( La Plusvalía es el concepto por el que nos hemos matado durante todo el siglo pasado. Y también por el cuál se han producido asesinatos, encarcelamientos y mucho sufrimiento hasta nuestros días)
Los Cambios Sociales y La PLUSVALÏA
Definición.
La Polarización de la visión económica de la sociedad.
La vigencia del Marxismo.
La evolución del Capitalismo.
La
dialéctica entre el Marxismo y el Capitalismo.
El contrato social
La
ruptura del contrato social.
Las democracias liberales bipartidistas y sus alianzas.
Hacia adónde va la economía
internacional:
El imperio de Occidente.
El cambio
social y el Control del Estado.
La aportación del
conservacionismo a las teoría económicas.
Como
conclusión.
CAMBIOS SOCIALES
Definición.
El Cambio
social es el conjunto de fenómenos que se producen entre dos etapas históricas
de una sociedad dada; es la diferencia observada entre un estado anterior y
otro posterior de esa sociedad.
Hay
tres tipos de fenómenos que dan lugar al cambio social:
-
Los cambios producidos en
el terreno ecológico y biológico de la sociedad (la abundancia de pesca,
pastos, buena climatología, o su carencia influyen en la conformación de la
sociedad, su carácter sedentario o nómada y su prosperidad..)
-
Los cambios suscitados por
grupos sociales (los regímenes políticos, el desarrollo de infraestructuras,
las normas sociales y sus modificaciones..)
-
La propia condición
cultural de la sociedad lleva aparejada la innovación (los inventos, los
descubrimientos científicos), a diferencia de las sociedades animales que,
aparentemente, no cambian.
La manera en la que se producen los cambios sociales es decisiva para
analizar el signo de este cambio social. Así el desarrollo no implica progreso,
ya que el desarrollo de una sociedad rica bajo un régimen autoritario o
esclavizador no es equiparable al concepto de progreso. Mientras el desarrollo
significa un incremento de la complejidad social el progreso se vincula a la calidad
de la vida social. Tampoco hay que olvidar que el cambio social no es
sinónimo de avance social en alguno de los dos aspectos mencionados, sino que
puede dar origen a una regresión que implica un fenómeno inverso al progreso y
al desarrollo (Salvador Giner).
Hoy en día el cambio social es frecuente, sostenido, simultáneo en
todo el mundo, es fruto de la planificación, de decisiones deliberadas que
alcanzan a la experiencia individual del hombre porque ningún aspecto de la
vida queda fuera de la expectativa del cambio, este aparece como una
consecuencia y condición de la experiencia humana.
Los cambios sociales, contemplados desde una gran perspectiva, dan
lugar al concepto de evolución social y con este término entramos en dos
conceptos propios de la evolución: el cambio gradual y la revolución. El
primero armónico y el segundo violento y rápido.
La evolución social tiene líneas de progresión, grandes tendencias,...
pero es difícil detectar las direcciones concretas de los cambios y
predecirlas, es decir, no vemos un designio universal, lo que no quiere decir
que este no exista. Así pues solo quedan dos alternativas a la evolución
social: el cambio progresivo o la revolución.
La Polarización de la visión económica de la sociedad.
Pese a una aparente uniformidad de la economía que se aplica en los
Estados y las relaciones internacionales, existe una polarización económica,
que está vigente, entre el marxismo y el capitalismo. Dominando espacios
sociales y económicos, y expresándose en la vida política de todos los países
del mundo. Pero que la caída de la
URRS ha permitido el dominio internacional, sin oposición,
del modelo capitalista.
La visión Marxista de la sociedad sigue vigente, puesto que la
sociedad no es ajena a sus análisis: la causa económica del cambio social, los
factores tecnológicos y la acción social como instrumento para interpretar la
historia del hombre, más allá de los cambios cíclicos y la idea de estadios
progresivos de desarrollo.
El marxismo promueve la revolución y esta, como hemos definido, es violenta
expresión de un cambio social, que se mantiene por la opresión. Sus resultados
económicos han sido pobres y no han respetado los propios principios marxistas,
formulados en su teoría económica (El Capital) dentro de los territorios
administrados por regímenes comunistas (la plusvalía del trabajo, el gran
descubrimiento del Marx), es decir, el Estado se convierte en el patrón
Capitalista, que se apropia de las plusvalías en nombre de la revolución y, en
pura lógica, la clase trabajadora debió proceder a liberarse de esta opresión.
En cualquier caso la causa del Marxismo es el Capitalismo, y surge
como respuesta a sus excesos y visión material de la sociedad (se puede ser
religioso, pero en los negocios imperan otras reglas). Este es el motivo por el
que las personas achaquen al capitalismo los males de la humanidad y tiendan a
ver en el socialismo una moderación de los excesos del la economía.
No es de extrañar que esta predominante visión, materialista, de la
sociedad, desde el punto de vista económico-científico-tecnológico, haga
vigente la filosofía marxista en nuestra sociedad liberal, sin reparar, tal
vez, que se precisa de una nueva crítica acorde con la situación económica
vigente que motive una reacción del sistema capitalista y permita mejorar y
superar las nuevas condiciones de injusticia social que aparecen en las
políticas internacionales de los países más poderosos.
Esa aparente vigencia del marxismo lleva a la inmovilización, por
falta de ideas que aportar en la dialéctica, ya que tiende a complacerse en sí
misma y ha olvidado el espíritu crítico de su fundador.
