos a la conclusión de que lo que es verdad para determinados individuos de una clase, lo es para toda la clase, o lo que es verdad a veces lo es siempre en circunstancias semejantes. Stuart  Mill desarrolla una lógica inductiva basada en el cálculo de probabilidades.
Para Popper la lógica  inductiva basada en las probabilidades no justifica la inducción y la rechaza, como método para las ciencias empíricas. El método científico no consiste en la obtención de datos por la observación, de los que se desprenden enunciados universales que se corroboren con la experiencia, sino que el método científico es hipotético y deductivo, se construyen teorías que equivalen a hipótesis o conjeturas y la experiencia no puede, por razones lógicas, ni confirmarlas ni corroborarlas, sino solamente refutarlas.
Así el debate de la inducción se polariza entre empiristas y racionalistas.
La Deducción es para Descartes una forma de conocimiento, junto con la intuición. Mientras que la deducción es la operación por la que entendemos todo lo que se concluye, necesariamente, de otras cosas conocidas con certeza. La intuición es el conocimiento directo e inmediato de la verdad que no recurre al razonamiento o a la experiencia y que resulta, para Platón, la forma superior de conocimiento. Aristóteles aceptó tanto el pensamiento discursivo como el intuitivo, que proporciona el conocimiento de los primeros principios (la inteligencia intuitiva aprehende las definiciones de las que no hay demostración) y establece un equilibrio entre ambas.


3. Los seres humanos están dotados de una fuerte tendencia a maximizar su satisfacción física, según se lo permitan sus recursos disponibles.
Satisfacción de los sentidos. Desde el punto de vista psicológico se entiende por sentido la facultad de experimentar ciertas sensaciones mediante los órganos de los sentidos (vista, oído, olfato, gusto ..., tradicionalmente se han calificado los sentidos según los órganos, pero, en realidad, hay múltiples facultades de sentir, no solo por la combinación de los órganos sensibles, sino, incluso por la posibilidad del llamado sentido común o sentido de los sentidos. Todos estos sentidos se llaman externos, a diferencia del sentido interno o íntimo, que tiene una significación profundamente psíquica y que equivale a consciencia, conocimiento o percepción de la interioridad psíquica. En el enunciado parece hacerse referencia exclusivamente a los sentidos exteriores, aunque el deseo de satisfacción de los sentidos físicos implica, como acto voluntario, una actividad sujeta a razón y , por lo tanto, emergente de una perspectiva espiritual, elegida o aceptada por el individuo, en este caso , la sociedad. 
Satisfacción de los instintos. El instinto es un estímulo natural que da origen a acciones y reacciones primarias o primitivas no conscientes. Se definió como la “facultad de actuar de tal modo que se produzcan ciertos fines sin la previsión de los fines y sin previo entrenamiento”. Algunos psicólogos han defendido que los instintos son ciegos e invariables, pero los pragmáticos lo niegan. El instinto aparece como contraposición a la inteligencia. La inteligencia se orienta en la consciencia, que representa el lugar de la elección y elaboración de hipótesis y el instinto  se orienta en la inconsciencia, donde manifiesta, con plena seguridad y firmeza. Así la satisfacción de lo físico tiene una vertiente instintiva asentada en funciones orgánicas básicas (comer, dormir, sexualidad, intimidar..) y que expresa , en aquellas situaciones o rangos sociales donde se puede maxificar, un determinado grado de poder.


4. Los seres humanos están dotados de una fuerte tendencia a maxificar su status y bienestar subjetivos, según se lo permitan sus recursos físicos y sociales disponibles, y, a menudo, en detrimento de su propio bienestar objetivo, así como en detrimento del bienestar físico o moral de sus congéneres.

5. Los seres humanos estiman, especialmente, aquellas actividades en las que descuellan y en las que reciben un reconocimiento social de su logro en forma de reputación, deferencia o recompensa mediante bienes simbólicas o materiales.

6. No existe límite innato al apetito del hombre por la apropiación de bienes, honores, poder, privilegios y servicios. El límite lo determina la estructura social y moral del mundo en que cada uno vive.

7. La conciencia y realidad subjetivas (percepción)  de los hombres son fruto de:

a) Sus capacidades y recursos biológicos individuales como: la edad, sexo, apostura, belleza, fuerza, inteligencia e ingenio.
b) Su biografía entendida como proceso de aprendizaje y socialización.
c) La comunicación con los otros miembros de la especie y las definiciones de la realidad que se transmiten y dicha comunicación.
d) Su posición en la estructura social.
e) Los recursos exteriores (sociales, económicos,...) de los que dispone.

8. Los seres humanos disponen de recursos individuales que les permiten orientar su conducta hacia la maxificación de su status, dando origen a una heterogeneidad en las capas que componen la sociedad.

9. El hombre posee una tendencia a la conducta altruista, que se manifiesta en solidaridad afectiva con la condición de los demás. La maxificación del bienestar personal y del status subjetivo suelen ser preferidos a la conducta altruista, salvo que esa conducta aumente su poder, privilegio, autoridad o status de un agente o grupo que la practica, entonces observarán esa conducta en la medida que refuerza sus expectativas en la sociedad.
Altruismo es el cuidado del bien ajeno, aún a costa del propio y fundado en una moral puramente natural.

10. Los mitos, conciencia, carisma y demás lazos comunitarios son esenciales para el mantenimiento de la cohesión social entre los hombres y refuerzan la conducta solidaria o altruista.

11. Los lazos y conciencia comunitarios obedecen a una necesidad humana emocional primordial y, en toda sociedad compleja, coexisten en tensión y/o conflicto constante con sus estructuras de desigualdad, poder, privilegio,...

12. En el esfuerzo por el control de sus recursos y maximización del status y del bienestar subjetivo (particular) los hombres actúan según los siguientes criterios:

a) Los intereses del individuo orientan (en solitario o en grupo) la conducta, si es preciso, en detrimento de los demás.
b) La conducta altruista se subordina a la consecución de intereses.
c) La estrategias y tácticas en la consecución de fines depende de la estructura social y de la conducta que pueden tolerar los demás, dando lugar, en su caso, a agresiones físicas (guerra, esclavitud, tortura, terror político,..) o competición antagónica (tecnología, industria, política...).
d) Si los individuos pueden conseguir sus objetivos individualmente, no se asocian.
e) Los lazos comunitarios (clan, cultura, familia, etnia, partido...) son criterio decisivo para la adquisición de posición social relevante.
e 1) el nepotismo, clasismo y favoritismo es la norma en la distribución de posiciones sociales codiciadas.
e 2) La cooptación se favorece mediante el estigma social (prejuicio) y su opuesto carisma. Es una autolimitación de la sociedad para acceder a ciertas posiciones o bienes muy solicitados.
e 3) Existe una red de normas para el intercambio de prestaciones, bienes, dones mutuos... cuyos criterio de justicia viene determinado por la estructura social, donde es creado y modificado incesantemente por la negociación entre sus protagonistas; con criterios de subordinación, supraordenación, simetría y asimetría social, diferencias, igualdad, pleitesía y sus rituales.

13. El esfuerzo por ser libre mediante el ejercicio de la innovación es específico de la raza humana.
Innovación. Proceso de influencia que conduce al cambio social y cuyo efecto consiste en rechazar las normas sociales existentes y proponer otras nuevas. Este fenómeno puede venir desde arriba, es decir, desde las personas que poseen autoridad para imponer nuevos comportamientos a sus adeptos. Pero puede surgir de abajo, de un individuo o grupo minoritario, que propone una alternativa donde solo había una opinión  considerada justa. La presión social convierte al grupo minoritario en centro de atracción del interés social, recibiendo sus argumentos más atención que los de los miembros conformistas. El conflicto se resuelve por la cesión a las exigencias del grupo minoritario, con lo que se procede a una renovación social.
En la actualidad la innovación está institucionalizada, de manera que se cambian las formas y maneras para no cambiar realmente nada.
Además la innovación produce una sensación de libertad pasajera, puesto que no se puede sostener una innovación social constante, que requeriría una revolución permanente que la estructura social no puede mantener; así la innovación tecnológica se convierte en un sucedáneo de libertad colectiva que se utiliza frecuentemente por los medios de comunicación como elemento de cohesión social y de destino común de la humanidad.




El Grupo social y Acción Social. 
La acción social
Posiciones sociales y Normas.
Funciones sociales. 
Estructuras y Sistemas sociales.

Es el conjunto de individuos cuyo funcionamiento en grupo se define por los axiomas que hemos señalados y que definen al hombre en sociedad. Sus individuos tienen conciencia grupal, cohesión en la acción y mutua integración. Todo grupo se puede considerar parte de un grupo mayor; el único grupo que no es subgrupo es el más vasto y difuso de todos: la sociedad.
Sin embargo, el individuo, aunque tenga la percepción de pertenecer a una sociedad, desde su percepción subjetiva, desarrolla un sentimiento de pertenencia a su grupo dando origen a distinguir entre el grupo propio y el ajeno (Summer). 
El individuo desarrolla esta distinción desde la experiencia de un “nosotros” al que pertenece, viendo a los demás como a un “ellos”. Esa conciencia de “nosotros” forma parte del “Yo” individual y da lugar a múltiple fenómenos sociales del que se puede destacar el “etnocentrismo”, en el cual los individuos de un grupo consideran al propio grupo superior y a los ajenos inferiores.
A pesar del etnocentrismo, los individuos se conducen y juzgan en el mundo social, no solo a través de la relación a los miembros del grupo propio, sino en relación con los demás y con los grupos de referencia, los cuales actúan como modelos de conducta, y se clasifican en dos signos diferentes:
Positivos: portadores de normas y valores, y formas de vida que se desean socialmente.
Negativos: cuando las normas, valores y formas de vida negativas son rechazadas socialmente.
Grupos de referencia: que son imaginarios, a los que se atribuyen actitudes que no tienen.
Todos los fenómenos grupales se plasman en la acción social que vemos a continuación.


La Acción social.

La acción social se manifiesta por la actuación de uno o más individuos con respecto a una situación en la que  están presentes otros seres humanos. Así la acción social es el comportamiento al que atribuimos un significado (Max Weber). Cuando no es así nos hallamos frente a un caso de comportamiento meramente biológico, aunque es difícil encontrar ejemplos de este tipo de comportamiento que no tenga implicaciones sociales.
La acción social contempla la actividad y los actos de los demás, y está orientada hacia ellos. Por eso también comprende nuestra visión de la situación, nuestra percepción e interpretación de las intenciones de los demás y de lo que piensan, así como los valores morales y de cálculo que prevemos en el momento de ejecutar la acción.



Weber dividió la acción social con el fin de comprenderla:
1- Su finalidad racional: Cuando no se tiene en cuenta la carga moral y solo su eficiencia.
2- Su valoración racional: Cuando se ejecuta la acción bajo la dirección de ciertos principios morales.
3- Su carga emocional: Cuando están guiadas por las pasiones: ambiciones, odio, envidia...
4- Su tradicionalidad: acciones de hábito, costumbre y rutina social.

En la práctica la acción social combina, en distintas dosis, las cuatro características de la acción social.

En la clasificación hay dos clases fundamentales de acción social, la racional y la irracional o emocional; por ello algunos autores, como Vilfredo Pareto, prefirieron limitarse a esta dicotomía: acciones racionales o irracionales.
1- Las acciones racionales o lógicas son aquellas acciones que van unidas a un fin y coinciden en lo subjetivo y objetivo, siendo sus efectos previsibles por los ejecutantes como por los observadores.
2- La acción social alógica o irracional, es aquella que no reúne las condiciones de objetividad de las precedentes.

Muchas de las acciones humanas son irracionales, aunque sea difícil de participar de la opinión de Pareto, que afirma que la inmensa mayoría de las acciones sociales son irracionales.
Para Freud, la racionalización es un intento de justificar un comportamiento o unas intenciones aduciendo motivos diversos del auténtico, que permanece oculto en el inconsciente, ya que el individuo desconoce sus propias motivaciones o una parte substancial de las mismas.

Edward Shils y Talcott Parsons, han unificado conceptos distinguiendo entre motivación de la acción social y orientación de la misma:
La motivación entra en la esfera del individuo.
La orientación puede ser individual o grupal, y siempre tiene lugar dentro de un marco de referencia. La orientación puede ser catética; la catéxis es la tendencia a acercarnos a objetos que gratifican el repudio de los que consideramos nocivos. 

El marco de referencia de la acción está inscrito en las relaciones entre los grupos: una acción social espera una reacción a su acción por parte de los demás. Las acciones solo existen dentro de redes o sistemas interrelacionales. Y el agente, o grupo, que realiza una acción social se encuentra dentro un verdadero sistema de expectativas debidas a la configuración social en que se encuentran.
Las acciones sociales son teleológicas , es decir, finalistas, con independencia de si son o no racionales.  Esto quiere decir que el sentido de la acción se localiza en la conciencia de sus protagonistas y por ello es subjetiva e intencional. La realidad externa al individuo es percibida por éste, y ese hecho de percepción determina la orientación de sus intereses y objetivos. Pero como se percibe la realidad parcialmente los efectos de la acción no corresponden a los deseados. Es por ello que la sociología estudia, no solo la subjetividad y las estructuras sociales, sino la zona en que la libertad y el condicionamiento se cruzan dando lugar a una nueva realidad específica. Como señala Karl Popper, se ha de estudiar los resultados no deseados de la acción humana y no anticipados o previstos.


Posiciones sociales.

La actividad social es un fenómeno que hemos definido como acción social, que tiene lugar en , o entre, grupos. A su vez, los grupos no está constituidos por individuos homogéneos entre sí, sino de colectividades diferenciadas. La diferencia más elemental dentro del seno del grupo es la diversidad de posiciones ocupadas por los individuos que forman parte de ellos. En grupos reducidos es posible definir la estructura del mismo y señalar el carácter, distribución y limites de las posiciones sociales que lo componen. Sin embargo, una posición social es un fenómeno difícil de simplificar.

La posición social posee dos aspectos fundamentales, según Ralfph Lintox, que son:
Rol: Conjunto coherente de actividades normativamente efectuadas por un sujeto. (ejercicio de su profesión, hacer de padre,...) Todos tenemos una serie de roles , compatibles entre sí, que ponemos en juego. La compatibilidad de los roles dependen de los valores que sostiene la sociedad. La incompatibilidad de roles puede dar lugar a conflictos que se pueden manifestar desde una neurosis a situaciones psicológicamente más complejas.
Status: Es el conjunto de derechos y deberes que el individuo posee en el marco de su sociedad. Status significa un expectativa en la conducta entre dos o más personas. El status nos permite predecir la conducta de las personas con quienes nos relacionamos. Se halla en estrecha relación con las estructuras de poder y autoridad dentro de cada grupo.


Normas: Control social.

Al hablar de roles y status hablamos de normas, puesto que ambos son fenómenos normativos. La vida social está llena de normas y leyes observables estadísticamente (no en el sentido jurídico). Los grupos establecen constantemente reglas del juego social y las institucionalizan.
Las instituciones son constelaciones de normas y sistemas de roles: el matrimonio, la iglesia, las fiestas populares, los cargos públicos... son fenómenos sociales que se conciben como instituciones.
También son normas los sistemas de conducta que no cristalizan en instituciones sociales, como el lenguaje, las formas de saludo, vestido, convivencia...
Todas ellas, y las anteriores, potencian el funcionamiento “normal” de la vida social.

Las normas no aparecen como entidades ajenas a la sociedad, desde una esfera metafísica que las va emitiendo, aunque cuando cada individuo nace se las encuentra hechas y tiene que aceptarlas para sobrevivir y, mucho más, si quiere medrar. El rechazo a las normas trae un conflicto proporcional al grado de rechazo, pero si tiene éxito , el resultado es el cambio de normas por otras nuevas (procesos revolucionarios, por ejemplo) Así, la sociedad se autocontrol  a través de las normas, ejercidas mediante roles y  distribuidas en los diferentes status que ocupan los individuos y grupos.

El control social es una interiorización psicológica de normas y valores que se ha alcanzado automáticamente (p.ej. la aceptación de una lengua) como el idioma materno en el proceso de socialización, (sin ser preciso un acuerdo entre los habitantes de un país para hablarlo) o como ciertos códigos morales prevalentes, o por medio de la coerción, que permite mantener las instituciones con sus constelaciones de normas y roles.

La manipulación aparece cuando los individuos creen actuar consensualmente pero en realidad son inducidos a comportarse según los deseos e intenciones de quienes ejercen el poder de influencia. La doble vertiente, consensual y coercitivo, tiene que ser tenida en cuenta como parte del control social que afecta a la conducta humana. El mantenimiento del poder se realiza coercitivamente o consensualmente. La visión exclusivamente centrada en el consenso es conservadora y la visión centrada en la coerción, opresión, explotación,  ignoran la inercia de la sociedad, y la aceptación del mundo , tal y como es, es sustituida por un ideal impuesto autoritariamente.


Las Funciones Sociales

La acción social actúa de sujeto a sujeto, de posición social a posición social, crea expectativas de conducta y se ajusta a normas. Esto es así porque cumple una función social, que es la manifestación normal o característica de toda cosa animada.

Durkheim definió la función de una institución social como la correspondencia entre esta y las necesidades del organismo social (definición biológica).
Radcliffe-Brown señaló que las instituciones o individuos preservan la estructura social  (conjunto de funciones).
Marx y Engels relativizaron la causa biológica de las funciones sociales e hicieron énfasis en una concepción histórica de las necesidades humanas, haciendo ver como esas necesidades son permanentes y sin embargo las instituciones sociales son distintas en cada época, así como los valores y creencias. 
Talcott Parsons fue más allá cuando afirmó: Hay necesidades biológicamente determinadas como lo es la de alimentarse, pero la producción de alimentos depende de condicionamientos económicos, de creencias, de prejuicios y de la tecnología disponible.
Merton define la función social como toda consecuencia observable producida por la presencia de un elemento en el seno de un sistema social, la cual aumenta o mantiene su grado de integración. Esto significa:
La acción social siempre cumple funciones.
La función es el objetivo final de la acción social.
Las disfunciones, p,ej. Huelgas, son consecuencias observables que menoscaban, minan o erosionan una estructura social dada. Lo mismo se puede decir, a priori, de los fenómenos disfuncionales de los que no se puede afirmar su bondad o maldad en términos absolutos (p.ej. en un conflicto bélico aparece una función para trafizantes o terceros países).
Merton también realiza otra clasificación de las funciones en:
Latentes: que contribuyen al ajuste o adaptación del sistema social.
Manifiestas: es la explícita manifestación del objetivo de la función.

Así cuando se organiza una manifestación contra un acto criminal, la función manifiesta es repudiar el acto y a quienes lo cometieron, y la función latente, no menos importante, es la de mantener la cohesión del grupo en un momento de ataque a la estructura  social.
La estructura social existe como un conjunto de funciones que se manifiestan a través de la acción social. Así se especula sobre los requisitos funcionales que hacen posible la sociedad humana.




Para Parsons, los problemas básicos son:

1- La consecución de sus fines perseguidos. Que debe de hacerse a través de una coordinación y control de las acciones colectivas de la sociedad en general. Es una función Política o de dimensión política de la vida social en la que poder y estrategia son instrumentos fundamentales.
2- La adaptación al medio o a la situación implica distribución, abasto, consumo de bienes entre la población. Es una función económica.
3- El mantenimiento de las pauta sociales sobre el que está constituido el sistema social se consigue, no solo con la actuación política, sino a través de la renovación y transmisión de elementos culturales de la sociedad (lenguaje, religión e ideologías) y que representan la función cultural.
4- El mantenimiento de la integridad del sistema se consigue por medio de la creación de normas que permite la consolidación de los individuos en el orden social y que se produce a través de la  socialización (función integradora).
Un grupo social actúa en la sociedad causando efectos en los cuatro grupos definidos con distinta intensidad. La acción social va encaminada hacia la integración y se basa en la cooperación para conseguir sus fines.



Estructuras y Sistemas sociales.

La estructura de la sociedad  es el conjunto, relativamente estable, de las interrelaciones entre sus diversas partes y la distribución de estas partes según un orden dinámico. Las interrelaciones son acciones sociales y ,por ello, normas, y estas normas transcienden la duración de la vidas de los individuos que forman las estructuras.
La estructura social se percibe mediante el estudio epistemiológico, llamado análisis estructural, y es una de las tareas de la sociología y su realidad no es percibida por los individuos con perfección.

El sistema social es una pauta de acción social humana sobre la que se establecen redes concretas de relaciones. Así la familia es un sistema sobre el que se establecen las familias, con una estructura dada; hijos, existencia de padres o no y conexión con otros parientes, etc. Debido a las tensiones y contradicciones que residen en el sistema social, este va transformándose con el tiempo.

La vida social precisa de una diferenciación interna en grupos que se dedican a satisfacer cada una de las funciones que esta precisa, encuadrándose en instituciones jurídicas y punitivas en caso de control social; los dedicados a la movilización de recursos materiales, adaptación al medio y al consumo de bienes; los grupos dedicados a la socialización, integración y transmisión de valores encuadrados en instituciones educativas. 
Esta división funcional de los grupos, determina una división del trabajo y de las tareas, que no siempre se realizan por los individuos que ofrecen mejores méritos para esa función dada. En muchas sociedades prevalece el status social adscrito a determinada función o heredado y no tanto por los méritos de un individuo en cuestión. En esas sociedades el nuevo miembro se encuentra, a medida que crece, con que su posición está determinada por su nacimiento, para bien o para mal.
La estratificación social es un modo de dominación y de división del trabajo predominante, combinado con el sistema de creencias e ideologías que lo refuerza.
Todo ello implica un conjunto de tensiones internas que desembocan en luchas de clase o revoluciones o en un sistema represivo; y es así porque la estructura social no puede concebirse (hasta hoy en día) como un sistema armónico de partes interrelacionadas de acción social consensuada.
La estructura social es un sistema funcional en busca del equilibrio que debe resolver permanentemente tensiones y antagonismos externos e internos, muchos de ellos generados por la proposición social. Las soluciones a estas tensiones y conflictos van desde pautas igualitarias de convivencia hasta la represión sistemática de unos hombres por otros; desde el hieratismo tradicional hasta la institucionalización del cambio acelerado.



El Conflicto Social.

Frente la actividad cooperativa existe la actividad conflictiva que representa una categoría de la acción social.
El conflicto social representa un instrumento básico de la vida en sociedad, mediante el cual los hombres intentan resolver un dualismo divergente y alcanzar un nuevo tipo de integración o unidad o la aniquilación del rival.
La resolución de conflictos tiene efectos en la estructura social cuando subgrupos se convierten en grupos.
Los conflictos varían según su naturaleza, fricciones familiares, lucha de clases, competición económica entre empresas, guerras, antagonismos ideológicos, lucha por el poder...

La competencia  es un conflicto regulado por reglas de juego que protegen la integridad de todos los competidores, la diferencia es de grado, menos cruenta, donde la agresividad se canaliza en un sistema de convenciones que excluyen la violencia , aunque no la conducta hostil.

Lewis Coser define conflicto social como “lucha por valores y por el status”, el poder y los recursos, en el cual los oponentes intentan nuetralizar, dañar o eliminar a sus rivales. Así, se define como una Liza entre personas, grupos o colectividades por la consecución de bienes.
Para justificar esta lucha en el conflicto se acepta que psicológicamente el hombre posee características de agresividad o de ambición ilimitada e innata; pero es preciso señalar que los apetitos y deseos destructivos se neutralizan en la estructura social y en el modo de organizar la vida comunitaria. La desestructuración social favorece la expresión violenta del individuo. Pero. Más que centrarse en el individuo, sociológicamente la violencia se origina en las estructuras que determinan los modos conflictivos de la interacción y los pacíficos de coexistencia.
Ciertas formas de conflicto y antagonismo son necesarias para el mantenimiento de la identidad y las fronteras de cada grupo social.
El conflicto aumenta la cohesión del grupo en liza, asentando las clases, castas y facciones de toda índole.
La diversidad social es causa y efecto de la realidad conflictiva de la sociedad hasta el presente.
















































La Cultura y el Proceso de socialización.
Sociedad humana y la cultura.
Sistemas culturales y dinámica de la cultura.
El proceso de socialización.
Dimensiones de la realidad cultural.


Sociedad humana y cultura

La vida social es un estadio dentro de la evolución biológica de los seres anterior a la aparición del hombre. Pero la explicación biológica no basta para entender las sociedades animales en las que hay una conducta instintiva y otra aprendida por imitación (caza, lenguaje..) Así el substrato animal del hombre se remonta a los procesos de la evolución humana en el Pleistoceno, donde nuestros antepasados nos ayudan a comprender la naturaleza social del hombre de hoy, permitiéndonos vincular nuestra conducta, afanes , pasiones y creencias a ciertos aspectos de nuestra naturaleza animal.
Un hecho básico separa la sociedad humana de la animal, además de la constatación evidente de que el hombre ha llevado este modo de vida a un grado de elaboración muchísimo más alto que el de la más complicada especie animal no humana, y es la cultura.

La cultura no aleja al hombre de su condición biológica, es más, se convierte en el instrumento para la satisfacción de las exigencias biológicas.
Para Tylor la cultura es un complejo que comprende conocimiento, creencias, arte, moral, leyes, usos y otras capacidades y usanzas adquiridas por el hombre en cuanto que es miembro de una sociedad.
La cultura es un sistema integrado de ideas, valores, actitudes, aserciones éticas y modos de vida, dispuestos en esquemas o patrones que poseen una cierta estabilidad dentro de una sociedad dada, de modo que influyan en su conducta y estructura.
La cultura es todo aquello que el hombre es y no procede únicamente de su herencia biológica.
La cultura consiste en contenidos de conocimientos y pautas de conducta que han sido, socialmente aprendidos. Por ello requiere un proceso de aprendizaje que nace de la intención humana y que se encuentra en los patrones comunes a una colectividad. La cultura se manifiesta en conducta y en sus resultados, los cuales no son, en sí mismos, cultura. El concepto de la cultura se alcanza a través de sus resultados tangibles que son las acciones sociales y sus efectos; y estas acciones y efectos obedecen a normas, creencias, actitudes a las cuales llegamos por inducción. Así la cultura misma es abstracta e intangible y sus resultados perceptibles y delimitados en el espacio y en el tiempo.
 Los elementos de la cultura: Toda cultura posee unos elementos  cognitivos, puesto que posee un elevado grado de conocimientos objetivos sobre la naturaleza y la sociedad, que permiten a la colectividad que los posee sobrevivir. 
Las creencias son una fe sobre el cosmos y la vida y dan origen a acciones sociales y efectos que se encuadran dentro de ideologías y religiones. Creer es una manera de conocer la realidad, por ello existe un alto grado de superposición entre lo cognitivo y lo credencial. En todo caso, el conocimiento es una aproximación a la realidad más o menos profunda, pero no es perfecto.
Los Valores con que nos acercamos a la realidad y las  normas de conducta que los enmarcan, determinan nuestras  actitudes. Los valores son juicios de aceptación, aspiración o rechazo que se atribuyen a toda clase de objetos y hechos, Los valores han de ser aceptados por un número mínimo de miembros de la colectividad, y , en muchos casos, por todos. La desviación de los valores y normas establecidas implica una reacción punitiva por parte de la colectividad, aunque se hayan institucionalizado un buen número de divergencias, siempre que estas sean aceptables, dan origen a un sistema de tolerancias aceptables, como el sistema democrático, donde hay principios superiores que protegen tal tolerancia, aunque en la práctica la tolerancia no es absoluta, sino relativa.
Los signos culturales incluyen  señales y símbolos Los primeros indican un hecho, los segundos son la parte central del sistema de comunicación: el lenguaje. Sin él la estructura social se desvanece.
La conducta no normativa define el estilo propio de una comunidad.

Cultura y Subcultura. La cultura es un sistema complejo que abarca todo un amplio territorio o una gran población, y que no es homogéneo, pues varía según criterios locales, nacionales o de otra índole, detectable en la literatura y en el lenguaje; y las distintas formas que adopta en ellos el prejuicio social, la ideología política o el folclore. Se denomina, a estas variaciones, subculturas que no siempre están en armonía con la cultura general y pueden incorporar valores no aceptados en la sociedad global.
Por ello la agudización del conflicto entre clases, regiones o sectores sociales, tiende a agudizar la divergencia de visión del mundo y a escindir la base consensual de la cultura.


Sistemas culturales y dinámica de la cultura

 La cultura es un sistema dinámico, una constelación de valores, de normas y estados colectivos de consciencia, que deben adaptarse al medio físico y social y a los nuevos factores de naturaleza cultural, como son las innovaciones técnicas, las nuevas ideas, las tensiones de las subculturas, etc. , lo que da lugar a asegurar que todas las culturas cambian aunque no lo parezca. 
La rigidez de una cultura, ante la asimilación o enfrentamiento a los cambios, debilita sus posibilidades de supervivir. La agilidad cultural da una apariencia más vulnerable a la sociedad, pero le permite sobrevivir aunque pierden algunas características.

Rasgos, complejos y áreas culturales.
Los rasgos son las unidades más pequeñas, identificables, en una cultura dada y se pueden aislar y definir con claridad. Así la vivienda es un rasgo cultural que se integra en un complejo cultural (p. Ej. El tipi indio señala una forma de vida trashumante, tribal, distinta de la torre aragonesa: explotación de la tierra, vida asentada... Lo mismo una palabra, una herramienta...)

El complejo cultural es un conjunto de rasgos que persisten como unidad en el espacio y en el tiempo. Los rasgos del complejo cultural definen las cualidades de las sociedades donde se manifiestan.

Area cultural es el espacio donde se manifiestan estos dos fenómenos. Sin embargo, la  difusión  cultural trasmite rasgos y complejos culturales a otras culturas, dando origen, no solo a pequeñas zonas culturales, sino a áreas con fronteras difusas (desde la cultura francesa a la islámica o anglosajona p.ej.)

Niveles de la realidad cultural: los fenómenos socio culturales tienen tres componentes.

a) significados, valores y normas.
b) Medios biofísicos.
c) Seres humanos conscientes que los crean y usan.
P. ej. El látigo es un útil (procedente del medio físico) propio de la expresión cultural de un sistema de explotación económica, la esclavitud (con sus normas y valores) que solo posee sentido en el trabajo forzado.


Los niveles de comprensión son:
1) Nivel simbólico real: creencias, nociones, valores y normas.
2) Acción social: mediante la cual se expresa el nivel simbólico en la sociedad.
3) Nivel material de la realidad cultural, expresada en un palacio, una choza, un templo...

Cambio cultural.  La cultura no pertenece inmóvil, ni desde sus aspectos más superficiales, ni en los estructurales; los fenómenos culturales que la transforman son la  difusión cultural (transmisión de rasgos culturales) y la  aculturación o síntesis que se producen cuando dos culturas entran en contacto y se entrelazan. Otros fenómenos son la  evolución cultural que engloba a las  revoluciones culturales (p.ej. la aparición de la imprenta).
La evolución cultural no implica progreso cultural. Se dice que hay progreso cultural cuando una cultura X evoluciona hacia otra Y. Además el progreso implica una complejidad social (alta especialización del trabajo), grandes conocimientos sobre la realidad (ciencia), alto uso de la comunicación; secularismo ( compatible con la coexistencia religiosa) y un sistema político enlazado a una burocracia y administración muy desarrolladas. Estos rasgos han sido completados por el pluralismo político y cultural que se exporta a grandes zonas del mundo.

La pluralidad de las culturas  No existe una única cultura sino una pluralidad de culturas que pueden diferir en sus valores de los de otras culturas, dándose el caso de que lo que  para unos es sagrado, para otros es profano; esta es la causa de los terribles conflictos entre sociedades del pasado y del presente. Esta diferencia cultural nos lleva a admitir un  relativismo cultural donde los principios morales, las ideologías, las creencias religiosas, las leyes, dependen del lugar, la historia, la población, la tradición y otros factores externos a la naturaleza básica del hombre y que definen su cultura. El relativismo cultural total viene afirmar que nuestra cultura depende, enteramente, del ambiente social y físico en el que nos encontramos, pero la existencia de fenómenos culturales distantes y no comunicados entre sí, indican la existencia de un substrato al que podemos llamar naturaleza humana. Al descubrir el denominador común a todas las culturas, descubrimos a la vez los denominadores universales de conducta y  conciencia  de los hombres, que dependen, a su vez, de la estructura social y de la conducta de que son parte.
Los rasgos básicos de la naturaleza humana  no son plenamente conocidos.


El proceso de socialización.

La socialización es un aprendizaje en el que el individuo aprende a adaptarse a sus grupos, normas, imágenes y valores, adquiriendo una conducta y siendo absorbido por la cultura de su sociedad, en un proceso que dura toda la vida, siendo particularmente intensa durante los primeros años y en su infancia se convierte en un proceso de interiorización normativa, imaginativa y valorativa.
El individuo adulto que surge más tarde depende del tipo de socialización recibida.
La socialización infantil determina la continuidad y discontinuidad de los sistemas sociales, al ser los niños más moldeables la socialización en esa etapa da lugar a un pueblo tolerante o no, con capacidades plásticas o valores espirituales.



Dimensiones de la realidad cultural

Los filósofos han distinguido entre tres mundos:
- El de nuestra consciencia subjetiva.
- El mundo externo.
- El mundo sobrenatural.

Popper distinguió entre otros tres mundos:
- El de los objetos físicos.
- El de la conciencia
- El de las ideas, teorías, explicaciones, etc. (la cultura)

La crítica filosófica, científica y social, es esencial para el progreso de la sociedad hacia la libertad y la dignidad de todos sus miembros, y surge cuando la cultura se somete a la discusión de todos, es decir: se objetiva.













La dimensión comunitaria.
Asociación y Comunidad.
La familia
Comunidades Nacionales y Territoriales.


Asociación y Comunidad

Las Asociaciones son formaciones basadas en intereses utilitarios, donde los individuos, se consideran entre sí, como medios para un fin, con los que se comparte una vida pública o externa y se conocen impersonalmente.

Las Comunidades o grupos primarios se basan en el sentimiento, cariz emocional, en los que cada individuo observa al otro como un fin en sí mismo. Sin grupos donde los individuos se conocen personalmente y participan, mutuamente, en sus vidas privadas, valoran su relación intrínsecamente.

La distinción entre ellos se basa en el grado de prominencia con que se manifiestan los sentimientos. Así si estos son primordiales para el grupo hablamos de una comunidad, si la funcionalidad del trabajo y la colaboración son decisivas para la existencia del grupo hablamos de asociación. Por ello el grado de diferenciación es relativo, no existiendo grupos puramente asociativos o comunitarios.

Las sociedades primitivas tienen numerosos grupos primarios, así las tribus tienen un fuerte componente afectivo, en oposición a las civilizaciones cuya estructura se basa en organizaciones impersonales, donde la acción social se orienta según  módulos de eficiencia y racionalización.
Así se observa un proceso que lleva a las sociedades de una situación comunitaria afectiva a otra asociativa impersonal, dominada por valores. Sin prejuzgar cual será el futuro, este proceso de evolución de las sociedades han dado origen a un gran numero de sistemas sociales basados en asociaciones (burocracia, administraciones, finanazas, factorías, partidos políticos) que han relegado la importancia de los grupos comunitarios, afectivos y de mutua lealtad, en la estructura social (familias, clanes, comunidades rurales....)

Los grupos comunitarios prevalecen y se adaptan a la evolución de las sociedades, puesto que el hombre es un ser afectivo que precisa redes de amistades y de los grupos primarios que están más cerca de la naturaleza, con sus ritos, normas y arte, responden a las necesidades emocionales y físicas intensas, estas agrupaciones afectivas, de raíz irracional, son precisas para la vida moral del hombre. Cuando se limitan totalmente, el individuo se ve asaltado por la soledad y el desarraigo, dando origen a neurosis y a distintos actos destructivos o esquizofrenia.

La Familia. 

Definición y funciones: Es el principal grupo primario y el agente socializador  (transmisor de cultura y con función de control social) más importante en las sociedades, siendo un sistema social universal, puesto que seda en todas las sociedades. Definirlo como una institución que regula el acceso sexual llegítimo del hombre a la mujer no es exacto, al existir ese acercamiento fuera del contexto familiar en muchas sociedades. Tampoco es una unidad social de reproducción, puesto que no siempre el padre biológico es el putativo que transmite el status social.
Para Morris Zelditch “familia es un grupo social en que el acceso sexual está permitido entre los adultos, siendo legítima la reproducción y existiendo responsabilidad en el cuidado y educación de los hijos frente a la sociedad; es una unidad de consumo. Para Murdock la familia satisface cuatro funciones fundamentales: sexo, procreación, socialización y cooperación económica.
El matrimonio:  Hay familia porque hay matrimonio; es decir, relación estable de cohabitación sexual como institución educativa de la prole, cuya estabilidad es intencional o perenne, según se reconozca o no el divorcio. Adopta diversas formas:
- Monogamia: un solo esposo o esposa.
- Poligamia: pluralidad de esposos o esposas (poliginia o poliandria).

La familia nuclear: es un subgrupo formado por la madre, el padre y el hijo o hijos con los que conviven. También es universal; y son matriarcales o patriarcales según quien toma las decisiones familiares. El status de la mujer aumenta con su nivel educativo, comparado con el del marido; cuanto más incrementa su aportación económica en la familia más aumenta su poder frente al marido; cuanto más contribuye a aumentar el status de su marido mayor es su poder. El status de la mujer sigue al del marido pero no viceversa. Así la idea de que el marido pretenda ganar status como mero esposo parece poco seria a los ojos de una sociedad que sigue siendo patriarcal a pesar de los códigos legales e ideologías que proclaman la igualdad total entre sexos.

El incesto: Las redes del parentesco deben su existencia a la exopresa y radical prohibición de relaciones sexuales entre personas del sexo opuesto dentro de la familia nuclear. Ese tabú obliga a la apertura del grupo familiar a otros clanes, al fozar a los jóvenes a buscar esposo o esposa fuera de su familia de origen y da lugar a la renovación genética y patrimonial. 
El descubrimiento de que este tabu no es respetado en Egipto, ni por los faraones ni por el pueblo, ha dado origen a buscar las causas del mismo, que no pueden sostenerse por razones biológicas (consaguineidad) y si en razones de tipo socio-culturales, la subordinación de hijos a padres y el convencimiento de la disrupción (ruptura) insuperable si se produjese el incesto. También evita rivalidades internas y permite un orden en la transmisión de bienes.
La familia expresa tendencias exogámicas muy pronunciadas y establece unas relaciones de interdependencia definidas y estables.

Parentesco y sociedad. La familia es necesaria para el desarrollo de una vida humana psicológicamente normal. La emancipación de la mujer, en sociedades industriales, el concepto de matrimonio como acto libre basado en la pasión erótica y la neolocalidad (hubicación de cada nuevo matrimonio en un nuevo domicilio distinto al de la madre: matriarcalidad, o del padre : patriarcalidad) ha hecho descender las funciones de la familia. Así el Estado asume funciones familiares: educación, cuidado de enfermos, soporte de parientes pobres, asilo de ancianos, integración de subnormales, etc.
Las relaciones por amor y noviazgo y posterior matrimonio, son excepcionales, solo conocidos en algunas tribus americanas y polinesias; en occidente se especula con la posibilidad a partir del medievo.
La concentración de esfuerzos educativos, el mantenimiento del patrimonio y su acrecentamiento precedieron y fomentaron la revolución industrial y no fueron consecuencia de ella. Así la familia europea de 1700 y 1800 fue la causa de la transformación económica y política del mundo moderno.


Comunidades Nacionales y Territoriales

La familia  es el grupo primario más importante, pero el único. La nación es un grupo primario con estructura política y un grado de autonomía. El Estado aparece como grupo secundario por su naturaleza, fruto de un grupo primario: la Nación. 

La Nación tiene una estructura política, a menudo estatal, y obtiene un grado de autonomía. Los grupos y clases que controlan el Estado autonómico plurinacional, imponen una identificación entre estado y las nacionalidades que lo componen, como medio para cohesionar la estructura autonómica; la movilización de las poblaciones se centra en sentimientos nacionales, puesto que la lealtad es un sentimiento tribal, propio de la comunidad. 
En las relaciones internas de las comunidades (tanto primarias como territoriales) se producen desarmonías, desigualdades y privilegios; clases, castas y estamentos que imitan el modelo nacional con sus situaciones conflictivas.

La territorialidad es una referencia común a todos los grupos humanos, de carácter universal, solo discutido desde grupos revolucionarios, que han acabado por aceptar conceptos nacionalistas o individualidades intelectuales cosmopolitas, cuyo fenómeno territorial es ambiguo y, en cualquier caso, expresión de una individualidad y no del grupo. Así, al igual que en el mundo animal, el hombre es territorial.

La comunidad urbana. Las comunidades territoriales más concretas son las villas, los pueblos, las mancomunidades y las ciudades; y las más abstractas la sociedad o la nación, todas ellas decisivas para los destinos del hombre y de la historia humana.
La cuidad representa una mutación en la vida de nuestra especie (L. Mundford) ya que la ciudad no es el incremento en número de habitantes de una aldea o un conjunto de ellas, sino la diversificación, complejidad y enriquecimiento de la vida cultural, política y económica, circunscrita a un núcleo urbano. A la ciudad se le atribuye un grado de independencia o autonomía en su gestión interna respecto a la organización política general.
Para Engels la ciudad es una anticiudad, que no supera la contradicción entre ciudad y campo, este fue uno de los objetivos revolucionarios propuestos por Marx.
Podemos señalar que , tan solo, entre lo que se sabe de ecología urbana, delincuencia en las ciudades, segregación en barrios, deterioro de zonas, etc. y lo posible de hacer en el campo urbanístico media un abismo, que es mantenido por los sistemas de poder (Salvador Giner), los intereses creados o la especulación del suelo; y son los que quienes realmente se oponen a la humanización de nuestras condiciones de vida en las sociedades modernas, es decir, urbanas.



















































La división del Trabajo y la desigualdad social.
La división del trabajo.
La alienación y la división del trabajo.
La estratificación social, 
La desigualdad social. Las clases sociales.
La conciencia de clases. 
Dinámicas de Clases.


La división del trabajo.

Una sociedad satisface sus necesidades mediante las actividades económicas, que ya abordé en trabajos anteriores. Más estas actividades generan una organización humana del trabajo, en donde se dividen las tareas y reparten sus responsabilidades, se asignan beneficios y se distribuyen entre sí privilegios, poder y autoridad en el proceso de producción, distribución y consumo de bienes. 
Todo ello da lugar a los valores morales e ideologías que enmarcan tal organización social del trabajo. Estos valores orientan la economía, legitiman los sacrificios que deben hacerse para crear acumulación de riqueza o permitir la apropiación de la misma y dirigir los flujos de bienes, etc.
El modo de producción está constituido por las fuerzas  productivas y su relación con la sociedad (Marx), es decir, los recursos (son los que hacen posible la economía) y los  conocimientos prácticos (saber sobre el medio y su aplicación económica) y las relaciones sociales,  que están impregnadas de poder y autoridad, regulan la división del trabajo, las jerarquías en el empleo y el mando, y determinan una organización social de las tareas. La sociedad plasma, en su  formación social, la complejidad de su modo de producción dominante, puesto que en la práctica cohabitan distintos modos de producción procedentes de estadios anteriores y que se articulan entre ellos.
Para los Marxistas, el desarrollo de las fuerzas productivas es lo que determina la marcha de la historia, por mucho que otros factores superestructurales (ley, religión, burocracia, partidos políticos, militares o profesionales) revisen esta definición para su provecho.