Desde que
Marx escribió el Capital este se convirtió en uno de los libros más leídos por
los grandes empresarios o sus asesores del s. XX. Marx analizó la economía desde un punto de vista
de la lucha de clases, dando lugar a un proyecto filosófico, político y
económico que busca la transformación de la realidad social a través de la
revolución socialista, la emancipación de los trabajadores y la construcción de
una sociedad sin clases y sin estado: el comunismo.
Para el
marxismo la relación entre las clases se haya definida por la posición que cada una ocupa en la producción material,
lo que da lugar a una lucha económica de las clases por su supervivencia. De
tal manera que la historia se escribe en función de la economía y esta es la
causa de los fenómenos históricos. Puesto que la producción material es el
marco de la lucha de clases, el modo de producción representa el análisis de la
sociedad, en la medida que este condiciona todas las prácticas y todos los
comportamientos de los individuos (políticos, morales, intelectuales, etc.)
dentro de su sociedad e incluso las estructuras sociales (jurídico-políticas).
De este análisis se desprende la naturaleza de la explotación capitalista, de
tal manera que esta explotación no es fruto del azar sino de la propia
existencia del sistema capitalista que se apropia de la plusvalía generada en
el sistema de producción, en el que la mano de obra aumenta el valor de los
bienes naturales y esta plusvalía es sustraída por el capital (la plusvalía es
el descubrimiento de Marx = El valor producido por el trabajador al incrementar
el precio de las materias primas con su trabajo (menos) el valor dado por el
empresario a su fuerza de trabajo (salario que percibe el trabajador por la
venta de su esfuerzo))
Pero el
marxismo extendió su análisis y se elaboró a partir de la crítica de la
religión, de la filosofía, de la política y de la economía política por ello su
doctrina no es puramente económica, sino revolucionaria. De echo la formación
de grandes partidos que agruparan a los trabajadores con el fin de tomar el
poder, o la militarización de los sindicatos para una revolución permanente y
la importancia del materialismo como solución final y liquidación de cualquier
filosofía cuya naturaleza es por sí burguesa, responde a ese fin.
De esta
manera el materialismo dialéctico explica el mundo a partir de la materia y que
está regido por la lucha entre los contrarios: afirmación, negación, negación
de la negación o nueva afirmación en un nivel superior, o proceso en espiral.
(Tesis – Antítesis – Síntesis, y vuelta a empezar), convirtiéndose en una
técnica que nos lleva a estadios superiores de la realidad.
El
materialismo histórico es una adaptación del materialismo dialéctico a la
historia del hombre, así la producción de bienes y su intercambio es el origen
de la ordenación social, sus capas sociales y sus estructuras. Así, la causa
última de todo cambio social y de toda revolución política no se encuentra en
el hombre, ni en su creciente conocimiento de la verdad y la justicia eterna,
sino en la transformación de los modos de producción y de intercambio. Por
ello, estas causas, para el marxismo, no deben buscarse en la filosofía sino en
la economía de cada época que se considere. Por ello promueve la lucha de la
clase obrera como elemento decisivo para el cambio social; postulado que
diferencia al materialismo histórico de las doctrinas economicistas que reducen
todos los fenómenos sociales a economía.
El cambio
que propone el marxismo es tan radical que solo puede llevarse a cabo a través
de la confrontación social violenta. Y este hecho significa que existe una
resistencia, no solo del poder sino de una gran parte de la masa social. Lo que
significa que, si esta masa social que se opone a la revolución no desea
ejercer la violencia para defenderse, se verá abocada a una sumisión a un nuevo
poder revolucionario, que no será legítimo por su triunfo, pues este se origina
en la violencia, sino por la propia violencia de su actuación. Y al no emerger
como producto de una contienda política democrática, dentro de sus límites, su
mantenimiento en el poder exigirá una opresión constante sobre una parte de la
sociedad. Su legitimación estará siempre en entredicho y su caída como régimen
supondrá una liberación.
La vigencia del Marxismo.
En primer lugar el marxismo es, ante todo, una teoría económica
vigente, emanada en un momento de gran opresión sobre los obreros del
siglo XIX. y los comentarios sociales emanados
de su obra (El Capital) son un reflejo de la sociedad del momento. Su visión
crítica era compartida por la inmensa mayoría de la sociedad que veía en las
condiciones de trabajo un abuso inhumano de otros hombres que poseían un
capital con que negociaban para sacar beneficios ignorando las necesidades de
sus trabajadores y manteniéndolos en la miseria. Era la explotación del hombre
por el hombre y la manera que encontró Marx de influir en esa circunstancia,
inaceptable e hiriente para la sensibilidad humana, fue el análisis económico y
la reivindicación para el obrero de un salario justo, equivalente a su
participación en la generación de riqueza (la plusvalía del trabajo). Cualquier
persona de nuestra sociedad expresaría su repulsa ante aquella situación
humana, así que la visión revolucionaria de sus textos es producto de la
distancia temporal que nos separa de aquella sociedad, y de la repetición de
esos mensajes en nuestra sociedad occidental, como si fuera homologable a la de
la Europa del
siglo XIX. Marx ante todo fue un burgués preocupado por su sociedad.
También cabe preguntarse porqué existe una propensión social tan
grande asociada a la teoría económica del marxismo. Sobre todo por su
vinculación a una explicación materialista de la existencia, que es idéntica a
la práxis del Capitalismo (tan obsesionado por los beneficios que no repara en
los perjuicios sobre otros hombres y sobre la naturaleza, y que no sería así de
mediar una visión más espiritual, aparentemente incompatible con la economía) y
del materialismo de la Ciencia
actual (método científico: solo existe lo que se puede comprobar
científicamente), y por centrarse en los aspectos económicos de la sociedad y
las desigualdades abismales entre los hombres de una misma sociedad.
Además propone un “paraíso” terrenal donde los hombre sean hermanos y
la sociedad funcione en armonía, sin ricos ni pobres, dándoles a cada cual lo
que precisan para vivir. Y no olvida enseñar una estrategia para conseguir la
liberación mundial de la clase trabajadora. Hecho que lo acerca a una religión
donde hay demonios (los empresarios, los capitalistas, las multinacionales o,
en la actualidad, los lobys ), donde hay santos (el culto a los hombres que
ensayaron el socialismo), donde hay una lucha contra el mal (la sociedad
capitalista injusta) y donde hay un evangelio (la estrategia para conseguir la
liberación mundial) y un paraíso al final de esa lucha (el Estado Comunista y
su posterior desaparición para la emancipación de la clase trabajadora. De esta
manera contribuye el marxismo a satisfacer una necesidad religiosa dentro de
una concepción atea de la humanidad: el advenimiento de un mundo perfecto a
través de la unión de los trabajadores y de un sacrificio personal y colectivo
para su consecución (lo que algunos autores denominan Cristianismo esotérico).
La dificultad de su práxis en las sociedades occidentales estriba en
el objetivo de la desaparición de la propiedad privada (la propiedad burguesa),
como causa de la concentración de la riqueza en unos pocos y de la explotación
del hombre por el hombre, lo que lleva a un inevitable confrontamiento social y
una puesta en práctica violenta de esta filosofía política y la represión o el
recorte de las libertades individuales en aras de la transformación económica y
social. Por eso representa un cambio social brusco: la revolución.
La evolución del Capitalismo.
Esencialmente el capitalismo es la conclusión histórica de la
evolución humana. Es el devenir propiciado por los acontecimientos y se acomoda
a la naturaleza social del hombre. En ese sentido representa el cambio y la
evolución sin revoluciones que subviertan el orden social. Pero esta afirmación
genérica oculta la agresividad con que esta filosofía económica tiende a actuar
en defensa de sus intereses.
El Capitalismo se genera a partir del Estado Feudal y la llegada de
riquezas procedentes de América en el s. XVI produciendo un aumento
espectacular de las riquezas de los empresarios. Las posteriores
transformaciones sociales y políticas de los s. XVII dieron lugar a importantes
acumulaciones de capitales que transformaron la vida económica y por fin la
revolución industrial del s.XIX dio lugar a la reorganización de toda la
economía. La aparición de Compañías y entidades bancarias protegidas por los Estados
determinó una etapa que dio paso a la industria y al comercio en gran escala.
La aparición de Trusts y monopolios favoreció la relación entre la banca y la
industria. El interés del Estado en la economía le lleva a intentar controlar
las grandes empresas y compartir sus intereses, lo que da lugar al imperialismo
económico, donde las antiguas colonias y los países subdesarrollados se
convierten en el destino del exceso de capitales (para evitar el desajuste
entre la oferta y la demanda interna) y objetivo de los intereses de los
Estados capitalistas y, por ello, lugar de tensiones políticas encaminadas a
convertir las antiguas colonias en sistemas económicos permeables a los
intereses del capitalismo. Lo que origina interminables cadenas de guerras que llegan
a nuestros días.
El Capitalismo es una filosofía económica que lejos de distanciarse
del marxismo comparte su materialismo, y ha asimilado el análisis y crítica
económica de este y lo ha hecho propio, despojándolo de su carga política y
asumiendo algunos valores sociales que portaba y mimetizando su terminología
científica, cuando no superándola. Se puede decir que el capitalismo ha ido
moderando su práxis social en función de la presión de los postulados
marxistas, y por ello se puede afirmar que el único lugar donde el marxismo ha
triunfado ha sido en las sociedades donde existe una confrontación pacífica
entre ambas teorías económicas y, en especial, en las sociedades capitalistas occidentales.
El Capitalismo está representado por lobys que defienden sus intereses
en cualquier parte del mundo y que son capaces de influir en gobiernos,
promover cambios políticos, controlar la información sobre determinados
productos y generar riqueza sobre unos países y no sobre otros.
El poder del loby reside en la convergencia de intereses comunes y en
el peso de sus opiniones o sugerencias sobre los gobiernos. La debilidad de los
Estados frente a los lobys se encuentra en que los intereses de ciertas
operaciones económicas y de desarrollo industrial pasan por la decisión de
multinacionales y la bendición de los Estados que las representan.
Evidentemente el Capitalismo actúa dentro de unas fronteras pero su
visión siempre fue global. La economía de un país depende de circunstancias
económicas y políticas que se manifiestan más allá de sus fronteras y la
estabilidad de su economía y la paz social están directamente relacionadas con
las circunstancias económicas del resto de los países.
Además, el capitalismo se apropia de un substrato religioso que le
autoafirma y le hace más odioso a los ojos críticos del marxismo. Como ya hemos
sugerido, el capital aplica su teoría económica en busca de beneficios sin
reparar en la injusticia social que genera.
La
dialéctica entre el Marxismo y el Capitalísmo.
Ambas teorías económicas han fracasado en la medida en que su
aplicación como teoría económica ha debido aceptar postulados y principios
económicos de sus antagonistas en la busqueda de la plena realización de la
sociedad.