La división social del trabajo es una de las bases de estructuración más importantes de cualquier colectividad humana que no sea muy primitiva. 
Para Émile Durkheim, la división del trabajo en la sociedad está relacionada con la evolución de la misma humanidad (como los seres vivos en la naturaleza: de bacterias unicelulares a organismos complejos con funciones internas bien delimitadas e interrelacionadas), así en las sociedades primitivas la cooperación se establece bajo una  solidaridad mecánica, en la que cada individuo ejerce las mismas funciones, con un grado de diferenciación mínimo, basado en la fortaleza física, en la edad o el sexo. La complejidad de una sociedad donde existe la división del trabajo se basa en otro tipo de cooperación, llamada por Durkheim solidaridad orgánica; es decir, la sociedad donde los individuos realizan funciones complementarias y distintas de otros individuos; haciéndonos espejos morales y físicos de los sistemas sociales en los que estamos insertos y donde se desarrolla nuestra vida. 
Para Georges Friedman, la solidaridad mecánica, de origen primitivo, no ha desaparecido del todo, y emerge en formas de producción como el trabajo en     cadena.
La división del trabajo tiene dos aspectos:
- La división social del trabajo y las consecuencias económicas a que da lugar: desigualdad social.
- La división técnica del trabajo, que es la división de las tareas dentro de cada organización, atendiendo a las capacidades de los individuos: industrial, burocrática, comercial, política, cultural...
  El rol y el status manifiestan la naturaleza del individuo que los ostenta, según el lugar que ocupa en la estructura de la división de las tareas dentro de una sociedad dada.

La alienación y la división del trabajo. Los problemas de la explotación del hombre por el hombre deben entenderse como parte del sistema general de producción y consumo. 
Basándose en una idea de Hengels, Marx señaló que el obrero era una mercancía, cuyo preciio es el salario, puesto que no es dueño de lo que produce, ni de su trabajo; se encuentra alienado, pues el trabajo industrial tiene naturaleza inhumana, escluye la creatividad, la iniciativa y la independencia, y tiende a la monotonía (simplificación y repetición). Si la imposición del trabajo es percibida como injusta, la desgana y falta de entusiamo conduce a la alienación. Así, que toda forma de coacción económica entraña un grado de alienación, que no es sino explotación, pero que siempre ha existido en todas las sociedades conocidas. Por ello el entendimiento entre trabajadores y empresarios eliminan ciertas formas de alienación, pero aún así la empresa no deja de ser:
a) Un sistema social con una estructura formal (operativa) y otra espontánea (compuesta de afectos y hostilidades). La estructura formal no debe contradecir a la espontánea, para evitar el descontento, los conflictos y la baja productividad.
b) La gerencia debe consultar con los trabajadores cualquier cambio que le afecte. El autoritarismo debe de ser reducido al máximo.
c) La empresa, como sistema social, precisa de un estado de equiliobrio, de manera que los problemas parciales deben de ser resueltos sin perder de vista el todo para evitar aumentar el conflicto.

El antagonismo entre trabajadores y empresarios, o la manipulación que se ejerció sobre los trabajadores en países socialistas, mantienen situaciones de alienación que deben y pueden ser superadas con otras formas de trabajo donde los trabajadores asuman la responsabilidad de la gestión y producción de bienes (cooperativismo, sociedades laborales, trabajo en equipo, etc.).
Para Harry Braverman la tecnología avanzada aumenta la alienación, a través de la especialización y la “gerencia científica” de Taylor. Así el fenómeno de la subordinación de los trabajadores debe contemplarse en el contexto de la estructura de la sociedad en la que surge la alienación.
La solución de este problema entra en el terreno de la filosofía social y la actividad política; ambas abordadas en trabajos precedentes y que en el presente se profundiza en este sentido, mostrando las mejoras sociales de la economía conservacionista en la sociedad en su conjunto.


La estratificación social,

 Los seres vivos, y entre ellos el hombre, no son idénticos entre sí, aunque parecidos, tienen diferencias más o menos visibles que les hacen tener un valor diferente para el grupo, según su grado de evolución y el medio y las circunstancias en que se encuentran. Esa diferencia de valor da origen a una jerarquización, que es natural en los animales y cultural en el hombre, dando lugar a una estratificación de la sociedad; y dentro de cada estrato se asigna un grado de prestigio, propiedades y poder. Este hecho da origen a la desigualdad social.

Los modelos más destacables de estratificación social son:
a) La despótico-oriental. Basada en la fertilidad de la tierra, donde los hombres se dividen en dos grupos: los que pertenecen al sistema político y el resto. Dentro del primer grupo hay una vasta diferenciación de grados, privilegios y rangos. El segundo es homogéneo y subyugado al primero.
b) Por Castas. Es una jerarquía endógena y hereditaria, ligada a la actividad laboral en la sociedad y tiene su origen en la religión. Se da en India, y se dio en Surafrica durante el dominio de los blancos, que se apoyaban en ciertas citas bíblicas.
c) Feudal. Típica de la europa medival, pero donde los estratos eran permeables a matrimonios antre burgueses ricos y nobles. Genera vasallaje hacia los señores que, a su vez, eran vasallos de otros nobles. En ciertos países los estamentos eran tres: Nobleza, clero y el estado llano (burguesía y campesinado).
d) Clases sociales. Su base es la economía que determina el status de sus individuos. Sin embargo, la posibilidad de elegir profesión abre la puerta a un cambio de status ágil.



La desigualdad social. Las clases sociales. La clase social es un conjunto de individuos con poder, ingresos, propiedad y ocupación semejantes o equivalentes dentro del sistema de desigualdad general de una sociedad. El régimen político es un factor determinante en la forma, número y tamaño de las clases sociales.
Marcel Mauss definió la clase social como un fenómeno donde se manifiestan todas las dimensiones de lo social: religiosas, económicas, ideológicas, psicológicas, políticas y culturales.
Las clases sociales, desde el punto de vista de sus rasgos, son colectividades con las siguientes características:
a) Legalmente abiertas, pero en realidad semicerradas.
b) Antagónicas entre sí.
c) Solidarias para con sus miembros.
d) Organizadas informalmente, sin estructuras explícitas.
e) Conscientes de su unidad y existencia.
f) Unidas por lazos económicos y ocupacionales, por su capacidad de consumo, poder político y acceso a la educación.
Sigue existiendo endogamia entre sus miembros, como resultado de factores que unen a los seres iguales en aspiraciones y visión del mundo, entre sí.
La clase alta crea círculos cerrados difícilmente penetrables, que tienden al refinamiento y no siempre a la originalidad.
La pequeña burguesía y la clase media da origen al mayor número de intelectuales y tiende, en sistemas democráticos, a definir el tipo de poder dominante en el Estado.
La clase baja es la que soporta las deficiencias de los sistemas sociales; y donde el acceso a la educación está limitado por las propias carencias económicas y soportes culturales de sus individuos.

Las clases sociales se pueden medir por índices objetivos que indican sus niveles de ingresos y gastos, su consumo cultural, su conducta electoral y las actitudes morales que manifiestan.

La conciencia de clase se manifiesta como una percepción colectiva que los miembros de una clase social tienen sobre su clase, en comparación con las demás clases. Se manifiesta con distinta intensidad según las circunstancias de cada clase.
La conciencia de clase tiene un aspecto individual y otro colectivo. El primero se manifiesta en los individuos que no se identifican con su clase y tienden a subir en la escala social, sin prejuzgarla y aceptando sus normas. Su aspecto colectivo es el que los miembros de una clase social adquieren conciencia de su condición y desarrollan una voluntad colectiva para conseguir unos objetivos a través de la lucha de clases.

Dinámica de clases, Se dice que hay movilidad horizontal cuando un individuo cambia de lugar en la estructura social sin cambiar de clase (p. Ej. Cambia de fábrica o de trabajo sin aumentar  o perder su prestigio).
La movilidad vertical implica cambio de status dentro de una clase o entre clases.
Esta movilidad varía según las sociedades:
- Las sociedades feudales, como Marruecos o Sicilia, tienen una movilidad baja.
- Las industriales (Cataluña, Lombardía) tienen una movilidad aceptable.
- Los aspectos éticos y morales (Calvinistas y Judíos) centran la movilidad de los individuos en su capacidad personal. Así los niños son educados en conceptos de autosuperación constante u valoración del trabajo como una ética buena en sí misma, que permite abrir caminos en la vida. La movilidad social es proporcional al esfuerzo individual.
- Los aspectos fatalistas que fomentan la resignación evitan la movilidad social (mundo Arabe)

Así se muestra que la educación puede ser un instrumento de control sobre las clases medias y bajas, que permite la afirmación del poder de las clases dominantes. También aparece como instrumento de la liberación de la persona.

Las elites sociales, como dice Pareto, son “conjunto de personas que posee los índices más altos en su especialidad. En toda sociedad hay elites en el poder y fuera de él, teniendo, cada estrato, su elite dirigente; p. Ej. Los líderes de un sindicato. Una vez la elite consigue una porción de dominio para sí, procura mantenerla, ya sea en la esfera intelectual, económica, política o académica. Las elites se renuevan constantemente, dentro de cada actividad, dentro de un marco pacífico o conflictivo, llegando a la lucha de clases. En principio la sucesión se realiza dentro de los mismos estratos, o en los estratos vecinos y poco antagónicos. La lucha de clases es el resultado de una estructura rígida en los grupos dominantes y esta da origen a una hostilidad abierta( huelgas, presiones políticas, tensiones étnicas o religiosas, ideológicas..) que pueden conducir a una guerra civil.

Todo ello es producto de un sistema de desigualdades originado en la estratificación social (propia de  la naturaleza humana y sus diferencias), cuyas repercusiones sociales y  económicas nunca han sido aceptadas por los hombres como buenas.












































La Politeya
Los modos de la autoridad y su análisis psicosocial.
El absolutismo
Las Democracias y el Poder militar
La Burocracia.

La Politeya es la estructura general de la autoridad y del poder en una sociedad dada. El poder es la capacidad que poseen los individuos, o grupos, de afectar la conducta de otros individuos o colectividades. El poder se encuentra en todos los niveles de la sociedad: empresas, sindicatos... El poder se ejerce para producir un orden determinado y deseado por quienes lo detentan.
Primordialmente, el poder se centra  en el poder público y en primer lugar en el gobierno; este controla los demás poderes, ordena políticamente la sociedad y es el grupo humano que gobierna. La legitimidad es, simplemente, el hecho de que exista consenso suficiente en la aceptación de una autoridad y de su poder.

 Los modos de autoridad . El rasgo común a todo gobierno es que su número es reducido y posee un jefe (soberano, Primer Ministro, Presidente...). En las sociedades tribales, la organización del gobierno se confundía con la jerarquía familiar que dieron paso a las sociedades complejas, donde se señalan (según Max Weber) tres tipos de autoridad carismática, 
1. Gobiernos de autoridad carismática, basada en al devoción o santidad, heroísmo o carácter ejemplar, específicos y excepcionales, de una persona individual y de su actividad política; pero siendo efímera esa consideración.
2. La autoridad tradicional, que se basan en la santidad de las instituciones y en la legitimidad del status de quienes la representan, p.ej. las monarquías. Esta estructura política se justifica en las leyes y costumbres heredadas.
3. La autoridad legal – racional, que se asienta en la creencia de unos derechos de los hombres plasmados en una constitución, donde los límites de la autoridad están marcados por la  ley. En ellos la ley es la expresión de la soberanía popular que está considerada como la fuente de la legitimidad.

El análisis psicosocial del sistema de autoridad se enmarca, tradicionalmente, entre izquierdas y derechas, se ha ampliado con la teoría de William James, entre temperamentos blandos y duros, que permite un análisis  factorial de los grupos políticos, movimientos sociales y hombres según las siguientes coordenadas:





( de H.J. Eysenck, The Psychology of Politics, Londres 1960).
Lo duro y lo blando trata de una posición moral y política, donde la blandura corresponde a la fe en Dios y en la religión, con una moralidad sexual rigurosa y una creencia en la igualdad de los hombres y la ausencia de violencia, la caridad cristiana y la libertad de cada individuo respecto al Estado. Lo duro y lo blando no es sinónimo de autoritario y democrático, que solo tienen consistencia dentro del modelo anglosajón. En estos últimos, psicopolíticamente, se aceptan los conceptos: temperamentos blandos (tender-minded) que representan las características mencionadas, basadas en un fuerte espíritu religioso y moral (potenciado por el protestantismo), muy individualista, que centra la voluntad del individuo en el cumplimiento del deber sin la necesidad de coacción exterior  y los temperamentos duros (toug-minded), definidos por el distanciamiento a la moral tradicional.

El absolutismo está representado por el partido o monarca que concentra sobre sí todo el poder del Estado sin reconocer fuerzas políticas que se les puedan oponer legítimamente. Así, cuando un individuo, o grupo emergente, ajeno a la esfera dirigente, adquiere poder se le ve como una amenaza.
Las monarquías despóticas se ven desde Grecia hasta el Renacimiento.
Modernamente presenta problemas de interpretación y se conciben bajo los siguientes aspectos:
Totalitarismos: Como dominios absoluto que controla la sociedad civil y la vida privada de sus ciudadanos. Precisan de utopías políticas que justifican el terror político, la censura, el aparato policial y la burocracia centralizada.
Despotismos:  Intenta el control de la  esfera privada, aunque no busca su disolución (p. Ej. Las dictaduras americanas). Se permite cierto grado de polaridad ideológica dentro de las fuerzas dominantes que ejercen el poder.

Las Democracias. Sepermite la posibilidad real de la pàrticipación de los ciudadanos en la actuación del poder, tanto por el acceso a cargos públicos, bien por el voto, o por la formación de una opinión pública. Así, la democracia exige que la apatía política de los ciudadanos quede reducida a una mínima expresión y que se tenga un alto grado de identificación con el sistema o, en su defecto, sentido de la responsabilidad, poco común.
Así, la descentralización de la administración ayuda a sensibilizar la vida democrática, contrarrestando la impersonalidad del poder. La constatación de que un  país es democrático se muestra por su participación civil en las instituciones políticas , en la pluralidad política y en la independencia de la oposición.
 El estudio del voto determina los valores y motivaciones poco visibles en otros niveles de la vida política.
El estudio de las conexiones de los políticos con el mundo de las finanzas, con el mundo militar y cierta clase social, señala un aspecto básico de la naturaleza de la democracia estudiada.
El acceso al mundo político no está abierto a todos los que pudieran, virtualmente, ser buenos políticos, sino que deben poseer conexiones necesarias, o sepan labrárselas, en un proceso de cooptación.
Los partidos políticos, sus dirigentes, sindicatos, tienden a mantener cerrados y controlados los accesos al aparato burocrático del partido. (como demostró Roberto Micheli).
Las asociaciones políticas, que tienen fines restringidos, se establecen lobbies, o grupos de contactos, con esferas del poder ejecutivo y judicial, que pueden potenciar o restringir la democracia (Maurice Duverger).



El Poder militar. En el feudalismo, la identificación entre el poder político y militar daba lugar a la manifestación más violenta de las hostilidades humanas.
Los objetivos del ejercito ( control de la sociedad en situaciones de defensa o ataque) son esencialmente políticos. La sujeción del ejercito al poder civil del gobierno, es una cara de la naturaleza militar, la otra es su identificación con el gobierno, típico de las dictaduras latino americanas. También se convierte en grupo de presión ante el gobierno (Pentágono sobre el Presidente Norteamericano o los Senadores).
La actuación del ejercito en la vida política precisa del concurso de , al menos dos factores: la capacidad de actuar del propio ejercito y una opinión pública favorable (problemas graves en la economía y subversión del orden social).


La Burocracia. En las sociedades complejas se hace precisa una burocracia propia de una Administración que hace frente a una gestión rutinaria de casos previsibles, que se solucionan por delegación de poder. Es una organización  formal de estructura organizada sobre patrones de conducta racional, claramente definidos y relacionados con las funciones y objetivos de la Administración.
La burocracia se caracteriza por la racionalidad de las decisiones, la impersonalidad de las relaciones sociales, la rutina de las tareas y la centralización de la autoridad.
Otros rasgos son:
Una justicia propia para los miembros de las instituciones burocráticas en sus actividad burocrática.
Una autoridad jerarquizada y centralizada.
Un registro de las actividades burocráticas.
Un reglamento sistematizado que define rígidamente el procedimiento burocrático.
La degradación de la burocracia trae consigo el nepotismo, soborno, injusticias administrativas, lentitud de los procedimientos. Además, la adulteración de sus funciones le hace ser instrumento de la policía política en estados totalitarios.
En sí misma, la burocracia representa un instrumento, ni bueno ni malo, depende del régimen político que la utilice, con la característica que siempre sobrevive a cualquier régimen. 
































































Conocimiento social de la realidad
Creencias
Religión y los demás niveles de realidad social.
Ideología.


La cultura, decíamos, es un sistema integrado de ideas, valores, actitudes, afirmaciones éticas y modos de vida que influyen en la estructura y conducta de la sociedad, de la misma manera que el medio físico influye en la cultura.
El hombre conoce la realidad de un modo personal y, también, por la socialización, con la cual recibe un bagaje cultural de actitudes, reacciones, valores, imágenes y creencias. Así la versión del mundo del individuo es aportada en gran medida por la socialización, y es lo que se denomina conocimiento.
Ese conocimiento que aporta la sociedad no es la verdad, sino la percepción social de la realidad, que, como sociedad afirma que el mundo es así, por ello, las ideologías, la religión, la ciencia, la filosofía, tienen raíces sociales.
Al hablar de la naturaleza del hombre  en sociedad y enumerar los axiomas de esa relación (pág.   ) lo hicimos de manera que se pudiera percibir la complejidad que representa para el hombre la sociedad en cuanto a normas, creencias, mitos,... que le son transmitidos y que formarán parte de su bagaje cultural personal y que le permitirán desarrollar una correcta comunicación con sus semejantes y una perfecta integración social, al compartir, en definitiva, la misma cultura.
El origen de esos conceptos y creencias y la manera en que son adquiridos permiten conocer la naturaleza de esa sociedad.

Creencias. Representan las convicciones sobre la realidad y su verdad o falsedad, no siempre es, empíricamente comprobable este extremo; son aceptadas sin examen racional y son sentidas emocionalmente; con ellas se transmiten los fenómenos como la religión, la magia, la ideología, los prejuicios.... Los hombres son poseídos por sus propias creencias. Así, cuando el hombre define algo como existente, aquello que ha definido produce efectos sociales, sea real o no la afirmación (Isaac Thomas). Por ello, socialmente, es más interesante los fenómenos que producen las creencias, como su utilidad social, que la certeza o no de la misma.
Toda sociedad tiene creencias, hasta los escépticos creen en “no creer en nada”. 

La Religión, es un conjunto de creencias que implica una práctica ritual y una organización social, al tiempo que sanciona una moral determinada para sus fieles. Son de índole sobrenatural y supone la existencia de fuerzas y entidades diferentes a las naturales y que no se perciben como se percibe la naturaleza.
Las creencias religiosas adoptan formas míticas. El mito es una creencia sobre acontecimientos sobrenaturales (El nacimiento desde una Virgen).
El Dogma es una creencia que afirma elementos permanentes del mundo sobrenatural, sin él, la religión, en cuestión, no sería la misma (Unico Dios y Mahoma su profeta).
La moral y mal son dos elementos religiosos, ya que la religión explica la existencia del mal y propone soluciones de naturaleza moral. El hombre se presenta como un culpable que ha de expiar para conseguir una inmunidad completa al mal, que es la salvación.
El rito es el más visible del conjunto de acciones sociales que se manifiestan en los grupos religiosos; se relacionan con los mitos y están conectados con la salvación y expiación de culpas.
La Magia es la involucración de métodos sobrenaturales para fines naturales, prácticos y concretos.
La Iglesia es una colectividad de fieles dotada de un alto grado de organización, con una jerarquía establecida, un derecho positivo y una burocracia, y organización de tipo conservador, que se adapta al orden secular, influyéndolo y siendo influida. 
La secta aparece como respuesta a un grupo religioso del cual se separan y reclaman para sí la ortodoxia de las creencias, accediendo sus miembros a la seta por méritos y no por nacimiento. Dirigida por un líder carismático, chocan con el sistema normativo de la sociedad en la que surgen, pero pueden llegar a convertirse en Iglesia si la sociedad aceptan sus nuevos valores morales y, en definitiva, su acción social.

La religión y los demás niveles de realidad social. El creyente vive la religión como un fenómeno total que afecta al sentido último de la vida. Así, la religión es una sacralización de la vida. Todas las religiones tienen un sentido ético – económico, una concepción del trabajo, de la explotación de las riquezas y del consumo de bienes. Todas explican la muerte y tienen rituales para los muertos. Fomentan una estructura social acorde con sus valores e intereses materiales. 


La ideología. Es un conjunto de creencias y conceptos que explican el mundo social. Es de tipo secular, y representa una simplificación esquemática de la realidad, que permite una distorsión de la misma con objetivos prácticos. Cada grupo posee su ideología, desde la difusa, que presenta la sociedad, hasta el grupo más reducido.
La ideología es una ilusión colectiva, una mixtificación que hacen los hombres de sí mismos y que reciben a través de normas y valores, y conceptos que tienen su origen en la distribución de la riqueza, la división del trabajo y la tecnología.
Es una concepción del mundo social expresa y coactivamente sostenida por una colectividad que contiene un criterio de acción social encaminado al control social. 
Las ideologías son hechos culturales, por lo que cada grupo cuenta con la suya, al igual que cada subgrupo; así existen ideologías según la clase social, la comunidad nacional, la religión practicada, las tradiciones familiares...y también según el momento histórico emerge una ideología sobre las demás. Por ello no se puede hablar del fin de las ideologías, como un hecho genérico, sino que estas nacen, se desarrollan y se extinguen según la dinámica histórica.

El conflicto social , la Conformidad Social y El Cambio social 

Tiene una base biológica en el individuo, que es controlada o sublimada por la cultura y los procesos de socialización. Los fenómenos de agresividad entre animales (Konrad Lorenz) sólo ocurren cuando se introducen presiones ambientales muy agudas, reduciendo el espacio vital y dando lugar a un desequilibrio psíquico que hace emerger el “espíritu de lucha” innato en toda especie (combates territoriales), y que en el  caso del hombre, es potenciado y canalizado, contra sus semejantes, a fines económicos.
Aunque sería una causa natural de conflicto, en la práctica las luchas internacionales son producto de la liberación y canalización de los conflictos internos, creando tensiones ideológicas que obligaban a los ciudadanos a emerger su agresividad (espíritu de lucha) dirigida contra el objetivo señalado, que se convertía en enemigo.
 Desde el punto de vista de la acción social, la actividad conflictiva que representa una categoría de la acción social y , por ello, un instrumento básico de la vida en sociedad, mediante el cual los hombres intentan resolver un dualismo divergente y alcanzar un nuevo tipo de integración o unidad que puede llegar a la aniquilación del rival.
El Conflicto  es, para Lewis Coser, una “lucha por valores y por el estatus”, el poder y los recursos; en el cual, los oponentes intentan neutralizar, dañar o eliminar a sus rivales. Es lo que se define como Liza entre personas, grupos o colectividades por la consecución de bienes.
Para justificar esta lucha en el conflicto, se acepta que, psicológicamente, el hombre posee características de agresividad o de ambición ilimitadas e innatas; pero es preciso señalar que los apetitos y deseos destructivos se neutralizan en la estructura social y con el modo de organizar la vida comunitaria. La desestructuración social favorece la expresión violenta del individuo. Pero más que centrarse en el individuo, sociológicamente, la violencia se origina en las estructuras que determinan los modos conflictivos de la interacción y los pacíficos de la coexistencia.

La competencia es un conflicto regulado por “reglas de juego” que protegen la integridad de todos los competidores. La diferencia con el conflicto es de grado, menos cruenta, donde la agresividad se canaliza en un sistema de convenciones que excluye la violencia, aunque no la conducta hostil.

La Naturaleza de los conflictos va desde fricciones familiares, luchas de clases, competición entre empresas, guerras, antagonismos ideológicos, luchas por el poder... y su resolución tiene efectos en la estructura social cuando un subgrupo adquiere la categoría de grupo.
El conflicto social ha creado un modelo matemático para el estudio de los conflictos llamado teoría de los juegos, que intenta reproducir la estrategia ideal a seguir por parte de un contendiente según sus recursos y situación en un conflicto, ya sea diplomático, bélico, comercial o político.
En la práctica, existe, siempre, un pacto entre grupos que gradúa la intensidad de la agresividad y su evolución y las causas que determinan una escalada; con el fin de que, ya que es inevitable el conflicto, este no se escape del control de los dirigentes de ambos bandos.
Ciertas formas de conflicto y antagonismo son necesarias para el mantenimiento de la identidad y las fronteras de cada grupo social. El conflicto aumenta la cohesión del grupo en liza, asentando las clases, castas y facciones de toda índole. Aumenta la solidaridad interna, la disciplina, se transcienden los límites de lo convencional en el ejercicio del poder.

Además de las dos grandes divisiones: Conflicto social y Competencia, existen dentro del conflicto, tipos de conflictos destacables por sus características:

La Guerra Es una lucha mortal y organizada por una colectividad con el fin de subyugar o destruir, total o parcialmente a otras colectividades, con derramamiento de sangre. Según Abén Jaldún (pensador medieval musulmán) las guerras se han clasificado, con pequeñas actualizaciones, en:
- Guerras entre naciones, clanes y tribus que compiten por la riqueza, ya sea territorial, económica o soberana.
- Las promovidas por profesionales.
- Las guerras ideológicas y religiosas. Las guerras civiles.

Las revoluciones   son procesos de cambios internos y rápidos que pueden desembocar en una insurrección armada inicial y que cambia la estructura y la cultura de la sociedad, transformando los valores, las leyes, las religiones (por ello los golpes de estado no son revoluciones) el poder y la técnica, sin que exista una modificación absoluta de la sociedad.
La situación revolucionaria exige un choque entre ricos y pobres, poseedores y desposeídos, es decir, que exista un antagonismo entre clases, que pasa de un estado latente a otro abiertamente explícito. T además, se ha de poner entre dicho la legitimidad de la autoridad de las clases dominantes para que el proceso revolucionario sea posible. Una situación internacional proclive es necesaria para su triunfo; también una frustración de las expectativas económicas; y que el ejercito deje de ser leal a las clases dirigentes.
Solo la apertura de las clases dirigentes a ideas, personas y técnicas nuevas permite una adaptación a los cambios y evitan las tentativas revolucionarias.

El Conflicto Intergeneracional. Aparece en cambios sociales intensos entre adultos y jóvenes; cuando estos últimos han sido socializados según normas y valores que no se corresponden con el mundo que encuentran, entrando en una confusión que conduce a una serie de soluciones posibles: rebelión, sumisión, crítica racional y coherente.
La desviación colectiva de los jóvenes se muestra en cuatro tipos de rebelión:
- Rebelión política. Identificada con la izquierda o los liberales.
- Rebelión utópica. Destrucción de la autoridad como causa de la opresión.
- Rebelión fascista.
- Pseudo rebelión. Retirada de un mundo hostil, e incapaz de garantizar la salvación moral.


La Conformidad social  El sistema que conforma la sociedad se basa en unas pautas de conductas de sus instituciones. La conformidad social representa el acatamiento explícito o tácito de las normas sociales a través del comportamiento de los individuos. Si la conformidad fuera de naturaleza psicológica hablaríamos, no de conformidad, sino de identificación y, por ello, sumisión o conformismo.
Esta conformidad del comportamiento individual a la norma social puede ser deseada, impuesta o inconsciente.
La desviación de la conformidad social de cualquier tipo de conducta que no encaja con las normas del sistema social al que pertenece, puede ser de consecuencias mínimas y toleradas, hasta hostil y destructiva para el entorno social.
La anomía, ausencia de ley o norma, es una situación en la que el conflicto entre normas complica la orientación de la conducta de los individuos. El conflicto normativo da lugar a un vacío normativo que origina una confusión mental y moral.
Durkhein y Merton han señalado que la anomía surge de la discrepancia que existe entre las necesidades del hombre y los medios que ofrece la sociedad para satisfacerlos.
Así, un joven socializado en el esfuerzo para el éxito dentro de una estructura social que no permite el éxito a la mayoría, da lugar a neurosis o psicosis individuales, propias del mundo moderno, o al suicidio (Durkheim) anómico que da lugar a un tipo de delincuencia que buesca el éxito social por “otros medios”.
Para Merton, lo singular es la falta de oportunidades en una sociedad que predica la igualdad de oportunidades mientras coexisten barreras contra la igualdad.



El cambio Social  se encuentra en todos los aspectos de la vida social y se define como la diferencia observada entre un estado anterior y otro posterior de una realidad social. A veces se usan, indistintamente, desarrollo y progreso, cuando en realidad el desarrollo se puede fundar en el trabajo de una clase social desprotegida y mal pagada (inmigrantes), lo que está en contra del progreso social. Así que el progreso y desarrollo son dos aspectos del cambio social.
El cambio social es frecuente en cualquier sociedad. No aparecen aislados ni en el espacio ni en el tiempo y repercuten en todo el mundo. 
En la historia de la humanidad se ha concebido el cambio social desde dos concepciones dominantes: 
evolucionistas que se entiende como un flujo continuo a través del tiempo en el que las alteraciones súbitas no son más que accidentes que pertenecen a una continuidad. La sociedad está en un equilibrio dinámico y se asemeja a un organismo vivo, en el que las funciones se encuentran divididas. Desde Aristóteles se hace hincapié en un desarrollo interno y prolongado, donde cada estructura social ha realizado ajustes internos y externos, entre las partes y el todo social.
Las teorías dialécticas. Conciben el cambio como flujo interrumpido por grandes crisis, a veces de proporciones apocalípticas. Tiene una visión cíclica de la historia, que se completó por el concepto de los estadios progresivos de la sociedad







































Hay que construir desde lo más profundo del hombre, 
innovando constantemente, 
permitiendo que la libido, esa fuerza psíquica que transporta el misterio de la creatividad, se renueve incesantemente,
 reconstruyendo, una y otra vez el mundo que nos rodea,
 y plasmando en él los anhelos del hombre en pos de un mundo feliz.
 Porque la sociedad actual no tiene salida,
 renueva las formas y no el fondo;
 cambian las apariencias,
 haciendo de lo pasajero y fugaz un tesoro
y  de lo permanente e imperecedero lo inútil,
 como un engaña bobos que oculta la sabiduría,
así se perpetúa esta sociedad,
copiándose incesantemente así misma,
 y con ella los errores que alejan al hombre de la felicidad. 





























































INTRODUCCION:






El hombre representa la línea evolutiva que él mismo designó con el término clasificatorio de homo. Sin embargo sus características desbordan cumplidamente los criterios anatómicos de este tipo de definiciones.
Un rasgo esencial de la línea evolutiva humana es el desarrollo de la cultura: conjunto de información transmitida por un mecanismo externo totalmente distinto de la transmisión genética por las moléculas de ADN.
Puede decirse que la imitación del gesto y del comportamiento fue, al principio, un medio importante de transmisión cultural que ayudó a la difusión de técnicas de fabricación de utensilios y armas de piedra.

El lenguaje simbólico, plasmados en restos materiales de un pensamiento conceptual (ritos funerarios, inquietudes estéticas,...) se remonta a cientos de miles de años, en la etapa del Homo Erectus.

El desarrollo – cualitativo y cuantitativo – del cerebro fue debido a la complejidad creciente de la información cultural que debía transmitirse, dando origen a un proceso evolutivo regido por la selección para la supremacía en un entorno agresivo, donde la eficacia de la respuesta cultural a las variaciones del medio determinaba el éxito de la especie a la vez que moldeaba el medio humano y su evolución cultural. En tanto que la selección implicaba elección y esta elección una evaluación de aptitudes dentro de un consenso entre los individuos, esta forma de evolución de la especie humana implicó e implica una gran socialización.

La transmisión cultural alcanza a los hombres contemporáneos por un proceso de difusión y selección cultural ( medios informativos y culturales) y, por otra parte, a las sucesivas generaciones por medio de la educación. El hecho educativo ha alargado el periodo de inmadurez en el hombre.

El comportamiento humano no está totalmente determinado por el genoma heredado, su plasticidad permite un grado de libertad. Ese incremento de la libertad individual y de la responsabilidad del individuo respecto a la sociedad se ha convertido en el motor principal de la hominización.

El hombre es un ente Psico-biológico que se origina, en un proceso evolutivo, del Universo y, por lo tanto, forma parte de él, en sus tres aspectos: su aspecto biológico (cuerpo material con funciones biológicas y fisiológicas reguladas por procesos bioquímicos) como en el aspecto Inteligente (en su capacidad consciente de gestionar el medio y su propia comunidad y vida individual), así como el aspecto Psíquico (gestiona su vida espiritual y la de su comunidad, trascendiendo la realidad). Por ello el hombre está contenido en el Universo, tanto en este momento de su expansión, como en el inmediatamente anterior al Big-Ban, cuando concentrado en un punto infinitesimal, el Universo  se disponía a expandirse. Por ello, tanto el Universo como el hombre están sujetos a fenómenos físicos y biológicos que han dado origen a la vida, económicos, puesto que ambos se gestionan así mismos  limitados por leyes; y psíquicos, puesto que, al menos, el alma del hombre es el alma del universo, y de la misma manera que éste se transciende, así el Universo se transciende,  puesto que el hombre es Universo (p.ej. no se puede imaginar que la Teoría de la Relatividad surgiera como una formula y no mediante la búsqueda reflexiva de Einstein, en el que este se acercó al Universo transcendiendo el tiempo y el espacio desde su psiquis, una psiquis que físicamente estaba limitada por esas dos magnitudes –tiempo y espacio); así mismo en cada Big-Ban el Universo renace, abriéndose a una nueva experiencia de fenómenos y vida, de la misma manera que el hombre “muere” cada día para entrar en contacto con su inconsciente; o “muere” al dejar de ser niño para “nacer” hombre. 

De la misma manera que en el transcurso de este trabajo veremos como en la historia el hombre ha ido modificando conscientemente sus perspectivas colectivas con el fin de dar a luz una nueva calidad de la experiencia humana, de esa misma manera, debemos corregir nuestra percepción de nosotros mismos y del Universo, para reconocer o intuir más adecuadamente las relaciones que existen entre el Universo y el hombre y el papel que éste desarrolla dentro del Cosmos, dentro del Planeta, dentro de su sociedad y dentro de sí mismo.

 Esta corrección debe de entrar desde el mundo de la socialización, a través de los estamentos que constituyen su soporte y debe de ir más allá de la creación de un compartimento llamado ecología; debe de atender, esencialmente, a la esfera espiritual de las personas, y por ello las instituciones deben integrar ese espíritu, esa nueva percepción del entorno y del individuo, dentro de un concepto global de la humanidad, que permita un pensamiento analítico de los actos humanos en su relación con el medio ambiente  en sus vertientes económicas, sociales, culturales, políticas y éticas, como paso previo a una evaluación moral de la humanidad y de nuestra responsabilidad individual en la misma.

Descubrir que los actos humanos contienen una carga ética y moral (que los medios de comunicación intentan amortiguar cuando no ocultar o desviar) de la que no pueden desprenderse y que nos hace responsables de nuestros actos en el plano de la realidad y en el espiritual, y que emanan del impacto que cada acto humano genera sobre el medio social, económico, político, etc. significa que ha llegado el momento de ese cambio de perspectiva, donde lo espiritual debe afectar, nuevamente, al mundo material para alcanzar una nueva perspectiva que haga posible un futuro y, por lo tanto, traiga, de nuevo, la Fe en el ser humano, en sus instituciones y en un mundo mejor.

Los recursos humanos del mundo están representados por el conjunto de seres humanos y, sobre todo, de sus potencialidades emergentes o explícitas que representan los individuos para sí mismos y para la humanidad. Se consideran recursos humanos porque del fruto de su proyección sobre la sociedad se enriquece el propio individuo –creando una personalidad singular y rica -  y la propia sociedad, que recibe los frutos del desarrollo personal de los individuos en forma de avances tecnológicos, económicos, sociales o espirituales. El desarrollo de los recursos humanos está ligado al desarrollo de la personalidad de cada individuo (dentro de una sociedad y cultura) que contempla la realización personal de los individuos como una oportunidad de enriquecerse con sus frutos, que, además, promueven el acceso a la experiencia de la realización personal a sus coetáneos, removiendo obstáculos e impulsando mecanismos sociales que ayudan a ese fin.

Si afirmamos que la libertad es precisa para experimentar el bien, cuya luz ilumina nuestra inteligencia y desarrolla nuestras potencialidades; si la observamos como un requisito para la experiencia individual, a la que debe de acceder toda la humanidad; no hacemos otra cosa que abundar en lo obvio, sin embargo, esta necesidad de remarcar la importancia de la libertad no es gratuita. Si el hombre necesita de libertad para realizarse individualmente,  socialmente la libertad debe de estar garantizada para que exista libertad individual, y esta libertad que precisa la sociedad es un valor, que, aunque reconocido desde hace tiempo, se encuentra por definir con precisión, de manera que en cada época existe un concepto de libertad, máxime según la perspectiva desde que se analice el concepto ( como ciudadano o como autoridad) y cada cultura o nación tiene una noción propia de libertad, cuyo valor puede estar supeditado (como en ocasiones lo está) a conceptos de seguridad y economía (que en muchos casos se convierten en sinónimos); de tal forma  que, aunque la Igualdad, la Independencia, la libertad, la Justicia son valores que podrían encuadrarse en la misma jerarquía, es obvio que no pueden existir sin una economía que sustente las actividades básicas de la sociedad, sin un sistema de seguridad que proteja la existencia de las instituciones y los individuos. 

Así la libertad es sinónimo de transparencia (es decir, no puede existir libertad sin que se conozca la realidad de los fenómenos políticos y económicos que rodean un Estado, y no puede haber transparencia hacia la sociedad si esta no madura y participa en las instituciones, asumiendo responsabilidades – a mayor responsabilidad mayor actuación por deber – y el deber no es autoritarismo sino consciencia , saber) y la transparencia es sinónimo de Democracia (Así se define democracia como el sistema libremente elegido por un pueblo en el cual asume responsabilidades de gobierno, perdiendo la libertad del libre albedrío y asumiendo el deber como expresión de la Justicia que a todos nos hace iguales (en derechos y deberes) y preserva nuestro ser (para que se realice individual y socialmente).

La revolución cristiana tenía, entre otros aspectos muy interesantes, uno político; cuando hace a los hombres iguales ante un único Dios, los hacía, efectivamente iguales en responsabilidad ante una sola ley, lo que señalaba que la divinidad del Cesar, hombre-dios, no iría más allá de la vida terrenal y a su muerte sus actos serían juzgados por Dios, haciendo efectiva la igualdad ante la ley como un principio anhelado y liberador para las personas de una sociedad de grandes desigualdades. Sin aspirar a las riquezas materiales, ni amenazar la riqueza material de nadie en concreto, los cristianos proclaman la riqueza espiritual que busca la libertad en el interior y subvierte el orden de los valores establecidos y la “legitimidad” de las leyes vigentes, y, por ende de la autoridad humana de la que emanan.

Haciéndose los reyes cristianos se soluciona el problema de la legitimidad de las leyes y del propio Estado, pero la libertad de los individuos, como instrumento para su realización como personas no se contempla más allá de una pequeña elite. Los campesinos, los mercaderes, los herreros,.. son contemplados como una necesidad que no precisa más formación e instrucción que la que ellos mismos se proporcionan de padres a hijos. Así su libertad individual apenas tiene sentido; la dependencia del señor feudal y de su ley –legitimada por la iglesia- mantiene a la población al margen de la cultura y de la necesidad de libertad – la libertad es necesaria para elegir, sino se puede elegir no es útil la libertad (su uso puede conducir a la condición de proscrito). Los hombres carecen de libertades hasta 1215, en el que los señores feudales imponen al rey Juan sin tierra la Carta Magna (limitan el poder del rey). El Habeas Corpus, que intenta evitar el peligro de arrestos arbitrarios aparece en 1679. Montesquieu (1689-1755) y Juan Jacobo Rousseau (1712-1778) critican al Estado y a la Iglesia e intentan liberar al individuo del sometimiento del Estado con sus escritos. La Declaración de Independencia de EE.UU., redactada por Thomas Jefferson  dice: “Sostenemos como verdaderas evidencias que todos los hombres nacen iguales, que están dotados por su creador de ciertos derechos inalienables, entre los que se encuentra el derecho a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad...” La Revolución Francesa y su Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano proclaman, en un medio de opresión generalizado, los Derechos Humanos.

La diferencia efectiva entre los derechos ejercidos por una elite y la gran mayoría apartada de la oportunidad a un bienestar  material y subsidiaria de la inactividad del Estado respecto a los desfavorecidos da lugar a los movimientos obreros y a las revoluciones rusas y mejicanas de 1917, en busca de un derecho para un colectivo marginado en la política del Estado: los Trabajadores.

Ninguno de los caminos emprendidos penetró, aunque lo buscara, en la sociedad para dar lugar a las transformaciones sociales precisas para un cambio en la percepción de los derechos efectivos de las personas.

La separación de los poderes que preconizó Montesquieu fue anulada de facto por el desarrollo del Pacto social de Rousseau; aún buscando el mismo fin, sus consecuencias fueron antagónicas. En la práctica la teoría de Rousseau ensalza el grupo frente al individuo y hace preponderante el derecho del grupo frente al del individuo, que es incluso anulado si entorpece el funcionamiento del pacto entre grupos.

A la postre, y como ya señalamos en la crítica a Rousseau en la Política Económica, el interés general ya no es el del Estado, sino el del grupo o grupos que pactan en un sistema político, la perpetuación de ciertas elites sociales en las funciones administrativas del Estado, con el consentimiento de los grupos que, debiéndose poner al servicio de la libertad individual, conviven en el pacto, haciendo del instrumento de libertad colectiva (el grupo) el objeto de la libertad.

Así, la ley, que humilla la sensibilidad humana sometiendo al hombre  a su espíritu y lo engrandece, al verse sometido a la razón, se convierte en un elemento de pacto cuya función no es la razón que sirve al bien común, sino evitar que los grupos, llevados del interés particular y en pugna por sus objetivos particulares, lleguen a enfrentarse en un derramamiento de sangre inocente. Así es como los intereses particulares de los grupos se convierten en interés general, al implicar la seguridad de todos.
Por ello las leyes y normas que emanan de pactos se ven “ilegítimas” por los propios grupos, o de “legitimidad” condicionada a una conveniencia y, por tanto, basadas en una razón efímera, es decir, en cualquier caso contrarias a la razón del bien común. Así, cuando los grupos buscan sus propios intereses, a la vez que se conciben así mismos como piezas fundamentales del Estado, vulneran la ley en razón del “interés general”. Así las potencialidades humanas son sacrificadas, para mantener una estabilidad conocida, y con ellas recursos indispensables para un desarrollo del Estado que mantenga vivos los principios de libertad, igualdad e independencia frente a otros Estados (independencia tecnológica, política). Por ello, la teoría de Rousseau ha convertido las instituciones del Estado en un monstruo acéfalo en los que todos nos encontramos sometidos, en distinta manera, nuestra libertad individual, seamos pertenecientes a un grupo o no.