El capitalismo, a escala global, actúa con cierta tiranía sobre
gobiernos con poca capacidad de defensa frente a las agresiones económicas, y
las injerencias políticas de las democracias occidentales en el Tercer mundo y
la sumisión y opresión de los 2/3 de la humanidad, señalan el grado de fracaso de
esta teoría económica. Esa agresividad se detecta más en los países
subdesarrollados o en vías de desarrollo, donde la codicia de sus recursos
naturales o situaciones geoestratégicas transmiten a la población y a sus
gobernantes capacidad de permeabilidad hacia la teoría económica marxista, que
aunque injusta, tiende al reparto y la redistribución de la riqueza. De esta
manera se comprende que las deliberaciones de la ONU tiendan a ser más benevolentes con los
excesos de los países de tendencia marxista, al representar la ONU a todos los países de la Tierra, la mayoría de ellos
presionados política y económicamente por los países desarrollados.
El contrato social
El antagonismo entre capitalismo y marxismo es solo aparente. Ambos
son teorías económicas que fracasan (y que triunfan) en su práxis. Y que
establecen entre si una dialéctica en busca de la verdad (Fin de la Historia una vez se halla
producido el desarrollo victorioso de la Democracia parlamentaria y de la economía de
mercado (Fukuyama) o advenimiento del Comunismo real al hundirse el
Capitalismo, (Lenin)); en busca, ambas, de la sociedad universal.
La existencia de ambas ideologías deriva de la necesidad de un sistema
económico que sea soporte del intercambio que aparece en las relaciones internas
y externas de las sociedades. Ambas tienen una concepción económica de la
sociedad y la imposibilidad de llegar a resultados sociales aceptables cada una
de ellas por su cuenta, al externalizar resultados indeseables dentro y-o fuera
de su sociedad, lo que ha propiciado un lugar de encuentro
económico-político-social estable: las democracias bipartidistas. Donde pueden
convivir y autoregularse, dando lugar a un bienestar social y económico
estable.
El capitalismo aporta la libertad individual, la libertad de mercado,
la iniciativa privada, la defensa de la propiedad.... Y acepta la negociación
de la plusvalía del trabajo (pero no
otras plusvalías como señalaremos).
El socialismo aporta la negociación de los agentes sociales en asuntos
económicos y sociales, para un mejor reparto de esa plusvalía generada por el
trabajo (pero nada dice de otras plusvalías apropiadas por el capital) y la
defensa de una justicia social (redistribución de la riqueza). Y renuncia a la
revolución marxista y a la abolición de la propiedad.
Así se
entabla una dialéctica en busca de un modelo económico que se adapte a las
necesidades del hombre, como individuo, y los objetivos de la sociedad, como
organización que debe mantener unos principios sociales.
La etapa
económico social que estamos atravesando no permite defender la abolición de la
propiedad privada. Y por ello tampoco permite la socialización de los medios de
producción, ni de los bancos, ni la abolición de Estados. Por lo cual la
sociedad no está dispuesta a perder su sociedad de consumo, ni la libertad de
pensamiento y crítica política. De esta manera la base social que hace posible
la revolución socialista no existe. La clase trabajadora ha desaparecido y se
ha convertido en consumidores de bienes y servicios, aspirando a mejorar
constantemente su nivel de vida. La sociedad acepta el sistema económico en que
vive, en lo que respecta a las libertades individuales que le permite ejercer,
y es capaz de criticarla y tener un juicio propio sobre los hechos económicos y
sociales del mundo que le rodea, existiendo cierto grado de influencia, por
medio de la evaluación de su opinión, ante determinados proyectos o actuaciones
de los gobiernos y de sus oposiciones.
Pero en esta
etapa económica no se renuncia a la responsabilidad que tiene la sociedad en la
redistribución de la riqueza, en la ayuda social, al cobro de jubilaciones
después de una etapa laboral, a la atención médico-sanitaria... es decir a los
beneficios de una visión socialista de la comunidad.
Ahí aparecen
las democracias liberales. La democracia bipartidista exige, con el contrato
social, el vínculo de las corrientes ideológicas a unas reglas de juegos y a un
papel social útil para el conjunto de los ciudadanos.
La izquierda
(marxismo) y la derecha (capital) ejercen de mutuo contrapeso a los excesos de
los sistemas económicos que representan. A pesar de ser teorías antagonistas,
el juego político dentro del marco democrático les obliga a llegar al poder
para realizar experiencias económicas acordes con su modelo económico. Para
ello deben de conseguir la mayoría de los votos de la sociedad, lo que les
lleva a buscar el centro sociológico de la sociedad en la que están instaladas
y la renuncia de sus postulados más radicales. Además, la aproximación al centro
conlleva la pérdida de relevancia de la oposición; deja de existir la necesidad del contrapeso y
aumentan las perspectivas temporales de su permanencia en el gobierno y el
número de experiencias económicas pueden ser mayores.
El modelo
político así establecido, democracias bipartidistas, incluye a la sociedad como
elemento decisivo en el devenir político-económico-social de los Estados. La
búsqueda del centro sociológico conlleva un efecto moderador entre las dos
concepciones económicas.
Este equilibrio
forma parte del modelo político europeo: el contrato social.
La
ruptura del contrato social.
Existen
situaciones en las que sería posible la ruptura del contrato social:
-
Que una potencia extranjera
alienta la ruptura del pacto con una promesa de respaldo a nivel internacional.
Lo que significaría una deslealtad para el compromiso democrático contraído con
esa nación.
-
Que una de las estructuras
que garantiza ese pacto se desacreditase hasta el punto de perder su función
social. Lo que le llevaría a su disolución y desaparición de la vida política.
-
Que exista una demanda social
mayoritaria que la justifique y un respaldo internacional que lo acepte.