Este trabajo aborda la línea que une la sociedad y el individuo; analizando nuestra sociedad actual desde varios aspectos; señalando los problemas políticos planteados entre los grupos y los individuos, y apuntando soluciones, dentro de un marco previo constituido por una visión sociológica y psicológica del hombre. Este marco previo aborda cuestiones, como la guerra, antes tratadas a nivel económico y que aquí aparecen desde el punto de vista sociológico, como se debe en un trabajo sobre la sociedad y su funcionamiento. 




















































































EL HOMBRE

El hombre desborda los criterios anatómicos que define la clasificación de “Homo”, puesto que un rasgo esencial de su línea evolutiva es la cultura, como conjunto de información transmitida por un mecanismo distinto de la transmisión genética por moléculas de ADN. El enorme desarrollo del cerebro, en cantidad y cualidades, a lo largo de la evolución humana y la complejidad de la información cultural que debía asimilar dio lugar a un proceso de adaptación al medio cuya eficacia, y agilidad en la respuesta cultural a las variaciones del medio, determinaba el éxito de la línea evolutiva. Así el comportamiento humano no está totalmente determinado por el genoma heredado y adquiere un grado de libertad.
La diversidad biológica humana es el resultado de la diversidad genética y la influencia de los distintos medios naturales sobre el genoma. La subdivisión de la humanidad en razas representa el 7% de la diversidad genética total. De ahí que el racismo por el color de piel, o la supremacía de razas, tienen una base científica poco estable (más bien representa una estética de grupos dominantes), puesto que la eliminación de las razas consideradas inferiores daría lugar a la debilidad de la raza declarada superior, ya que la humanidad funciona como un organismo integrado, donde las razas actúan como soportes biológicos unas respecto de las otras. Recordar el hecho en que la Europa del este, que resistió la peste en la edad media, ha dado como resultado, por su singularidad genética, la resistencia al VIHS y con ella la esperanza cierta que la humanidad nunca será aniquilada por el SIDA.
Así cuando la naturaleza ha especializado a la humanidad para vivir en el desierto caracterizando a los hombres que viven allí de ciertas cualidades, o en el polo norte, de idéntica manera, o especializándolo en zonas templadas o tropicales, dándoles resistencia a fenómenos climáticos o inmunidades especificas a ciertas enfermedades, se estaba adaptando a la humanidad a todo un medio y a sus posibles cambios, en un esfuerzo de la naturaleza por hacer estable la vida del hombre sobre el planeta. Así es como la estabilidad no la representa una sola raza, sino todas ellas en su conjunto.
El hombre tiene un soporte físico al que nos hemos referido y que encuadra a toda la humanidad dentro de la especie Homo Sapiens, y que se encuentra sujeto a unas leyes, y fenómenos, naturales propias de la vida, como todo ser vivo: nacimiento, nutrición, crecimiento, reproducción, envejecimiento y muerte.
Sin embargo asume una cultura, cuyos rasgos se ven en algunos animales, que le permiten crear una estructura social en cuyo seno se posibilita la realización personal del individuo y su cooperación en grupo. Esto significa que hablamos de un aspecto psíquico del hombre que ha de desarrollarse, como consecuencia de la percepción, el aprendizaje, la maduración de su personalidad, etc. que si bien son fenómenos que se circunscriben al ser, estos precisan de una estructura social para alcanzar el éxito y la plenitud.
También es de destacar el aspecto espiritual, religioso o mítico del hombre, del que este es consciente desde los albores de la humanidad. Si el joven cazador debía pasar la prueba, ante los adultos, de ser capaz de matar a un animal, y con ese acto matar su miedo a su propia muerte, la recompensa es la admisión dentro del status de guerrero o cazador, pero, aún más, la consciencia de que el animal muerto liberaba al hombre del miedo a la muerte, también , no es menos cierto, que lo adentraba más allá de las fronteras de la realidad cotidiana, haciéndolo explorar su propio inconsciente  en un viaje iniciático, sin retorno, y lleno de rituales que permitían el progreso por la zona oscura de la psique. Así es como entraban los jóvenes en el camino del conocimiento, guiados por unas experiencias que les permiten religar (religión – reunir) lo que se olvidó.
Pique, en griego significa alma, y se refiere al conjunto de funciones sensitivas, afectivas y mentales de un individuo. Toma el nombre de un relato: Metamórfosis, narrado por Apuleyo (una obra compuesta de 11 libros y conocida como El Asno de  oro); y en una parte de la misma se cuenta la historia de Psique, que era hija de un rey, y Eros (Dios creador nacido del caos primitivo, Dios del amor) se la llevó a un palacio encantado donde la visitaba todas las noches, prometiéndole dicha eterna si no intentaba verle el rostro; pero temiendo que su amante fuera un monstruo, Psique, encendió una lampara para salir de dudas y una gota de aceite de la lampara cayó sobre Eros y este huyó a la vez que el palacio desaparecía. Psique quedó a merced de Afrodita (Madre de Eros e inspiradora de pasiones violentas) que, envidiosa de su belleza, la obligó a desgranar semillas, a bajar a los infiernos, etc. Dentro de un sueño mágico fue liberada por Eros, a la que se unió por toda la eternidad.
Esta historia alegórica representa el destino del alma humana y fue tema de los platónicos y neoplatónicos que vieron en ella una promesa de eterna dicha en el más allá, donde el alma encuentra el amor divino. A la vez, muestra como los  mitos se extiende más allá de los límites del mundo racional y superviven en la actualidad como una necesidad de nuestra mente por tener representaciones físicas de un mundo interior que debe resolver sus “tareas” para convertirse en un ser pleno.
Así, las religiones muestran las verdades sobre nosotros bajo un manto que las oculta de manera que la inmensa mayoría de los hombres no las pueden reconocer (Sigmun Freud). Pero esa es una de las funciones de las doctrinas; para ser desveladas hay que recorrer un camino iniciático hacia el interior de nuestra psique. Un viaje más allá de las fronteras de lo conocido, que nos devolverá al mismo mundo, pero con un cambio interior, como el producido por el protagonista de  la novela  de Apuleyo (Metamórfosis o El asno de  oro), que narra las desventuras de un joven transformado en asno a causa de los maleficios de una bruja; pero que conserva su espíritu humano, pudiendo, por ello, conocer la vida miserable de los animales, abandonados a las brutalidades de sus sucesivos amos, robado por bandoleros, víctima de mujeres lúbricas... Gracias a la diosa Isis vuelve a su forma humana. 
Los mitos representan la entrada secreta, por la cual, las energías universales se manifiestan culturalmente en los relatos de los hombres; siendo así en todos los tiempos, desde el cazador hasta el hombre moderno que cuenta un cuento a su hijo, en ambos casos el producto que aparece es la energía innata que cada uno lleva dentro de sí y que se manifiesta espontáneamente a través de la psique.
Socialmente, ya desde las antiguas culturas humanas, se realizaban ritos de “iniciación” donde la ruptura con el mundo infantil era radical. El rito de la circuncisión, donde el muchacho es separado de la madre y llevado al mundo de los hombres. El rito se plasma en símbolos que los niños creen al pie de la letra y se aterrorizan (“El Gran Padre Serpiente huele tu prepucio y lo pide”), e intentan refugiarse en un entorno femenino; las mujeres se lamentan de que el niño sea llevado al lugar de los hombres, donde la Gran Serpiente brama. Ese mito aniquila las fantasías infantiles que anclan al muchacho al mundo infantil y permite llevarlo al mundo de los adultos, pero no para envejecer, sino para permanecer joven. Si esta ruptura no se produjera, como de hecho ocurre frecuentemente en el mundo actual, los maridos no quedarían adorando las reliquias de su infancia, siendo abogados, comerciantes o mentes privilegiadas que sus padres quisieron que fueran, y siguen aferrados a su madre, sin madurar, mientras sus esposas siguen en busca de su amor, aunque tengan hijos y más de quince años de matrimonio, un amor que se manifiesta en sueños en forma de centauros, de silenos, de sátiros. Así el psicoanalista redescubre la sabiduría de los cuentos , de los brujos circundadores con terroríficas máscaras, de la mitología.
Así vemos como el hombre precisa de la sociedad para realizarse y, por lo tanto, esta debe de satisfacer sus necesidades, no solo físicas, propias de su condición animal, sino intelectuales, propias de la naturaleza superior de la especie humana respecto del resto de los seres vivos, y, además, prever un recorrido, un curriculum espiritual que le permita ir abandonando roles y adquiriendo otros, a la vez que explora su propia psiquis, en su lado más oculto, donde se manifiestan los fenómenos que dan cohesión al mundo real y mitológico, en un proceso irrepetible y personal, de cuyos frutos vive la sociedad, y que se plasman en sus cuentos, sus símbolos, su mitología y sus religiones. Porque, en definitiva y a la postre, detrás de todo proceso socializador se encuentra el hombre y su singularidad.  
Así, la diversidad cultural y genética, que observamos como un fenómeno folklórico desde la distancia y nos asusta , no sin razón, por su proximidad, representa un proceso esencial de la evolución humana que, por otro lado, tiene unas reglas que han de respetarse, desde el punto de vista sociológico, para evitar los conflictos entre comunidades y que también abordaremos en este trabajo. 

















































































EL SOPORTE FÍSICO DEL ALMA
Origen y Evolución de la Mente.
La estructura cerebral.
El sistema humoral.


Origen y Evolución de la Mente.

La excitación o irritabilidad es una propiedad consistente en una perturbación reversible que cabe considerar como una respuesta a la estimulación. Así la contracción de un organismo constituyó una de las primeras manifestaciones funcionales de la materia viva. Posteriormente, estas manifestaciones fueron evolucionando y configurando una complejidad que se manifiesta en los organismos superiores. Así, si la psicología se ocupa de estudiar las conductas reguladas por la acción del sistema nervioso, hay que tener en cuenta que esas conductas proceden de otras regidas por procesos bioquímicos anteriores a la aparición del sistema nervioso como lo son los tropismos (en vegetales, como movimientos de las plantas hacia campos de fuerza o fuentes de energía gravitatoria, luminosa, térmica, etc. con los que optimizan su relación con el medio), Kinesias (respuestas animales a situaciones ambientales simples, como humedad, calor , luz etc. que les permiten mejorar sus condiciones de supervivencia) y taxias (que representan un sistema de orientación más eficaz, como, dentro de las taxias las anemotaxias que  regulan las conductas de las langostas o mosquitos, e incluso la conducta migratoria de aves, mamíferos y peces). De esta manera, la inteligencia se considera una capacidad biológica de adaptación.
Se cree que los primeros metazoos (seres pluricelulares cuyas células se han diferenciado con funciones distintas y pertenecientes al reino animal) surgieron de acumulaciones de células en las que las exteriores tomaran funciones protectoras o esqueléticas, otras funciones motrices, otras células desarrollaran funciones de sensibilidad, otras digestivas y otras de información. La comunicación entre las distintas células de un mismo organismo se cree que se realizaban por quimiorreceptores (sistema de  transmisión de señales de naturaleza hormonal que se manifiesta en los metazoos más primitivos y aún suceden en el hombre). A este fenómeno le sucedió la aparición de un sistema nervioso capaz de transmitir las señales de los receptores a sus puntos de destino de manera más precisa por medio de impulsos bioeléctricos y que culminó con el cerebro humano que conocemos en la actualidad.

Cuando los animales alcanzan determinado grado de desarrollo y complejidad, precisan unificar la acción de las diversas partes del cuerpo, para lo cual, algunas células se especializaron con el cometido primordial de comunicar las diversas partes del organismo, dando origen a ganglios nerviosos que dieran lugar, en los vertebrados, a verdaderos cerebros (es decir , el origen del cerebro es ganglionar), como el del hombre, donde se integra todo el proceso evolutivo de los cerebros precedentes; esta afirmación es literal, en el cerebro del hombre se encuentran superpuestos los cerebros más primitivos hasta llegar a nosotros. Este fenómeno es conocido como la ley de la cerebración creciente.
La hominización (proceso evolutivo que va desde nuestros antecesores arborícolas hasta nosotros), según Bielicki, integra componentes biológicos, ecológicos y culturales:
1) Postura y locomoción erectas.
2) Expansión del cerebro.
3) Receptividad sexual no cíclica en la hembra.
4) Retraso de la ontogenia (desarrollo embrionario).
5) Organización de la caza.
6) Uso y fabricación de instrumentos.
7) Comunicación simbólica.
8) Organización social preagrícola.

Todo ello da lugar a un aumento del cerebro  complejificación de su estructura  sistema nervioso con actividades más complejas  diversificación de la conducta  aumento y estructuración de la cultura. De tal manera que el aumento de cultura influye en los otros aspectos y en sí misma.
La evolución de la mente corre pareja al desarrollo del hombre sobre el medio.
La evolución de las especies determina que las especies inferiores dan lugar a las superiores; desde el punto de vista psicogenético, hablar de superioridad equivale a hablar de mayores grados de libertad en el comportamiento, mayor autonomía y más perfecto control del medio, todo ello respecto de los siguientes criterios:
1) Una mayor preponderancia del sujeto en la relación sujeto – medio.
2) Menor dependencia de las vicisitudes ecológicas.
3) Aumento de las actividades que se proyectan en el futuro. Mejor capacidad de respuesta.
4) Mayores posibilidades de alcanzar las metas de conducta por medios alternativos, mayor plasticidad.
5) Ampliación de los periodos de socialización; potenciación del aprendizaje.
6) Aparición de la conciencia histórica. 

Biológicamente, los organismos  superiores tienen dos notas distintivas: diferenciación y jerarquización:
En cuanto a la diferenciación, ya Goethe, en su Morfología, señalaba que cuanto más difieran las partes entre sí más se subordinan unas a otras y cuanto más similares son éstas, menos se subordinan unas a otras; así la jerarquización de las partes es un índice de la perfección de una criatura. Dando lugar a la ley de la filogénesis, aumento de la diferencia y, a la par, de la integración jerarquizada, ha merecido el estudio de Nissen (1951) que señaló los siguientes aspectos:
1) Diferenciación de órganos y especialización de funciones.
2) Disminución de la autonomía y del poder regenerativo de las partes del organismo.
3) Aumento de la capacidad de la substitución funcional de unos órganos por otros.
4) Aparición de la homotermia (control de la temperatura).
5) Aumento de la sensorialidad.
6) Incremento de los periodos de inmadurez: neotenia.

Desde el punto de vista del comportamiento se pueden señalar ciertos aspectos que también afectan a la mente:
1) Perfeccionamiento de la percepción distal (de las partes más alejadas del cuerpo).
2) Mayor plasticidad en los procesos de locomoción y manipulación.
3) Incremento de la memoria, el aprendizaje y la capacidad de resolver problemas y debilitación de los instintos.
4) Socialización creciente.
5) Aparición del lenguaje y de las conductas simbólicas.
6) Aumento de las diferencias individuales y de las aberraciones en el comportamiento.
7) Ecumenismo.

No obstante lo dicho, es muy pertinente mencionar, dada la manifiesta inadaptación actual del hombre al medio y su influencia crecientemente nefasta sobre su propia especie y sobre sí mismo, la anécdota entorno a las afirmaciones de Eiseley; este mostraba el aspecto que tendría el hombre del futuro a sus alumnos:  cráneo mayor que el nuestro, frente prominente y dientes muy pequeños. Y a la descripción agregó:  Exista o no, lo que es seguro es que ese futuro no depende sólo de factores cerebrales. Entran aquí en juego condiciones sociales y factores biológicos que no pertenecen al cerebro. El cerebro no es sino un elemento más, crucial desde luego, de un sistema de acciones recíprocas mucho más amplio. A nuestro entender, la complejidad neuronal no crea, por sí sola, ninguna función mental superior, ni esta complejidad le desvincula de un contexto cultural.

El hombre que mencionaba Eiseley a sus estudiantes de Filadelfia se descubrió, posteriormente, en Surafrica, tal como lo describió, desaparecido hace 10.000 años, resultado de una línea evolutiva paralela a la nuestra y que no tuvo continuidad. Para algunos antropólogos, nos adentramos en la actualidad, en un proceso evolutivo similar que determinará si hay o no futuro para nosotros.


La estructura cerebral.

Ya hemos visto que cuando los animales alcanzaron un determinado grado de complejidad precisaron de unas células especiales cuyo cometido primordial consistió en poner en comunicación las diferentes partes del cuerpo y unificar su acción según diversos grados de perfección conductal. Para ello se requería la estructuración de unos ganglios nerviosos muy diferenciados, que en los vertebrados se  definieron como verdaderos cerebros, hasta alcanzar en el hombre  el nivel de complejidad y posibilidades que presentan.
La neurona constituye el elemento fundamental, cuya articulación da origen al más complejo de todos los sistemas que se conocen: el sistema nervioso. Aunque existe un tejido nervioso con funciones de sostén (neuroglías) es la neurona la que con su capacidad de excitación, de transmisión de impulsos y articulación, forma la unidad básica del sistema nervioso. 
Fue Ramón y Cajal quien definió la neurona de tal manera que hasta en nuestros días, y aún usando microscopios electrónicos, no se ha conseguido sino afirmar que las neuronas son entidades independientes que se comunican con otras neuronas mediante uniones llamadas sinapsis  que se efectúan por contactos axóndendríticos  pero sin formar un mismo tejido. La neurona consta de dos partes principales: fibra y cuerpo celular, es decir, se considera una fibra que se ensancha en el centro, donde se encuentran las estructuras que mantienen viva la célula. Toda ella se encuentra envuelta de una fina membrana a través de cuyos poros se realiza un intercambio iónico de sodio y potasio, que da lugar al impulso o corriente nerviosa que se propaga a lo largo de la fibra, según sea el origen de la excitación, las dendrítas , por estímulos físicos o de otras neuronas, inician el impulso nervioso que es transmitido a otra neurona por la parte de la fibra llamada axón (lo que antes llamamos contactos neuronales axóndendríticos).
La corriente tiene un sentido, y solo uno, de circulación, esta entra por las denditras y sale por el axón. Lo que vulgarmente llamamos nervios son los paquetes de axónes cuyo aspecto blanco se debe a una capa de mielina, que aísla a los axónes unos de otros. 

Las conexiones entre las dentritas y los axones se llama región sináptica. La sinapsis, o conjunto de uniones interneuronales del cerebro, representa el 10% del volumen de este; y es donde se produce el fenómeno bioquímico de transmisión de impulsos por medio de substancias (aceltilcolina) que las hace posible.
La velocidad de los impulsos bioeléctricos varía entre 0.50 m/seg., en fibras estrechas, y 120 m/seg. En las gruesas, siendo la velocidad normal de 25 a 30 m/seg. 
Los impulsos se inician en el axón con arreglo a la ley del todo o nada, de tal manera que la cuantía o tamaño del impulso y su velocidad de propagación no dependen de la intensidad del estímulo que lo inicia, sino del tipo de fibra que lo transmite. La intensidad del potencial transmitido depende del grosor de la fibra y de la fuerza del estímulo. La información se transmite según la frecuencia y el tipo de señal es único, varía de 0 a 1 y nada más, durante el espacio de 1 minuto, un segundo o una fracción de segundo. Lo máximo que puede transmitir una neurona son mil impulsos por segundo. 
Como hemos dicho, los impulsos bioeléctricos se basan en la desigualdad de distribución de iones de sodio y potasio en la membrana celular  y la carga negativa de las proteínas disueltas en el interior de la célula, y es del orden de 100 milivoltios, común al resto de las células, lo que la hace distinta de otras células es su capacidad de despolarizarse. Es decir, cuando entran iones positivos (sodio y potasio) se origina un pico inicial que origina la acción  y ,cuando es expulsado el ion, se restaura.
Energéticamente es de destacar que los millones y millones de neuronas del cerebro trabajan a pleno rendimiento con un bajísimo coste energético estimado en 10 Watios, la décima parte de una bombilla corriente.

El sistema nervioso se estructura en dos grandes estructuras: Sistema Nervioso Central (SNC) y Sistema Nervioso Periférico (SNP).
El Sistema Nervioso Central, compuesto por el Encéfalo: Cerebro, cerebelo y tronco del encéfalo, cuya prolongación es la columna vertebral (médula espinal), con funciones unificadoras de la recepción, integración y control.
El Sistema Periférico, compuesto por los nervios sensoriales(fibras sensoriales de los sentidos externos e internos) y motores (fibras para músculos o glándulas).
El sistema autónomo, que regula  las funciones vegetativas (digestión, circulación, etc.) y emocionales (cuyos mecanismos es relativamente independiente de la voluntad).
El sistema somático, que regula la actividad del organismo con el exterior.
El sistema nervioso autónomo, regula con independencia, las cadenas de nervios simpáticos y parasimpáticos, que tan íntimamente están asociados a la vida vegetativa y emocional.
El simpático prepara al cuerpo para situaciones de emergencia, reduciendo las actividades que no contribuyen de un modo directo al esfuerzo muscular. 
El parasimpático ejerce una labor de protección de los recursos corporales y facilita la eliminación de recursos.

La clasificación morfológica y funcional del sistema nervioso, no coinciden, ya que las fibras que actúan bajo el sistema simpático, también lo hacen bajo el parasimpático, y las funciones del sistema nervioso central interfieren en las mismas fibras que las del sistema periférico. Sin embargo, es de destacar la función del Cerebro, como elemento más importante del sistema nervioso el cerebro, al que dedicaré unas líneas.
El cerebro tiene aspecto de nuez, con una división en dos hemisferios simétricos y unas rugosidades, llamadas giros, lóbulos y cisuras, que forman el córtex (una delgada capa de 4 mm de espesor, de color grisáceo, que cubre los pliegues y casi la totalidad de las estructuras encefálizas).
La corteza,  que hemos nombrado, está compuesta de una substancia gris de seis capas de neuronas que reciben, analizan, integra y refuerza los estímulos, o los inhibe, antes de elaborar la respuesta correspondiente. Así, en la superficie del córtex se localizan áreas que intervienen en el área auditiva, motora, visual, etc., de manera que si las áreas de córtex son lesionadas o destruidas se puede perder capacidades, según el área de que se trate.  Sin embargo hay zonas mudas cuyo deterioro no va acompañado de alteraciones tan definidas, pero sí pérdida de la iniciativa, del aprendizaje;  por lo que existe la convicción de que esas áreas mudas juegan un papel determinante en funciones cognitivas superiores.
El Tálamo:  se compara con un relé, o estación de relevo, que reexpide las aferencia que le llegan de los sentidos (excepto el olfato) y las enfoca sobre las áreas apropiadas a cada impulso, evitando pérdidas de energía en estimulaciones de áreas inadecuadas y creando una priorización jerarquizada.
Sistema reticular Es similar  al tálamo, mandando impulsos a zonas concretas del córtex y, a la vez, de forma difusa, a gran parte del córtex, creando un estado arousal que permite el estado vigilante y consciente. El córtex, por sí mismo, es capaz de estimular esta función reticular definitoria del sueño y la vigilia.
Sistema límbico es importante en la vida emocional y en las motivaciones.
Cuerpo calloso conecta, entre sí, los dos hemisferios del cerebro, siendo uno de ellos dominante sobre el otro.

El sistema humoral. Un sistema, íntimamente conectado con el sistema nervioso es el humoral. Este colabora con el nervioso completando su acción, como lo es el sistema endocrino, que vierte hormonas, activando, regulando o desactivando funciones orgánicas, por medio de la sangre que inunda los centros nerviosos, dando lugar a un sistema neurohormonal. No en vano se habla de los cambios de humor en determinadas conductas o trastornos nerviosos. 






















































LA FUNCIÓN DE LA MENTE
La percepción, respuesta y atención.
Motivación y Conducta.
El aprendizaje
La memoria y el olvido
El Pensar , el Pensamiento y Lenguaje.


La mente es una potencia intelectual del alma, según nuestro diccionario. Dada la naturaleza de la palabra Psiquis (alma), conviene definirla como Aristóteles la definió: si el ojo fuera el cuerpo la vista sería el alma, cuyas funciones son, entre otras, la sensible y la pensante, siendo así capaz de reflejar todas las cosas pues todas son susceptibles de ser sensibles (a los sentidos) o pensables; y se extiende Aristóteles para señalar que, de algún modo, el alma sea todas las cosas. Como pensar es reconocer lo que hay y lo que hace que lo haya, se puede suponer que todas las operaciones racionales son iguales en todas las almas dotadas de la facultad de pensar (es decir: la humana, pues Aristóteles  no descarta el alma en otros seres). Así no habría almas pensantes individuales, sino una sola alma pensante, dando lugar a una “unidad del entendimiento”. (Curiosa aproximación al concepto de inconsciente colectivo).
Los Estoicos y Epicúreos consideraron el alma como una realidad “material” “fina” y “sutil”. Otros, inclinados hacia Platón, consideraron el alma de naturaleza espiritual e inteligible. Para S. Agustín el alma carece de materia y es eminentemente “pensante”. 
La mente es el entendimiento, el psiquismo que se encuentra en constante actividad: piensa, está atenta, se orienta, tiene memoria, es inteligente, nos comunica con el exterior, se mantiene consciente, tiene emociones, percibe el entorno y al propio individuo que la porta, y así misma, tiene voluntad, intuición, manifiesta creatividad, imaginación, instintos, sentimientos, afectos y pasiones. 
En definitiva, una vida psíquica comprende las funciones: sensitivas, afectivas y mentales de un individuo, de la que emana la personalidad, que es la exteriorización de su psiquis del modo de pensar y expresarse de un individuo respecto a sus intereses, y cómo este modo de pensar y expresarse se manifiestan en determinado tipo de actos (conducta); es decir: el conjunto de cualidades psicofísicas que distinguen a un ser de otro.
La consciencia es la culminación de la actividad psíquica, y la posibilidad de que esta se apropie de sí misma, en forma de con ciencia reflexiva, eleva al hombre al plano de la libertad y la responsabilidad; además es capaz de conocer su origen y a la vez capaz de reobrar sus propios fundamentos, como conciencia personal. La conciencia es el conocimiento de nosotros mismos y del mundo exterior; es el rasgo distintivo de nuestra vida mental, lo que nos permite darnos cuenta de lo que ocurre y permanece alerta ante la realidad y se basa en la facultad de percibir información del mundo exterior a través de nuestros sentidos y recuerdos de la memoria. La lucidez y claridad son sinónimos de una percepción y valoración nítidas de sí mismo, de los demás y de las cosas que le rodean, que en psiquiatría se define como situación normal de la conciencia.

La relación del psiquismo con la actividad nerviosa superior es tan evidente que en buena medida se identifican el uno con el otro. 
La asociación entre mente y cerebro está llena de misterios indescifrados, que permiten hipótesis que postulan desde el psiquismo como resultado de una actividad nerviosa, hasta quien afirma que el cerebro es el órgano por el que se expresa el alma.


Percepción, estímulo, respuesta y atención.

El ser humano percibe lo sensible y lo hace formar parte de su conocimiento. El mundo sensible se percibe a través de los sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto), pero no de una manera pasiva, el organismo humano, el cerebro es estimulado por la naturaleza y así comienza el fenómeno de la sensibilidad. Así también, el cerebro refleja la realidad, pero de un modo en el que esos fenómenos psíquicos que hacen posible esa realidad cerebral, exceden de la mera existencia de las cosas, pues son el resultado de la interacción de la realidad del mundo sensible con una actividad nerviosa, y por ello, ni la realidad de las cosas ni la realidad del cerebro las pueden, por sí solas, explicar.
Los receptores, según Aristóteles, coinciden con los cinco sentidos (exteroreceptores), pero otras clasificaciones convienen hasta doce tipos de receptores, a través de los cuales percibimos la realidad electromagnética, gravitatoria, substancias volátiles,...
Como ya apuntamos, los receptores no precisan siempre ser estimulados para iniciar los impulsos sensoriales y por ello se clasifican en:
1) Sentidos que reaccionan a la entrada del estímulo.
2) Sentidos que reaccionan cuando cesa la estimulación y no antes.
3) Sentidos que reaccionan al comienzo y al cese de la estimulación, es decir, son sensibles a los cambios de energía.
4) Sentidos de descarga espontánea.

Así, el organismo posee tejidos especializados en responder a diversas formas de energía y la transmiten, en forma de información, al sistema nervioso central de diversas maneras; una de ellas la psicofísica, que prescinde de lo que ocurre neurofisicológicamente entre el estímulo físico y la respuesta psíquica, sin embargo, sumariamente, señalaremos el proceso de esa actividad nerviosa que, suscitada inicialmente por un estímulo físico, acaba por originar la manifestación consciente de algo.
El proceso sensorial atraviesa por ciertos momentos, en esencia los siguientes:
1) Momento estimular, que se basa en un análisis de la energía física que incide sobre el sentido.
2) Una fase de transmisión, también nada pasiva, en la que los impulsos originados en la transducción se envía a las áreas correspondientes de proyección.
3) Una fase de proyección – elaboración, en que las áreas primarias reciben los impulsos ya codificados y los inscriben en áreas asociativas para ser reelaborados y originar, nuevamente, la experiencia sensorial consciente.

La percepción. La unidad psicológica básica del conocimiento sensible no es la sensación, al menos en el hombre, sino la percepción. El análisis sensorial de la realidad culmina, a nivel de experiencia, en una unidad perceptiva que manifiesta al sujeto algo diferente de un mosaico de impresiones sensoriales inconexas. La percepción consiste en un proceso de integración psicofísica, en cuya virtud la energía estimulante se manifiesta como mundo al sujeto que la percibe.
La percepción es, pues, una aprehensión de la realidad a través de los sentidos; la percepción es un proceso sensocognitivo en el que las cosas se  hacen manifiestas como tales en un acto de experiencia. Tal experiencia no es, por otra parte, un reflejo pasivo de la acción estimular, ni una captación puramente figural de los objetos; percibir entraña un cierto saber acerca de las cosas percibidas y sus relaciones. La percepción no se puede separar de otras funciones cognitivas ( imaginación, intelecto...)  con las que tiene una relación profunda. Tampoco se puede desligar de la afectividad.
La percepción se inicia con un proceso de apertura a la realidad que se llama atención y que está originada por un estímulo.
Estímulo. Los estímulos están en la realidad física y, por lo tanto, no son creaciones de los sentidos. Los estímulos representan prolongaciones energéticas de las cosas. La estimulación es un acto que cobra existencia cuando una energía estimular externa al organismo inicia en este organismo, a través de sus sentidos, un proceso sensorial adecuado que descodifica el cerebro de ese organismo.
Es posible estimular directamente las áreas de sensoriales del córtex u otras partes del sistema nervioso, prescindiendo de los sentidos, y obtener, sin embargo, impresiones sensoriales o vivencias perceptivas complejas, pero siempre esta estimulación es deficitaria, en cuanto que carece de plasticidad y sentido adaptativo propios de la percepción normal. La estimulación tiene un curriculum en el que no cabe eliminar ninguno de sus momentos.
La respuesta.  El acto de percibir es una respuesta con igual entidad psicológica, sino mayor, que una reacción muscular cualesquiera. El acto de percibir es una respuesta interior, o más precisamente, un acto de experiencia, que en el caso de la percepción puede tener carácter de respuesta, y en el de la imaginación y pensamiento de propuesta. Así el acto perceptivo culmina en una experiencia cognoscitiva sin la cual nuestra conducta es, absolutamente, inviable. Con esta experiencia el sujeto da una respuesta interior o mental a la realidad. 
La atención . La etimología del término atención (del latín tendere ad, tender hacia) recoge finamente el atributo de la actividad perceptiva. Así nuestros sentidos están rodeados de toda clase de estímulos e intensidades, y sin embargo, en un momento dado, percibimos unos cuantos, mientras otros pasan inadvertidos. La percepción es selectiva y se hace cargo tan solo de los estímulos que atendemos, es decir, según la definición de atención, nos hacemos cargo de aquellos estímulos a los que tendemos. Por ello, el hecho de que nos pasen inadvertidas cientos  y miles de estímulos que no esperamos percibir, indica que la percepción va precedida por sus expectativas.
Las escuelas estructuralistas definieron la atención en términos de claridad de la conciencia, esto es, como un foco o punto central del mirar psíquico donde la percepción era clara y distinta, rodeado de un entorno o campo periférico donde las impresiones se hacían progresivamente más oscuras y difusas. Para William James, la atención está regulada por las necesidades del propio organismo.
La experiencia  de la atención es un hecho del que tenemos conciencia directa en nuestra experiencia cotidiana; algunas de sus manifestaciones, como la conducta, son fácilmente accesibles a la observación de los demás. Si dividimos la conducta entres categorías, según la naturaleza de la respuesta, tendremos: 
- Respuesta de orientación. Si la respuesta implica un cambio de orientación de la postura. Es una reacción preadaptativa de alerta o vigilancia, que optimiza la disposición del organismo a responder de manera adaptativa o defensiva, según los casos.
- Respuesta de exploración locomotriz . Si da lugar a actos de locomoción. La experiencia demuestra que la exploración visual del territorio con un actual recorrido del mismo, incrementa la calidad y cuantía de la observación.
- Respuesta investigatoria.  Si da lugar a la manipulación de objetos. La manipulación de objetos va más allá  de un curioseo y obtención de nueva información, sino que constituye un nuevo análisis de la estructura de los objetos manipulados. Dando lugar a procesos que van más allá de la atención, para entrar en el terreno del pensamiento y la acción.

Tan importante es saber cómo atendemos y cómo nos distraemos. La limitación de capacidad informativa del sistema nervioso y su selectividad consiguiente, explican , en cierto modo la falta de cabida para los nuevos estímulos que quedan registrados fuera de nuestro campo de atención, pero sí están registrados en su periferia y pueden ser recuperados eventualmente. Así, toda la información que se produce en nuestro entorno queda registrada en nuestro campo de atención o en su periferia.

Entonces, habrá que preguntarse por los factores que seleccionan los estímulos y dirigen unos al centro de atención y otros a la periferia. Hablaremos pues de determinantes externos de la atención que se encuentran inscritos en las leyes generales de la percepción,  formuladas por los psicólogos y se refieren a la forma visual de los objetos; pero que aquí solo señalaremos superficialmente,  destacando que el significado de esos factores señalados es el de llamar la atención:
1. Posición del estímulo respecto del observador. (p.ej. parte superior izda. del periódico).
2. La intensidad absoluta o relativa del estímulo, en función de otros estímulos.
3. El tamaño y contraste del estímulo.
4. La naturaleza del fondo en que se inscribe el estímulo.
5. El color.
6. La luminosidad.
7. Sus eventuales movimientos y transformaciones.
8. Su novedad y rareza.
9. Lo sorpresivo, complejo, incongruencia y conflicto.

Los determinantes internos de la atención El nivel de vigilancia de un organismo determina su grado de atención (Hacemos referencia a ondas Alfa, Beta, Gamma, Delta, Theta, que son producidas por el córtex del cerebro, teniendo cada una de ellas distintos ritmos, y conocidas como ondas cerebrales):
1. Estado de alerta. Supresión del ritmo de las ondas Alfa, de 20 Herz. O ciclos por segundo.
2. Estado de relax. Presencia de ritmo Alfa, propio del sujeto despierto, pero relajado y con los ojos cerrados.
3. Estado de somnolencia.
4. Sueño ligero. Mezcla de ondas Delta.
5. Ondas Delta muy lentas y de alto voltaje.
Los sueños aparecen en el punto 5 pero los ritmos de las ondas son muy rápidos, como en los despiertos (1), por lo que se llama fase paradójica, porque el córtex cerebral presenta actividad de vigilia y existe movimiento de ojos (REM).

Los determinantes psíquicos. Entre las motivaciones básicas del organismo se encuentran la curiosidad o necesidad de exploración del medio; generalizando así la afirmación de Aristóteles de que todos los hombres tiende, por su naturaleza, a saber. 

La atención aparece como una disposición que envuelve a todo el conocimiento , muy particularmente, a la percepción. 


Motivación (instintos e impulsos) y Conducta.

La palabra motivación deriva del latín motus,  igual que el vocablo emoción, contienen una raíz dinámica que indican aquellos factores internos y externos que , desde dentro del sujeto, le incitan a la acción.
En este sentido se advierte una cierta contradicción entre la ciencia de la conducta, que hace de las respuestas una consecuencia de los estímulos, y la psicología de la motivación, que postula la existencia de determinantes interiores, como impulsos e instintos. 
Los Instintos. En un escalón superior a las Kinesias y las taxias (que ya vimos), aparecen los instintos como una disposición innata que impulsaba al individuo a conducirse de una forma  prefijada, dirigiendo su atención hacia objetos de una cierta clase, suscitando en él reacciones emocionales apropiadas a la percepción correspondiente, e instigándole finalmente a obrar en consecuencia.
McDougall interpretó que toda conducta, incluida la social, era explicable en términos de impulsos innatos, en consecuencia las listas de instintos se pusieron de moda; sin embargo esta desmedida adhesión se frenó con trabajos que ponían de manifiesto el carácter adquirido del comportamiento humano. Al fin se acordó determinar que las conductas instintivas debían inscribirse dentro de un conjunto de criterios:
a) Ser innata, es decir, no precisa de la experiencia, ni de aprendizaje para su aparición.

b) Ser esteriotipada, es decir, realizarse de acuerdo a unas pautas fijas, invariables en su forma y orden de ejecución.

c) Ser específica, ser propia de los miembros de una especie.

d) Desencadenarse indeliberadamente ante ciertos estímulos externos y/ o orgánicos.

e) Continuarse hasta su consumación una vez desencadenada y aún en ausencia del estímulo que la desencadenó.

f) Ser de naturaleza más compleja que la de un reflejo.

g) Tener un sentido supervivencial para el individuo que la ejecuta.

h) Ser saciable, esto es, tener dificultades de repetir la conducta conforme se aumentan las estimulaciones.


Con esto se afirmaba que no toda conducta es explicable en términos de respuestas a los estímulos exteriores. Ciertas respuestas eran aclarables si se aceptaba una estructura interior; así surgieron las motivaciones primarias: impulsos y necesidades, encaminadas a hacer compatible el aprendizaje con el interior de la psiquis:

 Impulso.  Componente energético de la conducta

 Necesidad.  Regulación de la orientación del impulso.


A título orientativo relacionamos la lista de  necesidades y motivos primarios según Young y Cattell, respectivamente:
1. Hambre. 1.  Escape huida.
2. Nauseas. 2.  Atracción.
3. Sed. 3.  Adquirir.
4. Sexo. 4   Risa
5. Crianza. 5   Pugnacidad.
6. Micción. 6   Auto afirmación.
7. Defecación. 7   Sueño.
8. Evitar el calor. 8   Autodenigración
9. Evitar el frío. 9   Apareamiento.
10. Evitar el dolor. 10  Gregariedad.
11. Necesidad de respirar. 11  Impulso parental.
12. Temor y cólera. 12  Juego
13. Fatiga. 13  Curiosidad
14. Sueño. 14  Construir.
15. Curiosidad. 15  Disgusto.
16. Instinto social. 16  Hambre.
17. Retozo. 17  Sed.


A la vista está que las motivaciones y necesidades están sujetas a interpretaciones, tanto en su prioridad como en su número, pero no cabe duda de que la sociedad, como ya dijimos, está compuesta por las necesidades y motivaciones, entre ellas las primarias, de los hombres, en cuyo marco se satisfacen.  

La conducta consiste en una serie de patrones individuales, que hacen que una persona se comporte, generalmente, de un modo determinado. La conducta es fruto de un largo aprendizaje o, cuando menos, el aprendizaje influye en nuestra conducta notablemente. 

El aprendizaje Los comportamientos que nos resultan satisfactorios tendemos a repetirlos (refuerzo positivo); si una conducta  nos lleva a una situación indeseada, se tiende a evitar, si a esa situación indeseada le adjuntamos una sensación desagradable o molesta hablamos de refuerzo negativo, ya que éste tiende a evitar que se perpetúe ese patrón de conducta. Hemos entrado en el terreno de los condicionamientos que modifican la conducta inhibiéndola o estimulándola.
El aprendizaje, en el diccionario significa aprender un conocimiento por medio del estudio; pero precisamente esa definición deja fuera de lugar aquellos procesos que, como el condicionamiento, constituye lo más representativo de la psicología del aprendizaje. Si definimos el aprendizaje como una modificación de la conducta, es evidente que  incluimos, sin desearlo,  las causas patológicas, accidentes o procesos de maduración biológica que modifican nuestra conducta sin ser aprendidos.
Etimológicamente aprender viene de prender, captar o tomar algo; pero está claro que tomar un objeto con la mano no tiene porqué constituir un acto de aprendizaje, aunque pueda serlo. Es más bien la adquisición, de relativa permanencia, de una experiencia de la que se aprovecha y que, por lo común, enriquece la conducta del que la adquiere; aunque existen aprendizajes que destruyen a quienes los adquieren como consumir drogas.
Ciertas enfermedades, por ejemplo infecciosas, son adquiridas y no tiene sentido que se hable de un aprendizaje de la enfermedad; pero otros trastornos de conducta (neurosis) sí son aprendidos, en cierto modo, por el sujeto, aunque no aporten un enriquecimiento de la personalidad. 
El aprendizaje no aparece en el individuo de forma espontánea, es producto de un ejercicio de la conducta que reobra sobre la propia conducta modificándola. Es la modificación relativamente estable de la conducta que se adquiere con el ejercicio de esa misma conducta.
El aprendizaje asociacionista se basa en la idea de  que todo aprendizaje se reduce ala formación de hábitos por asociación de elementos psíquicos o de conducta, previamente inconexos entre sí. Las teorías mentalistas antiguas suponían que los elementos asociados eran ideas; los contemporáneos entienden que lo que se asocian son estímulos, pero la mayoría de las escuelas actuales afirman que lo conectado en el hábito que se ha creado es el estímulo (E) y la respuesta (R). Cuando un E y una R, independientes entre sí, se encuentran en el tiempo y en el espacio, una o más veces, tienden a asociarse. Esta interpretación del aprendizaje se ajusta bien a lo que acontece en el condicionamiento clásico y en otros aprendizajes simples, pero sus defensores tienden a excluir otros niveles adquisitivos y reducen todo aprendizaje a combinaciones, más o menos complejas, de los mismos elementos básicos (estímulos y respuestas).
Las teorías estructurales Para estos, la teoría asociacionista permite conocer la génesis del conocimiento, pero no dice nada de su estructura. Estas teorías dan más importancia a los procesos cognitivos centralizados frente a los periféricos; la reorganización de las percepciones y la percepción de relaciones como una forma de aprendizaje superior. Y acaban probando que el aprendizaje no es reductible a hábitos.

La memoria y el olvido  Otros aspectos del aprendizaje son  la retención y el recuerdo. Un aprendizaje cabal comporta la retención de lo adquirido y la posibilidad de poder recordarlo de alguna manera. La vivencia de nuestra identidad y la continuidad del mundo que nos rodea nos permite relacionar el pasado con el presente en un fenómeno llamado recuerdo. Así recordar y olvidar se pueden considerar el anverso y reverso de la misma moneda. El olvido sería la diferencia que existe entre lo que se aprende y lo que se recuerda y se debe al desuso, la interferencia o la represión.
Existen muchos tipos de memoria:
- Reconocimiento, es un tipo de memoria que no va más allá de una impresión en la que no se puede precisar dónde y ni de cuando procede el recuerdo. También esa impresión de familiaridad o de haber vivido previamente una situación (el dejà vu de los franceses).
- La reproducción, es una forma de recuerdo más perfecta en la que se recuerda un hecho pero su reproducción exacta no es posible. Así se recuerda haber oído una poesía pero no se es capaz de reproducirla o recitarla. Sin embargo es el sistema que se utiliza para medir lo aprendido, es la memoria de los exámenes.
- El reaprendizaje, Por ejemplo, el aprendizaje de un poema puede precisar de 20 repeticiones, y su reaprendizaje al cabo de unos meses sólo 10.
- La memoria reintegrativa, añade al fenómeno del reconocimiento y de la reproducción el recuerdo preciso de las circunstancias en que se efectuó el aprendizaje originario, por medio de claves  que inciden en el sujeto en un momento dado, como el olor de un perfume puede traer a la memoria el recuerdo de un hecho autobiográfico olvidado.
- El eidetismo representa una variedad en el proceso retentivo singular. Es la capacidad de representar imaginariamente, con todo lujo de detalles, escenas previamente percibidas. Realmente son fotografías mentales que el sujeto retiene con nitidez, aveces, durante un largo lapso de tiempo.
- Memoria inmediata y a largo plazo.  El sistema de la memoria a largo y corto plazo es similar a la que se utiliza en los ordenadores actuales.  
- La memoria a corto plazo o inmediata se refiere a la retención, y eventual recuerdo, de un aprendizaje durante un periodo que no excede de unos cuantos segundos. La capacidad de la memoria inmediata es reducida.
- La memoria a largo plazo prolonga durante horas, días, meses o años, la retención y la posibilidad de recuerdo.
La mejora de la memoria se basa, en una memoria normal, en los métodos mnemotécnicos que basan su efectividad en la capacidad de transmitir lo más rápidamente posible la información que se tiene en la memoria inmediata a la memoria a largo plazo, codificándose la información  para transferiría inmediatamente.
Los fenómenos de excepcional memoria para el cálculo suelen estar basados en memoria fotográfica, en la que se representan con nitidez en una pantalla interior las cifras numéricas y los que precisan leerlos para memorizarlos, que son algo más lentos en sus cálculos pero igualmente sorprendentes para la normalidad de las personas.