-
Que en la intención de alguna
de las estructuras políticas exista el deseo de cambiar el régimen del Estado
(Monarquía – República - Dictadura), para lo cual precisaría una causa
justificada y un respaldo internacional (en el caso de la instauración de un
régimen autoritario sería preciso, para el respaldo internacional una
limitación temporal en el ejercicio de ese régimen).
-
Desmembramiento del Estado.
Apoyo de estructuras políticas internas
y propiciamiento de algunas potencias extranjeras para conseguir ese fin.
Siempre
existe interés económico detrás de los apoyos internacionales a la ruptura del
pacto en un Estado determinado.
Las democracias liberales bipartidistas y sus alianzas.
Las democracias liberales representan el marco idóneo donde
experimentar una confrontación política no violenta, cuyos resultados permitan
el control de los excesos de un sistema económico agresivo. En ellas se han
aplicado sus principios económicos y ha sido posible el avance por medio del
diálogo social. Las Democracias liberales permiten un marco político donde la
defensa de los intereses sociales se pueden plantear sin violencia y, por ello,
se pueden alcanzar aspiraciones socialistas e intereses del capital sin la
necesidad de enfrentamientos armados.
Esta formula permite el desarrollo pacífico de la sociedad, pero
obviamente los beneficios de este sistema fructifican con éxito solo en
determinadas condiciones, además del necesario contrato social:
-
La existencia de fuertes
alianzas políticas con países que comparten intereses comunes (económicos y
políticos).
-
La existencia de una alianza militar que
proteja esos intereses políticos y económicos. Disuadiendo a las potenciales
amenazas del exterior.
-
Cierto grado de madurez
económica y política que permita respetar las reglas del juego político y
resistir las adversidades económicas.
-
Cierto grado de desarrollo
industrial y social que permita sostener las estructuras de la sociedad dando
lugar a una estabilidad política, económica y social.
-
La existencia de un
mercado común que permita liberar y compensar las tensiones económicas internas
de los países integrantes.
-
Cierto peso de la alianza
económico-política en la escena internacional que haga posible el respeto a sus
intereses.
En la actualidad estas ventajas han sido observadas por la totalidad
de los países del mundo que se esfuerzan en organizarse frente a las presiones
comerciales y políticas de otros más fuertes. Sin embargo, se ha de buscar en
los países integrados en la OTAN
esos niveles de madurez política y económica, que hacen posible unos altos
niveles de vida, proyectándose ya un principio de actuación en común entre la UE y los aliados
Norteamericanos en materia de libre mercado, lo que señala la intención de un
reforzamiento aún mayor de las estructuras económicas. Las dificultades para pertenecer a esa
alianza hace surgir la reflexión de si las condiciones económicas y políticas
para acceder al club se alcanzan por el trabajo del propio Estado que aspira a
ser acogido o si lo que existe es, como parece , una designación político
estratégica que permite a ciertos Estados formar parte del circulo de los
países más ricos de la Tierra,
recibiendo un apoyo económico que le permita modernizar sus estructuras.
La desigualdad que existe entre la estructura de la OTAN y las estructuras y
alianzas del resto de países del mundo se muestra en las debilidades que
presentan estas últimas para desarrollas su progreso político y económico. La
presión que sufre África y América del Sur, por parte de las democracias
liberales, afecta a los niveles de vida de sus poblaciones y a su estabilidad
económica, y merecen un análisis especial y una crítica en busca de una luz que
permita definir un modelo económico mundial capaz de llevarles la democracia
estable, la economía consolidada y la seguridad e independencia a esos países
que no forman parte, por razones geoestratégicas del club más poderoso del
mundo (la OTAN)
y a los que debiera ampliarse las condiciones de acceso, aproximándose a los
principios económicos y políticos que dieron origen a su fundación: El libre
mercado y la democracia. De ahí la de que la OTAN representa el organismo para la paz y la
estabilidad de los países que la integran, (que se encuentra dentro del marco
de la ONU) cuyo
peso económico y estructura militar permite asegurar un alto grado de éxito en
sus objetivos y que pese a las críticas generadas entorno a esta organización,
es deseable mostrarse partidario de un proyecto para que los países del mundo
puedan ir integrándose en esa alianza militar – político – económica, y
aseguren el desarrollo pacífico de sus intereses nacionales.
Hacia adónde va la economía
internacional:
El objetivo
básico de occidente es la permeabilización a las reglas de juego capitalistas
de todas las naciones del mundo. Para ello es inevitable una identidad del
lenguaje económico, de los valores sociales e individuales.
Obviamente
esto no es fácil, básicamente porque el desarrollo de cada nación depende de su
estado de evolución social, fenómeno vinculado a su propia cultura. Y como toda
cultura enraizada en el modo de vida, se resiste al cambio y a la nueva
cultura.
Idealmente
cada país debería evolucionar según sus propias costumbres. Europa ha
evolucionado a base de incesantes conflictos sociales, industriales y
religiosos hasta alcanzar esta relativa paz y bienestar social, vertebrada
desde los convenios y acuerdos económicos que permiten resolver los
enfrentamientos económicos sin violencia. EEUU ha evolucionado después de
varias guerras civiles cuyo objetivo era la división del país y de su poder.
Japón ha precisado de modificaciones en los conceptos religiosos que influían
en su actividad política y la prohibición internacional de solucionar las
consecuencias de la presión demográfica de su población mediante la injerencia
militar sobre otros países.