El Pensar , el Pensamiento y  el Lenguaje.
   
- El pensar es un acto psíquico que tiene lugar en el tiempo y es formulado por un sujeto que aprehende un pensamiento que se refiere a objetos. Algunos sostienen que es imposible reducir el pensar a una definición precisa, lo que se pone de relieve al examinar la diversidad de usos que se le da a la palabra pensar. 
Para Heidegger nuestra tarea consiste en situarnos en la atmósfera de pensar, algo que todavía no hemos aprendido. 
Una de las características salientes del pensar es que sólo puede ser mostrado y no demostrado. El pensar es un camino que nos conduce a lo pensable, es decir, al ser en cuyo ámbito hay pensamiento.
- El Pensamiento es lo que aprehende mediante el acto psíquico de pensar, y, en ese sentido, en la capacidad de ser aprehendido, el pensamiento es un objeto de la lógica (según el análisis de su estructura) independiente del acto psíquico de pensar. El pensamiento puede referirse a todos los objetos, no sólo los reales. El pensamiento, genéricamente, indica un conjunto de actividades mentales como el razonamiento, la abstracción, la generalización , etc.
- El pensamiento no racional Se basa en la aparición de imágenes que proceden del exterior y quedaron registradas en la memoria. Los juegos imaginativos, las fantasías diurnas y los sueños son formas de pensamiento no racional en las que la fantasía aparece como realidad. Las recientes teorías en boga afirman que antiguamente este era el pensamiento que se utilizaba: el simbólico.
- El pensamiento racional o lógico es una forma más evolucionada de pensamiento cuya base es el lenguaje, mediante el cual se produce un pensamiento lógico comunicable.
- El pensamiento creador. La actividad mental innovadora, diferente de la capacidad de deducir conclusiones a partir de principios y reglas bien definidos, es pensamiento creador que da como producto una innovación, es decir, una novedad valiosa, algo realmente original. Pero la pregunta es ¿Cómo se puede llegar a conocer lo que se desconoce?. Platón, por medio de Sócrates interroga a Menón acerca de este problema. Platón resuelve la paradoja de buscar lo desconocido y reconocerlo apelando a la metafísica teoría de la reminiscencia (metempsicosis), por la cual, sólo sabiendo de algún modo lo que se busca es factible el hallazgo. Los actuales psicólogos han tenido que recurrir a un precedente experiencial para dar razón de la relativa novedad de toda creación y huir de la teoría platónica de los recuerdos de vidas anteriores.
- El pensamiento y el lenguaje. Las teorías sobre el pensamiento y el lenguaje pasan por:
1- la identidad entre uno y otro, En la actualidad la identidad entre lenguaje y pensamiento es indefendible, puesto que quienes no hablan pueden pensar, incluidos animales.
2- el pensamiento depende del lenguaje, la necesidad de palabras para objetivar el pensamiento de una manera articulada no necesita defensa de ninguna clase. Al hablar hablamos con nosotros mismos. El lenguaje es facilitador y, ala vez , inhibidor del pensamiento. Las clases obreras tienen limitado el pensamiento teórico por falta de una infraestructura sintáctica adecuada y por escasez de léxico. Además las comunidades lingüísticas que hablan idiomas diferentes llegan a vivir realidades distintas.
3- el lenguaje depende del pensamiento. 
4- ninguna de las anteriores o todas a la vez. Pensamiento y lenguaje son dos aspectos íntimamente vinculados de una actividad cognoscitiva superior, que no puede reducirse a ninguno de sus componentes sin riesgo de mutilación. 
- El Conocimiento y la diferencia entre pensar y pensamiento. Para Ortega y Gasset la diferencia entre pensamiento, pensar y conocimiento estriba en que el conocimiento es pleno pensamiento, pero puede o no necesario, mientras que el pensamiento es algo que puede no ser conocimiento, pero no puede dejar de haberlo porque el pensamiento es todo lo que hacemos para saber a qué atenernos. Este saber a qué atenernos puede ser intelectual pero puede no serlo; de ahí que lo propio del hombre no sea conocer sino la necesidad de pensar para saber a qué atenerse.















































LA ESTRUCTURA DE LA MENTE
El Aparato Psíquico.
Consciente, Subconsciente e Inconsciente. 
El Aparato Estructural.
El Ello, el Yo, el Superyó.
El Aparato espiritual.
El Alma y la Personalidad.

El Aparato Psíquico.

Consciente, Subconsciente e Inconsciente. 

El aparato psíquico fue definido por Freud de diversas maneras, la primera de ellas fue el modelo topográfico, en relación a la consciencia, que lo dividía en:
1- Consciente: Región psíquica en la que las percepciones que provienen del mundo exterior, del propio cuerpo o de la mente, se hacen conscientes. En la consciencia los fenómenos psíquicos son plenamente percibidos por la persona; es decir, todo elemento psíquico que habita el consciente es aceptado y reconocido por el propio sujeto (sino fuera así pasaría a otra estructura psíquica como el inconsciente), y es utilizado, por este sujeto, para dirigir la atención y modular el comportamiento y su energía psíquica.
2- Subconsciente: Es la región compuesta de sucesos, procesos y contenidos mentales que son capaces de alcanzar o llegar a la consciencia si se realiza un esfuerzo para concentrar la atención. Tiene una función de censura ante los anhelos y deseos, consiguiendo con esa represión, una conducta concordante con los principios y valores morales, y éticos, propios del individuo y de la sociedad.
2- Inconsciente:  Es la región donde se hayan los contenidos mentales que por su naturaleza no pueden llegar a la consciencia. Esto se debe a que la censura y represión de esos sucesos, procesos y contenidos es precisa para mantener un concepto aceptable de nosotros mismos, tanto desde el punto de vista ético como intelectual, o podrían ser gravemente rechazados por el entorno social. Pese a ello pugnan por liberarse y ser reconocidos por la consciencia, pero esto sólo es posible en el sueño o en estados psiconeuróticos.


El Aparato Estructural.

El Ello, el Yo, el Superyó.

Posteriormente este modelo fue sustituido por un modelo estructural.
1- El Ello: Es el lugar donde residen los procesos psicológicos más primarios, donde se sitúan los impulsos instintivos, la parte más animal irracional del hombre. Es heredado y forma parte del niño al nacer, definiendo sus instintos y deseos más rudimentarios. Actúa según el principio del placer, no tiene en cuenta la realidad sino la satisfacción de las necesidades propias. En la génesis de estas instancias psíquicas, el Ello no tiene organización propia, de éste, que actúa como receptáculo de energía pulsional (la pulsión es un concepto límite entre lo somático y lo psíquico, es una presión interna que solicita un trabajo al aparato psíquico. Freud reconoce un conjunto de pulsiones que se organizan en dos grupos: las pulsiones de vida y las de muerte; las primeras tienden a unir, ligar o crear organizaciones más complejas y las segundas desunir, desligar, establecer formas menos diferenciadas.  La pulsión se resuelve según cuatro posibles destinos: Transformación en lo contrario, es decir: de actividad a pasividad; Orientación hacia la propia persona; sublimación y represión.) e instintiva, emerge el Yo, bajo la presión de una realidad que no le permite manifestarse tal cual es,; es decir el Ello se a de adaptar a un mundo que no es todo satisfacción de los sentidos, de esta adaptación  surge el Yo, siendo dependiente del Ello. y es el campo donde se enfrentan las pulsiones de vida y de muerte. Esta instancia provoca conflictos entre el Yo y el Superyó.

2- El Yo: Es el lugar donde se organizan los instintos bajo el principio del dolor, que es un principio más realista con el mundo; incluye la lógica y coherencia en el comportamiento. Controla al Ello y sus impulsos instintivos. Tiene en cuenta los peligros y la forma de evitarlos y utilizan los mecanismos psicológicos precisos para lograr sus objetivos. Es un sistema defensivo contra la irrupción de la realidad que desagrada al sujeto, como contra las exigencias del Ello, regula el psiquismo y permite la adaptación a la realidad. Otro aspecto del Yo está representado por los rasgos de aquellas personas con las que se ha identificado, tomándolos como modelo para constituirse, pero a la vez el Yo ignora la dependencia de otros, por lo que culmina actuando con la denuncia (narcisista) del otro como un objeto nocivo para el Yo.
El Yo Primitivo  parte de la personalidad humana que, desde el principio de la existencia, acumula experiencias, las organiza y tiende a integrarlas. Todavía, este Yo, no tiene como fin la satisfacción del de las pulsiones, pero crea las condiciones para el establecimiento de un Yo, que solo logrará si  el entorno del bebé esta garantizado con la presencia de una “madre suficientemente buena”.
El Yo Ideal se forma a través de la imagen del propio cuerpo en el espejo. Esa imagen es soporte de la identificación primaria que se hace de niño con su semejante. El Yo Ideal procura satisfacciones narcisistas. El Yo se convierte en la imagen de ese cuerpo en el espejo y es la raíz de identificaciones secundarias en su relación con la cultura y el lenguaje. 
El Ideal del Yo al principio es definido como un sustituto del Ideal del yo. Las actividades satisfactorias propiciadas por el Yo Ideal se pierden por las críticas paternas y las influencias exteriores y el sujeto trata de reconquistarlas por medio del Ideal del Yo. Intenta conciliar las exigencias del libido y las culturales, hecho que interviene en el proceso de sublimación. Así cuando amamos, el enamorado ocupa el lugar Ideal del Yo; en procesos fanáticos también se proyecta el yo ideal haciendo que el ideal del yo sea ocupado por el Jefe del grupo o del partido.
3- El Superyó:  Es el lugar donde se produce la crítica y la racionalización de ésta. Actúa siguiendo un principio ético, dando lugar al concepto de lo prohibido. Así el exterior no es solo placentero (Ello) o doloroso(Yo), sino que puede ser moralmente bueno o malo y por ello censurable. Es responsable de los sentimientos de culpa, de los remordimientos de conciencia e integra a la persona en el medio social. Se describe como el heredero del Ello.
La formación del Superyó va pareja a la declinación del complejo de edipo, como consecuencia de la renuncia del niño a identificarse con la vida de los padres y a la satisfacción de sus deseos edípicos.
El Superyó se enriquece con todo lo que la civilización ofrece, a la vez que se erige en juez y dominador de las pulsiones que habitan en el Ello.
El primer Superyó se forma como un objeto que intenta vengarse y atacar del mismo modo que él ha sido atacado. Este Superyó es formado, precozmente, por pulsiones sádicas del niño que proyecta hacia la madre(deseo canibalístico: despedazamiento del cuerpo materno por tendencias agresivas manifestadas en la fase oral, en la que , donde la succión y el mordisco caracterizan ese sadismo o canibalismo; esto provocan fantasmas de apropiación, cuyo deseo es incorporar al objeto amado a mordiscos) ; inicialmente hacia el pecho materno que habiendo sido devorado aparece como devorador que intenta destruir  al niño. Los objetos acaban suavizando su carácter de malos para pasar a posiciones de buenos, donde el Superyó no destruye al niño sino lo protege. Prohibe pero no mata. 

Cuando el niño nace posee un Ello, por lo que se mueve por impulsos instintivos y únicamente le atrae el placer; cuando toma consciencia de su cuerpo  se forja el Yo (Yo corporal ) y se toma consciencia de los peligros que el exterior genera, formándose el sufrimiento y los mecanismos de defensa. Con su entrada en la adolescencia, y en el mundo adulto, pule su personalidad integrando principios éticos y morales, primero los trasmitidos por los padres y profesores, luego elabora un criterio propio y establece el Superyó, culminando el proceso de madurez de la personalidad.

El Aparato espiritual.

La Personalidad y el Alma.

Como hemos hablado de Motivación e impulso, que conviene recordar, abordamos el tema de la personalidad.
La personalidad tiene varios aspectos, uno de ellos el físico, puesto que ya hemos dicho que el yo se identifica con el cuerpo, así nuestro aspecto físico, que es heredado genéticamente, forma parte de nuestra personalidad; nuestros ojos,, color de pelo y piel, estatura, estructura muscular. Todo ello da lugar a unas características psico-orgánicas que determina la forma de ser de un individuo. También se acepta la transmisión de la inteligencia, ciertas aptitudes y cualidades del temperamento. Algunas características son producto del entrenamiento o el contagio ambiental, dando lugar a peculiaridades de la personalidad. 
La personalidad es, por lo pronto, algo distintivo y propio de cada individuo. El fundamento de esta individualidad difieren según las escuelas, pero se acepta que la personalidad se expresa y funda en lo propio de cada uno. La presencia de un modo habitual de responder a situaciones heterogéneas, en virtud del predominio de esta o aquella disposición, es una de los criterios frecuentemente utilizados para definir la personalidad. Este modo habitual de comportamiento se interpreta en términos de rasgos organizados globalmente como sistema de funciones adaptativas al medio, más que como una suma de elementos inconexos. Se suelen dar prioridad a las funciones afectivas y tendenciales más que a las cognitivas, sin embargo la tendencia va cambiando. La psicología de la personalidad busca, científicamente el conocimiento de las leyes que rigen el funcionamiento de la personalidad y elabora sistemas de indicadores que permiten la predicción del comportamiento bajo condiciones específicas.
La Personalidad aparece como una estructura intermedia que la psicología precisa para explicar la elección de la conducta tomada ante las estimulaciones del medio.

Personalidad y Conocimiento. Se a tendido a identificar personalidad con un sistema de procesos o disposiciones de naturaleza afectiva y motivacional, dejando en segundo plano el cometido que en la regulación de la conducta ejercen las estructuras cognitivas; estando por ver que este planteamiento sea el correcto. El profesor W. Arnold (1969) sugirió que, en la medida que la personalidad es una plasmación empírica de la noción de persona, es incorrecta la marginación de las estructuras regulativas superiores que caracterizan la actividad de esta. Si es del todo indiscutible que la motivación, el temperamento y otras formas de orexis desempeñan un papel estable en la organización individual de la conducta, no lo es menos, que el carácter que el sujeto se construye día a día con sus decisiones personales depende también de la inteligencia y otras estructuras cognoscitivas. Así resultaría estrañísimo que la regulación cognoscitiva de la conducta estuviera siempre sujeta o supeditada a las pulsiones de las tendencias e instintos. Por ello los estilos cognoscitivos, los hábitos perceptivos y las preferencias de la imaginación pueden ser tan importantes. 
Es preciso señalar que la afectividad y el conocimiento no son realidades inconexas; las pulsiones de los instintos o las emociones pueden alterar y dirigir “desde abajo” la aparente regulación cognoscitiva del Yo. Pero, a su vez, la insuficiencia de los procesos cognoscitivos repercute en la afectividad de un modo negativo, al tiempo que la suficiencia intelectual permite el funcionamiento libre a las estructuras directivas superiores.(McReynolds 1956, Witkin 1962, Harvey 1961)
La interpenetración entre el conocimiento y la motivación es así mismo ostensible en las investigaciones (Brengelmann 1967, Pelechano 1972)


La modificación de la personalidad. La Personalidad no tiene una estructura inmóvil, sino que permite ciertos cambios en función del ambiente y las experiencias que acumula, siendo estos cambios propios de la infancia y de la adolescencia y necesarios en los trastornos de la personalidad. La creciente convicción de que la personalidad es el resultado de una acumulación de experiencias y de acciones recíprocamente un organismo y su medio, está guiando a la psicología hacia metas cada vez más fecundas.

La maduración de la personalidad. La maduración no precisa de experiencias sino que es un proceso que aparece en el momento propicio y la experiencia afecta a la conducta, a la que modifica. Son unos fenómenos complementarios y ambos se alimentan entre sí; el aprendizaje consolida la madurez cuando ya está instaurada, pero no la acelera ni la adelanta.
En la actualidad, nuestra complejidad social y la sociedad de consumo retrasan la madurez de la personalidad entre los jóvenes, como si fuesen alargando el periodo adolescente, pero sin renunciar a las actividades propias de la adolescencia, que por otro lado se adelantan. Es decir, niños de 10 años se comportan como adolescentes, mientras que personas de 30 años se resisten a dejar la adolescencia.

La personalidad está mal acomodada en la psicología actual, que descuida la integración de los procesos en un nivel de totalidad superior a la suma de sus componentes; esto es, la personalidad no es una suma aritmética de procesos inconexos (J.L.Pinillos), la psicología debe aceptar al sujeto (su subjetividad) como versión real de otra versión empírica que es la personalidad.

Las condiciones ambientales y sus repercusiones en el comportamiento de las persona y la formación de su personalidad, permite una visión sociogenética de los rasgos y propensiones del carácter, y muestra una dirección sociotrópica de la génesis de la personalidad; así, los factores sociales asumidos, como la cultura, el aprendizaje social y la imitación, muestran otra línea más psicotrópica.
La Personalidad, nunca abordada  por Froid, fue definida por Cicerón como apariencia o máscara con que el sujeto se muestra ante los otros, también tiene un contenido de rol social y dignidad de estatus, además de ser el conjunto de cualidades que hacen a un ser humano apto para su trabajo. Boetio la definió como substancia individual de naturaleza racional. Para Prince es la suma de las disposiciones biológicas innatas y las adquiridas por la experiencia. Allport señala que es una organización dinámica, interna al individuo, de los sistemas psicofísicos que determinan su ajuste único a cada situación. Warren y Carmichael la definen como una organización mental completa de un ser humano en cualquier etapa de su desarrollo; incluyendo cualquier aspecto del carácter humano: intelecto, temperamento, destrezas, moralidad o cualquier actitud que se haya desarrollado en el curso de la vida. Sherma opina que es la conducta característica de un individuo. Marcuse dice de la personalidad que es la convergencia de todas las tendencias culturales esenciales de una mente. Según él, mientras más cultura se tiene, más difícil es ser una personalidad individual. Kempf  la define como el modo habitual de ajuste que un organismo realiza para adaptar sus pulsiones egocéntricas y las exigencias del ambiente. Catell dijo que la personalidad es aquello que nos permite pronosticar lo que una persona hará en una situación determinada. 

El Alma.  Psique significa alma y abordamos su definición en la introducción de esta segunda parte.  En el Fedón, en la madurez de su vida, Platón (427-347 a de C.) defendió un dualismo radical del cuerpo y el alma; el alma era para él una realidad esencialmente inmortal y “separable” del cuerpo. El alma aspira a liberarse del cuerpo para regresar a su origen divino y vivir entre las ideas, en el mundo intangible. Aún dentro del cuerpo, el alma puede recordar las ideas que había contemplado puramente en su vida anterior. De esta manera, Platón, recoge las especulaciones que existían sobre el alma y las “purifica”.  El problema de la inserción del alma en el cuerpo fue planteado de diversas maneras: Platón señaló que el alma tenía varios tipos de actividades: la parte sensitiva (sede del apetito o deseo) la parte irascible (sede del valor) y la parte inteligible (sede de la razón); la relación entre  los distintos tipos de actividades del alma los resolvió creando una relación de subordinación: las partes inferiores se subordinan a las superiores; así, el alma como razón debe conducir y guiar al alma como valor y como apetito. De la que el hombre haga en su vida dependerá que se salve, es decir, que se haga inmortal, esto es , entera y cabalmente “alma pura”. De ahí que la teoría del alma pura representa el fundamento de su teoría del conocimiento verdadero, sin el cual el alma no podría liberarse. Y la creencia de la metempsicosis, como medio de alcanzar ese conocimiento perfecto. Concepto recogido de las tradiciones precedentes y que los padres de la Iglesia cristiana mantuvieron durante los primeros siglos, puesto que eran griegos y platónicos, hasta que llegaron los papas romanos, que en nada contribuyeron al establecimiento del cristianismo, pero que recogieron las ventajas de los que les precedieron en esa labor. En el siglo VI, en el segundo Concilio de Constantinopla se declaró herética la evidencia de la metempsicosis, no por cuestiones de fe sino de pragmatismo mundano, en el cual se quería acelerar el proceso de conversión y de fidelidad a la doctrina cristiana, y evitar que los cristiano aplazaran su conversión y conducta cristiana a las vidas postreras. Asunto sobre el que volveremos al analizar la importancia de la religión en la vida actual. Para Plotínio el alma era la forma del cuerpo. Aristóteles es, en algún sentido, el principio de la vida animal. El cuerpo vivo es la materia y el alma es una cierta forma, así, para él no tiene sentido preguntarse si el cuerpo y el alma son una sola realidad, es como si preguntarse si la cera y la forma de la cera es una sola realidad; el alma es una substancia esencial del cuerpo. Para Aristóteles también existe una división en las funciones del alma, sin que estas funciones alteren su unidad como forma; existe el alma vegetativa, animal y humana. Mediante las operaciones del alma humana, la operación principal es la racional, lo que no quiere decir que no existan otras operaciones (nutritiva, sensitiva, imaginativa,...) El alma refleja, mediante la sensibilidad y el pensamiento, todas las cosas sensibles o pensables, por lo que todas las cosas que son sensibles o pensables, de algún modo, son alma; así el alma, para Aristóteles, son todas las cosas (Teoría de la Unidad del Entendimiento: todas las operaciones racionales del alma son iguales en todas las almas dotadas de facultad de pensar. Así, la unidad del intelecto acentúa la racionalidad y espiritualidad del alma humana pero en detrimento de su individualidad). Aunque Aristóteles no mantuvo una opinión radical sobre esta cultura, si lo hicieron los Averroes, dando origen a un conflicto Aristotélico del cual fue víctima el Trabajo de Santo Tomás. 
Todos los filósofos han admitido  alguna especie de alma. Los estóicos la definieron como materia, pero la materia más fina y sutil de todas las existentes. Los platónicos la definieron de naturaleza espiritual e intangible. San Agustín rechaza su naturaleza material y subraya su cualidad pensante. Maimónides la define como una, compuesta de materia y siendo la inteligencia su forma, son inmortales. Santo Tomás se muestra aristotélico.  Descartes, agustiniano, afirma que el alma aprende directamente de Dios y del mundo aprehende sólo a través de Dios.
Modernamente este fenómeno se observó desde la óptica del “dualismo” y “monismo”. Los dualistas afirmaban la existencia de dos substancias, la material y la espiritual. Los monistas no admitían más que una. Con estos vocablos se caracterizaron posiciones muy fundamentales en el problema de la relación alma-cuerpo. Descartes se caracterizó por dualista, que precisa de una unión entre alma y cuerpo, y Spinoza por monista, que afirma que el alma está ligada al cuerpo de manera que el conocimiento del cuerpo es proporcional a la riqueza de nuestro cuerpo, todo lo que aumenta la capacidad de actuar de nuestro cuerpo aumenta el poder de nuestra alma.  Encabezando ambos las posturas mencionadas. 
Según Leibniz, el alma puede ser considerada por el hecho de su invisibilidad, como lo análogo a un punto en geometría o a un átomo en la física. Por ello la define como punto metafísico,; y arremete contra descartes desde posiciones aristotélicas al afirmar que no solo es patrimonio del hombre,  sino también de los animales. 
Sólo posteriormente se ha entendido por dualismo  toda oposición entre dos tendencias. Filosóficamente, se llama dualista a toda doctrina metafísica que supone la existencia de dos principios o realidades irreductibles entre sí y no subordinadas, que sirven para la explicación del universo (forma y materia, en Aristóteles; necesidad y libertad, en Kant;...).
He ahí la importancia de la existencia del alma o no y de su relación con el cuerpo, pues determina una concepción de la realidad, del universo, y de los fenómenos psíquicos, su procedencia y sentido. Si el fin último es el ser que se extingue con la muerte (estamos en el terreno de los naturalistas que niegan toda inmortalidad. La vida del hombre se reduce a su cuerpo y al sobrevenir la muerte acontece la disolución completa de la existencia individual. El naturalismo es la doctrina filosófica según la cual  la naturaleza y las entidades que forman parte de ella son las únicas realidades existentes y niegan cualquier ley o principio que no sea inmanante a la naturaleza. Marx y Engels afirman que toda la vida espiritual es una superestructura de la estructura fundamental representada por las relaciones económicas de producción; y se suma Comte, quien concibe el materialismo como la explicación de lo superior por lo inferior, es decir, al explicar lo superior por lo inferior se le da a lo inferior un valor potencial superior al primero, de esta manera, la materia es origen de cuanto luego va a surgir de ella, como el espíritu y la consciencia, y aunque exista una evolución libre, esta libertad está sujeta a la materia.) o es el alma que se enriquece en su eternidad para un fin superior (El hombre es un ser natural con un fin sobrenatural, como proclama la Iglesia Católica; y la sociedad, al estar formada por almas con un destino común, dan cuerpo a una frase, que aunque de triste recuerdo en España, no deja de al caso, de José Antonio Primo de Rivera (la sociedad, por España) es una unidad de destino en lo universal, - al igual que las almas que habitan esa sociedad).

Desde mi  óptica, el alma, ya sea forma o punto infinitesimal de conocimiento, ya esté unida por un cordón de plata al cuerpo (  Eclesiastés, 12, 6 ) o no, ya sea origen de la materia o sea pura energía (o ambas cosas puesto que materia y energía son lo mismo como vimos en el Conservacionismo), ya proceda de un todo al que vuelve desde la metempsicosis o desde el ejercicio de las prácticas de la iluminación, ya sea cierto que será juzgada en un juicio final sobre las almas y su conducta más allá de la muerte (concepto que nos llega, al menos, desde los egipcios), o que sea, simplemente, el medio por el cual Dios explora su propia obra (Génesis: 1, 28-31);  en cualquier caso, el alma contiene la impronta que nos hace singulares respecto de las demás almas, y está reflejada en el mito que llevamos dentro, seamos conscientes de él o no. El alma es nuestra realidad espiritual y con ella nos enfrentamos a nuestros destinos, siendo sensible a los actos de nuestro ser en el mundo. El alma se relaciona con el mundo a través de la personalidad, a la cual impregna de impulsos, experiencias, y objetivos innatos (antes de unirse al cuerpo y cogenerar esa personalidad) con los cuales la personalidad, y con las estructuras y sus naturalezas, que hemos referido de ella en este apartado, se mueve por el mundo y lo explora en una misión que tiene múltiples lecturas, y que impacta en el medio (amigos, familia, trabajo.....) difiriendo dolor, amor, positividad, negatividad, .....sobre el medio, de lo cual somos juzgados en primera instancia por nosotros mismos, a través del conocimiento que sobre nuestras propias obras obtenemos del inconsciente, que se expresa , en el momento de la muerte, a través de símbolos (según Jung arquetipos), con el lenguaje más primitivo y común a todos los hombres, y el veredicto lo dictamos nosotros mismos en el momento que reconocemos o no nuestra propia luz interior, que se muestra para que reconozcamos, por medio de la misma, que somos parte de Dios (Padre Nuestro: Luz de luz) y liberarnos. Esa identificación requiere el conocimiento de que la luz y el ser son lo mismo, pero el transito por el estado intermedio (recuerdo la pintura de S. Miguel, del s. XVI, en la primera exposición que se hizo en Madrid sobre los tesoros de la Iglesia, a primeros de los 80, en la que al pie de la misma se mencionaba las cualidades de S. Miguel en la lucha contra el demonio por la salvación de las almas en el estado intermedio del tránsito de la muerte, prácticamente coincidía con los mismos términos empleados en el Bardo-Thodol de los tibetanos para referirse al transito de la muerte, donde el demonio es un Boddhisattva que utiliza el miedo para liberar el alma. ) tiene aterrorizado el espíritu del muerto y si su vida no ha sido conforme no reconocerá la luz y volverá, después de un periodo de descanso a la vida. 
De esta manera existe una evaluación de la actividad de los seres humanos en el mundo que es penalizada ( infierno, reencarnación) o premiada ( cielo, resurrección, reencarnación en una situación mejor), y que mide el aprendizaje en esta vida.







































EL LENGUAJE DEL ALMA
Las dos formas de pensamiento
Pensamiento lógico y Lenguaje
Pensamiento no dirigido o simbólico.
El Mito y el Símbolo
La facultad del alma para expresarse simbólicamente.
La creación de símbolos.
La facultad de la sociedad para formar símbolos.
La formación de mitos solares a partir del sol y el mar.
El pensamiento del hombre cambió de no lógico a lógico.
Los nuevos símbolos sociales.


Las dos formas de pensamiento

Pensamiento lógico y lenguaje.
Cuando examinamos nuestro pensamiento en el momento que razonamos intensamente para solucionar un problema, advertimos que pensamos en palabras; así , cuando el pensamiento es muy intenso nos ponemos a hablar con nosotros mismos, incluso anotamos o dibujamos la solución alcanzada para mayor claridad. Si pasamos algún tiempo en tierra extranjera observamos como se empieza a pensar en el idioma del país. Todo ello significa que ese razonamiento se realiza en función de terceros, es decir, la necesidad de convencer es tan necesaria como la elaboración del razonamiento. Es evidente, pues, que el razonamiento se dirige hacia fuera.
Ese pensamiento lógico es un pensamiento acerca de la realidad, que se adapta a la realidad y que nos fatiga, por lo que funciona en lapsos más o menos cortos.
Toda nuestra tarea vital es adaptación al ambiente, que incluye el pensamiento lógico como un proceso psíquico de asimilación que da lugar a un agotamiento proporcional. 
Nuestro pensamiento lógico es para nosotros como nuestro lenguaje verbal. La manera con que pensamos es el lenguaje y el concepto verbal, que no son más que un puente para su razón fundamental que es la comunicación.

Lenguaje verbal es, en origen, un sistema de signos originales e imitativos que expresa espanto, temor, ira, amor, etc. o imita ruidos de elementos, o acciones primarias básicas y al final combina el sonido de la percepción y de la reacción afectiva que provoca, creando una palabra.
Originariamente el lenguaje es, pues, un sistema de signos que designan eventos reales o su repercusión en el alma humana. El habla no es, en sí misma, más que la emisión de pensamiento formulado, susceptible de comunicación.
El pensamiento lógico, o verbal, es el instrumento notorio de la cultura que lleva desde lo subjetivo – individual, que representa el individuo, (Christian Wolf :“El pensamiento es un acto del alma mediante el cual se percata de las cosas ajenas a ella”. Lotze: “El pensamiento, abandonado a las leyes lógicas de su movimiento, vuelve a coincidir con el orden natural de las cosas cuando llega al final del camino recorrido”. Nietzsche: “Los pensamientos son sombras de nuestras sensaciones, siempre más oscuros, más vacíos y simples que estas”) hasta lo más objetivo – social (Baldwin: El lenguaje es el catálogo del saber heredado, la crónica de las conquistas nacionales, el arca donde se guardan todas las adquisiciones logradas por el genio de los individuos... El lenguaje es el instrumento tangible, real e histórico de la evolución y conservación de la significación psíquica. Constituye un testimonio y la prueba de la coincidencia del juicio personal con el social. Los significados individuales juzgados como adecuados, pasan a ser significados sociales”).  Así vemos que la capacidad de adaptación del espíritu humano al medio da origen a la ciencia y a la técnica , moderna, que es un fenómeno sin par en la historia universal.
El Pensamiento dirigido es, en síntesis, un pensamiento lógico, verbal, comunicador, lingüístico y laborioso, por ello agotador, se adapta a la realidad. Se expresa en la ciencia y en la técnica, y esta se debe a una educación, premeditada, en el pensamiento dirigido. (reincidiremos en la voluntad de la religión en este aspecto).

El pensamiento no dirigido o simbólico 
Jold rechaza  la identidad entre lenguaje y pensamiento; basta pensar que el sordomudo no se ve limitado en su capacidad de pensar, puesto que también tiene su “lenguaje”. Además, un mismo pensamiento puede expresarse en distintos idiomas de diferentes maneras, por lo que se deduce la existencia de un pensamiento supra verbal que ha sido bautizado por Erdman como “hipológico” o por Jold como “supra verbal” que no es un pensamiento lógico, o mejor, dirigido.
Los antiguos, a pesar de sus conocimientos en matemáticas, mecánica y la materia, así como su destreza artística, no pudieron pasar del diletantismo (cultivo de la ciencia por afición) a la técnica actual porque su pensamiento no era dirigido y carecía de sentido de dirección. Dejaban que los pensamientos fluyeran y se hundieran o elevaran por su propia densidad (Külpe: “El pensamiento es una especie de actividad interior de la voluntad, cuya carencia conduce a representaciones automáticas”. James: “El pensamiento no dirigido, asociativo, es el más común...Nuestro pensamiento se compone, en gran parte, de series de imágenes, una de las cuales provoca la otra, en una especie de ensoñación pasiva, de la cual son capaces los animales superiores, además de los hombres, y conduce a conclusiones razonables de índole teórico y práctico”).
Así, el pensamiento no dirigido, indeterminado, simbólico, se desenvuelve sin fatiga, abandonado a la realidad y entrando en las fantasías del pasado y del futuro; si cesa el pensamiento verbal, la imagen sigue a la imagen y el sentimiento al sentimiento, a la vez  que crea y ordena, no de acuerdo con la realidad, sino como se desearía que fuese. Así, a la hora de dormir nuestras fantasías se entretejen en sueños sin gran diferencia entre los sueños diurnos y los nocturnos.
El pensamiento indeterminado, no dirigido, fantaseo o sueño, está dirigido por el inconsciente. Se aleja de la realidad y libera tendencias y es improductivo (empírico, experimental). 
No somos más inteligentes que los antiguos, lo que ha aumentado es el acerbo del saber, no nuestra inteligencia. Ese es el motivo de que seamos miopes frente a las ideas nuevas, puesto que no hemos cultivado la sabiduría que nos permitiría reconocer lo útil y apropiado de esas ideas, sino que hemos enriquecido nuestro saber por la fe en la ciencia, no en la experiencia. EL centro de gravedad de nuestro interés se ha desplazado hacia la realidad material; la antigüedad tendía hacia un pensamiento más imaginativo e impregnado de mitología (los griegos), que deberíamos recuperar desde la escuela para nuestra cultura actual y permitir que las nuevas generaciones adquiriesen, de esta manera, instrumentos útiles para comprender y reflexionar sobre la sabiduría humana, que representa la mejor manera de conocerse así mismos. 
Para Freud, el pensamiento de la vigilia se caracteriza por la progresión, es decir, la marcha de la excitación mental desde la percepción (externa o interna)  hasta el acto final que nos mueve a actuar. En el sueño la regresión desde lo inconsciente hasta la percepción por el consciente, es lo que permite al sueño ser sensible y representarse con la nitidez de una alucinación.
La regresión del sueño va  hacia la materia prima del recuerdo y también es la regresión a los recuerdos infantiles.

 Las imágenes oníricas han de entenderse simbólicamente y no al pie de la letra y sí suponérseles un sentido oculto; así como el sueño posee significado y es susceptible de ser interpretado, y nada tiene de extraordinario ese hecho sea contemplado desde hace miles de años; aunque nos resulte extraño que un dios, existente fuera de nosotros, provoque un sueño vaticinador del porvenir. Formulando psicológicamente esa antigua concepción, nos resulta más comprensible entender: “El sueño surge de una parte del alma, que no conocemos, que se ocupa de la preparación del día siguiente y de sus acontecimientos”, el sueño es una serie de imágenes aparentemente contradictorias y absurdas, que contiene un material de pensamientos que, una vez traducidos, arroja un sentido claro. Es decir, su lenguaje es simbólico, por lo que representa un enigma a solucionar.


El mito y el símbolo

Estas reflexiones nos sugieren un paralelismo entre el pensamiento mitológico de la antigüedad y el pensamiento de los primitivos o de los niños (en el caso de los niños el sueño es una repetición de las etapas de su desarrollo). 
Nietzsche afirma “Durmiendo y en sueños rehacemos toda la tarea de la humanidad primitiva...es decir: la manera que tiene de razonar el hombre moderno durante el sueño es la manera de pensar que la humanidad tenía en su vigilia durante muchos miles de años”.  Freud enlaza el pensamiento onírico arcaico (de los antiguos) con los mitos, al señalar que las “investigaciones de esas formaciones de la psicología de los pueblos (mitos) corresponden a residuos de fantasías de naciones enteras”; es decir sueños seculares de la joven humanidad.
RanK califica el mito de sueño colectivo del pueblo.
Riklin señaló el mecanismo onírico de los cuentos (1908)
Abraham: “El mito es un vestigio de la vida anímica infantil del pueblo, y el sueño es el mito del individuo”.
La conclusión es que en la época que se crearon los mitos se pensaba de la misma manera en que hoy se sueña, y representa un importante requisito de la vida primitiva.
Lo que nos parece sueño y fantasía fue antes uso corriente o convicción general que permitió formar la esfera vital del espíritu de un pueblo y elevar su desarrollo, y estos mecanismos no pueden desaparecer totalmente del alma humana en el curso de unas pocas generaciones; es más , los mitos forman el ADN de la Psique de la humanidad y, pese a la inconsistencia del hombre (concepto budista sobre la sociedad por el cual dentro de 100 años nadie de los ahora vivos prevalecerá), este, el mito, seguirá orientando la psiquis individual y colectiva. Como dice Guillaume Ferrero “Las leyes fundamentales del espíritu permanecen inmutables”.

De nuestra civilización desaparecieron las falologías dionisíacas de Atenas clásica y los misterios de los dioses ctónicos (divinidades infernales: Zeus, Hades, Demeter, Perséfone, Hécate,.. en cuyas ceremonias ctónicas se simboliza el ritmo de la naturaleza); así mismo las representaciones teriomórficas de la divinidad han quedado reducidas a restos como la paloma del Espíritu Santo, el Cordero de dios y el gallo de San Pedro, que decoran nuestros campanarios; pero ello no impide que junto a nuestro pensamiento lógico dirigido y adaptado, poseamos un pensamiento fantasía que se corresponde al de la antigüedad y a los siglos bárbaros. Este pensamiento crea una imagen del mundo desfigurada y subjetiva, motivada por causas conscientes e inconscientes, que se basan en los instintos. 


La facultad del alma para expresarse simbólicamente.

Cuando una persona tiene una afección psíquica, una impresión que cambia su percepción de la realidad, experimenta una regresión que le lleva a situaciones infantiles propias, y si se intensifican aparecen huellas, primero vagas y aisladas,  cada vez más nítidas y numerosas de un estado espiritual primitivo; luego adquiere conciencia de su separación de la realidad y aparece el pánico, durante el cual se vuelve a la realidad con intenciones morbosas. Esta última es una actitud compensatoria del deseo de volverse a vincular con la realidad, que vale tanto para los trastornos intrapsíquicos, como para los episodios de las personas normales. El mundo interior aumenta en la medida que la realidad pierde eficacia.
La persona que no mantiene un ritmo de evolución no detiene su experiencia sino que esta retrocede buscando la imagen o símbolo que renueve la fuerza psíquica y su voluntaria dirección hacia nuevas formas y representaciones de la libido (energía psíquica que transciende la sexual enunciada por Freud)  que enriquezcan la experiencia del individuo. Aveces los conflictos estancan esa renovación y la regresión termina por presentar aspectos patológicos.


La creación de símbolos.

Un buen ejemplo de creación de símbolos se puede mostrar en los términos reprimir y proyectar. 
La represión es el mecanismo de defensa que rechaza, alejando de la consciencia todo aquello que resulta doloroso o inaceptable para el sujeto.
La proyección es el mecanismo de defensa que consiste en proyectar cualidades, deseos o sentimientos, que producen ansiedad, fuera de sí mismo eligiendo un objeto o una persona a la cual se le atribuyen esas cualidades o sentimientos que nos incomodan.


La represión es una liberación ilegítima de un conflicto (manifestación de motivaciones opuestas de igual intensidad.), esto es, engañarse así mismo acerca de la existencia del conflicto. Este sigue existiendo, aún cuando el sujeto lo ignore; la represión conduce a una regresión que da vida a una relación anterior o tipo de relación que reanima la imago del padre; es decir, a una nueva realidad individual. Un conflicto reprimido tiende a reaparecer de algún modo, y los contenidos inconscientes activados son proyectados sobre objetos exteriores a la propia psiquis. La proyección que nace de resultas de una represión es una proyección inconsciente y, por ello, no es una proyección realizada con la voluntad del individuo, ni por lo tanto goza de las ventajas de ese mecanismo de defensa. 

La proyección consiste en que, en apariencia, uno se desprende definitivamente del conflicto molesto, trasladando la responsabilidad sobre otro ser o circunstancias externas. Así, la proyección nacida a resultas de una represión da lugar a la divinidad-padre,  y esta se debe a un auto engaño que tiene la finalidad ilegítima de no abordar una dificultad existente, es decir, escamotear la existencia (estamos hablando en términos psicológicos). Las transformaciones naturales que nacen de conflictos conscientes o semiconscientes, provienen de la represión, y son inherentes a condicionamientos que los desfigura neuróticamente. (K Convierte una reacción normal de miedo o angustias en una situación de sufrimiento y de incapacidad, aveces el miedo se transforma en síntomas corporales, como parálisis o ceguera, como en la histeria, otras en fobias y obsesiones).
En cambio, si la proyección aparece sin represión da lugar a la divinidad creadora que surge de la imago paterna y es un fenómeno inevitable. Todas estas transformaciones naturales que nacen sin factores causantes de conflictos en la consciencia o  semiconsciencia, son actos creadores artísticos o intelectuales de creación.  Al igual que un parto natural no está originado por una represión, así la creación artística y espiritual constituye un proceso natural, aunque se proyecten figuras divinas. La imagen de dios que surge de un acto de creación espontáneo es una figura viviente, un ser que existe por derecho propio y en consecuencia se comporta autónomamente respecto de su creador, estableciéndose entre creador y criatura una relación dialéctica. Esa figura es un proceso natural que tiene un fin (fenómeno en el que la causa anticipa la finalidad). Se la considera autónoma por lo que se establece la dialéctica, invocándose su presencia en todas las situaciones peligrosas, con la intención de cargarle las dificultades que nos parecen insoportables, y esperando auxilio de ella. En el terreno psicológico esto significa que los complejos que pesan sobre el alma se “transfieren” conscientemente a la imagen de dios, lo que constituye, de modo curioso, un acto contrario a la represión; pero además, en la práctica religiosa los complejos no se olvidan en el inconsciente, ya que son considerados pecados, para que se mantengan en la esfera de lo consciente, y la confesión recíproca de los pecados impiden que se olviden, manteniendo viva la conciencia de los conflictos para poder abordarlos; lo cual es condición sene qua non del procedimiento psicoterapéutico.
Así los cristianos tienen un doble beneficio psicológico: primero mantienen consciente el conflicto (“pecado”) entre dos tendencias antagónicas y así se evita la represión del mismo y su olvido, lo que daría lugar a que un sufrimiento conocido se transforme en desconocido y por lo tanto en un instrumento oculto de tortura. En segundo lugar, se alivia la carga transfiriéndola a Dios que conoce todas las soluciones. Esta figura divina es, ante todo, una imagen psíquica , un complejo de representaciones de naturaleza arquetípica, que la fe identifica con un ente metafísico.
La ciencia no pone en duda la realidad de la figura religiosa en el sentido religioso, aunque desde una magnitud variable y difícil de determinar. Así, mientras la fe pone seguridad, el espíritu humano pone la incertidumbre del conocimiento.
La experiencia interior proviene de lo inconsciente, sobre el cual el sujeto no tiene poder alguno; pero lo inconsciente es naturaleza y, como tal se muestra sin engaños, solo el hombre puede mal interpretarla.


La facultad de la sociedad para crear símbolos

La sociedad en su conjunto funciona como un individuo y cuando esta no avanza hay que buscar las causas en una simbología no actualizada o desechada, al tomarse literalmente, y no poder competir con la ciencia. La sociedad retrocede a situaciones instintivas vestidas de una intelectualidad científica efímera, carente de símbolos y arquetipos que ordenen la psiquis colectiva y armonice los instintos y la energía psíquica para un fin común o social, a la vez que armoniza los instintos individuales y la energía psíquica para un fin individual.
El símbolo no es una alegoría, ni un signo; sino la imagen de un contenido real con el que tenemos que entendernos. Ese es el sentido del dogma, lo que formula y su necesidad. 
El símbolo de Dios esta generado por una energía psíquica (libido)  procedente del hombre, por lo tanto el hombre lleva , en sí mismo a Dios, que es la garantía de la felicidad, de poder y de omnipotencia. Así, hacerse Dios tiene la importancia del poder individual que fortalece a la persona frente a las inseguridades de su vida personal, pero emocionalmente la libido se retira del exterior y se vuelve hacia el sujeto, reanimando las imágenes antiguas de la infancia, como las del padre y la madre, tan importantes en la religión.
Cuando un hombre observa el firmamento y observa que la luz, el calor, el fuego celeste viene del Sol, y con este la vida, acaba por atribuir al Sol la condición de Padre del mundo. Así la libido otorga al Sol la condición de padre y a la Luna de madre, lo que recuerda a S. Francisco de Asís, para quien el Sol era su hermano y la luna su hermana, lo que le confería así mismo una calidad divina. Los reyes Sasánidas eran llamados “hermanos del Sol y de la Luna”. En Egipto todo soberano era un desdoblamiento de Horus solar. Hipólito también cree en su futura deificación como creyente “Te hiciste Dios, serás compañero de Dios o cordero de Cristo”. Jesús dice “Dioses sois” (S, Juan 10,30) . Las ideas de convertirse en Dios son antiquísimas (eso significa el dicho Conócete a ti mismo), pero se ubican después de la muerte, aunque los misterios religiosos nos muestran una resurrección en vida.
La libido crea, así, el símbolo de Dios con el Sol, luz, fuego, pero también crea la serpiente (Comparación fálica), e incluso el mismo falo (de ahí la afirmación de Sánchez Dragó en Gargoris y Habidis   de que los pilares, tanto franceses como españoles –Zaragoza- son representaciones fálicas de Dios – no una representación de fertilidad). Como fecundadora la libido es peligrosa (toro), pasional (león, jabalí), etc. 

La ciudad es símbolo de la madre, una mujer que cobija a los moradores, sus hijos. En el Antiguo Testamento se considera a las ciudades mujeres, las jamás conquistadas sin vírgenes, las colonias son hijos de una madre; pero las ciudades también son meretrices.
Los cristianos son hijos de la ciudad celestial. En el proceso mitopoyético la madre se reemplaza por la ciudad, la fuente, la cueva, la iglesia, etc. Esta sustitución es una regresión de la libido que reanima caminos y procederes infantiles vinculados con la relación con la madre. El peligro del interés del hombre por reactivar el deseo de la madre, que le fue útil de niño, es representado por el símbolo del incesto, lo que hace que la libido se torne regresiva ante esa eventualidad socialmente rechazada, y se transforma el deseo por la madre en la ciudad, que es el símbolo que acepta la libido en vez de la madre, desarrollando el hombre virtudes cívicas. Así, en lugar de la madre aparece la ciudad, o la mujer joven, que le permite unirse a ella y crear una familia. De esta manera la libido se transforma para que el hombre transforme su realidad y cree una cultura y haga de su vida algo útil para sí mismo y para su entorno.




La formación de mitos solares a partir del sol y el mar.

El curso del sol, astro  dios inmortal (como hemos visto), que todos los días flota por encima del mar y se sumerge al amanecer en las aguas maternas para renacer rejuvenecido a la mañana siguiente. Frobenius (Das Zeitetalter des Sonnengottes, 1904) dice. “ Si se interpreta la sangrienta salida del sol como renacimiento del astro, surgen dos cuestiones: ¿quién es el padre? ¿Cómo quedó embarazada esa mujer?. La contestación es que el mar devoró al viejo sol, dando origen al mito de que si la mujer-mar devoró antes al sol y ahora pare un sol nuevo, es evidente que fue fecundada”. Así todos los dioses navegadores son símbolos solares. Durante el viaje nocturno por el mar están encerrados en un arca, acompañados por una mujer. Es decir, en el viaje nocturno por mar, el dios solar se encuentra encerrado en el seno materno y se ve amenazado por toda suerte de peligros. Así tenemos las analogías con los héroes de Frobenius:











“Un héroe es devorado (devoramiento) por un monstruo marino en el oeste. El monstruo viaja con él dentro hacia el este (viaje por mar). Durante el viaje enciende un fuego (encender fuego) dentro del vientre del monstruo y, como siente hambre, cercena un trozo del corazón del monstruo. El pez llega a la costa (toca tierra) , corta al animal por dentro (abrir) sale al exterior (huida). Hace tanto calor en el vientre del animal que se caen los cabellos (calor, cabellos). Liberta a sus compañeros de viaje, antes que él devorados, y huyen.
El agua, el mar es, también, el símbolo de la madre. Para los antiguos el mar era símbolo de la génesis y en la actualidad no se concibe la vida sin agua. Todo lo viviente surge del agua, como el Sol, y en ella vuelve a sumergirse. 
Goethe, en Fausto I, señalaba “En olas de vida, en la tempestad de los hechos, subo y bajo, voy y vengo. Nacimiento y tumba, un mar eterno, una trama cambiante, un vivir ardiente...”  dando a entender que la vida no conoce la muerte y las aguas oscuras de la muerte son vida, la muerte, con su frío abrazo, es el seno materno.
La proyección de la imagen materna en el agua imprime cualidades mágico-religiosas al agua, propias de la madre. (p.ej. el agua bautismal) En los sueños y las fantasías el mar significa lo inconsciente. Así el aspecto materno del agua coincide con la naturaleza de lo inconsciente.
El agua es símbolo materno y también el árbol de la vida o el madero. Los héroes se encuentran encerrados en árboles y las divinidades femeninas fueron adoradas en forma de árboles, de ahí el culto a los bosques y árboles sagrados.
La energía psíquica inconscientemente activa, es la que se viste de imágenes. El símbolo del agua y del árbol, o los atributos complementarios de la ciudad, señalan la libido anclada en la imagen de la madre; se ansía la boda del hijo con la madre-esposa para alcanzar un estado sin represiones, conflictos con sigo mismo, culpas, ansiedades mortales, dolores por la separación, es decir, se consigue la bien aventuranza que se nostalgia. La prohibición del incesto, que interviene en este caso, depende de la necesidad de organizar la tribu;  así el mito solar prueba que el deseo incestuoso no es la cohabitación, sino volver a ser niño, a la protección de los padres e introducirse en la madre para ser parido de  nuevo por ella. La necesidad de volver al cuerpo de la madre obstaculiza la meta. Una solución es fecundar a la madre y volver a engendrarse en sí mismo.
La prohibición del incesto da lugar a los mitos solares o de renacimiento, utilizando los símbolos de la madre a fin de que la libido fluya a nuevas formas impidiendo, eficazmente, la regresión a un incesto más o menos real.. Así la libido transforma a la madre en una mujer joven o en otro ser (esfinge), haciéndola desaparecer y renacer; es decir, se potencia una fantasía que crea caminos por los que la libido pueda circular y activarse, espiritualizándose.
En la actualidad es necesaria una actualización de las verdades simbólicas que guardan las religiones, puesto que es preciso buscar una derivación de la libido del mundo racional y realista en el que se encuentra enclaustrada. Esta pérdida de eficacia de los símbolos religiosos se debe a la ciencia y al pensamiento lógico que le ha dado origen. Ni los más inteligentes entienden para qué puede servir la verdad simbólica, y los representantes de las religiones descuidaron elaborar una apologética adecuada a la época. La verdad simbólica sustituye la madre por el agua, o al padre por el espíritu o el fuego, ofreciendo un camino a la libido, encauzando la tendencia al incesto y encaminándola a una forma espiritual.
La religión recurre a medios que facilitan esa traducción simbólica, como dice Multher (Geschichle del Malerei 1909): “La sensualidad es la primera rueda motora de nuestra máquina. Ella nos impulsa, nos alegra y vivifica. En ella está todo lo noble y bello que soñamos. La sensualidad y la voluptuosidad son el espíritu de la música, de la pintura y de todas las artes. Todos los deseos de la humanidad vuelan entorno a ese polo, como mosquitos entorno de la luz. La devoción es un impulso del hombre hacia la voluptuosidad. Nunca debe olvidarse al estudiar el arte de la iglesia primitiva el deseo de borrar los límites entre amor terrenal y el celestial, y del hacer pasar, imperceptiblemente, del uno al otro, fue la idea directriz y el medio de agitación más poderoso de la Iglesia Católica”.  A tenor de lo dicho, es oportuno mencionar que, a mi juicio, la afirmación de que la belleza es la verdad es falsa, primero porque la belleza es percibida de diferente manera por cada individuo, segundo, por tanto no es una cualidad objetiva. Por otro lado, la verdad es ética, por tanto estética y bella. Todas las condiciones a la vez, porque la estética puede resultar bella, pero no tiene porqué ser ética, y si no es ética no es verdad; por lo tanto en ese caso la estética suele ser una manifestación de pensamiento e ideología radical y violenta que utiliza la estética como instrumento simbólico de cohesión social, tanto por la vía de la persuasión como de la intimidación. 
En el Nuevo Testamento se manifiesta un ejemplo en el curso de un coloquio con Jesús sobre el renacimiento (S. Juan 3,3 y sig.). Nicodemo no puede impedirse de considerar el asunto de forma realista y manifiesta: “¿Cómo puede el hombre nacer siendo viejo? ¿Podrá acaso entrar por segunda vez en el seno de su madre y nacer?” Jesús le contesta proclamando lo mismo que pregunta Nicodemo pero de forma simbólica; aunque dice lo mismo que Nicodemo, el simbolismo de la respuesta de Jesús canaliza la libido a un nivel espiritual. “En verdad en verdad te digo: Amenos que el hombre naciere de agua (símbolo de la madre) y del Espíritu (símbolo del padre) no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es, lo que es nacido del Espíritu Espíritu es. No te maravilles de que te diga : Os es necesario nacer de nuevo. El viento (soplo fecundador) de donde quiere sopla, y oyes su sonido, mas no sabes de dónde viene y a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu”. De esta manera, Jesús propone a Nicodemo que no piense carnalmente, pues será carne, piensa simbólicamente y serás espíritu. O de otra forma, que el pensamiento empírico muestra lo que es, lo que fue y lo que siempre será, sin que pueda ser de otro modo porque lo demuestra la experiencia (nadie puede volver al útero de su madre y nacer viejo), mas la verdad simbólica ofrece alternativas a la libido en un terreno espiritual (la madre puede ser una ciudad, o la comunidad de Santos, o la Iglesia). 
En esta época donde, por un lado es preciso el nacimiento del pensamiento lógico para ampliar los conocimientos humanos y dar a luz una nueva era tecnológica y científica, donde es preciso abandonar el pensamiento simbólico en un transito al pensamiento lógico y a la vez guardar las verdades simbólicas como fuente de inspiración de la humanidad, donde reencontrarse y regenerarse (renacimiento) incesantemente. Todo este proceso ha dado lugar a la extinción casi absoluta del pensamiento simbólico y al análisis , por parte de la ciencia, de los símbolos místicos desde el punto de vista científico, a la luz del cual, los símbolos resultan disparates.
La verdad simbólica ha sido sacrificada sin defensa a manos del pensamiento científico, inadecuado para ese fin (C. G. Jung) y en el Estado en que hoy se encuentra no puede competir con él. En vez de insistir en la fe, los Teólogos deberían esforzarse en ver cómo es posible la fe y ello llegará con una verdad que una el sentimiento y el entendimiento (símbolo y ciencia). Reflexionar que la necesidad de la sociedad de crear inverosímiles postulados religiosos se debe a que el mundo real y sensible está subordinado a otra realidad enteramente distinta (la energía psíquica, el amor, el mundo espiritual...).
La formación de símbolos no puede tratarse sin tener en cuenta a los instintos, puesto que los instintos toman su fuerza del símbolo.
El símbolo da forma a los instintos y los ordena, como por ejemplo el instinto sexual. La sexualidad desempeña un papel en la formación de símbolos incluso religiosos.
Los símbolos canalizan la libido, estos emanan de su personalidad primitiva.
El mito religioso es una de las mayores creaciones de la humanidad, da seguridad y fuerza para no ser agobiados por un enorme universo. Los símbolos, desde el punto de vista real no constituyen verdades, pero son psicológicamente verídicos, pues sirvieron y sirven de puente que conduce a las grandes conquistas de la humanidad,
La verdad psicológica no excluye una verdad metafísica y aunque no exista una física del alma que nos la describa materialmente, ni sepamos nada objetivo de ella, sí es nuestra experiencia única e inmediata. Crea símbolos que transforman la persona al transferir la libido de una forma inferior a otra superior, y es tan importante esta función que el sentimiento le atribuye los máximos valores.
La fe que proviene de la experiencia es “legítima”, pero también es legítima la que proviene de la autoridad de la tradición, puesto que el poder de la tradición constituye una experiencia cuya importancia para la continuidad de la cultura está fuera de duda .   Esta última, sin embargo, entraña el peligro del hábito y de la indolencia espiritual, de la inercia sin ideas que puede dar lugar a retrocesos culturales al apartar la fe de la vida cotidiana y constituirse esta en una rutina que impide el esfuerzo para llegar a una nueva comprensión de la realidad.
“Cuando la mitología está viva no tenemos que decirle a nadie lo que significa. La función del mito es reconciliar a la persona con el ciclo de su propia vida, con el entorno que está viviendo y con una sociedad integrada en su entorno (entorno del mito)” Joseph Campbell.
Así hemos visto como la energía psíquica es capaz de transformarse dando origen a la creación de mitos, construcción de ciudades, estructuración de religiones,...etc. todo a partir de una relación fundamental, como lo es la relación entre la madre y el hijo.
Los símbolos que se crean permiten canalizar los instintos. Se puede afirmar que la creación de símbolos adecuados a un fin genera un conjunto de  mitos que pueden ser utilizados para estructurar la sociedad hacia un fin superior, más allá de la supervivencia diaria.


El origen de los primeros mitos.

La participación mística es la representación de la madre y el hijo, la mujer con su bebé es la imagen básica de la mitología. Es la dicha definitiva.
En la edad adulta, esta esfera se lleva a otras más amplias, propias de la madurez y que culmina cuando se considera la tierra y al universo como nuestra madre y la relación entre la tierra , el universo y nosotros se convierte en experiencia mística.
Armonizarse y sintonizarse con el universo es la misión de la mitología. Dentro de los estadios primitivos del hombre esta relación se alcanzaba espontáneamente; pero la evolución trajo el problema de mantener los vínculos místicos del individuo con la sociedad.
La condición primordial de la psiquis se encuentra en la dependencia de los padres, la actitud de sumisión a la autoridad, la expectativa de aprobación de nuestra conducta y el miedo al castigo, todo ello acentuado por una infancia que se prolonga hasta los 15 años. En esa psiquis infantil se imprimen las nociones particulares de bien y mal, y los papeles a desempeñar en la sociedad. La sociedad también actúa, dejando la impronta sobre el cuerpo femenino y la actitud de la madre. Siendo uno de los problemas psicológicos la separación de la madre en el destete y la separación psicológica de ella.
La comida aparece como un deseo de apropiación e incorporación del objeto amado (K. Abraham), que señala en el niño la primera etapa de succión y la segunda de mordisco, característica de la fase sádico – oral, también llamado canibalístico, donde aparece la identificación entre la madre y el niño.
En los pueblos cazadores, donde se contempla al animal, no como una forma de vida inferior, sino como una equivalente a la humana , pero en otro aspecto de la vida. Es reverenciado, respetado y matado. El animal se presenta para ser cazado en la seguridad de que habrá un ceremonial para devolver su vida a la fuente materna, y así regresar al año siguiente. Todo en un ciclo en el que la vida se consume así misma. El animal representa el guía que inició al cazador en la senda de lo inconsciente y del conocimiento, le permitió vencer a la muerte y comenzar el ritual que le lleva a su madurez; desde esa reverencia, el animal es incorporado al cuerpo del cazador traspasándole su conocimiento.
Las imágenes de cuevas paleolíticas, cuya naturaleza no era la de la vivienda, por lo general, están indicadas para los ritos de iniciación masculinos a través de la caza. 
La caza representa, con todo su bagaje simbólico, la muerte del niño y su resurrección a adulto. 
Los dibujos de animales totémicos y su disposición, señalan un conocimiento coincidente con la prehistoria egipcia (en el paleolítico una vaca cargaba con el globo terráqueo, como luego Apis lo haría en los templos de Egipto) Transmitiéndonos el conocimiento de la redondez de la Tierra, por la que fueron castigados por revelar el secreto Anaximandro, Esquilo y probablemente Sócrates. 
Las imágenes de Venus se remontan también al paleolítico, donde las figuras de mujer se centraban en las caderas y en los pechos, resaltando su importancia como lugar de nacimiento y  de alimentación de la vida. Estas imágenes aparecen en los lugares donde habitaba el hombre, y no en los lugares religiosos como cuevas. La mujer representa la segunda crisis del hombre, su entrada en el matrimonio, donde pasa de ser único a la experiencia de miembro y parte de un ser doble, que , además, le inicia en los misterios de la vida.
Como ejemplo, la Venus de Lausell sostiene en la mano un cuerno de bisonte con 13 muescas verticales. Estas muescas son el número de noches que transcurren entre la primera luna creciente y la luna llena. La otra mano se apoya en el vientre, señalando la relación entre los ciclos menstruales y lunares. Lo cual también señala la primera alusión entre ritmos celestes y terrestres de la vida (hace 40.000 años a.d.C.) . Un Estudio de bastones, encontrados en esa época, tienen muescas que, una vez estudiadas, muestran que no se realizaron con los mismos instrumentos ni en al mismo tiempo, lo que sugiere un registro de tiempo, que coinciden con los ciclos lunares, lo que señala la preocupación de las mujeres por el ritmo lunar y su identificación con su propio cuerpo. Lo que representa el inicio de las matemáticas y la astrología.
El ideograma de la mano abierta tiene una interpretación en el antiguo Egipto de hipnosis, quehacer y donación. En la Grecia era la representación cíclica del amanecer, en el Oriente  es señal de clarividencia, etc.


El cambio del pensamiento no lógico al lógico.

El cristianismo, en su control de la educación, debilitó la instintividad animal de la antigüedad, entrando en la abstracción espiritual que apartaba le de la naturaleza y de sus mensajes simbólicos (S. Agustín “Van los hombres a admirar las alturas de los montes y las grandes olas del mar y por ello se olvidan de sí mismos”) Pero no es solo la estética de la naturaleza lo que ejerce un flujo seductor a la concentración espiritual necesaria para la construcción de otro mundo, sino que la naturaleza tenía influencias demoníacas o mágicas (simbólicas).  En el culto de Mitra todo era divino en la naturaleza y estremecía la poderosa percepción de la naturaleza; este paganismo y su vinculación a la naturaleza, la sensualidad,  la seducción estética, es lo que S. Agustín ataca para crear un pensamiento independiente de las cosas externas y dar origen a la autonomía de la idea que resiste la impresión estética del mundo. 
El hombre ha adquirido así, una posición independiente respecto de la Naturaleza, donde el hombre no adora los objetos naturales sino que reflexiona sobre los mismos; el hombre se vuelve así hacia el mundo exterior, con un nuevo espíritu, distinto del que existía cuando el cristianismo inició el cambio de una percepción simbólica a otra racional, recuperando su interés por el mundo desde una mayor independencia racional e intelectual, que ha configurado el nuevo espíritu científico (el pensamiento lógico).
Desde éste nuevo espíritu, el aumento del interés por el mundo exterior, dio lugar a un incremento infinito del conocimiento que se tenía  de la naturaleza; pero el conocimiento interior sufrió una merma, el olvido de los mitos y símbolos, proporcional al desarrollo científico. Cuanto más se confirmaba la victoriosa penetración y avance del espíritu científico tanto más cautivo era el hombre del mundo conquistado.
El interés religioso se apartó del mundo interior, siendo el dogma residuos extraños e incomprensibles, expuestos a toda clase de críticas. Incluso la psicología moderna puso resistencia para aceptar el derecho a la existencia del alma humana, con cualidades susceptibles de investigación y cuya existencia se averigua de modo indirecto.
El racionalismo moderno aplicado a la religión y al dogma, sugiere una imposibilidad e inviabilidad del mismo, sin penetrar en su verdadero significado simbólico, que contiene ideas. Se afirma “lo que yo no sé y no contemplan los medios de comunicación, no existe”, con lo que esas “ilustradas” mentes no creen en la psique, si no es sinónimo de consciente.


La sociedad sin símbolos.

Los cristianos promueven la conservación de la comunidad mediante el amor recíproco. Como dice Pablo: “Sino antes, por medio del amor, servíos los unos a los otros”, Epíst, a los Gál, “permanezca entre vosotros el amor fraternal” Epístola a los Hebreos, “Considerémonos los unos a los otros para incitarnos mutuamente al amor y a las buenas obras; no abandonando la congregación Epíst. a los Hebr. O S. Juan “El que ama a su hermano mora en la luz...” “Pero el que odia a su hermano, en tinieblas está...” Epíst. 1ª de  S. Juan, “Nadie vio jamás a Dios, pero si nos amamos los unos a los otros, Dios mora en nosotros...” Epíst. 1ª de  S. Juan.
Se ha indicado antes como los pecados (los conflictos) eran confesados (confiados) (Epístola de Santiago 5, 16) entre los pecadores “Sobrellevad los unos las cargas de los otros” Epíst. de S. Pablo a los Gál.”, y que las dificultades del alma eran transferidas a la figura divina (proyección voluntaria del conflicto). De esta manera nace entre la figura divina y el hombre una unión íntima, amor, que se comparte en la comunidad, la cual también debe de estar sujeta al amor. La última relación es tan importante como la primera (si dios sólo mora entre nosotros si  amamos al hermano), se podría suponer que el amor es tan importante como dios. (No es tan absurdo si reparamos en las palabras de Hugo de St Víctor: “Pues tú posees gran poder, oh amor, solo tú pudiste hacer bajar a Dios del cielo a la tierra, Oh, cuán fuerte es tu vinculo con el que hasta Dios pudo ser atado..., tú heriste al Impasible, ligaste al Insuperable, trajiste al Inconmovible, hiciste mortal al Eterno...Oh amor cuán grande es tu victoria” del Laude caritatis. Patr. Lat.,  “Dios es amor” Epíst. 1ª de  S. Juan ).
El amor es un antropomorfismo por antonomasia, y además de un apetito, una clásica fuerza impulsiva psíquica del hombre. Desde el punto de vista psicológico es, por un lado, una función de relación, y, por otro, un estado psíquico emocional que, como es patente, se identifica con la imagen de dios. El amor tiene un determinante instintivo: es propiedad y actividad del hombre, y si el lenguaje religioso define a dios como amor, existe el gran peligro de confundir el amor que actúa en el hombre con la acción de Dios. Así que se ha de actuar separando la psique colectiva de la individual. 
Para los Psicólogos el amor se muestra como la fuerza del destino por antonomasia, lo mismo si se presenta como baja concupiscencia que como pasión espiritual. Es uno de los más poderosos motores en las cosas humanas. Significa que la libido, como fuerza psíquica, en parte está a disposición del Yo pero en parte se comporta autónomamente con respecto de él, pudiéndose dar el caso de que lo determine de tal modo que lo hunda en forzosa aflicción o bien le proporcione inesperada fuente de energía adicional.  Como las relaciones de lo inconsciente con la consciencia en modo alguno son meramente mecánicas o complementarias, sino más bien compensatorias y sincronizadas con el consciente, no cabe negar la inteligencia de la actividad del inconsciente. Así si el inconsciente nos dirige hacia un destino espiritual, existe la predestinación espiritual en el sentido más lato, en última instancia impuesta desde el inconsciente, pues el hombre no puede aspirar a lo que no conoce conscientemente. De esta experiencia resultó, también de modo natural, la concepción de que la imagen de Dios es un espíritu y requiere el espíritu. Esto no es un invento del cristianismo ni de los filósofos, sino una experiencia humana primigenia confirmada también por el ateo.
En la época de Nerón, los pasajes de la Epístola 41 de Séneca a Lucilio, muestran la pauta de un tiempo al que combaten con la creación del estoicismo (Nos empujamos hacia el error, el uno contra el otro, ¿y cómo habremos de salvarnos si nadie pone coto, si cada uno arrastra a su prójimo y nada nos detiene en la caída?). Los hombres de esa época habían llegado a la madurez necesaria para identificarse con el logos hecho carne ( Si en alguna parte hallaras a un hombre impávido en los peligros, insensible a los placeres, feliz en la adversidad, tranquilo en medio de la tormenta, por encima de los mortales ordinarios y a la misma altura que los dioses, ¿no se adueñaría de ti el respeto? ¿No dirías: he aquí un ser noble, completamente distinto de mi cuerpo miserable? ...Un ser tal no puede existir más que por obra de la divinidad...”), para fundar una sociedad unida por una idea , en cuyo nombre podían amarse y llamarse hermanos. La idea de un mediador cuyo nombre se abrieran  nuevas sendas al amor, se convirtió en hecho, con lo que la humanidad dio un gran paso hacia delante. Fue preciso el concurso de una sociedad que vegetaba en la oscuridad espiritual, dada al desenfreno, al cual se opusieron los dos cultos, de moral ascética, que compitieron por liderar el camino espiritual: el cristianismo  y mitraísmo (Mitra era el logos emanado de dios), siendo claro el sometimiento moral de los impulsos animales en ambas religiones.
La conciencia moderna se apasiona por cosas de índole totalmente distinta de la religión y su objeto, estos conceptos y símbolos se han retirado hacia lo inconsciente. De ahí que en la actualidad no se crea ni en lo uno ni en lo otro y cada uno acabe construyéndose una religión a su medida. La transformación inconsciente de un impulso en actividad religiosa es algo que carece de valor ético, aunque su producto pueda ser estético se contempla como un fenómeno histérico (muy típico de los hippies). Sólo hay decisión ética allí donde el conflicto es consciente en todos sus aspectos y se opta por una solución. 



















































TERCERA PARTE (sociedad e individuo)

El Equilibrio entre los poderes del Estado, los grupos  y los individuos.
Los choques entre Derechos Civiles y el concepto de Pacto Social.
El racismo como problema cultural.
La estética como elemento básico de la intolerancia.
La Mujer y el feminismo.
Otras formas de interferir en los Derechos Civiles
El sistema económico y la degradación de los símbolos y valores.


El Equilibrio entre los poderes del Estado, los grupos  y los individuos.

El Conservacionismo manifiesta claramente el camino a seguir para corregir desviaciones políticas y económicas, por medio de la Norma Base de los Bienes de Consumo, que evita y regula los impactos medioambientales (en el sentido de la agenda 21); sin embargo hay actividades humanas como las referidas: racismo o feminismo, que siendo de un interés político carecen de una regulación coherente de los instintos que los potencian. Esta regulación forma parte de la gestión de recursos humanos y se obtiene a través de la experiencia de los mitos individuales y colectivos que impregnan la sociedad y que permiten estructurarla entorno a un objetivo social integrador que economice energías sociales y de pie a una unidad de acción entorno a una idea mítica que promueve el progreso solidario (sin impactos negativos) y satisfactorio, más allá de las diferencias puntuales u ocasionales, propias de las coyunturas que se presentan en el desarrollo personal. 


Los choques entre Derechos Civiles y el concepto de Pacto social.

Los Derechos civiles representan el conjunto de leyes que protegen al individuo en su relación con el Estado y los poderes que de él emanan, así como regula las posibilidades del individuo para tomar iniciativas frente al Estado para proteger sus derechos, libertades e intereses, sin necesidad de estar vinculados a una organización de tipo político o sindical, o social de cualquier naturaleza. Estos derechos miden, por excelencia, la capacidad del Estado y de sus poderes para modificar sus conductas, cuando estas se muestran caducas, sin necesidad de la intervención de pactos, solo por medio de la actuación independiente de la justicia o de un Gobierno.
La manera de ejercer estos derechos y la rapidez con que se solucionan estos conflictos son una señal del nivel de democracia de un Estado. Y prueba que, si el individuo debe servir al Estado y a sus instituciones diligentemente, éste, debe garantizar, con la misma diligencia, la defensa de un grupo de normas que se consideran básicas para el desarrollo de los individuos y la autonomía de estos respecto de cualquier otro gran poder que gravite al amparo del Estado.
El individuo se convierte así en la medida del Estado, alcanzando su soberanía e independencia respecto de los intereses de otros poderes, que deberán expresarse con una verdadera interpretación de la Democracia, es decir, como expresión de la voluntad de un pueblo soberano y no exclusivamente por el concurso de intereses de grupos políticos o económicos.
Ese es el verdadero sentido de la Democracia y busca la vinculación afectiva de los ciudadanos con sus dirigentes, estén o no de acuerdo con  algunas de sus decisiones, y la identificación con las instituciones que se esfuerzan en ser representativas, es decir, en servir y no con las ideologías, que son cambiantes y propias de interpretaciones y circunstancias pasajeras, que son instrumentos del conjunto de la sociedad.
No es el objeto de este trabajo señalar los Derechos Civiles y enumerarlos o subordinarlos, pero si es su objetivo señalar, a título de muestra, como el Estado, y más claramente, los grupos políticos y el mal funcionamiento de la Justicia, permite que grupos que no representan a los ciudadanos y cuyos intereses son expúreos medran a la sombra de los intereses políticos y de los prejuicios sociales perjudicando a la sociedad en su conjunto. 























La Constitución ordena la actividad del Estado con unos propósitos que pretenden establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos integran la Nación española, proclamando su voluntad de: 
- Garantizar la convivencia democrática dentro del marco constitucional y de las leyes conforme a un orden económico y social justo.
- Consolidar el Estado de Derecho que asegure el imperio de la Ley como expresión de la voluntad popular.
- Proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas  y tradiciones, lenguas e instituciones.
- Promover el progreso de la cultura y la economía para asegurar a todos una digna calidad de vida.
- Establecer una sociedad democrática avanzada y colaborar con el establecimiento de unas relaciones pacíficas y de eficaz cooperación entre todos los pueblos de  la Tierra.

El Preámbulo de nuestra Constitución muestra una voluntad clara y  nítida para el desarrollo de las personas en un marco que garantizan unos derechos individuales (que dan origen, en su ejercicio, al Poder Civil), una articulación de la soberanía popular en un Poder Político y un Poder Público que debe velar por la libertad de los individuos.
Se considera a la economía, junto con la cultura, un pilar que garantiza una digna calidad de vida, por lo que emerge un Poder financiero sobre el que reposa, de una u otra manera, la calidad del resto de las actividades humanas, sociales y políticas del Estado.
Asegurar el imperio de la ley, expresión de la voluntad popular, y establecer la seguridad da origen a un Poder militar, con su propia justicia e intereses industriales, y un propio concepto de Interés General, supeditado a la integridad del Estado y, debería expresar su alineación con el Derecho Civil.
Todos los poderes del Estado participan de un equilibrio que emana de la interdependencia que unos poderes tienen respecto de otros. Así, el poder político está representado por la existencia de partidos políticos y organizaciones políticas y sindicales con sus propios objetivos, que, en algunos aspectos de sus intereses conviven con el Poder financiero, que no siempre se expresa mediante organizaciones empresariales, dado que estas organizaciones empresariales atienden a unos intereses que se expresan explícita y formalmente, buscando una norma legal que amparen sus pretensiones particulares frente a la presión sindical de los trabajadores y  el ambiente de competitividad de los mercados. Más bien el interés financiero atiende a la búsqueda y consecución de objetivos que orienten la política económica de ciertas actividades puntuales de los gobiernos de las Administraciones, con el fin de ganarse mayor influencia o preponderancia frente a otros poderes. Es decir, busca la consecución de objetivos económico que solo pueden realizarse con el concurso de las Administraciones del Estado, que, por otra parte, están, evidentemente, en manos del Poder Político.
El Poder Público representa la organización formal del Estado, dividido en los tres poderes, cuya independencia entre los mismos es imperfecta, por lo que se convierte en un índice de calidad del sistema democrático de un país.
El Poder  de la Administración y del Ejercito se encuentra, dentro de un Estado Democrático, en manos del Poder Público, por lo que su capacidad de influencia sobre otros poderes se considera desde la perspectiva de ser instrumentos de los Poderes Públicos y Políticos sobre los ciudadanos.
Los Poderes, formados por organizaciones y grupos sociales, adquieren su importancia a través del interés social que su existencia representa para el Estado. Desarrollan un papel, por cuanto son precisos para la vertebración del Estado tal y como lo conocemos. Por ello, los poderes, participan de un equilibrio que se autoregula de tal manera que cuando las condiciones les son propicias dominan unos poderes o grupos sobre otros, hasta que se vuelven a alcanzar un nuevo equilibrio.
A nivel de Poderes políticos, financieros, sindicales y empresariales, los grupos consideran sus intereses particulares una prolongación, sino una identidad, del interés general que determina la actuación del Estado. Es decir, sus intereses particulares y los del Estado son los mismos, por lo que actúan , según su propia concepción, en interés general. Esto trae consigo el desprecio por otros poderes, dentro de una lucha en el interior del Estado, de la cual siempre sale perjudicado el Poder Civil, por ser el único poder que se afirma por la actividad de otros poderes en su favor o por el ejercicio de sus derechos por los individuos (o a través de estructuras asociativas temporales). Así que siendo el Poder Civil, la expresión de la Soberanía Popular que da origen al sistema democrático, este Estado de Derecho deja en un segundo término a la ciudadanía, cuando no la sacrifica, en una lucha político económica por la supremacía de unos grupos sobre otros, que por otro lado conviven y convergen en sus intereses de estrato social dominante.
Así los grupos políticos, sindicales, empresarios, Diputados, Gobierno, médicos, abogados, Jueces, etc. defienden organizadamente sus intereses, que rara vez coinciden con los intereses civiles que son los individuales, en una lucha entre castas por el dominio de parcelas del Estado.
El Poder Civil, que es la perspectiva que mejor determina la calidad de una democracia, queda sin capacidad de dominio y subordinado al resto de poderes.
Además aparece un fenómeno que tiende a eternizar esta situación que es la cooptación como sistema de relevo de los miembros de los grupos, que por imperativo de la ley natural, dejan este mundo, garantizando una continuidad en la acción de cada grupo. Así la cooptación se convierte en un filtro que condiciona la capacidad de una persona para pertenecer a cualquier grupo, limitando su acceso a los grupos de poder.
Ya hemos dicho que los poderes comparten objetivos y, por lo tanto, tienen unos intereses comunes, lo que da lugar a una connivencia respecto a la defensa de cierto tipo de intereses propios de cualquier tipo de poder. Ese es el motivo de que se realicen favores entre ellos, dando lugar a unas relaciones endogámicas que no permiten una verdadera manifestación del Poder Civil y del ejercicio de sus derechos; convirtiéndose la cooptación en un instrumento que fortalece las relaciones entre los grupos y los poderes político-financieros-administrativos, con lo que la independencia de los Poderes es más teórica que real.
La ordenación de un Estado Democrático permite un equilibrio entre los poderes de tal manera concebido que las situaciones que propician la preponderancia de un poder permite el avance de la sociedad y del resto de poderes, sin menoscabo de ninguno de ellos, alcanzando el Estado su verdadera dimensión y sentido de progreso.
De esta manera, la Constitución se contempla como un instrumento eficaz en la potenciación de los poderes civiles como instrumento armonizador dentro de la lucha que mantienen el resto de los poderes, y como elemento imprescindible para aumentar la percepción de libertad de la ciudadanía y la identificación con el Estado y sus Instituciones. Así el individuo y el ejercicio de sus Derechos Civiles deben alcanzar la dimensión de Interés General.
Un ejemplo de la interferencia de los grupos sobre el derecho de los individuos los representan los intereses económicos financieros y políticos (con sus impactos ambientales y sociales), que ya abordamos en trabajos anteriores, pero un caso particular son el tratamiento que realizan los grupos políticos de ciertos conceptos sociales (como racismo o feminismo) movidos por un interés particular que no conecta con la ciudadanía y que por lo tanto es origen de conflictos innumerables e irresolubles, cuya responsabilidad se achaca al ciudadano o al individuo. 
Esa inadecuación de los conceptos a la idiosincrasia civil es muestra de una precipitación a la hora de analizar las cuestiones sociales, debida a un poco profesional estudio de asuntos de capital interés debido al seguidismo que se realiza de las visiones anglosajonas y de su cultura. Así, los trabajos de los profesionales suelen carecer de originalidad y acaban por adaptar las pautas americanas, con pequeños matices, al panorama social español.

El racismo como problema cultural.

Al definir la sociedad ya señalamos en la primera parte (Los seres humanos precisan comunicarse mediante símbolos*, invocar nociones abstractas (mitos*, creencias*, conceptos*) y especular* sobre las causas* de los fenómenos a través de la inducción*, la deducción*, el vislumbre* y la creencia) además también dijimos : Los mitos, conciencia, carisma y demás lazos comunitarios son esenciales para el mantenimiento de la cohesión social entre los hombres y refuerzan la conducta solidaria o altruista. Lo que, obviamente, a la luz de los postulados que definen a una sociedad humana, sea cualesquiera su origen y lugar de dominio, dos culturas distintas, en mitos, creencias, conceptos, valores, ..etc, por mucho que provengan del mismo origen simbólico, se han desarrollado explorando esferas distintas, interpretaciones diferentes de las relaciones fundamentales de los individuos con el medio y entre sí. 
A la luz de esta afirmación, la lectura de los Derechos Humanos nos advierte que su cumplimiento, en lo que respecta a cuestiones culturales y religiosas, no carecerá de tensiones, si estas se ponen en práctica en territorios con distintas culturas o en países singularmente distintos en el aspecto cultural. Es decir, los cambios religiosos de los individuos dentro de una misma cultura, representa un conflicto potencial mínimo, al compartir los mismos símbolos culturales. Pero en el caso de una invasión de miembros de culturas y valores distintos, el conflicto puede expresarse violentamente. Ese es uno de los orígenes de las guerras, el intento de modificación de la cultura expresada en símbolos, mitos o religión. 
En algunos casos son extremos estos choques culturales, sobre todo porque el origen de las grandes migraciones proviene de unas desigualdades premeditadas, que no se corresponde con situaciones inevitables.
Tal vez, como ejemplo de choque cultural sea destacable la inmigración, aunque habiendo otros muchos, sirva este de muestra de la perspectiva del autor. 

El Choque cultural. Ya hemos señalado que la emigración a países europeos no es un acto voluntario, como la naturaleza del turista que se traslada a otro país por ocio, es un problema de origen económico y , por lo tanto, de gestión de recursos naturales, energéticos y humanos, donde se manifiesta la naturaleza de dominio y subyugación de una minoría de países respecto de la mayoría.
Los choques culturales son de distinta intensidad, dependiendo de las diferencias culturales y de valores, cuanto más se alejan estos más fácilmente se genera el conflicto. Así, tropas norteamericanas en una ciudad española dan como resultado conflicto de alguna naturaleza. A pesar de que los ciudadanos USA tienen una cultura similar a la nuestra, los jóvenes marines, precisamente por su juventud, manejan sin disimulo el mito de guardián del orden mundial y superioridad cultural, lo que se exterioriza en cualquier situación social. Afortunadamente las condiciones del mundo no hacen preciso que USA vuelva a establecerse en España, y por tanto, difícilmente se reproducirán los conflictos de manera permanente, que por otro lado serán silenciados por las propias autoridades, cuando no inmoralmente ocultados (el asesinato de alguna muchacha). Lo mismo ocurre con los soldados ingleses, con una cultura de represión y castigo físico humillante, aparecen por España exteriorizando los impulsos de esa violencia reprimida en actos vandálicos, cuando no en conflictos con nativos. 
El caso de la inmigración es lamentable e inaceptable. Los empresarios españoles y europeos no dejaron de presionar para que hubiera permisividad, por parte de los gobiernos con el fin de permeabilizar las fronteras a la mano de obra barata que representan los africanos sin futuro. Mientras el Gobierno percibía un incremento de la producción y de los beneficios, que sanean  nuestra economía y la hace más competitiva, los empresarios ampliaban sus márgenes de beneficios y las centrales sindicales abogaron por la legalización de los trabajadores extranjeros con el fin, nada humanitario, de evitar que los empresarios se quedaran con todo el beneficio y parte redundara a la sociedad, en especial a la Seguridad Social, tapando la mala gestión de la misma. Prueba de esta última afirmación es el problema que surgió en Barcelona, en el que un grupo de emigrantes dormía en la calle y tuvo que ser un sindicato no mayoritario, cuando la situación ya era vergonzante, quien expresara su apoyo humanitario a un colectivo desprotegido. 
Así los emigrantes favorecen a la sociedad, y a todos los intereses de los distintos grupos económicos. El problema está en la conflictividad. El Choque cultural. Sin embargo la resolución del problema ya está en marcha, la búsqueda de grupos sociales extranjeros menos conflictivos, Europa del este, y su llegada a España, ha dado lugar al desplazamiento de los que aquí se habían instalado. El conflicto cultural se acrecienta con la suma de un problema de subsistencia.
No hay necesidad humana no reconocida legalmente que no genere mafias, y para llegar a esta conclusión no era preciso esperar al s.XXI. Es decir, la necesidad de la migración ha generado mafias más o menos controladas por los gobiernos, como todas las mafias, que se encargan del traslado, el alojamiento, la búsqueda de trabajo y el cobro, casi de por vida, de la deuda contraída.  En ese ambiente, con una deuda a pagar, disfrazados por organizaciones de “protección a los inmigrantes”, que les asesoran sobre la necesidad de llevar gafas y mimetizarse con la sociedad, les aleccionan sobre sus derechos, aprenden español y los mandan a la sociedad del Estado de Derecho, para que conquisten una tierra de promisión que le será hostil, básicamente porque hay algo singular que no se puede cambiar de los inmigrantes, su propia cultura y el conflicto con la cultura del país que les acoge. Para agravar aún más ese conflicto, se les asegura que tienen derecho a mantener su cultura en un Estado democrático.
El emigrante es el hombre que ha de adaptarse a una nueva situación para prosperar y no esperar que el país de acogida se adapte a él, esto es un engaño que conocemos bien los occidentales.
Cuando jóvenes subsaharianos se encuentran en nuestras calles vendiendo discos pirateados, detrás de esa organización hay dinero occidental, cuando no español, que utiliza el reclamo del bajo coste y de la pobreza de los niños y jóvenes para enriquecerse. Así la compra de discos fomenta la esclavitud de unos niños que deberían estar tutelados por el Estado, aprendiendo nuestras costumbres para saberse desenvolver con los valores hispanos (occidentales, que son los que buscaron al salir de sus países) en una sociedad hispana y no mantener una situación que permite la existencia de grupos sociales de inmoralidad probada, ya que el paternalismo y proteccionismo que exhiben fomenta la esclavitud e inadaptación social, arruinando las escasas posibilidades de éxito de esas personas. Desde el punto de vista del Estado esta situación representa un despilfarro de recursos humanos que pone de manifiesto la incapacidad de los gobiernos en dar salidas airosas a problemas aparentemente insolubles.