Sin embargo
el tercer mundo se ha configurado en base a la adquisición de sus riquezas
naturales. Las fronteras de esos países son el resultado de una organización
territorial y política, fruto del reparto internacional, de las potencias
europeas, de esos territorios, cuyo fin es la explotación de bienes naturales por
imperios coloniales que no tuvieron en cuenta las diferentes culturas de un
territorio, ni los procesos históricos que se precisan para que una frontera
política se establezca. Y que al alcanzar la soberanía, frecuentemente, se
enzarzaron en guerras tribales y civiles por el control del país y sus
recursos. Guerras que aún permanecen y detrás de las cuales, frecuentemente,
existen intereses de potencias occidentales.
De esta
manera la guerra se perpetúa como instrumento violento de cambio social para la
permeabilización de una economía a los intereses de otra, logrando así una
uniformidad en las aspiraciones y modelos sociales que hacen posible el
desarrollo de un determinado esquema político-económico-social que reducen los
conflictos y fomenten el desarrollo económico y la compatibilidad de los
sistemas políticos.
Esta visión de la guerra es la que impera en el modelo económico
capitalista, que si bien consigue crear
zonas de seguridad para el comercio y el desarrollo de la sociedad en
occidente, también trae como consecuencia de su expansión, los choques
culturales derivados de la existencia de culturas menos desarrolladas
económicamente o socialmente, en gran medida debido a una injerencia occidental
en el desarrollo de su economía que acaba afectando a su población, rompiendo
el equilibrio entre los dirigentes políticos y económicos del país y su propia
población, y que ve limitadas su
desarrollo social por la pobreza y el mal reparto de la riqueza.
La guerra económica no es monopolio del sistema capitalista, sino
medio por el cual se consigue una uniformidad político-económico-social,
permeable a un sistema económico – político cualesquiera.
La Guerra hecha desde intereses
económico busca la armonización de los intereses transacionales. Esto nos permite
entender porqué es absolutamente preciso el lenguaje diplomático de EEUU cuando
habla de que es la democracia más antigua del mundo. Con esta afirmación
transmite unos valores políticos, económicos y sociales, concretos y
determinados. Y cuando su ejercito sale a combatir lo hace bajo esos valores y
sus soldados saben que están defendiendo un modo de vida: el americano.
La guerra afecta a la sensibilidad de la persona, más cuanto más
desarrollada es la cultura en la que vive, lo que le permite la visión crítica
del mundo y el desarrollo de un sentido de la solidaridad con el género humano.
Pero alcanzar esa meta, como negación de todas las guerras, precisa de unas
reglas en el juego económico entre los países que estamos lejos de alcanzar.
Incluso cada uno de nuestros actos
económicos individuales, que realizamos cotidianamente, difieren pobreza,
miseria, hambre, etc. al tercer mundo y
hacen posible esas guerras en África o la inestabilidad política y
económica de Latinoamérica. Encontrar la manera de que nuestra economía
occidental funciones sin crear conflictos violentos en el mundo, o intrusiones
en la independencia política de otras naciones, es el gran reto de la
humanidad.
El imperio de Occidente.
Un imperio se caracteriza por
la autoridad de un pueblo, o varios pueblos, dominantes sobre un conjunto de
pueblos dominados. La tendencia a crear imperios es muy antigua:
-
En la cuenca mediterránea
existieron los imperios de Egipto, de Creta, de Asiria, Medo, Persa, Atenas,
Macedonia y Roma.
-
En Extremo Oriente los
imperios de China.
-
En América precolombina:
el Maya y el Azteca.
-
En África negra: El
imperio mandiga en el Sahara, o el imperio Zulú de Suráfrica.
A partir del s. XVI los imperios fueron más coloniales: Como el
otomano, español, británico, francés, ruso, alemán, austrohúngaro,
norteamericano y japonés. Posteriormente evolucionaron hacia un sistema de
relaciones entre estados soberanos, como la Commonwealt (del
imperio británico) o la
Communauté (francesa).
El imperialismo representa una tendencia profunda de las sociedades, a
las que impulsa, en determinados momentos de su historia, a la expansión en
todos los órdenes (demográfico, económico, político, cultural ). Y se relaciona
con situaciones demográficas y económicas (superpoblación, expansión
capitalista, búsqueda de materias primas...).
El imperialismo económico es una de las bases del desarrollo de los
países capitalistas avanzados; donde la concentración del capital (monopolios y
lobys) lleva a la exportación de capital hacia los países menos desarrollados,
en pugna por la apropiación de materias primas y el control los mercados
locales con el fin de colocarles los productos elaborados por los países
económicamente imperialistas.
Fue Lenin el primer autor que, en su obra “El Imperialismo, etapa
superior del capitalismo (1917)”, define y detalla las características
esenciales de este fenómeno: desaparición de la libre competencia (monopolios),
lucha por la conquista de los mercados económicos (riesgos de guerras),
exportación de capitales y una gran concentración de estos que tienden al
colapso del sistema (el capitalismo se convierte en su propio enterrador);
dándose así las condiciones necesarias para una transformación socialista (ya
que el monopolio es una socialización muy avanzada de la producción).
La concentración de capitales e
industrias ejerce un papel decisivo sobre la economía de un país y sobre el
aparato estatal, y da lugar al Capitalismo Monopolista del Estado. Según el
marxismo, a nivel internacional, el imperialismo es el principal obstáculo para
el desarrollo de los países subdesarrollados. Porque las inversiones de capital
se invierten en explotaciones de materias primas y en infraestructuras, en
tanto que son necesarias para la correcta explotación de esos recursos. Por
otro lado, el análisis marxista señala que la industrialización creada en esos
países por multinacionales no consolida una economía moderna, ya que orienta su
producción hacia el mercado interior del país, monopolizando su actividad
económica y aprovechando los bajos salarios del Tercer mundo.
El imperialismo económico está acompañado, siempre, de imperialismo
político, que se manifiesta por la comunión de intereses entre la minoría
económicofinanciera y política que dirige el país dominado. De tal manera que
se garantiza la independencia política del país, desde el punto de vista
jurídico, pero el dominio económico existe y por lo tanto también existe cierto
control sobre el poder político.
El actual imperio de occidente se asienta sobre la base de las
antiguas potencias coloniales, que a raíz de la 2ª Guerra mundial, perdieron
sus colonias, alcanzando estas la independencia jurídica pero no rompieron los
lazos comerciales con las metrópolis, y en los casos que así no ocurrió fue
para vincularse económicamente con otra expotencia colonial. Lo que permitió el
mantenimiento o la penetración sobre las economías del 3er. mundo.
Así una trayectoria histórica, que a uniformado las políticas y las
sociedades de los países que lo conforman, ha permitido que las antiguas
potencias coloniales mantengan una preponderancia económica y militar sin
precedentes en la Historia
de la Humanidad. Su
capacidad es tal, que no precisa de la conquista de territorios por medio de
ejércitos, puesto que la conquista es económica (exportación de capitales,
control de los mercados, adquisición o instalación de grandes empresas), no
teniendo la necesidad de costear un ejercito de ocupación, ya que el propio
sistema político del país implicado pone las medidas para el mantenimiento del
sistema económico y el orden social.
Estamos, internacionalmente, ante el dominio del Imperio capitalista.
Un imperio que no es solo el de EEUU sino el de occidente, que actúa al unísono
para la defensa de sus intereses económicos y, por lo tanto, para la defensa de
sus modos de vida.
Este imperio se asienta en los lobys europeos, americanos y japoneses,
y en su comunión – antagonismo de intereses, que les permiten orientar la
política económica Americana y Europea, por extensión las del resto del mundo,
y, por lo tanto, sus relaciones internacionales y, dentro de estas, las causas
de guerra. Es de destacar la incesante
insistencia de los lobys europeos en la creación de un ejercito propio de
Europa que permita defender sus intereses internacionales sin depender de EEUU
(y sus lobys rivales). Es decir, la falta de un ejercito europeo, debida a la
carencia de una política exterior europea común, no permite equilibrar la
fuerza de las decisiones americanas, por lo cual la política internacional de
EEUU no tiene contrapeso. Pero por otro lado, la existencia de un ejercito
europeo tampoco garantizaría, probablemente, la dialéctica que se da dentro de
las democracias liberales, por lo que solo se garantizaría un consenso en las
actuaciones internacionales. A falta de un verdadero contrapeso, USA lidera el
destino de la humanidad; y desde ese punto de vista, vivimos en un Imperialismo
Económico de EEUU y, por esa razón, una PAX AMERICANA.
La dificultad estriba en determinar si su actuación es la de tipo de
Imperialismo depredador (orientación que busca la esclavización o exterminio de
la sociedad y la apropiación de sus riquezas) o la de Imperialismo generador
(orientación que busca elevar a las sociedades más primarias a un estatus
superior; y el límite de esta acción se encuentra en la siguiente dialéctica:
habrá de cesar su actividad cuando el Estado intervenido alcance su nuevo
estatus o deberá perseverar y llegar hasta la constitución de un Estado
universal único y, por ello, tutelando a todos los países hasta que se de ese
momento: Ejemplo de este tipo de imperio es el español, pese a sus episodios
depredadores).
El cambio
social y el Control del Estado.
Los cambios
sociales son inevitables e inherentes a la condición de la sociedad humana,
forman parte de su evolución y en ello se diferencia de las sociedades
animales.
En la
actualidad, la evolución tecnológica de las sociedades humanas nos llevan a
rápidos cambios sociales, pero las consecuencias de los mismos no son siempre
deseadas. Los cambios nos llevan al desarrollo, pero ello no implica mayor
calidad de la vida social. Este es el motivo de la constante búsqueda de
soluciones a los problemas que los cambios sociales generan sobre el entorno y
sobre otras sociedades, y que tiene como fin el progreso.
Pero también
se promueve el cambio social desde la innovación tecnológica, o de ideas con el
fin de llegar a ese progreso que nos acerque a una sociedad ideal.
Para que se
produzca un verdadero cambio social que mejore substancialmente la sociedad, e
impulse el progreso, es preciso que pueda emerger una nueva visión económica,
que traiga una nueva percepción de la realidad que implicaría a la actividad
política y tecnológica. Y para ello es
preciso que el avance ideológico o tecnológico reúna ciertos requisitos para
ser aceptado dentro del complejo sistema social, económico, político y
tecnológico.
La Política en el cambio social implica la distribución del poder en la
sociedad y, por ello, debe de tratar del problema del orden, es decir, la
resolución continua de los problemas básicos duales, como libertad – control,
continuidad – cambio, que abarcan todos los aspectos de la vida, dentro de un
marco social conflictivo.
Es decir, en
nuestro mundo no es posible que fructifique ninguna nueva teoría económica o
avance tecnológico sin que este sea sometido a un control que determine su
continuidad y permita el cambio.
La libertad
para que los hombres puedan poner al servicio de sus sociedades avances
beneficiosos para su comunidad se encuentra limitada por reglas de origen político, económico, ideológico...
o incluso reglas que vienen de otras sociedades. Esto significa que el
afloramiento de cualquier idea o invento que pueda dar origen a un cambio
social debe contar con el respaldo del poder político que es el verdadero
regulador del cambio social. Por ello debe de interesar al sistema económico
Capitalista y a su vertiente crítica el Marxismo.