El derecho a la propia cultura. Los problemas básicos del choque cultural se centra en la falta de previsibilidad de la conducta de los individuos pertenecientes a culturas distintas, que interpretan las relaciones interpersonales y grupales de un modo diferente, desde sus propios mitos. Ese es el motivo fundamental de la activación de los mecanismos de defensa ante personas de las que no nos resulta previsible su reacción. 
En una sociedad donde la cultura manifiesta  en los individuos un determinado tipo de patrón de conducta, este patrón les hace previsibles en sus actos, pudiendo realizar sus actividades sociales dentro de unos niveles de alerta relativamente bajos. Además es fácilmente detectable el individuo que se sale del patrón de conducta y también resulta fácil valorar el nivel de alerta que debemos tomar ante esa conducta  extraordinaria. 
Las culturas distintas tienen patrones distintos y, por lo tanto, la ordenación  y regulación de los impulsos de los individuos es diferente.
La diversidad cultural es propia de la adaptación de la vida humana a medios físicos distintos y representan una  riqueza potencial en biodiversidad cultural precisa para crear, si es necesario, nuevas alternativas a la humanidad. La uniformidad o la fusión de las culturas son procesos traumáticos (sobre todos los forzados por desplazamientos económicos o invasiones armadas) que nos quitan adaptabilidad a los cambios y, a la vez, es un medio de evitar alternativas a la jerarquización de las naciones que conforman la humanidad, y asegurarse los países lideres el monopolio del liderazgo. 
Ningún país ha sabido resolver el conflicto cultural, ni EEUU, ni UK, ni Alemania, ni Francia... etc., por lo que representa el choque cultural un coste social y económico indefinido.
En la historia de España, hubo un tiempo en que las tres culturas convivieron en paz, pero existía un tribunal para los conflictos, que se localizaba en Toledo, precisamente donde se era la Escuela de Traductores la encargada de esa tarea, que conocía, por su quehacer, las culturas cristiana, musulmana y judía. Posiblemente España se convirtió en el único lugar donde fue posible la convivencia hasta que la unidad de la península ibérica se basó en la unidad de fe, convirtiéndose esta en una condición política y, por tanto, en un problema civil.
El tercer mundo demanda soluciones económicas, el fin de la corrupción y de las mafias, una economía más transparente y el acceso a sus riquezas naturales con la repercusión de su gestión en la población autóctona. 
En esta situación lo lógico sería aceptar la responsabilidad de cada estado desarrollado en la historia de sus colonias (tanto colonias de dominio territorial como las europeas, como las de dominio económico como las Norteamericanas) y la situación en la que se encuentran esos países en la actualidad (no en vano, por regla general, la división de Africa en naciones la realizaron los europeos atendiendo a cuestiones económicas y de pactos territoriales, más que a la naturaleza cultural de los territorios, lo que señala que muchos de los conflictos africanos están heredados de los intereses políticos europeos), aceptando la responsabilidad de tener que hacer frente a las necesidades de desarrollo de esos países, creando proyectos que permitan el desarrollo económico, la formación de sus jóvenes y un compromiso en la construcción de un estado plural, acorde a la identidad cultural que lo puebla, que asegure una estabilidad económica y política.
Es así como aparece nítidamente el derecho a la propia cultura, cuando esta cultura se mantiene en el lugar de donde surgió y se va transformando por sí misma según la evolución que sus miembros deciden tomar. Así se convierten en una alternativa a la visión general de la política y la economía. 
Si difícil es encontrar la identidad como europeo o español, debido a la utilitariedad (asociándolos con bienes de consumo para aumentar las ventas) de los símbolos y su pérdida de significado cuando estos se manipulan en el mercado de consumo o en los medios de comunicación para obtener beneficios, cuanto no resultará más difícil a un emigrante recuperar su identidad, (más allá del mercado de la imagen y lo exótico) si ya en su país de origen sus valores fueron, en gran medida sacrificados por modelos occidentales, donde bebidas de cola se jactaban de encontrarse en medio del desierto,  intentando convencer a los más vulnerables (los niños) que en los países occidentales se encuentra el paraíso, lleno de riquezas y bienes, y de hombres generosos y valientes (a través de las películas).   Y al fin se encontrarán en un país occidental, después de penalidades inenarrables,  al que acuden como sueño de riqueza y progreso, donde difícilmente escapará de las manos de las mafias, y en el que pagarán el precio de perder su cultura, incompatible con una cultura occidental, donde toman valores heterogéneos, poco cohesionados, y viven una vida  de símbolos occidentales (pantalones de marca, gafas de marca, ....) donde difícilmente encontrarán el mito que les ha de conducir a la espiritualidad que les permita realizarse como hombres, y donde, desde luego, no encontrarán el hombre occidental valiente y generoso que las películas le habían mostrado. 
Caso aparte representa la inmigración del magreb, cuya identidad la intentan perpetuar allá donde van, pero cuya religión se manifiesta plenamente en contra de los valores occidentales, distinto es que un occidental se haga musulmán, en su cultura aprendida lleva los valores y pautas de conducta que han de respetarse en la sociedad. Además, es más probable una interpretación abierta del Corán, pero lo que no es concebible es que se odie una cultura y  a la vez se exija vivir de sus frutos. El movimiento magrebí, al menos el marroquí, parece un movimiento políticamente potenciado, que no pretende la integración. 
En el mundo árabe, los occidentales, han procedido a asfixiar una cultura fuertemente integrada, evitando su desarrollo por medio de monarquías afines a los intereses occidentales y esto ha conducido a una radicalización de las posiciones árabes y a un retroceso de los conceptos religiosos. Ya dijimos que cuando una cultura no avanza le ocurre como a las personas, retrocede en busca de sus identidades. Un ejemplo puede ilustrar la certeza de la afirmación: cuando en el Corán se habla de la Guerra Santa, esta es interpretada literalmente, sin embargo los escritos Sufíes, señalan claramente que la lucha contra el infiel es la lucha que se entabla en nosotros mismos cuando no creemos en nuestro destino, cuando perdemos la fe. Es decir, existe una interpretación literal para momentos de crisis y una interpretación espiritual para momentos de esplendor.


La Mujer y el feminismo.

Ser hombre y mujeres no requiere de “muletillas” legales que amparen nuestras debilidades y “taras” psicológicas, los hombres y mujeres deben desarrollarse por sí mismo, ayudándose unos a otros y no buscando ser la víctima indefensa de una situación que, normalmente, se ha ayudado a crear, y de la que se pretende sacar un  provecho inmoral, apoyándose en prejuicios sociales e intereses políticos, y , por lo tanto, reprobable y sancionable.
El dominio de un ser sobre otro se ha manifestado en la historia de la humanidad de distintas maneras. Su objetivo es imponer un criterio sobre el prójimo, independientemente de su sexo, y recurriendo a todo tipo de estrategias.
La imposición de un criterio comporta una recompensa que se manifiesta en la auto afirmación del ser que se impone, por lo que sus cualidades se manifiestan como superiores al subordinado y digno de cierta recompensa moral.
Desde que el criterio se imponía con fuerza bruta hasta nuestros días ha mediado una evolución en los valores que determinan la evaluación de un acto humano y su recompensa  o no. Así se aprecia más una imposición de criterios derivados de una persuasión y convencimiento intelectual o incluso mediante el concurso de una participación entre las partes para llegar a un acuerdo, que una imposición de conceptos por medios violentos o agresivos. 
La violencia, como método de persuasión genera problemas psicológicos de toda índole, que se manifiestan por una confusión entre el afecto y la violencia (cuando la violencia aparece por los celos del padre sobre la hija o el hijo, con el consentimiento de la madre) y se expresa por la búsqueda de actitudes violentas o agresivas como sustituto del afecto. Por ello es que se afirme que un hombre o mujer maltratados son agresores potenciales, puesto que han aprendido una pauta de conducta que no ha sido modificada por la terapia médica (de ahí el cuidado que se ha de tener cuando una persona manifiesta un maltrato prolongado a la hora de otorgarle responsabilidades. Un agresor, sea hombre o mujer debe tener limitado el acceso a los hijos, sin que su condición de madre pueda afectar a la sensibilidad de juez, abogado o colectivo alguno, y el mismo trato merece el padre agresor, aunque en este caso los conceptos  feministas ya realiza su “trabajo” ).
Los roles culturales han dotado a cada sexo de unas características, para nada arbitrarias, centradas en su condición natural, de manera que si el hombre está estructurado para la lucha, y por tanto es el recurso que instintivamente tiende a valorarse en primer término en una situación conflictiva, la mujer, dominadora de la cultura familiar y transmisora de valores, ejerce su influencia en otros ámbitos de la relación. Así, en principio se equilibran las fuerzas que tienden a la dominación. De esta manera el hombre y su visión dinámica se perpetúa por la transmisión de valores que la mujer realiza sobre los hijos para que estos imiten a sus padres. Cuando las circunstancias sociales o económicas lo aconsejan, el modelo cultural cambia y puede llegar hasta el matriarcado; una sociedad poco dinámica, muy estable socialmente, igualitaria, pero por ello no deja de ser injusta al no reconocer la diferencia en sus individuos.
El matriarcado parece que se conoció por el dominio que las mujeres obtuvieron al descubrir el cultivo de plantas, pero la necesidad de proteger un territorio, cazar y tener que enfrentarse a otros hombres dio una dominancia del género masculino frente al femenino por razones de naturaleza fisiológica. Así que quedan restos de dominancia en el ámbito del poder de la mujer, pero difícilmente se encuentran ejemplos de liderazgo de una sociedad, al ser las decisiones últimas y más graves las que afectan al hombre y su voluntad de luchar. Voluntad que no puede ser impuesta y que moviliza todas y cada una de las capacidades físicas, psíquicas y mitológicas, para hacer frente a un enemigo.
Este equilibrio de dominancia está regulado, en primer término, por las leyes que cada cultura se da con el fin de ordenar las relaciones entre los hombres y sus actividades, así como por la tipificación de delitos que culturalmente se reconocen como tales y que pretenden crear un marco de convivencia donde las pautas de comportamiento aseguren un desarrollo provechoso y feliz para el individuo y la sociedad que lo ampara. A la vez permite detectar las conductas reprobables y su rectificación.
Pero la ley no nace del espíritu de un individuo o unos legisladores, la ley plasma una cultura, una tradición y busca una adecuación a los modelos y valores sociales imperantes, muchas veces olvidando que son valores foráneo los que entran a formar parte de la cultura por un interés que se encuentra más cerca del deseo político de abarcar cualquier espectro ideológico, que porque la sociedad lo haya delimitado en su conducta con claridad.
El origen del feminismo se encuentra en la idea de la igualdad de los sexos.  Aunque es obvia la necesidad de matizar la afirmación, esta se traduce según el plano social a la que se enfoca; si se habla de la ley electoral se busca un origen igualitario ante las urnas,. La igualdad ante la ley permite situar en el mismo plano ante el Estado a la mujer y al hombre. La entrada en la economía industrial señala la lucha por la igualdad salarial.  Si se enfoca sexualmente se aborda la libertad sexual, igual a la del hombre, pero incluyendo las peculiaridades femeninas de la sexualidad, así se abre el camino al control de la natalidad con métodos científicos reconocidos legalmente, y aparece el derecho al aborto, desde la visión radical que considera que el feto es parte del cuerpo de la mujer y por lo tanto sujeto a la decisión de esta (uno se pregunta cual es la parte del hombre). Como colofón, la igualdad de sexos obliga a bordar la desaparición de cualquier forma de discriminación sexual en cualquier ámbito social.

Este es el marco de derechos civiles de la mujer desde el punto de vista progresista. Al que la sociedad se va adaptando lo más aceleradamente posible, aunque no está exento de contradicciones que someramente abordaremos.
Pero la mujer también defiende unos derechos civiles conservadores como:  Reivindicación del papel familiar en la crianza de los hijos, que adquiere su mayor dimensión en el momento de las separaciones matrimoniales Y en la especial protección de la mujer durante la maternidad y lactancia. Es de tal importancia esta función natural que los grupos de izquierdas la han incorporado a su ideario.
De esta manera uno de los pilares del feminismo: abolición de cualquier forma de discriminación sexual, se viene abajo con el consentimiento general de la sociedad y la incoherencia del propio movimiento, que admite una amorfosidad intelectual que le permite arrimarse a cualquier teoría provechosa para obtener un fin ventajista. Esta contradicción es más grave de lo que a primera vista parece por la trascendencia social y los prejuicios que se derivan de su aplicación.
Pero sigamos, el movimiento feminista en España termina radicalizándose al asumir como valores conceptos como los de: feminismo en oposición a la figura masculina y al machismo (un tipo de intolerancia contra otro tipo de intolerancia). Reivindicación de un rol masculino para la mujer (imitación del papel del varón). Reivindicación de formas autoritarias masculinas para la mujer (aumento de la agresividad en las relaciones entre sexos). Criminalización de actitudes masculinas críticas con el movimiento feminista (anulación de cualquier oposición o crítica, típico de los movimientos autoritarios). Creación del concepto de discriminación ancestral de la mujer que el hombre actual debe pagar por todos los que le precedieron (concepto –propio de una idea karmika propia de la metempsicosis tomado por la parte y no por el todo- apoyado por intereses políticos que mantienen esta tesis “progresista”). Propugnación del hombre femenino (Como modelo de hombre despojado de su propia naturaleza que asume la psiquis femenina portadora de valores superiores). Valoración positiva, a nivel de instintos, del prototipo de hombre masculino dotado de los valores que socialmente se le censuran, para disfrute personal (es decir, aceptación para uso personal del modelo de hombre que el feminismo rechaza). Sustitución de la imagen paterna en la crianza de los niños con el fin de asumir la igualdad de roles sin tener en cuenta las necesidades de los niños (la autosuficiencia del sexo femenino en todos los papeles sociales y familiares). Ocultación de los maltratos de mujeres sobre niños y exaltación de los maltratos y agresiones de los hombres (elemento necesario de cohesión grupal y exacerbación de la idea de la mujer víctima que siempre hay que proteger, en todos los ámbitos sociales). Derecho a la infidelidad y deslealtad para la autorealización personal (Ya afirmaba Mónica Randal en televisión, frente al estupor de Cristina Almeida y ante el ruidoso respaldo de la concurrencia femenina, que la mujer se vengaba del macho haciéndole mantener y criar hijos que no son suyos, no en vano unos estudios de la Generalitat sobre la transmisión genética de enfermedades en los niños se vino abajo por el alto número de hijos ilegítimos dentro de los matrimonios catalanes y se declararon secretos. Del mismo guiso, unos años antes Maruja Torres, en plena transición, pasaba a la historia gráfica de España, sosteniendo un letrero en el que afirmaba que ella practicaba el adulterio y lo reivindicaba como seña de identidad del sexo femenino).
Brevemente hemos entrado en el meollo del asunto. Hemos pasado de la relación de unos derechos civiles femeninos, conservadores y progresistas, a una relación de principios sin aparente conexión, pero que dan lugar a una estética feminista donde subyace, el deseo de prevalecer sobre el hombre. Y de cuyo maremagnum ideológico, no hay mujer que no tenga y cultive un concepto sobre lo femenino o feminista que no acabe trasladándolo a su esfera de influencia. Así es como el feminismo, sin ser un grupo político o social ejerce una acción social no “regulada” ni sujeta a crítica, que perturba los derechos civiles de otras capas sociales, al hacer distinción entre mujeres y hombre, y excluir de ese rango de peculiaridades a los ancianos, los pobres, los marginados, los niños, u otros hombres que sufren dentro de las estructuras de la sociedad ...etc. distanciándose de los intereses de esos otros grupos que merecerían la misma atención, para que no interfieran en el desarrollo de sus “derechos” feministas, lo que indica su capacidad solidaria. 
Obviamente, es fácil aceptar que tal cúmulo de inconsistencias no permiten vertebrar una organización feminista seria, pero que , por el mismo motivo, permite mantener un pensamiento feminista poco estructurado, basado en conceptos estéticos, que precisan de poca elaboración intelectual, y que son fáciles de manipular por estructuras superiores de poder – precisamente controladas por hombres.
Cuando definí el Estado de Derecho, fui claro y clarividente, como un Estado donde los grupos políticos, sociales y económicos pactan los intereses del Estado, elevando la condición del grupo y sus necesidades sociales a la de interés general y ,así, el derecho que nace del pacto entre grupos está sujeto al interés del momento y no a la razón, ese es el motivo de su antagonismo al derecho del individuo desvalido ante el “derecho” del grupo; y una de las expresiones grupales que se oponen a la libertad es el feminismo. Ese cultivo incoherente, desde el momento que sale de la esfera del Derecho Civil que nos debe tratar a todos por igual, no estructurado, que más bien parece una relación de principios y axiomas de naturaleza patológica, propios de complejos histéricos (y hablo con rigurosidad) no superados y proyectados con fines sociales y de cuya existencia algunas ideologías sacan rentabilidad política. 
Esta concepción de lo femenino, subordinada al hombre, puesto que lo hace objeto de su existencia (como el ateo hace objeto de su existencia a Dios), que no solo no supera una cierta dependencia psicológica de naturaleza sexual (que por propia del sexo femenino la hace diferente en la relación afectiva y en la sensibilidad con que percibe el exterior y que no podrá transmitírselo al hombre, más allá de un vislumbre iniciático que le otorga el misticismo religioso de la pareja, porque la naturaleza sexual del hombre le construye una psicología propia , así como una concepción distinta del mundo, que también debe de ser respetada), sino que la convierte en una afección psíquica que le lleva a un retroceso de la libido que se estanca en posiciones primarias e instintivas y que le evitan el acceso a la plenitud de su personalidad femenina y a su disfrute, más o menos intenso, en este mundo imperfecto. 
El feminismo se expresa en todas las esferas sociales y Administrativas, puesto que como ya dijimos cada mujer elabora su propio concepto feminista. Así, las feministas mantienen el amor libre, alguien puede decir que estos conceptos están superados, y sin embargo no se han desdicho de esas posiciones porque tienen su fundamento y utilidad. Mientras ese principio mantiene una clara oposición al concepto de familia (fidelidad), este concepto familiar es reclamado en situaciones de separación, apoyándose en la incoherencia de la doctrina feminista que exige la igualdad sexual, manifiestan abiertamente la idoneidad de la mujer para la crianza de los hijos (y exalta la diferencia sexual), hecho que alienta a las posiciones conservadoras, que ven en esta actitud un reencuentro con los valores tradicionales (falso porque lo que está en juego no son los niños sino el dinero que estos representan dentro del reparto de bienes, conocida es la frase leguleya: los males con dinero son menos males. Y por cierto, jueces y abogados tienen aquí una responsabilidad profesional que se niegan a abordar desde la asepsia). Sin embargo es una coincidencia siniestra, que excluye de las capacidades del hombre para la crianza de los hijos y de su papel en la formación de los complejos psicológicos que los niños deben estructurar. La ideología feminista ya se encarga de destruir la imagen paterna, dando lugar a seres psicológicamente inestables, no formados, que han de emplear muchos años de su vida en asimilar unas circunstancias  que no crearon y que procede de una lucha sexual sostenida políticamente por su rentabilidad en votos (y quien sabe si para evitar que los hombre y mujeres unidos como pareja amorosa y mística sean capaces de transformar una sociedad decadente y subsidiaria de la anglosajona); y que debería entrar dentro del terreno de las patologías que se presentan en las evoluciones de las personas, cuyas manifestaciones más claras son las adhesiones a ideologías o postulados extremistas en edades medianas (30 – 40 años).   
Es decir, no se aborda la naturaleza del ser humano y los problemas que plantean sus relaciones a distintos niveles, regulados ya en el código civil y penal, y desde un plano de igualdad de derechos de hombres y mujeres, independientemente de su edad (niños, ancianos, jóvenes o adultos), buscar cuales son las mejores condiciones para cada uno de esos grupos y asumir esas responsabilidades sociales dentro de un concepto de madurez, del que se distancia abiertamente el feminismo (aboga claramente por el egoísmo individual, necesario para la realización personal de la mujer – como hace el hombre a su juicio), que permita reestructurar la familia, los valores familiares y la protección de los intereses infantiles, por encima de ideologías fanáticas, y optimizar de los recursos humanos, condición necesaria para la construcción de una sociedad de hombres ( y mujeres ) libres.
Cuando una mujer tiene un problema ante la falta de compromiso del hombre para transformar una relación sexual en compromiso familiar, tiene que asumir que se trata de un problema de relación libre entre un hombre y una mujer. Pero si el hombre no coopera en casa tiene que tener claro que es un problema de rol sexual y por lo tanto de educación (educación que llevó acabo una mujer y un hombre). El tuto revolutium se muestra cuando las expectativas  personales no se cubren, entonces aparece una ideología que defiende la posición femenina sea cuales fuere la naturaleza del conflicto.
Así el feminismo emerge como una filosofía estética, por ello extremista, y de símbolos incompatibles, como el amor libre, la propiedad de los hijos, la obligación del varón a mantenerlos, el ocultamiento de la paternidad y ser el centro de la unidad familiar, manifestarse como víctima de agresiones y ser agresora, querer ser hombre y mujer a la vez, la búsqueda de la autosuficiencia  y el conflicto que representa el deseo sexual y psíquico del hombre – acercamiento a posiciones lesbicas desde el punto de vista ideológico, ...etc.  ( la compatibilización se logra en un análisis psíquico, no político ni social).

Evidentemente este marco de “derechos” de la mujer carece de cuerpo ya que obedece al deseo de satisfacer impulsos de dominancia, cuando no compensar sentimientos de inferioridad o complejos histéricos. El precio de esta incoherencia política, social, e individual se manifiesta por una gran cantidad de recursos económicos desperdiciados en abogados, juicios, y también humanos, puesto que el problema que se ha judicializado termina por abordarse, en el mejor de los casos, desde un gabinete psicológico o psiquiátrico, lugar donde debió comenzar a enfrentarse el conflicto de pareja (aunque esto no garantiza una actitud profesional independiente frente al feminismo). 
La falta de madurez de los hombres y mujeres de una sociedad industrializada que ve al hombre y mujer como fuerza de trabajo y que no completa su formación técnica con una formación humana, que asegure unas experiencias personales que optimicen los procesos de maduración, nos llevan a entrever un futuro desalentador, donde los más desprotejidos, los niños, quedan al amparo de adultos inmaduros, con ideologías reprobables desde la estética mitológica infantil (que la moral occidental no tiene en cuenta absorta en derechos de adultos), que no comparten su vida con sus hijos, sino que reproducen sobre estos sus prejuicios y frustraciones haciéndoles partícipes de un mundo de odios al que son ajenos, y desde una perspectiva de poder que ostenta el adulto al ocupar puestos de responsabilidad social.
Algo tendrá que decir el Estado al respecto. 


La estética como elemento básico de la intolerancia.

Me resulta imprescindible abordar, aunque brevemente, que bajo mi punto de vista el racismo (al igual que el feminismo) tiene una base estética esencial, en la que la uniformidad de unos cánones físicos o modelos ideales de perfección tienen cualidades superiores al resto de los rasgos raciales no incluidos en esas características. Así el racismo es la exaltación de ciertas cualidades genéticas que se expresan física y psicológicamente, llevando, en última instancia a la creencia de que esa perfección es resultado de una preferencia divina y una predestinación excluyente, y que activamente persigue la eliminación de las otras razas o su subordinación a los deseos de la raza elegida.
Si bien es cierta la necesidad de cierto sentimiento de predestinación, individual y colectivo (mitos), también no es menos cierto que esa predestinación puede y debe convivir con otras predestinaciones que ayudan a los pueblos a superarse así mismos y alcanzar nuevas condiciones materiales y de consciencia. Clara es la diferencia con el problema cultural, que debe de abordarse y no confundirse con racismo, y así evitar la aparición de partidos xenófobos que basan su existencia en la negación de una realidad por medio de:  la censura de unos sentimientos legítimos, que no son, en modo alguno racistas, pero que se equiparan a esa condición por un problema, también, de estética propio de los partidos políticos.
 Es decir, para mantener una “vanguardia” ideológica, la integración de los extranjeros no tiene porqué dar problemas en una democracia. Esta afirmación se mantiene como un axioma: cualquier problema con un inmigrante es xenofobia. El problema se aborda así desde una perspectiva estética,  no entra en el fondo del asunto, si el conflicto es con rusos, magrebís, o subsaharianos no tiene importancia, el contexto cultural es despreciado por la izquierda. Y la derecha ha olvidado su papel instintivamente compensador, para evitar su vinculación con fenómenos racistas.  Así tenemos la negación de un problema y por lo tanto un gran problema.
Vemos como en los párrafos anteriores, tanto a la hora de aproximarnos al racismo como a la hora de solucionarlo se acude a conceptos estéticos, como si los prejuicios del legislador, que vive en zonas residenciales y “uniformadas” cultural y racialmente, fueran los mismos que los de los ciudadanos, que sí deben convivir con esa diversidad y que no se niegan a la misma, pero señalan unas dificultades que deben resolver quienes deberían demostrar que sus leyes no son reflejo de sus propios prejuicios. Es decir, la ley debe abordar el problema básico de integración que es el cultural y castigar el único racismo real, el que emana de la estética movida por ideologías intransigentes o visiones inmaduras.
El racismo sí es un acto de expresión estética, como lo son las posiciones que defienden radicalmente símbolos que expresan esa estética. La aversión hacia una piel de otro color o contra una raza, por el hecho de ser distinta, es un acto estético, con el que se pretende reforzar los lazos de un grupo. Por lo tanto es un acto inteligente y vinculado a la voluntad humana, plenamente consciente y diferenciable de las precauciones, derivadas de las diferencias culturales, que instintivamente pueden surgir entre dos individuos de distintas culturas.
El feminismo, como ideología, actúa contra el hombre como individuo, contra sus valores, su ética, su singularidad, sus mitos, sin más intención que sustituirle y atribuirse para sí esos valores masculinos, a la vez que utiliza su naturaleza femenina con el fin de dominar todo el espectro psicológico en el que se desenvuelve la sociedad. Pero en ese afán de ser víctima y verdugo, en un guión incansablemente representado como pauta de mujer moderna, se encuentran una estética feminista, que permite cambiar el orden y las jerarquías de los valores humanos según se trate de premiar o censurar una misma acción, dependiendo si el ejecutante es hombre o mujer. En este orden de cosas resulta inapreciable el sacrificados los Derechos Civiles de los niños, que ningún fiscal defenderá si no se lo sugiere el Juez o la Juez, aunque la ley dicte otra cosa, por simple deferencia estética hacia el feminismo (estética imperante en este momento de la que nadie se quiere desmarcar).
La vulneración de los derechos civiles de grupos indefensos llega hasta la aberración,  si los deseos coinciden con intenciones científicas; por lo que incluiré el ejemplo de la pareja de ciegos que solicitó, por medio de la selección genética (óvulo de ciego y espermatozoides de ciego), una gestación de un niño ciego. La ciencia se ha podido poner una medalla, pero este ejemplo nos sirve para señalar como el desarrollo de un derecho da lugar, más veces de las imaginables, a impactos sobre los grupos menos protegidos, en este caso los niños. Pero el ejemplo también permite meditar sobre las parejas heterosexuales y sus deseos de adoptar niños. El deseo de la pareja humana es transmitir sus valores y conceptos; los heterosexuales sus valores éticos y morales, entre los que se encuentran la heterosexualidad, los ciegos sus valores éticos y morales, transmitidos desde la “ceguera”. Y los homosexuales, que persiguen la transmisión de valores éticos y morales desde su homosexualidad, opción que el niño tenderá a imitar (habría que valorar que efectos tiene sobre la Imago paterna y materna del niño el hecho de tener dos padres del mismo sexo y en casos de homosexualidad masculina o femenina). Lo que queda claro es que una sociedad de homosexuales no puede evolucionar por sí misma, tiende a agotarse en el tiempo al carecer de capacidad reproductiva. Solo la existencia de una sociedad regida por la dominancia de los grupos y su poder de influencia en la política permite en algunos países, y probablemente en un futuro en España ( pese al sentido común de sus habitantes) que ciertos colectivos, presentados como marginados históricamente en sus derechos, accedan en pie de “igualdad” a una paternidad o maternidad contra natura y en perjuicio de un colectivo indefenso. Da igual que se hable de homosexuales o de ciegos o de un futuro grupo que se pueda hacer acreedor de la condición de marginado, el caso es evadirse de las propias responsabilidades y señalar a la sociedad como verdugo de nuestros problemas.  
Por ello volvemos a afirmar que la estética no es sinónimo de belleza ni de verdad, como se pretende desde algunas filosofías caducas, trasnochadas y, sobretodo, decadentes. Por mucho que se empeñen en transmitirnos mensajes estéticos sobre la conducta humana de ciertos grupos sociales cuya imagen se pretende potenciar, para que interfieran en nuestra sensibilidad; la ética nos enseña que si atribuimos a la libertad sexual una importancia tal que condiciona nuestra vida social, ese respeto lo debemos procurar, con la misma vehemencia, para los grupos más indefensos (los niños). La ética dice que tenemos que valorar las consecuencias de nuestros actos, y que nuestro derecho no está por encima de los derechos de los demás, máxime si estos seres afectados no pueden defenderse. Por lo tanto, tenemos la representación de un grupo marginado históricamente, (Feministas, homosexuales, Gitanos, y pronto Hombres maltratados, ... etc. la pauta es conocida) que reclama unos derechos que afectan a terceros pero que ignoran o minimizan sus consecuencias y un grupo político dispuesto a rentabilizar en votos las contradicciones sociales enmarcadas en un contesto estético aceptable. 
La ética es estética, la estética con la ética representa la belleza de la inteligencia humana.
Cualquier ideología occidental tiende a magnificar la estética, sacrificando la ética, la verdad, la inteligencia y la belleza, todas ellas sustituidas por un sucedáneo, por un placebo psíquico: la estética y el erotismo, pero no el erotismo místico sino el sexual. Todo ello producto de la frustración política de los que renuncian, desde el poder,  a la actuación ética, tal vez por falta de tiempo para reflexionar en como mejorar una sociedad que se cohesiona sobre las debilidades humanas más que sobre los valores civiles.



La integración de presos un  problema de Valores.

Cuando una persona comete un delito, el Estado, a través de sus instituciones especializadas, persigue al delincuente, lo juzga y condena, y hace cumplir la pena según el código penal. 
Las instituciones encargadas de la reclusión del penado, penitenciarías, tienen la misión primordial de la reeducación y la reinserción social de los sentenciados a penas y medidas penales privativas de libertad, así como la retención y custodia de detenidos, presos y penados.
Recuerdo como hace unos 15 años en la televisión castellana un programa ponía en evidencia el abandono de la Administración  de un proyecto de integración que había dado sus frutos. Una penitenciaría de esa autonomía había puesto en marcha un modelo de reinserción cuyos frutos habían excedido con creces las expectativas de sus promotores, a la vez que los responsables políticos se alejaban del proyecto y ordenaban la vuelta a las costumbres “normalizadas” en la vida de una penitenciaría corriente. Ante la resistencia de la Dirección y equipo de evaluación de la cárcel, se recortaron los presupuestos y se dio carpetazo al asunto.
¿Qué había pasado? 
No había ocurrido otra cosa en la prisión que el establecimiento del sentido común desde un programa sustentado por la Administración penitenciaria, como experiencia piloto, que permitió el establecimiento de pautas de conductas en los presos que garantizaban, a priori, su inserción social. 
Se fomentó la solidaridad entre los internos, el mutuo socorro y auxilio, dentro de un marco de valores constitucionales, donde el respeto a la persona se destacaba como un bien de la comunidad (que por otro lado venía a cubrir la baja autoestima en un colectivo bastante desamparado), aprendiendo a confiar en las normas que se habían dado y en la pequeña sociedad en la que vivían.
El proyecto funcionó, pero los responsables de la Administración, una vez verificado los resultados, lo finalizaron ante la incredulidad de los participantes.
La reinserción no es solo un problema de un individuo que desea  integrarse socialmente, sino de una sociedad que no es perfecta. Los internos cambiaron sus valores y confiaron en un espíritu constitucional en el que la ley y las normas les protegían como personas y como portadores de unos derechos individuales. Pero la sociedad, en su dinámica, no respeta esos principios porque se ven como un ideal que alcanzar, no una realidad en la que vivir. Así cada cual intenta, más o menos explícitamente, imponer sus derechos sobre otros sin atender si interfieren en los demás perjudicándoles. 
Mientras los internos crearon una sociedad donde la previsibilidad positiva de la norma que se habían dado protegía sus derechos activamente, en la sociedad que les esperaban fuera de la prisión, la previsibilidad  de la sociedad era negativa, es decir se debe demostrar que han vulnerado su derecho, y lo deben de demostrar ante personas más poderosas o de mayor credibilidad que un interno.
Se corría el riego de que lo internos mitificaran la Constitución en una sociedad que no estaba preparada para respetar positivamente esos principios.
La aspiración que la Constitución representa en la sociedad es inalcanzable, a la vez que cada colectivo se aferra a una parte de la misma ignorando el espíritu de libertad y respeto que se encarna en el conjunto de sus artículos. 
Los seres adaptados socialmente tienen una concepción injusta de la sociedad y utópica de la Constitución, cuyas leyes ordenan la sociedad otorgándole a cada miembro un grado de protección en función del papel social desarrollado. 
Es por ello que los internos de la prisión que llevó acabo la experiencia de la reinserción efectiva fracasaron; porque se creó una sociedad que no representaba a la sociedad real y  se crearon unos individuos para una sociedad utópica.
Las condiciones de las cárceles no permiten el aprendizaje de las pautas reales de conducta que se han de llevar para sobrevivir en sociedad, por lo que es más fácil reproducir las pautas ya conocidas, cuyas consecuencias son previsibles y conocidas por el interno, que adaptarse a otras utópicas en las que se convertirían en una constante medida de la calidad de la sociedad, es decir, cada vez que volviera a la cárcel sería por un fallo en el sistema social.
Otro asunto que pesa sobre la reinserción es el deseo que expresa la sociedad de que un interno cumpla íntegramente la pena, según la naturaleza del delito.
Al hilo de este asunto, escuché la afirmación de un filósofo español que defendía originalmente la pena de muerte. Cuando una persona comete un perjuicio sobre otra, dependiendo de la naturaleza de ese daño, se siente desolada, pero cuando es un crimen, en la medida de que es consciente de su acto, es tan fuerte su remordimiento que este resulta insoportable. A partir de aquí el filósofo argumentaba que era la actitud piadosa del Estado la que ponía punto final al sufrimiento de esa persona por medio de la pena capital, viendo esta como una medida de gracia y piedad, exenta de todo rencor.
Así,  que no existe mayor penitencia que la que se impone el propio delincuente una vez se hace consciente de su delito. Por ello la misión del Estado es permitirle alcanzar esa consciencia, una vez lo cual, la reinserción pasa por  el cumplimiento de un castigo aceptado y un posterior auto perdón que se muestra en una conducta social compatible con la vida extracarcelaria y , por lo tanto, le lleva a la libertad.
La reclusión sin más, no garantiza la adaptación  a la sociedad, ni el desarrollo de habilidades sociales que le permitan una buena integración, simplemente señala un castigo, al cual, en numerosas ocasiones, el interno no se siente acreedor, y por lo tanto no tiene intención de modificar su conducta social, sino mejorar la delictiva para no volver a ser atrapado.
La creación de lugares de trabajo donde los antiguos internos se sientan integrados y útiles socialmente, donde los valores democráticos del ensayo señalado se puedan ejercitar en sus justos términos, sería la mejor garantía de reinserción social y una nueva oportunidad de recomenzar sus vidas y representarían una esperanza para nuestra propia sociedad.
Ese es el reto que se debe afrontar: Que el interno reconozca que su conducta es censurable, que los efectos de la misma castigables, independientemente de la conducta de la sociedad, y que la sociedad no es una organización perfecta, pero va a tener una oportunidad de inserción. Por otro lado la sociedad debe crear el marco más idóneo para integrar y aprovechar las potencialidades humanas, según manifiesta la Constitución, rehabilitando a los penados. 


El sistema económico y la degradación de los símbolos y valores.

Entre la oferta de bienes y el consumo de bienes existe una barrera que los separa: el conocimiento de la existencia de un bien, características, cualidades y utilidad del producto para el consumidor. El objeto del marketing es apartar ese obstáculo para que el acto de la compra se consume.
Para ello emite un mensaje, mediante signos y señales capaces de localizar a los potenciales destinatarios, que actúan como receptores que descifran el mensaje, dando lugar al inicio de unos mecanismos que desencadenan una identificación del producto: buena imagen del bien de consumo o de la empresa que lo fabrica, conocimiento de sus características, estímulos para su adquisición.
La construcción de un mensaje de marketing tiene en cuenta ciertas técnicas que facilitan la ampliación del grupo de destinatarios elegidos: Análisis de la situación de la población respecto del bien que se pretende introducir, Elección de un subgrupo de personas como referencia de las actividades de marketing, determinar el mensaje a comunicar, selección de los medios de comunicación que trasladarán el mensaje comercial, etc.
El objeto de la comunicación es: Transmitir un conocimiento, generar unas actitudes y configurar un comportamiento.
Las relaciones públicas engloban un conjunto de actividades que las empresas e instituciones organizan con el fin de mejorar su imagen y obtener apoyo, aceptación en las estructuras económicas y sociales, y crear un clima favorable a sus intereses. Así, el objeto de las relaciones públicas es: llamar la atención de segmentos de la población, emitir un mensaje en el cual, apenas se vislumbre el objetivo de la venta, elaborar un mensaje distinto en cada ocasión, para aumentar la credibilidad, ser un sistema permanente de relación para enviar mensajes regularmente y de manera sistematizada, darse a conocer como empresa mediante anuncios, artículos, comunicados, actos sociales, etc.
La publicidad es el aspecto de la comunicación más significativo. Barford establece una distinción entre clases de publicidad: publicidad informativa, manipulativa y catalítica. La publicidad persigue modificar o consolidar opiniones y actitudes que llevan a los consumidores a la adquisición de determinados productos. Esto ha dado lugar a la investigación publicitaria.
Con ella se ha descubierto, entre otras muchas cuestiones, que la repetición del mensaje modifica la percepción con que lo percibió por primera vez el receptor. Esto da lugar al concepto de “curva dosométrica” que constituye la expresión gráfica de una campaña de publicidad que relaciona el efecto acumulado de la campaña según la dosis del mensaje recibido.
Así aparece el concepto de audiencia se refiere al conjunto de personas que reciben un mensaje. Las dificultades aparecen cuando se intenta medirla o evaluarla. La máxima audiencia está constituida por toda aquella persona susceptible de recibir un mensaje, por un medio determinado (periódico, televisión...) aunque lo haga de manera distraída. Por ello hay distintas intensidades de audiencias y distintos métodos para su medida.
La noción de audiencia y los términos que de ella se derivan adquieren sentido por su finalidad mercantilista. Al mercado van destinados las principales actividades comunicacionales y las que aparentemente no lo hacen, buscan modificar ese mercado con el fin de adecuarlo a sus intereses.
Estas acciones producen una variación en el comportamiento de los consumidores que llevan a cambios en las fidelidades en el consumo y la modificación de la estructura del mercado. Por lo tanto, la acción sobre el mercado es premeditada y comporta una previsión del comportamiento.
Uno de los aspectos más importantes de la comunicación es el que hace referencia al concepto de imagen. El objetivo de la comunicación es la mejora de la imagen de la empresa, de la marca, del personal comercial, del producto,...puesto que una buena imagen es el protocolo indispensable para la venta. Así que una parte del marketing está destinado al análisis de los medios de comunicación en relación a la imagen del producto, para señalar dónde se ha de producir el mayor esfuerzo económico.
La imagen del producto parte con dos grupos de cualidades: las derivadas de las relaciones públicas, publicidad y merchandising, y las relacionadas con el propio producto (Calidad, aspecto, naturaleza del producto, envase, color, forma, envoltorio, nombre, escudos, etc. Estos dos grupos de elementos se emparejan en matrices que permiten analizar cada cualidad, determinándose en qué elemento se ha de mejorar para mejorar la imagen del producto y aumentar sus ventas.
Esta brevísima aproximación al marketing concluye con la imagen del producto, de la empresa, de sus empleados ..etc. puesto que la imagen es la representación que tenemos de las cosas, o dicho de otro modo, es el concepto social que un grupo tiene respecto de un producto, una persona, una compañía , un grupo político, etc.
Es aquí donde se concretan los esfuerzos de una compañía para “colocar” su producto entre otros de similares características. Es  aquí donde, en definitiva, se acentúan el esfuerzo para que el comprador se identifique con el producto y lo adquiera.
Para que esa identificación exista se utilizan imágenes, ideas y sentimientos que no nacen de los bienes de consumo, sino que provienen de una estrategia que logra que ese producto se identifique con esas cualidades propias de la imagen, ideas y sentimientos.
Un ejemplo lo puso Williamson, con el anuncio de “Chanel nº 5” junto al rostro de Catherine Deneuve. Este anuncio comunica que “Chanel nº 5” es elegante, refinado y usándolo asumimos la misma elegancia y glamur de la actriz. Así afirma Williamson “el trabajo de la publicidad no consiste en la creación de un significado para “Chanel nº 5”, sino de transmitirle otro significado conocido (Catherine Deneuve) que tiene su propia imagen.
Este procedimiento comporta una falsa concepción en la que las cosas no son como se presentan.
En otras palabras, cuando los anuncios proponen dos valores pertenecientes a áreas distintas, incluso incompatibles, no se presenta ningún problema en el significado, porque la transferencia (asociación) de valores es una consecuencia natural en el pensamiento que se realiza espontáneamente y para la cual solo se requiere conocer el valor de cada significado, es decir, saber quien es Catherine Deneuve y que es “Chanel nº 5”.
El sistema económico basa su actividad en la sociedad de consumo (ya la abordamos en la Economía Conservacionista), esto quiere decir que se ofertan gran cantidad de bienes con el fin de motivar el consumo. Sin embargo las personas no siempre tienen deseo de consumir, aunque tengan recursos económicos para hacerlo. Así las industrias estimulan el consumo desde distintos aspectos, pero básicamente todos ellos tienen un aspecto psicológico en el que se fundamentan para crear la “ocasión” ideal para consumir un determinado bien. 
Ya los antiguos charlatanes conocían la relación que existía entre un bien de consumo y las necesidades psicológicas del potencial comprador (la cinematografía nos ha mostrado como en más de una ocasión eran perseguidos cuando no apedreados por mentirosos). Así el precio, la singularidad del producto y las propiedades que transmite al que lo posee son la base fundamental del marketing. 
Tanto el precio, que se establece en función de la producción (en unas ocasiones) y en otras en función de lo que el consumidor está dispuesto a pagar, forman parte de la teoría económica. Pero la necesidad de estimular el consumo han llevado a la industria a lugares más allá de lo razonablemente aceptable. No resulta suficiente mostrar las propiedades técnicas del bien,  datos fríos donde los haya, y se entra siempre en el campo de la especulación,  así que se aborda de lleno en el terreno de asociar los bienes con símbolos, o propiedades que difícilmente poseen. Por el mecanismo de la transferencia que hemos visto, no es difícil encontrar un todoterreno asociado a la naturaleza e incluso con la sostenibilidad (algo que es realmente impropio) o la libertad, o una colonia asociada con el erotismo o el sexo, o un coche asociado con la seducción masculina o femenina (a pesar de tener connotaciones fálicas), los artículos de consumo acaban siendo naturales, o dignos de héroes,  hacen a los hijos más inteligentes, ... etc. 
Nadie garantiza ninguna de esas cualidades que se asocian, intencionadamente, con el artículo que se nos pretende “colocar”, pero se busca “tocar” nuestra sensibilidad (productos solidarios que colaboran con el tercer mundo, la ayuda a niños, proyectos humanitarios), con el fin de que el acto de comprar se convierta en un acto con de tintes caritativos en una sociedad injusta, o compensadores de estados emocionales deprimidos o eufóricos. Así el acto de comprar se acaba convirtiendo en una forma de regular nuestras tendencias y deficiencias psíquicas en un momento dado. Ese es el motivo por el cual se vincula el acto de adquirir con el estado de ánimo;  la bolsa es un claro ejemplo, a pesar de estar regulada por formulas estadísticas y leyes de mercado, de cómo el estado emocional crea situaciones de alza o bajadas de los precios de los valores.
El mercado es igual. La gente compra más cuanto más efectivo dispone; y todos los artículos tienden a ofrecer las mismas cualidades técnicas dentro de cada gama (las gamas son líneas de producción ajustadas a un determinado poder adquisitivo standard para cada estrato social)  por ello la diferencia entre los artículos se centra en su presentación, ya que las mejoras tecnológicas son rápidamente absorbidas por la competencia. Que mejor presentación que la de vincular un bien a un estado de felicidad o un hecho feliz o esperanzador. Y mejor a un si son valores morales, éticos, humanitarios los que avalan el producto, aunque difícilmente se pueda demostrar esa vinculación real, ya que entramos en el terreno de la imagen y la imagen es un lenguaje simbólico que se estructura intencionadamente para realizar una asociación pero que permite múltiples interpretaciones que eluden la responsabilidad de la insinuación, aunque esta insinuación sea el centro y el objetivo del anuncia. En definitiva, la convergencia de intereses entre Estado e Industria es lo que permite este “fraude” en las expectativas del consumidor, que una vez obtiene el producto de consumo se encuentra con que no era tan maravilloso como se lo “pintaban”. 
Así el consumo se asimila a felicidad, y el hecho de ir a consumir en un acto de ir en busca de la felicidad (por ejemplo las rebajas, pocos saben lo que van a comprar, pero todos compran en un estado de euforia).
Básicamente hemos entrado en el centro de la cuestión que nos ocupa y se muestra obvio la relación entre los bienes de consumo y los valores que con los mismos también se nos venden. 
En definitiva la sociedad de consumo se ampara en una única religión: La Ciencia y el método científico, que al servicio del consumo, difícilmente se opone a los excesos industriales, puesto que la Universidad y los científicos que las dirigen viven de fondos industriales o corporativos y de intereses políticos (muchas veces de la mano, en tiempos que se debería ser más críticos). Así, es de suponer que difícilmente se manifestarán con neutralidad. 
Sin embargo es necesario desligar los bienes de consumo de los valores que se les asocian para su venta o probar, fehacientemente su veracidad, para no llevarnos a engaño. No es aceptable que todo el sacrificio en recursos humanos, tecnología, materias primas, ideas, etc. Se resuman en un producto que termina defraudando al consumidor, en algunos de sus aspectos, precisamente en aquellos que señalaban ese bien de consumo como un bien singular, especial y digno de ser adquirido por las propiedades mitológicas que transfiere al comprador (lo hace más varonil, en caso de hombre, o más femenina en el caso de mujer, lo convierte en un héroe o heroína). Pero sobre todo traslada una imagen de las empresas y de los publicistas de realizar un juego desleal con fines, únicamente lucrativos, despreciando la sensibilidad de los consumidores.
Esa es la manera en que los valores humanos que han entrado  en el juego del mercadeo perdiendo la trascendencia que deben adquirir en las personas y transmitiendo, con esta actitud mercantilista, una visión de un mundo poco creíble.

Los valores como la sensibilidad, la humanidad, la madurez, la elegancia, la honestidad, la solidaridad,.. no se pueden comprar con un artículo de consumo, son cualidades que se “trabajan” desde el mundo interior de cada individuo, que no se regalan, que cuestan un esfuerzo adquirir por medio de la experiencia. Un refresco de cola, por mucho que se empeñe, nunca será solidario por el mero hecho de mostrar a unos niños del tercer mundo consumiendo un artículo que procede de un primer mundo que vive de la miseria de las tres cuartas partes de la humanidad, a no ser que demuestre fehacientemente que, de una manera constante sostenida y eficaz, dedica recursos económicos en programas de naturaleza solidaria para ese fin. Y comience una política de transparencia en la gestión de sus recursos económicos, naturales y humanos. Apartarnos de esta pauta es entrar en el engaño de las apariencias y  perpetuar un modelo de consumo que, además de perjudicar el entorno, causa un impacto psíquico al degradar los valores morales y sociales de la comunidad donde se practican.











































































LOS SÍMBOLOS Y MITOS COMO ELEMENTOS PARA LA ESTRUCTURACIÓN PREMEDITADA DE LA SOCIEDAD Y LA ORIENTACIÓN DE SU FUTURO. 
La religión la verdadera impulsora del destino del hombre.
Un origen común determina un destino común. Elaboración de un Mito no excluyente.
Aragón tiene un mito de predestinación.
La necesidad de un curriculum mítico para el desarrollo de la persona.
Un ejemplo de actividad social transmisora de mitos y valores cívicos que integra y refuerza las estructuras sociales.




La religión la verdadera impulsora del destino del hombre.

Mediante la percepción el hombre consigue hacerse una idea de la realidad a través de los sentidos y las facultades que nos permiten evaluar nuestro entorno. Dependiendo de la profundidad de esa percepción la consciencia transmite unas conclusiones al consciente, al subconsciente y otras al inconsciente, según la capacidad individual que disponemos para aceptar la realidad, creándose niveles de percepción y, por lo tanto, de realidades, aunque objetivamente la realidad solo pueda ser una; así opera la percepción de forma distinta en cada ser o cultura, según su predisposición a aceptar un entorno de fenómenos físicos y humanos.
Sin embargo el inconsciente recibe una información objetiva y completa de todo lo que sucede, sin realizar filtro alguno y es desde ahí que se suministra la información al consciente y subconsciente, por la necesidad del inconsciente en hacerse consciente (esta información la puede pasar en forma de ideas, sugerencias o formando símbolos),  según la capacidad de ser aceptada. Ya sea por efecto de la atención, u otro cualquiera, el consciente “conoce” muy poca información de la que realmente percibe el cerebro a través de los sentidos.
Así tenemos que la información percibida es completa, detallada y real, y la utilizada es una parte pequeña, y a veces deformada, que nos resulta útil. Por esto, de alguna manera se dice que el inconsciente gobierna lo que nos sucede, puesto que sí elabora en alguna medida la información permitiendo que algunos sucesos que conscientemente no deseamos nos sucedan, como darnos un golpe sin “querer” (según esta teoría sería queriendo y por lo tanto es un castigo que nos proporcionamos a nosotros mismos) o nos evita un accidente cuando “intuitivamente” miramos hacia arriba y vemos que nos cae un objeto con el tiempo justo de apartarnos (así un hombre es atropellado porque desea serlo y porque el conductor que atropella desea atropellar- todo a nivel inconsciente). Incluso podría considerarse su actividad mucho más activa de lo comúnmente aceptable, es decir, como guía de alguna de nuestras experiencias en su pugna por revelar todo lo que conoce y percibe.
La correcta percepción es precisa para la adecuada respuesta, tanto individual como colectiva, pero no se puede alcanzar sin unas experiencias personales que permitan el camino a esa visión más real, que, a su vez, nos llevan a nuevas experiencias  que vuelven a mejorar la visión de la realidad. Así la correcta percepción está sujeta al aprendizaje y la experiencia.
Pongamos un ejemplo. Cuando el hombre contempla el horizonte y ve salir el Sol y atravesar la bóveda celeste y ponerse en el ocaso, este puede interpretar que el sol tiene su propio movimiento, pero si observaba el universo de noche podía comprobar que las estrellas emergen del horizonte con distintas velocidades, configurando un movimiento asimétrico del cielo. Así mismo la Luna y el Sol recorren caminos distintos en el cielo según las épocas del año y estos caminos se repetían cíclicamente. Se conocen los planetas, con sus movimientos directos, estacionarios y retrógrados. Cualquier hombre percibía un universo, sometido a leyes que determinaban periodos climáticos que hoy conocemos como estaciones, ejerciendo una influencia decisiva en la agricultura, tan importante en la economía.
Pasar de percibir que el Sol, La Luna, las estrellas y los planetas tienen una actividad motora propia a señalar al propio horizonte terrestre como el elemento que en realidad se mueve, representaba una cuestión no reflexiva, sino resultado de una abstracción individual fácil de percibir, pero difícil de justificar y aceptar según la ciencia o conocimiento de cada época.
Es decir, la Tierra deja de ser el centro de la creación para ser parte del Universo, y el hombre, con la tierra, corre el mismo destino. Además la Tierra tiene que ser redonda como el Sol la luna y los planetas, lo que permite explicar el movimiento aparente de las estrellas, y girar alrededor del Sol, con lo que se resuelve el problema de unos planetas que tienen movimiento retrógrado o estacionario. Además la Tierra se posiciona en un tercer lugar en distancia al Sol.
Todas estas conclusiones no precisan más que una observación diaria del firmamento, de día y noche, actividad propia de cualquier civilización previa a la  revolución industrial. Pero es necesario que los valores sociales acepten estas realidades que se pueden percibir individualmente. He ahí como aparece la diferencia entre la experiencia personal y colectiva. La primera alcanzada individualmente y la segunda encuadrada dentro de una cultura que se encuentra en armonía con un concepto y valores sobre la realidad cuya evolución está dirigida por la religión (proyecto social de re-unión de lo aparente, lo individual con lo universal).
Sin embargo las antiguas creencias han ido alimentando, por medio de sus símbolos o su ciencia, los descubrimientos y las experiencias más revolucionarias de la humanidad. Esto significa que el inconsciente se reveló desde los albores de la humanidad y ese saber fue guardado y cedido a quien pudiera apreciarlo con el fin de hacer avanzar al mundo. Tan religiosos eran aquellos que guardaban para los iniciados sus secretos sobre el mundo y el hombre, como aquellos otros sacerdotes o veladores de la moral imperante, vigilaban con celo que las verdades intemporales y eternas no escandalizaran a la sociedad produciendo una espantada que subvirtiera el orden social. Y diera al traste con el proyecto para la sociedad.
Por eso solo se puede buscar lo que ya se conoce. Los filósofos, gustosamente repiten como loros, que nada hay en el entendimiento que no haya estado antes en los sentidos (percepción). Y la Biblia asegura que nada nuevo hay bajo el Sol. Lo que es fue y lo que fue será.
Después de esta percepción, y como consecuencia de esa experiencia, el hombre deja de concebir la Tierra plana y la percibe redonda, y deja de ser  él el centro del Universo y de convivir con Dios. El Sol se convierte en el centro del Universo y Dios se desplaza del Jardín del Edén al punto central del Universo, donde se identifica con el Sol. El hombre percibe la redondez de la Tierra y su destino vinculado a la misma en un Universo infinito donde Dios se desplaza del Sol para transformarse en una presencia constante. Así un descubrimiento (des-cubrir) lleva consigo implicaciones sociales, psicológicas y religiosas de gran amplitud.
Curioso es el caso del gnomon, conocido como reloj de sol (y que difícilmente alguien puede calcular la hora con el mismo) y que se encuentra en casi todos los pueblos de España, fijado en las fachadas de nuestras Iglesias o Ayuntamientos. Eratóstenes calcula con el gnomon la longitud de la circunferencia terrestre tres siglos antes de Cristo, dándole como resultado traducido a kilómetros: 40.000 km., Tales de Mileto calcula equinocios y solisticios siete siglos antes de Jesucristo. Hiparco, dos siglos antes de Cristo, midió las variaciones aparentes del diámetro del Sol y la Luna. Aristarco (III s. a d. C.) describe el sistema heliocéntrico y sugirió la rotación de la Tierra e Inventó un método para calcular la distancia de la Tierra al Sol y a la Luna, lo que le valió la acusación de impío.
Y es que la ciencia ponía el dedo en la llaga. La percepción individual podía revelar (re-velar) una verdad contraria a la percepción social o a los planes religiosos o políticos.
El papel de la Iglesia cristiana en la armonización de ambas percepciones, creando un espacio de convivencia para todas las experiencias no ha sido valorado en su justa medida; por ello las próximas líneas las dedicaré a este justo y necesario reconocimiento.
Ya dijimos en su momento como los cristianos subvierten el orden e introducen el pensamiento lógico en sustitución del simbólico, desplazando la identificación entre hombre y naturaleza para permitirle el desarrollo del pensamiento científico. Es decir, se hubo de renunciar a los conocimientos adquiridos desde la antigüedad para, a la luz de la nueva era, revisarlos en función de los objetivos que la humanidad se había propuesto, es decir, los triunfos del pensamiento simbólico debían de ser revisados a la luz de la constatación de la realidad por medios científicos. Cualquier teoría se debía formular en términos hipotéticos y cualquier defensa de un saber antiguo fuera de esos términos se consideraba herético. 
Así no se debe acusar a la Iglesia de censurar la ciencia, no hizo otra cosa que proteger, como en su día lo hicieron los griegos, una percepción homogénea de la realidad que daba cohesión a una sociedad, pero que debía permitir la exploración y conservación de los antiguos saberes (judíos, árabes o griegos, como lo demuestra la existencia de la escuela de Traductores de Toledo).
El sacrosanto varón Galileo, además de defender una “verdad” que no era suya, que con anterioridad Copernico des-veló y siglos antes Aristarco re-veló, se enfrentó voluntariamente a la Iglesia, no fue un accidente, y si su prócer no hubiera sido tan poderoso, él mismo, por no reconducir a su protegido, hubiera pagado por el conflicto creado. De todas maneras Galileo nunca supo que en el fondo de su juicio no yacía el hecho de si la Tierra giraba o no alrededor del Sol, su juicio sirvió al Santa Sede para manifestar su alineamiento político con España y no con Francia.
La Iglesia creó las Universidades que hoy conocemos, así como el sistema de enseñanza. Consiguió la independencia del poder político respecto a la Universidad y sus contenidos. Resolvió los conflictos teológicos derivados de la creación de esas instituciones de enseñanza velando por una armonía entre conocimiento individual y colectivo, por medio de la verdad revelada. Permitió que las diferentes tendencias que anidaban en el seno de la Iglesia exploraran, según sus afinidades, las ciencias y las enseñaran en sus Universidades. Y, al fin, dio independencia a la Universidad respecto de la propia Iglesia, hecho que se interpretó como triunfo civil (cuando fue la iglesia la que implicó a la sociedad en el conocimiento científico). El trabajo estaba hecho. Y es un trabajo de una religión. La misma que habitó en Egipto y desarrolló sus símbolos y que hace 2000 años decidió cambiar el rumbo para beneficio de la humanidad.
Hasta tal punto la Universidad procede y se identifica con nuestra religión, que sus doctores son los nuevos sacerdotes de una nueva religión que declara, según conviene, herética o no las nuevas teorías, señalando el camino que el conocimiento debe seguir. Y erigiéndose en protectores y custodios del saber adquirido, aunque su connivencia con el poder económico ponga en duda su asepsia doctrinal.
Este hecho señala una disfunción aparentemente intransigente, pero necesaria hasta que la religión tradicional recupere su sitio dirigiendo, no el conocimiento que debe ser revelado o no, sino las experiencias que debe procurársele al ser humano para re-ligar (religión : re –unirse con) lo universal. Los conocimientos que se deban revelar para ese fin no son más que un instrumento que, en este caso, la ciencia civil filtrará como ciertos o no, protegiendo una vertiente de la cohesión social, pero liberando, para su uso, a aquellos que han de aumentar la percepción que tienen de la vida para hacer frente a una mayor responsabilidad derivada del conocimiento de los errores cometidos por nuestro sistema económico y político (que no son más que las manifestaciones de las tendencias humanas).
Este hecho es tan necesario que se muestra en las creencias de los hombres de hoy en día. Mientras todos afirman que la Tierra es redonda, conscientemente solo la han percibido plana. A diferencia de los antiguos, sus sentidos no han percibido lo universal, el aislamiento que era preciso para la nueva percepción de la realidad debe completarse, ese es el nuevo papel de la religión y el nuevo cometido de la sociedad.
 Las dificultades que tiene la población respecto de la creencia en la religión es producto de la actividad religiosa. Esto quiere decir que mientras el hombre consideraba al animal que cazaba sagrado, no tenía duda alguna de que su vida estaba unida a su entorno natural, el animal sagrado, el tótem, la naturaleza y su dependencia de la misma se lo recordaban constantemente. Cuando el hombre consideraba al mar como madre, al fuego como espíritu, no tenía duda de su vinculación con el medio natural. Cuando el hombre consideraba al Sol su padre o su Dios y a la Luna su madre, no dudaba de sus vínculos con el medio; es más existía una identificación profunda entre los elementos naturales y el hombre, que se manifestaban por un pensamiento simbólico y no dirigido, que apenas le permitía orientar su inteligencia, de manera consciente, hacia un objetivo concreto. El pensamiento simbólico resolvía conflictos desde el devenir de imágenes, no desde el cálculo lógico que busca un objetivo. Así, el pensamiento simbólico se identifica con el medio y hace al hombre parte del mismo. Mientras el pensamiento lógico se centra en el análisis que separa al hombre de su entorno y le hace olvidar su pertenencia y dependencia de la Tierra. Es más, pretende su independencia de las condiciones del planeta y su supervivencia al margen de las leyes naturales, presentando la Ciencia como la nueva religión a la que adorar.
Ahora no es la religión la que se separa de la naturaleza del hombre llevándole por caminos desconocidos, es la ciencia la que se separa de la naturaleza, la que rehuye la identidad entre hombre y naturaleza, fascinada por la posición divina en la que coloca al hombre (una vez que científicamente no se puede demostrar la existencia de Dios) y el poder que adquiere desde los sectores financieros por su proyección en la industria. Así que es la ciencia la que tiene que reconducirse y revisarse, y esa es la función que mi trabajo pone a su disposición. La ciencia se ha convertido en atea, porque para la ciencia solo hay un Dios: el Hombre. Y sin embargo ese puede ser el punto de encuentro entre religión y ciencia, según la afirmación de Cristo: Sois dioses.
El pasaje del diluvio, descubierto por los geólogos y, más tarde, aceptado como un fenómeno cíclico, pone de manifiesto que las fuerzas naturales del planeta, más poderosas que toda la tecnología humana de todos los tiempos, es capaz de señalar los límites de la humanidad y su dependencia rotunda de unas leyes, que por mucho que estudie y manipule la humanidad, no escapará de su influencia.
La manifestación de ese pasaje como un castigo señala los excesos y extravíos cometidos por la humanidad en pos de sus sentidos, olvidando el deber para con Dios (la sujeción a las propias  leyes de la Naturaleza, es decir, su dependencia divina, un conocimiento nunca plenamente alcanzable). 
En nada hemos de equivocarnos cuando afirmamos que vamos derechos a un próximo diluvio, perdón, ya no habrá más diluvios, como afirma Pedro en su segunda Epístola: “Porque esto se les oculta deliberadamente: que existieron originariamente cielos y tierra, que, salida del agua y sujeta a la acción del agua, adquirió su consistencia por la palabra de Dios, por lo cual el mundo de entonces pereció inundado por el Diluvio; y los cielos y tierra  de ahora quedan en reserva por la misma palabra, guardados para el fuego, para el día del juicio y del exterminio de los impíos”. Efectivamente, la tradición observa que el arco iris es el símbolo de Dios con los hombres, por el cual ya no habrá más Diluvios. La fuerza del temporal amainará y aparecerá el símbolo del pacto. Pero el hombre no ha corregido sus errores y se profetiza un final de fuego, en vez de agua, que acabe con los excesos “impíos”(sin piedad, sin religión = sin búsqueda de la unidad) de la humanidad.
Cuando tenemos que hacer frente a un problema sopesamos las dificultades que este entraña y tenemos en cuenta los aspectos más complejos del mismo, estableciendo una hipótesis sobre el mismo que contemple las circunstancias más adversas, con el fin de que ningún acontecimiento nos sea imprevisto; a continuación nos preparamos para abordar ese problema por el lado más sencillo y confiados en nuestra preparación.
Este proceder se ignora para todo cuanto acontece más allá de las fronteras de la vida. Así, hay quien postula que la muerte es un estado que pone final a la vida, detrás de la cual no hay nada. Este pensamiento se origina por la bifurcación que toma la Iglesia orillando el pensamiento simbólico. Queda el hombre tan separado del mundo y de sus símbolos que se considera ajeno a los mensajes que este le propicia, ignorando lo que siempre supo: que la vida se mueve por ciclos, y dejando que la religión se encargue de guardar ese legado; aunque en desequilibrada pugna con una ciencia que solo cree en lo que ve.
Así, con el razonamiento precedente, el hombre piensa que detrás de la muerte no hay nada, puede que desde una visión científica sea una hipótesis razonable, pero lo cierto es que si hubiera algo no estaría preparado para abordarlo y, por consiguiente naufragaría en su propia ignorancia.
Buscar hoy en día, en nuestra sociedad de la comunicación, información sobre lo que puede ocurrir después de la muerte nos lleva a religiones variadas y complementarias y a estudios, como los de Jung, que permiten encontrar pautas  comunes a todas las religiones y al modelo de Cambell de héroe libertador, de mil caras, que ensancha el camino a los pueblos para que se acerquen a la libertad; y se re-encuentren y re-unan, como individuos y sociedad, con la realidad que transciende la razón y la apariencia.
Para el objeto de este trabajo, donde nuestros actos se pueden evaluar éticamente, por sus efectos sobre el medio y la sociedad, me resulta conveniente destacar un conocimiento que se extendía por toda la tierra y que fue declarado herético por la Iglesia en el s. VI en el Concilio de Constantinopla. Me refiero a la metempsicosis o transmigración de las almas. El hecho de la reencarnación nos resulta absolutamente ajeno a cualquier occidental, sea o no creyente, lo que demuestra la efectividad de la Iglesia en su determinación de desarraigarlo. Los primeros cristianos, incluido Cristo y sus Apóstoles creían en ella, la Iglesia sacó de los textos sagrados cualquier referencia a la misma. ¿Cuál fue el motivo? Pues evitar que los cristianos aplazaran su adhesión plena a la doctrina a vidas posteriores. No existía dogma que se opusiera a este concepto.
Platón creía en ella, como lo creían los egipcios, los indios, los celtas y todos los pueblos precedentes. 
El valor de la metempsicosis estriba en que nuestros actos nos siguen allá donde vayamos, más allá de esta vida, y somos verdugos y víctimas, de ahí, la necesidad de poner en la balanza nuestros actos para determinar nuestro futuro. El daño de unos sobre otros retorna incesantemente buscando el momento en que cese tanto dolor: el momento del perdón.
De la misma manera, la riqueza que genera una economía basada en el egoísmo, y el dolor que difiere volverá sobre nosotros en todos los planos: en el plano científico ya se demuestra los peligros que nos acechan económicamente y socialmente; en el plano natural vemos las consecuencias en nuestro medio ambiente, el desequilibrio en el mundo y en nuestra propia sociedad; en el plano moral, porque somos consciente que vivimos de la miseria del 3er. mundo; en el plano espiritual donde nuestros errores anidan en nuestra psique recordándonos que no habrá paso hacia el paraíso para nuestra alma.   De esa misma manera existe la condena de volver a este mundo una y otra vez hasta que resolvamos correctamente las pruebas que el cielo nos pone sin perjudicar a nadie. 
Como el joven Sidharta, que luego sería Buda, protegido por su padre para que no viera dolor en el mundo ni se preguntara por la causa del mismo, ni llegara a conocer la maldición que nos ata a este mundo, así es la ciencia de nuestro tiempo, el padre que nos oculta, para nuestra tranquilidad, los graves problemas por los que atraviesa la sociedad debido a sus excesos.
¡Aquí se viene a morir¡, gritaba el capitán de la película En busca del soldado Rayan, y más que un grito de resignación en el fragor del combate, resuena como el grito de una humanidad que se siente ignorante del motivo y sin razón de tanto sufrimiento. 
Todas las religiones, excepto la del método científico, nos enseñan a morir. Tal vez porque la ciencia no sabe que es exactamente la muerte y solo puede aproximarse desde la fenomenología física y forense, y aún así, la ley se cerciora de que al menos pasen 24h desde el óbito, tal es la fe y confianza en una ciencia que ha enclaustrado para siempre a más de un muerto aparente. Las religiones son una enseñanza para saber morir, que implica la necesidad de saber vivir, como muestra el Bardo Todhol.
Buda encontró el camino de la compasión, después de haber probado el ascetismo y los caminos extremos, de haber luchado consigo mismo y con sus fantasmas, se reveló el camino del medio, como quien tensa una cuerda (tiene que estar lo suficientemente tensa para sonar y no se tiene que romper). Ese camino de la compasión fue su legado para romper la maldición de la reencarnación. 
Cristo mostró el camino del amor, como camino que transciende la rueda de interminables reencarnaciones. 
No hay infierno, como dicen los Sufís (místicos árabes) en su bella versión. Lucifer (el portador de la luz) se negó a adorar al hombre, que fue el mandato que Dios dio a la corte celestial. Para Lucifer nada había en la creación más digno de ser adorado que Dios, así que Dios mandó a Lucifer a los Infiernos por desobedecerle. No hubo batalla, tanto amaba a Dios que por amor aceptó ser desterrado al único lugar de la creación donde no se siente la presencia divina. Ese fue el castigo para Lucifer y sus leales, no poder sentir la presencia divina por toda la eternidad. De ahí que en cada alma que muere S. Miguel pugne con Lucifer para que este no la arrebate, persuadiendo al alma de la no existencia de Dios o introduciendo su duda a su destino divino y a su reencuentro con Dios. El hombre es la causa del triste destino de Lucifer, por ello el interés de este en mostrar el error de Dios. En el Bardo Todhol, este ultimo pasaje es el mismo pero relatado con Bodisativas, que luchan en el transito de la muerte por el alma del muerto.  
Así pues, la religión tiene su utilidad en las tres vertientes, psicológica, ética y espiritual. Y en ese sentido, la metempsicosis es una concepción útil en fenómenos que precisen de una justicia universal y eterna que busca la perfección del hombre, como la naturaleza busca la perfección de los seres adaptándolos incesantemente a las cambiantes condiciones de la vida. Sea Dios directamente,  o por medio de nuestro subconsciente, el que nos juzgue, nuestras acciones nos siguen más allá de la muerte en un eterno aprendizaje. ¿Qué sentido tiene, entonces, la búsqueda del enriquecimiento  edificado sobre el sufrimiento ajeno, o las actividades humanas que llevan a la violencia o a la guerra?, ¿Qué fin tiene el racismo o el machismo o el feminismo, donde un ser se manifiesta alienando a otro aprovechando una estética imperante?, ahí se asume una responsabilidad, que la justicia humana apenas vislumbra en corregir, inmersa y sujeta por los intereses sociales. Es la ignorancia humana (una de las tres causas que motivan la reencarnación) la que hace posible que, según los designios del cielo, pueden llevar a que un blanco racista caiga en manos, en otra vida, de otro blanco racista, viéndose él como negro; idéntica situación con hombres y mujeres, con gobernantes y jueces, con empresarios y responsables sociales, cada ser según su responsabilidad.
La trama del cielo, que teje nuestro destino en la Tierra, es compleja de entender, pero lo es mas si privamos a la humanidad, o a sus lideres, de un concepto de justicia sobrenatural, sobre todo ahora que el materialismo hace inútil el motivo que la Iglesia empleó para considerarla herética. 
La humanidad no se plantea ser adeptos al cristianismo o a cualquier otra religión, se plantea triunfar en un mundo material y bajo valores materiales y prolongar lo más eternamente posible su presente vida, si le es favorable, que poco o nada tienen que ver con la ética; sobre todo viendo a los budistas americanos abusar de una interpretación interesada del karma (deuda que arrastramos en cada vida con el fin de librarnos de ella y de las reencarnaciones y que marca nuestro destino) y ganarse adeptos que están persuadidos que en su próxima vida tendrán las mismas, sino más, riquezas de las que están teniendo en la presente.
Ser conscientes que nosotros mismos seremos las generaciones futuras que deberán vivir con las consecuencias de la mala gestión del presente es una visión, al menos original,  y aunque les desagrade a más de uno, justa (después de todas las miserias  que vamos dejando a nuestro paso y de nuestra ignorancia para arreglarlas, ¿quien espera llegar al cielo?, o ¿qué gnóstico disolverse en el infinito?, ¿qué ateo librarse del infierno al que le condenará su conciencia? o ¿qué científico morir en paz en brazos de su saber?).

Más fácil de aceptar es el concepto religioso de la ética y la moral Cristiana. El concepto económico por el cual los actos pueden ser valorados bajo un parámetro que define si las actividades económicos se ajustan a la moral cristiana o no, puede dar lugar a un relanzamiento de la fe y un liderazgo moral de la Iglesia que le permita reestructurarse sobre unos conceptos técnicos y científicas bajo una perspectiva que le resulta muy familiar, la moral.
Recuperar la fe de sus feligreses, ampliarla a una juventud desorientada, planificar el destino de los bienes materiales de la Iglesia con el fin de que estos tengan el máximo valor moral. Medir las actividades de la Iglesia bajo el prisma de impactos positivos en el medio social y económico....
La perspectiva es muy buena, puesto que la Iglesia es la institución que más fácilmente puede adaptarse, mediante el ejemplo de un modelo de gestión y proyectarse moralmente sobre la sociedad con una mayor fortaleza. Así recuperaría el espacio social perdido ante la ciencia y el método científico. 


Un origen común determina un destino común. Elaboración de un Mito no excluyente.

Los hombres siempre se establecieron a las orillas de los grandes ríos, por ser el agua dulce un elemento imprescindible para la supervivencia de sus colectividades. Se dedicaban a la caza y la pesca, sin gran esfuerzo se puede imaginar como los niños aprendían a pescar en las orillas de los ríos, junto a sus padres. Más arriba, en el poblado, las mujeres y los niños mantenían viva una cultura que iba creciendo y desarrollándose poco a poco. Los sacerdotes observaban el cielo y las noches, y examinaban la caza y la pesca, asegurándose que las capturas estaban sanas. Recogían hierbas y plantas con las que curar heridas o remediar dolores. Examinaban a los enfermos con sus manos, y por medio de ellas actuaban sobre el “mal” (han aparecido símbolos prehistóricos en los que se muestra la mano como elemento o don sobre natural). Desarrollaron culto a los astros, pues pronto comprendieron que sin ellos la vida no era posible. El Sol, la Luna, los planetas y las constelaciones fueron delimitados por las observaciones de los sacerdotes. Las estaciones se predijeron y con ellas nuevos dioses, capaces de traer calor y frío, abundancia y escasez. Todo se atribuyó a fuerzas sobrenaturales y, por lo tanto, a seres supremos omnipotentes.
Así un pueblo era bendecido si tenía buenas cosechas; si su caza y su pesca era  suficiente para toda la comunidad, si la enfermedad no diezmaba la población y si la mujeres eran fértiles... era un pueblo agraciado por los dioses. Consumir toda la abundancia recibida era atribuirse un mérito exclusivo, mostraba un desprecio por la labor de esos dioses, así que se estableció un tributo a las divinidades para agradecer los favores otorgados. En la confianza, de que ese reconocimiento de que los frutos conseguidos no eran solo producto de la inteligencia humana, sino de la intervención de fuerzas sobrenaturales, llevaba al hombre a una percepción del medio más realista. Nunca podría controlar el medio, así que cierta sumisión a lo inexplicable, a lo divino, le permitía una adaptación psicológica para las situaciones adversas. Y significaba el comienzo de unos ritos destinados a la re-unión con lo infinito, lo en último extremo inexplicable: era el comienzo de la religión y su vínculo con la ciencia.
Así aparecieron los lugares de culto, los símbolos creados por  la psiquis, donde el Sol moría y renacía en un mismo seno materno, es decir, apareció la capacidad del Sol de regenerar, no solo el planeta, sino de regenerarse así mismo. El símbolo de la regeneración era el falo, y la madre o seno materno era el mar, el Sol moría entrando en el seno materno y renacía habiéndose engendrado así mismo. Además el Sol era Dios, de ahí la identificación milenaria entre el falo y Dios, de ahí que los templos puedan tener símbolos fálicos que representan a Dios.
Además da lugar a una imagen mística. Si primero fue el misterio a adorar la misteriosa fecundidad de la mujer, luego, tras el nacimiento del nuevo ser que esta alumbra, se crea una figura que representa la participación mística entre  la madre y el hijo. Es la dicha definitiva que explica el complejo de edipo. No se trata de que el hijo tome a la madre sino de volver a nacer de ella, como el Sol vuelve a nacer del mar, pero ese nacimiento exige un engendramiento que, para salvar (a nivel psíquico) el incesto ha de realizarse sin sexo, de ahí que la Madre sea Virgen. El niño representa al iniciado que ha muerto y resucitado para la nueva vida (El hecho del renacimiento del Sol es el primer vestigio del reconocimiento del renacimiento del hombre, por medio de su alma; pero también simboliza la necesidad de morir para resucitar a otra realidad superior, morir en vida. Así dice Jesús: en verdad te digo que quien no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios). Así se entiende los símbolos del sol con dos penes, que luego fueron transformados en dos serpientes (la serpiente es un símbolo fálico) Hasta el descubrimiento del fuego se relaciona con la fecundación, el palo frota la madera y nace la luz, el fuego, el espíritu.
Toda sociedad que no avanza no es que se estanque, o retroceda, como el individuo, es que tiende a desaparecer. De ahí la necesidad de mitos y creencias que le permitan establecer un camino, un puente entre lo terrenal y divino. Para que de esta manera  exista una tutoría de la humanidad en su deambular por el mundo.
Por ello la necesidad de héroes e Hijos de Dioses, que muestren que ese camino, entre el Cielo y la Tierra, está abierto y es transitable.
Es más que probable que los cristianos piensen que solo existe una Virgen y un Cristo nacido de ella, en el seno de la religión cristiana. Nada más falso. 
La historia de Krishna, es muy similar a la de Cristo. El rey Kansa se entera por un augurio que nacerá un sobrino suyo que se sentará en el trono universal . Decidido a impedirlo manda matar a su hermana pero la doncella escapa gracias a un sacerdote, llega a un bosque habitado por ermitaños donde es adorada como Madre Común, porque de su vientre nacerá el espíritu regenerador. Allí es fecundada por el Ser Esencial  y los ermitaños le dicen: ¿Salve, virgen y madre¿ Tu hijo será el salvador del mundo, pero huye, porque tu hermano lo busca para matarlo. Ponle por nombre Krishna, que significa sagrado. El rey ordena una degollina de inocentes, mientras el niño se cría  entre rebaños y pastores; luego se hace cazador y soldado. Al frente de un ejercito lucha contra los poderosos y ayuda a los oprimidos. Luego se retira a la soledad, donde le tienta el amor carnal y el arte. Acosado por bellas mujeres, el hermoso rapsoda jura que solo amará el amor eterno. El rey  enterado de la fama de un guerrero poeta, lo manda llamar y lo hace jefe de sus ejércitos ignorando su identidad. El rey, enterado de su parentesco intenta matarlo. Krishna se salva, y una luz cegadora lo señala como “el hijo y alma de todos los seres, el verbo creador que está por encima de la vida y penetra en ella por la esencia del dolor, el fuego de la plegaria y la felicidad del sacrificio”. Después de múltiples epopeyas y la adhesión de discípulos, crea un evangelio, y dice a sus seguidores: “Estabais ciegos y yo os he hecho partícipes del gran secreto, pero reveladlo sólo a quienes sean capaces de entenderlo. Vosotros sois mis elegidos y podéis ver el fondo de las cosas, mientras los demás a duras penas distinguen la primera curva del camino. Pongámonos en marcha para enseñar a las gentes la vía de la salvación”.  Así comienza la vida pública de Krishna, vagabundeos, milagros y predicaciones; bajan a tabernas y burdeles. Los arqueros del rey lo capturan y atan. Tensan sus armas y al sentir la primera flecha exclama: “Victoriosos son los hijos del sol.”, al sentir la segunda: “Madre, haz que cuantos me aman entren conmigo en la luz” y al recibir la tercera nombra a Brahma y expira. El cuerpo de Krishna fue inmolado por sus discípulos y todos vieron salir de las llamas al Hijo de Dios transformado en un nudo de luz que ascendió hacia el cielo. Krishna nació cinco mil años antes de Cristo. 
Mitra, dios de la luz, nació de una roca, a orillas de un río. Después se suceden  hazañas, en las que combatió con un toro, que arrastró hasta una gruta, de donde escapó, pero que capturada la sacrificó (vínculo con la tauromaquia) y su carne se convirtió en trigo y su sangre en vino (el cristianismo usa un cordero). La vida del héroe concluye con una última cena, tras la cual ascendió a los cielos. Cuando a un hombre le llega el trance último, Mitra desciende y se enfrenta al espíritu del mal, sopesa vicios y virtudes con la doble vara de la compasión y la justicia, saliendo fiador en los casos de veredictos favorables. Un día Mitra volverá a la tierra, definitivamente purificada por el fuego, para ocupar el centro del mandala dibujado por la resurrección universal. Mitra nace varios milenios antes de Cristo y se convirtió en la posible alternativa al cristianismo.
Siddharta, el Buda, nació quinientos años antes de Cristo. Fue hijo de un rey y de una esposa Virgen.  Obró prodigios, derribó ídolos, divulgó los misterios de la unidad divina, sufrió persecución y exilio, murió rodeado de sus apóstoles.  
Baco nació de madre Virgen, alegró a los hombres con la promesa de la eternidad, fue llamado salvador y volvió con vida del reino de la muerte para ascender gloriosamente al reino de los cielos. Las fiestas en su honor arraigaron de tal manera que la Iglesia permitió las mismas celebraciones bajo la advocación de S. Patricio.
Dionisio (Osiris), Hércules, Orfeo y Esculapio también bajaron a los infiernos y regresaron – todos- al tercer día.
Es obvio que las coincidencias hablan de un camino común para los Héroes de las religiones. Por eso no es de extrañar que Adriano narrara que conoció en Egipto a obispos que se arrodillaban ante el buey Apis e identificaban a Jesús, no ya con el símbolo solar, sino con el propio astro.
Entre los españoles, el héroe solar, redentor y Cristo precristiano fue Heraclida. Conocido por Unigénito, Soter (salvador), Neulos Eumelos (buen pastor), Alexicacos (el que busca a los malvados para convertirlos).
Así la imagen del Virgen y el niño es un arquetipo universal, que representa una relación mística que la libido se encarga de transformar para que la relación de un hombre y una mujer sustituya esa relación madre hijo – padre hija, y la hagan aceptable socialmente.  La complejidad de esta relación se acaba proyectando en la sociedad, permitiendo su desarrollo sin detención.
De la misma manera el Héroe representa el sendero místico, individual y litúrgico que representa la ascensión dolorosa a la verdad oculta (esotérica), reservada a un puñado de valientes y cuyos arquetipos son, prácticamente idénticos en todas las partes del mundo. Es también, el Héroe, quien alimenta la doctrina de las verdades conocidas (exotéricas) , donde los hombres acuden a lamerse las heridas; este sendero es ético y social.
Los hombres que siguen la primera vía religiosa terminan por revelar su propia experiencia y alcanzan la sensibilidad humana de aquellos iniciados cuya misión es custodiar esos misterios y desvelar o sugerir instrucciones a aquellos que dirigen la sociedad desde el anonimato. Así, quienes se enfrascan en dialécticas sobre filosofías y opiniones, desde cualquier poder, no son sino un bálsamo que tranquiliza la inquietud de un pueblo arrojado al desierto y en busca de una Tierra Prometida que nunca se manifestará materialmente si antes no se encuentra el camino a esa misma Tierra Prometida que habita en nuestro espíritu. Ese encuentro precisa de un peregrinaje. Peregrinaje que todas las religiones han manifestado en el plano material. 
Esos héroes transformadores del mundo, cuya vida es arriesgada por peligros de los que no puede salir sin intervención divina, acaban por borrar su propia huella, porque la enseñanza está en el camino, es el camino, y no es el camino recorrido por el héroe que sólo le sirvió a él. Así, los iniciados contemplan la maravilla y borran toda huella de su paso. Así todo héroe nace en el solsticio de invierno, de mujer Virgen, es perseguido y muerto, para entrar en lo profundo de su psiquis, y vencidos sus demonios y liberado su espíritu ascender a los cielos. 
Este mito místico que precisan los pueblos y sus habitantes se refleja en los héroes de las religiones y representan el mundo espiritual que los creyentes de toda fe alimentan con su devoción y siguiendo las enseñanzas según su entendimiento. 

Pero un pueblo precisa de un vínculo que les una con lo divino y que les sea útil en el quehacer diario, es decir, precisa sentirse elegido por Dios. Lo que refuerza la confianza en su propia cultura y su fe en un futuro colectivo. O lo que es lo mismo, se refuerzan los lazos entre sus miembros y sus instituciones dando lugar a una unidad de acción. Así, todo pueblo elabora un mito por el cual está señalado por Dios y predestinado a una función que sirve de guía a la humanidad. 
Normalmente este tipo de mitos, como los religiosos, son excluyentes, se acoge uno por oposición a otros. En realidad las religiones no son excluyentes entre sí, sino complementarias; es decir, terminan por converger en un fin común. Es como si la luz espiritual que ilumina a los hombres se descompusiera en un prisma y cada uno viera un color del arco iris. Pretender que el color propio es el verdadero y hacer de ello un conflicto no tiene sentido alguno, y de hecho los conflictos religiosos son en realidad políticos. El problema reside en aquellos mitos que políticamente se estructuran alrededor de las religiones con fines para nada místicos. Actualmente el Islam se vertebra entorno a una confrontación abierta con el cristianismo y judaísmo, como medio de justificar el fracaso, que la interpretación de su religión, por parte de sus dirigentes, trae a su pueblo; mientras los judíos y cristianos adaptan sus creencias a la modernidad, las estructuras feudales del Islam alejan las inversiones occidentales y les mantienen en la pobreza so pretexto de una pureza religiosa. 


Aragón tiene un mito de predestinación.

La historia de un pueblo narra los sucesos que le acaecieron cronológicamente, ya sea por medio de textos que legaron (escritura) o por la investigación de las actividades de un pueblo según los instrumentos que dejaron.
La datación de dichos hallazgos permiten crear la historia lineal de una nación. Sin embargo, los documentos escritos siguen siendo la base fundamental de la historia. A partir de ahí, la carencia de material escrito permite la especulación del historiador y la formulación de hipótesis a la espera del material histórico que la confirme.
Para los griegos, historia significa simplemente conocimiento adquirido por descubrimiento, búsqueda o investigación, sin referencia expresa al pasado. Así es como se explica que Aristóteles escribiera una Historia de los Animales, o que en la actualidad exista una Historia Natural, donde historia se traduce como descripción sistemática. El ordenamiento cronológico de ese conocimiento fue posterior.
Cuanto más nos remontamos en el curso del tiempo, menos vestigios quedan de anteriores civilizaciones, hasta el punto de basar toda una teoría o concepto histórico en un hallazgo, aveces  aislado, que permite debatir y consensuar una concepción del pasado prehistórico, cuya coincidencia con la realidad es intuitiva y delimitada por nuestra propia concepción occidental de la vida.
El conocimiento de la naturaleza y sentido de la vida del hombre es borroso; en la actualidad la ciencia no es capaz de sustituir a la religión en ese aspecto, así que del mismo modo que existe una verdadera incapacidad para abordar científicamente  el sentido de la vida del hombre, describir lo que los hombres que habitaban el mundo en un pasado remoto sentían sobre su propio destino y el verdadero significado que otorgaban a sus símbolos y ritos es un ejercicio al alcance de unos pocos y, cuya traducción para el lenguaje occidental, además de resultar un conocimiento ajeno a la actualidad de la población, resulta harto difícil de adecuar. Esta ignorancia sobre cuestiones fundamentales de la naturaleza humana nos lleva a suponer que las certezas sobre la historia del hombre, más allá de los escritos históricos, son teorías brumosas acomodadas a la tendencia científica imperante. 
Es por eso que la historia de un pueblo, su historia mítica, se narra desde las mismas conjeturas con las que se construye la historia prehistórica y por lo tanto,  en nada tiene que desmerecer a otras forjadas por hipótesis, muchas veces bajo el influjo de una necesidad política y en clara contradicción de lo evidente. Además estas narraciones míticas suelen ser más gratificantes, puesto que dan coherencia a una historia oficial vertebrada en exceso en torno a batallas y guerras que ocultan una cultura y un modo de vida que queda en segundo plano, cuando no reservado a la esfera del historiador, si es que tiene elementos donde apoyarse para establecer una hipótesis cultural; en caso contrario la especulación solo requiere de imaginación, sentido común y fidelidad a un patrón de conducta humana.
Las narraciones antiguas sobre el origen del hombre y del mundo no pueden interpretarse literalmente, puesto que su lectura es simbólica, y sujeta a especulación, lo que demuestra un conocimiento más amplio que el reflejado y que esta forma simbólica de transmitir el conocimiento no tenía más fin que el de permitir la traslación de una generación a otra con el objetivo de hacer posible ese acercamiento a la realidad desde conceptos culturalmente aceptables. Es decir, el conocimiento permanece encriptado hasta que el hombre y su cultura vuelva a redescubrirlo. Innecesario es el ejemplo del diluvio universal, no aceptado por la ciencia hasta que se descubrió que es un fenómeno, al menos cíclico y datable históricamente. Pero es tan fuerte el papel de la ciencia que cuesta encontrar personas que crean en ese hecho, por la mera circunstancia de haber viajado ese conocimiento en un vehículo religioso. Así nos encontramos que, hace cien años cualquier persona aceptaba el diluvio, para posteriormente ser borrado y nuevamente construido por la ciencia desde una  óptica diferente. (Curioso como la ciencia actúa como la religión, negando y reconociendo posteriormente, dentro de un nuevo contexto). Así estas narraciones están sujetas a interpretación. 
Dicho esto, entramos en una historia, dotada de elementos históricos, que vincula la relación de nuestro pueblo con la voluntad divina, o la predestinación. No es ningún artificio nuevo. Ya apunté como las naciones mantienen esos símbolos históricos que les vinculan con lo irracional, o mejor, con el inconsciente (colectivo, diría Jung). 
Así cuando los musulmanes entran en España, los Tesoros que hay en Toledo son puestos a salvo en las cordilleras cantábrica y pirenáica. Para cuando los invasores llegan a Toledo nada queda de lo que la ciudad custodiaba (y de lo que probablemente buscaban). Una de esas piezas, el Santo Grial, aparece señalada su ubicación en S. Juan de la Peña (así lo sugiere, entre otros, el libro Aragón en el Mundo, editado por la Caja de Ahorros de la Inmaculada 1988), luego acabaría en Valencia, según la tradición. Aunque también es cierto que múltiples Griales adornan la geografía española. 
Pero qué es el Grial. Según la tradición el cáliz en el que Jesucristo bebió en la última cena y del que se sirvió José de Arimatea para tomar sangre de la herida de Cristo crucificado. Wagner escribió en Lohengrin: Hay en lontananza un mundo inaccesible, un lugar sagrado llamado Montsalvat (para algunos Montserrat, para nosotros S. Juan); allí se eleva un templo indestructible, cuyo brillo no tiene igual en la Tierra. En sus muros, como el Santo de los Santos, consérvase con misterio un vaso augusto, que los ángeles entregaron a la piadosa guarda de los hombres más puros. Una paloma, cruzando el espacio, acude cada año a renovar su esplendor. ¿Es el Santo Grial¿. El infunde en sus caballeros inextinguible ardor; quien obtiene la gloria de servirlo queda investido de poder sobrehumano y, seguro de la victoria, tiene en su potente mano la suerte de los malos; aun cuando haya de trasladarse a lejanas comarcas para proteger el derecho y la virtud, su poder subsiste y su fuerza es sagrada”. Con semejante fama y propiedades como se puede dudar que los Templarios no fuesen sus defensores, o que los reinos cristianos de todo occidente conquistaran tierras para la fe bajo la protección de ese símbolo. Así se entiende que Alfonso I El Batallador ceda en testamento a los Caballeros de Temple media España Cristiana, pero los intereses políticos de navarros y aragoneses consideren inviable el testamento y se acabara por prohibir la Orden, quien se extingue sin resistencia y en un entorno de tortura y humillación. 
Sin embargo el Grial tiene una lectura como símbolo dentro del contexto artúrico. Los caballeros de la mesa redonda salen en busca del Santo Grial, solo el más noble e investido de pureza tiene acceso a su secreto que transmite a Arturo: “La Tierra y el Rey son Una”. Es el misterio eterno de la vinculación del hombre con la tierra. Muy a propósito de todo el trabajo presentado hasta la fecha. Una vinculación que el hombre, persuadido de su condición superior, propia de su capacidad de dominar el medio, le lleva a alejarse y separarse de una dependencia y sumisión a leyes universales, en su afán de hacer prevalecer un Yo pasajero. Así, mientras el hombre busca su provecho toma la parte por el todo, acepta la parte de conocimiento que le encumbra instantáneamente e ignora la parte de ese mismo conocimiento que limita su actuación, esa limitación es el verdadero conocimiento y el que permite el progreso. 

Pero si poco conocida es la andanza del Grial por tierras aragonesas, más popular resulta el pilar  que se adora bajo la advocación de la Virgen del Pilar. Este es un Ónfalo (del griego: ombligo), que tiene precedentes bíblicos en el Génesis (28. 10-22), donde Jacob, de camino a Harán se le hizo de noche y tomó una piedra para reposar su cabeza y sueña su escalera hacia el cielo y su largo linaje. A la mañana alzó la piedra como estela y vertió óleo sobre su cúspide, llamando Betel a ese lugar prometiendo que: “.. esta piedra que he alzado como estela será un santuario, y de todo cuanto a mí me dieres te daré puntualmente diezmo”. (Los Ingleses sostienen que su piedra de Scone es la piedra de Jacob). De ahí que estos monolitos sean llamados por algunos autores betelios. Así la adoración a las piedras es milenaria, parece innecesario recordar  las piedras que se alzaron en forma de Dólmenes y sus variantes. 
Un betilio señala un lugar sagrado. El de Zaragoza plantea dos cuestiones interesantes: primero que existía una población prerromana cercana al mismo, pues éste no fue levantado por Santiago, dado que el cristianismo no llegó a la ciudad hasta el s. III y difícilmente una ciudad romana permitiría a un foráneo modificar su configuración sin tener adeptos. Y si estos no existían difícilmente se podía transmitir la tradición de que un hombre levantara un monolito al ser visitado por la Virgen en carne mortal. Los propios romanos erigían templos a su dioses de una manera más compleja, por lo que es aceptable que estos no fueran los que levantaron ese betilo. Así solo nos queda la hipótesis primera. Segundo: ¿por qué erigieron esa piedra?. No cabe duda de que señalaba un lugar. Los enterramientos en túmulos eran frecuentes y se culminaban con piedra. Sería aceptable esa hipótesis de no estar tan cerca del río ya que las crecidas podían dejar a la intemperie las tumbas. La cercanía del río es un hecho que enlaza con la afirmación de Peter Berresford, que afirma que los Celtas y los Druidas, en particular, consideraban las orillas de los ríos como lugares mágicos y sagrados, donde se daba la poesía y la predicción, además también rendían culto a las piedras. Una hipótesis es que un pueblo que vivía cercano a ese lugar de peregrinaje levantó, por medio de uno de sus patriarcas, un betilo, haciendo una promesa similar a la que hizo Jacob y llevando a su pueblo a conocer el lugar, para que de ese “ombligo” tomarán la enseñanza ,o predicción, que las “fuerzas”  universales ponen a disposición de los hombres y proyecten sobre ella sus deseos y ofrendas. 
Los romanos no ignoraron el lugar y la peregrinación que los nativos realizaban. Creo, es probable que los romanos arrasaran el poblado o consiguieran de estos una rendición sin condiciones. En cualquier caso los sacerdotes romanos que delimitaron el perímetro de la ciudad y analizaron las entrañas de los animales para asegurarse de que esta tierra era sana, permitieron que el betilo siguiera en su lugar o, si fue retirado, que volviera a su sitio; puesto que reconocieron un lugar sagrado, del mismo modo que la Iglesia Cristiana lo reconoció, coronándolo con el símbolo de la intercesión Católica por excelencia: la Virgen María. El Templo constituye uno de los lugares Marianos más Importantes de la Cristiandad y un lugar de peregrinaje y fe para la península ibérica.
Así tenemos un betilo alrededor del cual crece una ciudad milenaria y moderna.

Ello nos da pie para el próximo misterio. ¿Dónde estaba Jacob cuando vio su calera hacia el cielo?. ¿Es creíble que estuviera en la Gran Bretaña?. Pues no. Si en algún sitio no estuvo Jacob fue en la Gran Bretaña, aunque su piedra es posible dado el afán coleccionista del Imperio Británico.
¿Y si se afirmara que Bersabea y Harán, trayecto que recorrió Jacob en el cual paró en una ciudad llamada Luz y dónde pernoctó, soñó y erigió el famoso Ónfalo se encuentra en la Península Ibérica?. Seguro que rápidamente se afirmará que los lugares bíblicos se encuentran en el otro extremo del mediterráneo. A lo que se puede responder sino existe una Córdoba, o Madrid, o León o Granada, Valencia... etc. en el otro lado del Atlántico. 
¿Y si el Génesis transcurre, sí en los campos del Edén, pero Ibéricos?. Amenofis IV se remonta a treinta y cuatro siglos atrás para aludir a tribus nómadas denominadas Habiru por los Egipcios, los judíos se llaman así mismo Ibri e Iberos se llaman los españoles por el Ebro. Este río dio nombre a la península pero ¿Quien le dio el nombre al río?. Sabemos que los pueblos dan su nombre a los ríos que habitan, así el río Gállego toma su nombre de los Galos que por el descendieron y se asentaron. El Ebro toma su nombre de los Ibri, es decir, de los hebreos y  este es una adaptación del nombre anterior del río, puesto que los hebreos eran nómadas y el valle, fértil, tenía su propia denominación Ebrates  de Eufrates. Ya tenemos delimitado el Paraíso terrenal, el Jardín del Edén por donde los ibri, con sus tribus, deambulan en busca de los mejores pastos en un continuo trashumar por una Mesopotamia delimitada por el Eufrates y el Tigris (Tajo). 
Supongamos que el patriarca va a Mesopotamia, es decir la tierra entre ríos y que por el camino se detiene en la ciudad llamada Luz donde tiene la visión y erige el Ónfalo. Luego vuelve a Manre, junto a Hebrón. Se casa y después de la lucha con Dios y toma el nombre de Israel. 
La hipótesis de que los Judíos no vinieron sino que volvieron la formuló Medina Azara (La cuna ibérica de los hebreos - 1933).
El patriarca recorre el Ebro, dando nombres a los lugares donde le acontecen misterios y vuelve a su lugar de origen. Luego las tribus de Israel recorren toda Iberia y parte se traslada al orto extremo del mar donde bautizan ríos, parajes y ciudades con los nombres que los patriarcas dieron a sus ciudades en la tierra de origen. Los que se quedaron (sefarditas) se reencontraron con los judíos askenazis (semitas) en la época visigótica en que volvieron de la segunda Palestina (la primera era España) y no se marcharon de ¬su tierra hasta que fueron expulsados. Se conocen dos aspectos faciales de judíos: los dolicocéfalos y aguileños (askenazis) y la braquicéfala de los sefarditas (de pelo muy negro y ondulado). Este hecho demuestra una escisión geográfica y mezcolanza de sangre por parte de los que se quedaron en Israel (España) y una integridad en la raza por parte de los que se marcharon y luego volvieron. 

En unas cuantas líneas, y apoyados por los estudios de historiadores hemos edificado, un Jardín del Edén (o de las Espérides), con un Paraíso Terrenal, hemos situado los patriarcas bíblicos en el Valle del Ebro y probablemente afincados en  poblados de su cabecera, se sitúan las narraciones Bíblicas en suelo Ibérico y por tanto el territorio del pueblo elegido por Dios más famoso de la historia de la humanidad.  

El Ebro está señalado en su comienzo por una imagen de El Pilar, en su curso medio existe otra, la principal, la cumbre más alta de los Pirineos tiene otra imagen de El Pilar. Tanto señalamiento, sea consciente o inconsciente, indica que estamos en un territorio sagrado. Los territorios se conocen por sus frutos y sus frutos no son solo la bondad de sus tierras, o de sus ganados, representa también las cualidades de sus hombres, que viven y se alimentan de esa tierra. Una tierra que imprime un carácter y una percepción de la realidad propia, singular y genuina que nos debe permitir organizarnos conforme a horizontes que van más allá de lo inmediato.
Un pueblo elegido por Dios no puede estar sumiso a una cultura que esquilma la tierra, enferma animales y plantas y los da a comer a sus hijos, fruto de un trabajo que no hemos ideado. Se podría decir que seguimos en Egipto, trabajando para los grandes “Faraones” internacionales y apenas podemos, ni nos dejan, mostrar nuestra visión de la “Tierra Prometida” y si algo tenemos de bueno nos lo quitan. En muchos aspectos se diría que viven de nuestras ideas mientras nos mantienen esclavos.


La necesidad de un curriculum mítico para el desarrollo de la persona.

El vehículo por el cual una sociedad transmite unos símbolos, conocimientos, mitos, ...etc., a sus miembros se llama cultura, como ya vimos. Además, esta transmisión es un objetivo irrenunciable para una sociedad que desea perpetuarse en el tiempo, con una continuidad en los proyectos, para lo cual los nuevos miembros deben relevar a sus padres en las actividades sociales, perpetuando una visión que es soporte de la lucidez con que los individuos de esa sociedad observan e interpretan el mundo que les rodea.
En las sociedades avanzadas, ya prácticamente en todas, se pone mucho énfasis en la educación y en la socialización; ambos instrumentos de la sociedad para perpetuarse, utilizando instituciones como las escuelas y universidades en ambos procesos.
En la socialización, que comienza de niño, se interioriza los elementos de su cultura: valores, normas, códigos, conductas... integrándolas en su personalidad, permitiéndole adaptarse a la vida social. Pero es el vínculo que el niño establece con la madre el origen del proceso de socialización, como de otros procesos psicológicos que le acompañarán durante su vida de adulto y que dará lugar a elaborados complejos psíquicos e imágenes místicas. Así el aprendizaje del lenguaje materno es el primer síntoma de socialización.
La educación enseña conceptos y habilidades que le permitirán desarrollar una actividad social por la que será recompensado económicamente y socialmente, ocupando un status con cierto nivel de poder  y protección.
Pero educar (educare: criar, nutrir, alimentar) es un concepto más amplio del que estamos acostumbrados a emplear. Educar es transmitir una cultura a una persona, dentro de una sociedad y en un entorno natural; tanto la sociedad como el entorno natural también se han de conocer y dominar. Incluso esta definición se queda escasa. En la práctica crece la pedagogía y disminuye la cultura, o lo que es lo mismo, se uniforma el lenguaje y los símbolos sociales de una sociedad de consumo, olvidando que el fin del hombre no es ser un elemento más del engranaje de producción de bienes y servicios.
La sociedad, y los hombres que la componen, desde los albores de la humanidad se han enfrentado con un mundo exterior e interior desconocido al que han tenido que adaptarse interpretándolo y preveyéndolo por medio de una observación, que ha dado origen a una experiencia, que da lugar a un conocimiento, que en forma de saber se ha transmitido a los nuevos miembros de la sociedad, en el momento en que han sido capaces de asimilarlos por medio de una experiencia iniciática. Así el vehículo que transmite el saber es tan importante como el propio saber, pues sin esa experiencia (vehículo) no se adquiere el conocimiento (saber). Algo que hoy por hoy hemos olvidado.
Dentro de nuestra sociedad competitiva damos a la memoria una importancia que transciende su propia utilidad, alzándola al nivel de conocimiento. La memoria es una repetición de sonidos, o conceptos de manera que tengan el sentido adecuado para un fin; es decir, la memoria es un instrumento, una habilidad del intelecto cuya función es importantísima, pero  esencialmente diferente del conocimiento, y en absoluto homologable con él.
El conocimiento es un bagaje intelectual al que se puede acudir para resolver situaciones conocidas y desconocidas, ya que el conocimiento adquirido por la experiencia conecta con una “lógica” que amplía, por deducción, la experiencia tenida. De esta manera la percepción de la persona sobre la realidad que le circunda adquiere una mayor calidad y riqueza en matices; siendo su vida personal más rica.
Cuando la sociedad transmite saberes con fines industriales, sociales, técnicos..., no transmite el conocimiento de aquellos que descubrieron esos saberes, solo transmiten un “truco” que permite el ejercicio de una profesión pero no la experiencia que permitió adquirir ese saber. Por tanto se ignora el crecimiento personal del individuo. Este crecimiento se deja en manos de las circunstancias, con lo que nos encontramos con personas con alta responsabilidad carentes de un conocimiento o experiencia personal adecuada a la responsabilidad social adquirida.
El problema no es, en absoluto, despreciable, ya que el conocimiento personal es extremadamente útil, y permite que las actuaciones no previstas se resuelvan con una aparente improvisación que no es tal, a la vista de los resultados. Pero si ponemos los resortes, por ejemplo, de la justicia en manos de un juez inmaduro, su “saber” no es capaz de hacer frente a situaciones inesperadas y su actuación  acaba estando sujeta a pulsiones e improvisaciones de consecuencias indeseadas.
Esa experiencia a la que nos referimos, es la experiencia que el hombre siempre ha experimentado de una u otra manera y le permite, cuando forma parte cotidiana de su vida intelectual, aceptar que este mundo, aparentemente imperfecto, doloroso e injusto, muestra que el hombre es un ser natural con un fin sobrenatural, que ya vislumbraron los antiguos.



Un ejemplo de actividad social transmisora de mitos y valores cívicos que integra y refuerza las estructuras sociales.

La necesidad de una actividad social transmisora de mitos y valores cívicos es el objetivo de la organización humana, y conlleva la integración y cohesión de los individuos y de las estructuras sociales. 
De hecho, las actividades que realizamos dentro de la sociedad tienden, por sí mismas, a la integración puesto que es una tendencia natural del ser humano su inclinación a la solidaridad con sus semejantes y a la organización de estructuras sociales y su jerarquización. 
En el desarrollo de este trabajo hemos señalado la carencia de un espíritu colectivo de unidad hacia un proyecto común. Así cuando hemos hablado del hombre lo hemos hecho en plural, desde su perspectiva social, no específicamente individual.
Ya hablamos de que la sociedad contemporánea transmite conocimientos desde una óptica memorística, puesto que no se basa en la experiencia personal del sujeto para adquirirlos. Así el vehículo del conocimiento (el entorno en donde se produce, la persona que lo transmite, la forma de transmitirlo, la práctica del mismo, la coherencia del de la persona que lo transmite con el mensaje transmitido, la actitud de esta persona en las soluciones de los conflictos,...etc) adquiere mayor importancia que el propio conocimiento, que queda absolutamente circunscrito al entorno. 
De ahí que la importancia en la educación es la coherencia que se manifiesta entre “guía” (maestro, profesor) e “iniciado” (alumno), puesto que el objeto del conocimiento es, en definitiva, señalar un comportamiento al que el alumno se adhiere en parte, puesto que lo adapta a su propia percepción de la realidad.
Así el “guia” (e insisto en el término porque es adecuado) muestra unos problemas y la manera de solucionarlos, pero el alumno está  atento a si el guía es coherente con su propia enseñanza.  
A mi juicio es importante que un profesor se manifieste ateo, gnóstico o religioso expresamente, si lo desea, puesto que este hecho orienta al alumno y le permite una mejor evaluación de la realidad. Y, aunque introduce un factor más en la enseñanza, esta no se tiene porqué verse desmerecida en su calidad. Enseñar matemáticas desde la visión religiosa del concepto infinito absoluto, es complementario a una enseñanza de esas mismas matemáticas desde el materialismo filosófico. Son calidades que el alumno no despreciará y que le servirán para edificar su propia personalidad. Del mismo modo, estudiar la historia del hombre desde la creación por un ser supremo que origina el Universo, o mostrar la evolución de la humanidad desde el origen de la materia, su condensación y evolución hasta crear la consciencia, no son más que ramas de un mismo árbol; representan, ambas tendencias, las escaleras que el alumno debe subir para alcanzar una visión del mundo y de sí mismo con la que pueda identificarse y ser útil a su “deber”. (Conozco las limitaciones que la Ley pone al respecto, pero están realizadas, más, bajo el prisma de prejuicio del adulto que del niño. Obviamente el respeto debe centrarse en el derecho del niño a no verse obligado a posicionarse en una u otra línea,. Pero incluso ello no evita el aprendizaje del niño, ya que quien le obligue a decantarse obtendrá una simulación de adhesión, puesto que la plasticidad del niño le permite una permeabilidad a ciertas circunstancias). 
Así el niño o adolescente es receptivo a toda información, y la vive en función de los valores familiares, por lo que es importante la tolerancia en el seno familiar que permita a ese individuo alcanzar su propia identidad y no ser el espejo de sus progenitores.
Nada ha de temer la familia de las enseñanzas recibidas en un Centro de esas características, pues la naturaleza del niño y los procesos de su imaginación solo pueden hacerle llegar a una defraudación de las expectativas que algunos modelos de conducta le sugerían. Así, en último extremo, la conducta familiar es el punto de referencia básico.
Dada la complejidad del sistema escolar y de los conocimientos a transmitir y de las limitaciones que existen, alumnos y profesores aceptan la evaluación de los conocimientos, la atención prestada para adquirirlos y la conducta desarrollada en clase como los elementos de medida de la capacidad del niño. 
Ni los niños o jóvenes reciben lo que esperaban ni los profesores tienen el clima para desarrollar su programa. Ese sí es un problema grave. 
Así el respeto y la autoridad aparecen como elementos de los que no se puede hacer uso con facilidad y las estrategias para imponerlos no siempre causan el efecto deseado, además de requerir un tiempo lectivo a conflictos de orden que nunca se terminan de superar.
Abordemos ese aspecto para llegar al proyecto propuesto.

En el mundo de los adultos, el respeto es el acatamiento de la integridad del semejante y es un valor humano  que se expresa por el reconocimiento a las capacidades de un individuo. Este tipo de respeto emerge de la simple condición humana, por el hecho de vivir unas experiencias y sufrir un destino común, es decir, por haber nacido. Ese respeto conlleva la inviolabilidad de la persona y las garantías de unos derechos universales allá donde se fuere. Y representa la base de la convivencia en sociedad. Así, la manera de cómo se aprende y concibe el respeto da lugar a un determinado comportamiento de los individuos y de la sociedad en su conjunto. Es por ello que, esa manera de aprender el respeto no es separable del concepto de respeto que se aprehende; o de otra manera, el vehículo por el cual se experimenta el concepto de respeto es más importante que el propio concepto de respeto transmitido.

 Por otra parte las capacidades de ciertas personas para actuar en situaciones diferentes, que van desde lo cotidiano hasta los momentos de emergencia representan un valor individual muy apreciado. El reconocimiento de esta cualidad da lugar al concepto de autoridad, tan necesario en el desarrollo de la persona; así como la emergencia de capacidades de liderazgo, tan precisas en una sociedad competitiva. Conseguir estos objetivos no es tarea en absoluto fácil, sobre todo porque los adultos que debieran transmitir esos valores no han recorrido un curriculum  que les permita comprender en profundidad esos conceptos y trasmitirlos adecuadamente a las generaciones emergentes.
El problema radica, por un lado, en que el sentido de la autoridad se tiende a imponer desde una posición de fuerza (posición social que permite intimidar a otros), da igual que esta se disfrace con teorías sobre la persuasión, pues estas formas siempre acaban siendo, en último extremo coercitivas. Ello se debe a que la persona que ha de ejercer la autoridad carece de recursos para imponer un criterio basado en el sentido común, o porque los receptores de los mensajes no identifican la utilidad de las directrices, bien por escasa formación personal o por una visión egocéntrica de la realidad. Por otro lado el concepto de autoridad  aparece por la jerarquización de la sociedad, necesaria para un funcionamiento coordinado de la sociedad y la división del trabajo entre los individuos. Así el jefe se ve investido de autoridad, sin repararse en su capacidad para ejercerla y ,sobre todo, ignorándose que la autoridad emana del individuo y , por tanto, debe de ser reconocida como tal. Es decir, la autoridad es un atributo que se le otorga a un individuo sin necesidad de que este lo requiera; y es producto de su capacidad de gestionar distintas situaciones sociales y del reconocimiento de esa capacidad por su entorno social. En la sociedad actual, el aprendizaje de la autoridad se realiza desde niño y comienza en el entorno familiar, afirmándose en la escuela y en el resto de instituciones sociales.
Al igual que el respeto, la autoridad se aprende por la experiencia que lleva a ese reconocimiento de cualidades de una persona; y el medio para experimentar esa experiencia, o experiencias, que darán lugar a ese concepto de autoridad, es tan importante, o más, que el propio concepto de autoridad.

Además hay que tener en cuenta que en un Estado donde la industrialización y la posterior especialización de los individuos en tareas necesarias para la sociedad moderna ha roto la cadena de transmisión del conocimiento familiar ha dado lugar, en un primer momento, al desprecio por los conocimientos familiares, superados por los transmitidos en los centros educativos, y posteriormente, ha llevado a una divergencia en la percepción de los miembros de una misma familia de la realidad circundante; percepción íntimamente vinculada al rol social que desempeña cada individuo.
En este contexto la familia exige del Estado la solución de los problemas formativos de sus hijos, y cuando dice formativos se refiere a todo el abanico de conocimientos y experiencias que un ser requiere. Es decir, desplazada la familia de su papel, e incapaz de estar al cabo del último conocimiento descubierto (situación que le deja en una posición de ignorancia), reclama del Estado el ejercicio de unas funciones que han quedado minimizadas. Obviamente una familia de la era tecnológica apenas convive y comparte los momentos y experiencias que compartían hace 50 años; todos sus miembros sirven a la sociedad ocupando casi todo su tiempo personal, los progenitores trabajando y los hijos estudiando. 

Desde este panorama  se establece un proyecto de experiencias que permita a los individuos asegurar un aprendizaje correcto de los valores sociales que más enriquecen a la sociedad: 
- Correcta percepción del Respeto, y por lo tanto, promotores de una sociedad más justa y dinámica.
- Aprender un correcto concepto de la Autoridad, y por lo tanto aprender a poner su capacidad personal al servicio de una visión distinta, desde la confianza y la colaboración.
- Mejora del sistema de jerarquización de la sociedad, existiendo mejores garantías a la hora de perfilar los liderázgos.
- Tendencia a la desaparición de las visiones egocéntricas y, por oposición, desarrollo del trabajo en equipo.
- Aparición de una visión de conjunto y de una especialización del trabajo.
- Formación de valores sobre la justicia, la solidaridad y la cooperación social.
- Desarrollo de un sentimiento de dependencia positiva de la sociedad.
- Aceptación de los símbolos de la sociedad Local (municipal) e identificación con sus objetivos.
- Aceleración de las experiencias que permitirán un proceso de maduración de la personalidad más profundo.
- Emergencia de generaciones con un sentido de la responsabilidad civil y del deseo de participación en las estructuras políticas y sociales.

Una vez mostrado el motivo del proyecto y los objetivos finales paso a describir el mismo con la mayor brevedad posible.

Denominación: “ Medidas de auto protección civil ”.
Introducción.
Lo primero que aprenden los animales al nacer, además de las funciones básicas como ponerse en pié, correr y amamantarse, es reconocer el terreno y localizar los lugares seguros (el entorno de la manada o el habitáculo donde viven). Así, un conejo sale de la madriguera (madriguera viene de madre) y corretean rápidamente para volver a ella. Vuelven a salir y dan círculos cada vez más grandes, aprendiendo las distintas entradas y por fin, se mueven por el campo en busca de comida, teniendo siempre un ojo al placer y otro a su seguridad. De esta manera alcanza un grado de independencia necesario para su desarrollo, aceptando la realidad de ser un objetivo de los depredadores y compatibilizándolo con la actividad cotidiana. Él mismo imita situaciones de peligro, se “inventa” situaciones comprometidas y se tensa, y corre en juegos interminables. Activa la adrenalina que tensa sus músculos y prepara su sistema nervioso que agudiza sus percepciones y luego se desata en carreras, eliminando esa adrenalina, y concluyendo su “experiencia “ en su madriguera. Es la ley de la vida que habita en su instinto la que se muestra para protegerle. Aprende a reconocer los signos de peligro antes de que estos aparezcan (porque si aparecieran antes del aprendizaje su fin sería próximo e inevitable dada su vulnerabilidad) y prepara su organismo y su psiquis de conejo para las situaciones que más comprometen su existencia.
En el hombre  el instinto cede a la cultura olvidándose que el conocimiento instintivo es la más pura forma del saber, solo hay que descifrarlo y comprenderlo. Se encuentra reprimido y es causa de no pocas situaciones conflictivas que aparecen reflejadas en tensiones musculares o padecimientos psíquicos. Por ello hay que canalizarlo en provecho, no solo de la cultura y sus formas, sino del propio individuo, para permitirle un desarrollo armónico que también encaje dentro de las normas sociales.
El problema del individuo estriba en que ciertas configuraciones de las estructuras sociales lo marginan de actividades que le son propias, al menos en parte, y que si renuncia a ellas verá comprometida su autorrealización, debiendo realizar un esfuerzo complementario para adquirir una nueva posición de equilibrio en la que ha perdido la oportunidad de experimentar un conocimiento provechoso para él y para su entorno social.
Concretamente el individuo delega en la sociedad su propia seguridad, siendo los cuerpos de policía y de seguridad de Estado los que se encargan de ella. Así, las situaciones comprometidas se resuelven dejados de la mano de Dios, al criterio y recurso propios del individuo. Las advertencias familiares de no meterse en líos apenas sirven para una parte de las circunstancias en las que un ciudadano puede verse envuelto en la vida cotidiana de su ciudad.
Los problemas derivados de los abusos sexuales o violaciones, o situaciones de maltrato psicológico pasan desapercibidas a la sociedad y a las instituciones porque los niños no tienen capacidad para enfrentarse a semejante situación. El ámbito de la escuela está demasiado sistematizado como para establecer situaciones de efectos y causas con suficiente precisión.
La seguridad también tiene que ver con las situaciones de peligro propias de la actividad social: un incendio, o una explosión de gas puede ser algo previsible, de ahí la legislación realizada con el fin de tomar medidas de prevención y evacuación que apenas se cumplen, sobre todo estas últimas.
También existe situación de peligro en los casos de emergencia: nube tóxica, radiaciones, emergencia nuclear, inundaciones, peligro de guerra o conflicto armado. Todas estas situaciones pasan por el pensamiento del niño sin que pueda establecer un “itinerario” que le asegure una salida psíquica a esa situación y la sociedad no le ofrece alternativas más allá de confiar en el Estado, y para un niño eso es mucho confiar.

La enseñanza del peligro es un aprendizaje traumático, unos padres que ven a su hijo manipular un enchufe eléctrico, haya sido advertido el niño o no, gritarán para paralizar la actividad del niño y luego se acercarán rápidamente para separarlo del peligro. Es posible que golpeen la manita del niño para señalar el acto peligroso, a la vez que fruncen el ceño mostrando una faz hostil. El miedo aparecerá en el niño y estará relacionado con el enchufe. Dos actos se han manifestado, uno por parte de los padres, que instintivamente actúan con patrones de protección, de manera instintiva, y otro de recepción del hecho peligroso por parte del niño. A partir de entonces el enchufe adquiere una dimensión sensible a la percepción del niño. 
El mundo del aprendizaje infantil se va inundando de símbolos de peligro, forjados por su entorno familiar y escolar, que se plasman en mitos por medio de cuentos, películas, dibujos animados,.. y la propia imaginación del niño, que desarrolla una función de autoprotección de la persona frente a los peligros físicos y sociales del ambiente humano.
A la vez esos símbolos se muestran como barreras, detrás de las cuales se encuentran mundos por explorar, propios de la naturaleza humana, para los que se requiere otros grados de madurez. Esto quiere decir que el niño, tarde o temprano, habrá de hacer frente a sus miedos para alcanzar la pubertad, o los irá arrastrando en forma de complejos, fobias, neurotismos, psicopatías más o menos graves, hasta que los resuelva, y en caso negativo, los vaya arrastrando durante toda su vida de manera más o menos larvada.
Estos miedos irresolutos y su forma de enfrentarse a ellos se convertirán en parte de su personalidad, manifestando en su entorno cierto grado de inmadurez en unos aspectos y gran madurez en otros. Así como la experiencia del aprendizaje de la socialización también va conformando la personalidad, la percepción de los valores que se inculcan y como fueron aprendidos.

De ahí la necesidad de crear un proyecto que integre variadas experiencias que, en conjunto, representen un curriculum con el que alcanzar los objetivos mencionados.
Ha de prepararse a los ciudadanos para las situaciones de emergencia según su capacidad y edad, de manera que sepan que es lo que deben de hacer y cómo lo deben de hacer, desarrollando un espíritu de colaboración y solidaridad, que perdurará más allá de la experiencia realizada.
- Los niños a los 7 años deben de ser capaces de reconocer una situación de peligro, sin ser censurados por  una mala interpretación y premiados por su posición de alerta. Además deben de ser capaces de hacer frente a situaciones de incendio, conociendo las técnicas de auto protección y evacuación. De igual manera deben de reconocer las potenciales situaciones de peligro en la calle, en especial el tráfico, la posición visual del conductor, la inconsistente seguridad de los semáforos; el peligro de correr por la acera en los lugares que pueden existir salidas de vehículos de garajes. Debe reconocer y ubicar su casa en su barrio y saber llegar al puesto de policía más cercano; además de la conveniencia de llevar una tarjeta de teléfono y poder hacer uso del servicio público de transporte para su protección. Tienen que tener una idea general de las situaciones de emergencia graves y de la necesidad de seguir las instrucciones de los adultos en esos casos. Nociones sobre los peligros de la electricidad. Saber nadar.
- A los 14 años los niños deben de ser capaces, además de lo anterior, de reconocer toda su ciudad y orientarse por medio de las grandes Avenidas, las líneas de transporte público y su recorrido, el uso del transporte público como medida de protección. Medidas de protección frente a los efectos del agua.  Medidas de protección frente a gases y electricidad. Ayuda a los niños más pequeños, aprendiendo a ponerse en su lugar. Defensa personal. Conocer las vías naturales para salir de la ciudad y la localización y distancia de las poblaciones periféricas, reconociendo el terreno por donde transitan. Saber donde hay agua potable o bebible y distinguiendo entre los tipos de agua según su utilidad. Como potabilizar el agua, como pernoctar, como construir un vivac. Cómo hacer fuego. Como aminorar los efectos radiactivos. Reconocimiento de algunas plantas comestibles. Cómo poner trampas para pequeños animales. En situación de peligro dejarse dirigir por un adulto. 
- A los 18 años, además de lo descrito, capacidad para sobrevivir en medios adversos, cursillos de supervivencia. El trabajo en equipo. Aprender defensa pasiva frente a un enemigo. Técnicas de auto protección frente a radiaciones y gases. Primeros auxilios. Para los que la elijan, defensa activa (servicio militar).
- A los 30 años. La ciudad y los problemas de evacuación con familias en vehículos. Sobrevivir en la ciudad sin servicios mínimos. El racionamiento. El funcionamiento de Hospitales y fuerzas de seguridad en situaciones de emergencia. La cooperación vecinal.
- A partir de esa edad actualizaciones por medio de publicaciones y simulacros.

Dentro de estas habilidades se esconde una manera de hacer frente a situaciones aparentemente inabordables. Por ello traspasan la frontera de lo aparente para adentrarse en el inconsciente. Bueno será el refuerzo con historias en las que se pueda identificar con héroes que utilizan esas habilidades correctamente. 
Los beneficios sociales son evidentes. Para los niños se crea un nuevo marco donde valorar su conducta y su actitud, creando una nueva posibilidad de detectar situaciones conflictivas. Además se satisface un instinto básico que se encuentra muy reprimido. En los jóvenes de  Instituto se crea un nuevo espacio, dentro de la corta jornada lectiva, donde se satisfacen curiosidades y necesidades que se tenían olvidadas, fomentando la imaginación y la adaptación social. Los profesores, que guían e instruyen a los niños en medidas de autoprotección, adquieren una nueva visión a los ojos de los alumnos, que influye en otras  materias que también imparten. 
La población va asumiendo,  poco a poco, desde los más jóvenes, los objetivos señalados y con el paso de los años nos encontraremos una población capaz de asumir cierto grado de autoprotección en la línea marcada por las instituciones. La sociedad se sentirá más segura y protagonista de su destino. 

El niño representa un potencial de capacidades a desarrollar y la sociedad representa el marco que permite que esas capacidades se desarrollen o no. Es decir, el futuro de un niño está en sus manos en idéntica medida que lo está en las manos de la sociedad. Si esta crea las condiciones, las generaciones florecen, si esta restringe esas condiciones las generaciones apenas darán los frutos que potencialmente tienen. (Ese es el secreto que guarda El Santo Grial y que nos referimos anteriormente: Si el Rey medra, la Tierra medrará con él, si no medra la Tierra se marchitará). Ahí se encuentra la responsabilidad de un Gobierno.

Desde la perspectiva señalada, y desde la visión Conservacionista, se encuentran señaladas las líneas generales de algunas políticas acordes con este pensamiento, que, si las circunstancias lo requieren, formarán parte del diálogo político para su ejecución. 








































































INDICE


PRIMERA PARTE (La Sociedad)
LA SOCIEDAD.................................................................................................................................  5
¬La Naturaleza del hombre en sociedad........................................................................................... 10
El Grupo social y Acción Social. .................................................................................................... 15
La acción social........................................................................................................................ 16
Posiciones sociales y Normas..................................................................................................   17
Funciones sociales. .................................................................................................................   19
Estructuras y Sistemas sociales...............................................................................................   20
El Conflicto social.....................................................................................................................    21 
La Cultura y el Proceso de socialización........................................................................................   23
Sociedad humana y la cultura..................................................................................................   23
Sistemas culturales y dinámica de la cultura...........................................................................   24
El proceso de socialización......................................................................................................   26
Dimensiones de la realidad cultural.........................................................................................   26
La dimensión comunitaria................................................................................................................   27
Asociación y Comunidad.........................................................................................................   27
La Familia................................................................................................................................   27
Comunidades Nacionales y Territoriales.................................................................................   29
La división del Trabajo y la desigualdad social.............................................................................   31
La división del trabajo.............................................................................................................    31
La alienación.....................................................................................................................   32
La estratificación social, .........................................................................................................   33
La desigualdad social. Las clases sociales.......................................................................  33
La conciencia de clases. ..................................................................................................  34
Dinámicas de Clases........................................................................................................   34
La Politeya.........................................................................................................................................   36
Los modos de la autoridad y su análisis psicosocial...............................................................  36
El absolutismo.........................................................................................................................  37
Las Democracias y el Poder militar.........................................................................................  37
La Burocracia..........................................................................................................................  38
Conocimiento social de la realidad.................................................................................................  40
Creencias................................................................................................................................  40
Religión y los demás niveles de realidad social......................................................................  41
Ideología.................................................................................................................................  41
El conflicto social y El Cambio social (recuperar el tramo anterior)...........................................  41

SEGUNDA PARTE (El individuo)
INTRODUCCION:....................................................................................................................................... 47
EL HOMBRE.............................................................................................................................................. 53
EL SOPORTE FÍSICO DEL ALMA...............................................................................................  57
Origen y Evolución de la Mente............................................................................................... 57
La estructura cerebral.............................................................................................................. 59
El sistema humoral.................................................................................................................. 61
LA FUNCIÓN DE LA MENTE....................................................................................................... 63
La percepción, respuesta y atención...................................................................................... 64
Motivación y Conducta............................................................................................................ 67
El aprendizaje......................................................................................................................... 68
La memoria y el olvido..................................................................................................... 69
El Pensar , el Pensamiento y Lenguaje.................................................................................. 70
LA ESTRUCTURA DE LA MENTE.............................................................................................. 73
El Aparato Psíquico................................................................................................................ 73
Consciente, Subconsciente e Inconsciente...................................................................... 73
El Aparato Estructural............................................................................................................. 73
El Ello, el Yo, el Superyó.................................................................................................. 73
El Aparato espiritual................................................................................................................ 75
El Alma y la Personalidad................................................................................................  75
EL LENGUAJE DEL ALMA.......................................................................................................... 81
Las dos formas de pensamiento............................................................................................. 81
Pensamiento lógico y Lenguaje........................................................................................81
Pensamiento no dirigido o simbólico............................................................................... .82
El Mito y el Símbolo................................................................................................................ 83
La facultad del alma para expresarse simbólicamente.................................................... 84
La creación de símbolos.................................................................................................. 84
La facultad de la sociedad para formar símbolos............................................................. 86
La formación de mitos solares a partir del sol y el mar............................................. 87
El pensamiento del hombre cambia de no lógico a lógico..................................................... 91
La sociedad sin símbolos....................................................................................................... 92

TERCERA PARTE (SOCIEDAD E INDIVIDUO)
El Equilibrio entre los poderes del Estado, los grupos  y los individuos.......................................... 95
Los choques entre Derechos Civiles y el concepto de Pacto Social............................... 95
El racismo como problema cultural. ......................................................................... 99
La Mujer y el feminismo............................................................................................102
La estética como elemento básico de la intolerancia...............................................107
La integración de presos . Un problema de valores.................................................109
El sistema económico y la degradación de los símbolos y valores................................111
LOS SÍMBOLOS Y MITOS COMO ELEMENTOS PARA LA ESTRUCTURACIÓN PREMEDITADA DE LA SOCIEDAD. .............................................................................................................................................117
La Religión, verdadera impulsora del destino del hombre.....................................................117
Un origen común determina un destino común. Elaboración de un Mito no excluyente........124
Aragón tiene un mito de predestinación...........................................................................127
La necesidad de un curriculum mítico para el desarrollo de la persona...........................132
Un ejemplo de actividad social transmisora de mitos y valores cívicos que integra y refuerza las estructuras sociales...........................................................................................................133

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