Para
satisfacer al primero se precisa:
1.
Que represente un avance en
la concepción de la economía capitalista y la autoafirme respetando los
aspectos básicos del capitalismo (la propiedad privada, el libre comercio, la
libre competencia..).
2.
Que no modifique los
objetivos básicos del capital (la obtención de beneficios)
3.
Que no precise de Cambios sociales
bruscos (revoluciones) para su puesta en práctica.
4.
Que se pueda experimentar
localmente y evaluar su eficacia sin necesidad de comprometerse abiertamente
con la experiencia.
5.
Que sea homologable a
cualquier sociedad de consumo.
6.
Que no interfiera en las
complejas estructuras económicas existentes y que aparezca como un complemento,
una evolución consecuente con el propio sistema capitalista.
7.
Que su aplicación produzca
beneficios a corto plazo, que permitan financiar las inversiones necesarias para
su aplicación.
8.
Que tenga la aprobación de
las grandes industrias.
Para
satisfacer al concepto marxista de economía se precisa:
1.
Que el cambio social que
origine tenga un enlace con las teorías marxistas.
2.
Que represente un avance, una
continuidad, dentro de esa línea ideológica.
3.
Que se adapte a la sociedad
de consumo.
4.
Que represente una vía
económica para los países del 3er. mundo.
5.
Que permita el dialogo y la
negociación social a nivel de Estado y a nivel ideológico con el Capitalismo.
6.
Que no cambie la concepción
bipartidista de los Estados occidentales, ni sus estructuras sindicales, y
refuerce el modelo político a exportar en el tercer mundo.
7.
Que represente una cambio
social de progreso sostenido y previsible.
Además esta
innovación y su consiguiente cambio social debe estar consensuada y respaldada
en pacto por los agentes políticos y económicos, de manera que pueda
controlarse su puesta en marcha y sus efectos, es decir, pueda controlarse el
cambio social generado.
Teniéndose
en cuenta, además, la teoría de la globalización de la economía, ninguna
experiencia económica puede llevarse a cabo sin la autorización del Estado
donde esta se va a producir, por medio de pacto entre los partidos que hacen
posible la estabilidad, es decir, la estructura bipartidista.
Además
ningún Estado puede realizar experiencias económicas sin el conocimiento del
resto de Estados que conforman su alianza económica, por el principio de la
libre competencia, en el cual se consideraría una agresión la utilización de un
avance económico, tecnológico.. que no se llegara a compartir.
Sin embargo
existen otras condiciones que dificultan un ensayo
político-económico-social-tecnológico, como lo son las situación geopolítica
del Estado que desee ensayarlo.
El análisis
de su situación geopolítica nos lleva a destacar, en el caso de España:
1.
Que España se encuentra en
una de las áreas de más conflictos armados desarrollados en la historia de la
humanidad.
2.
Que pertenece a una Unión
Europea fruto del esfuerzo por superar los antagonismos históricos de las
potencias que lo integran y que su Unión la consagra como una de las potencias
mundiales.
3.
Que el sistema económico
establecido es el capitalismo-marxismo equilibrado por un sistema político de
democracia parlamentaria bipartidista.
4.
Que las relaciones económicas
entre los Estados es Nacional-Capitalísta, lo que , a pesar de los tratados
militares y económicos, deja la puerta abierta a una política entre los estados
agresiva, que busca la preponderancia de unos sobre otros inmiscuyéndose en las
debilidades políticas-económicas–sociales de los estados considerados
adversarios dentro de la Unión.
5.
Que existe una potencia
exterior, EEUU, muy poderosa, de naturaleza Nacional-Capitalista, de modelo
bipartidista, que representa la mayor
concentración de capitales de la
Tierra, que domina la economía política mundial por medio de
la instrumentalización política de las debilidades
políticas-económicas-sociales-tecnológicas de sus adversarios (económicos) y aliados (políticos).
6.
Que en ese contexto España es una nación, como
todas, sometida a presión política, económica, social y tecnológica que limita
el desarrollo de la potencialidad de sus recursos tecnológicos y humanos.
Así nos
encontramos que, como contrapartida a los beneficios de un sistema económico –
político estable y próspero, pagamos un precio al estar integrados dentro de
una estructura internacional. Y ese precio lo pagan todos los países de la Tierra. Es el precio de
la presión social, política y económica.
La presión
social se ejerce por medio de un modelo ideológico transmitido por en la
dialéctica entre capitalismo y marxismo, y su vehículo de difusión son los
medios de comunicación. Persigue la uniformidad del pensamiento social de los
países, haciendo posible el mismo lenguaje económico en cualquier lugar de la Tierra y es la expresión de
la existencia de un Imperio económico, de naturaleza capitalista, que admite el
dialogo, y cierto grado de dialéctica, con el marxismo, dentro de las reglas de
cambio social señaladas.
La presión
económica se manifiesta en el mercado internacional, donde los productos de los
países deben abrir las puertas de los mercados de otras naciones no siempre
bajo las reglas del libre mercado y, a menudo, bajo presiones políticas, o
acuerdos económicos poco justos.
La presión
política se ejerce, por ejemplo, explotando las debilidades de cohesión
territorial y pobre sentido social de la unidad e integridad del territorio.
Así, por
ejemplo, para ganarse un voto en el Consejo de Seguridad, un país poderoso
puede hacer ver a otro la fragilidad de sus alianzas internacionales mediante
la amenaza “controlada”, de un país tercero, a su integridad territorial. De
esta manera el problema del islote de Perejil, el aislacionismo de un estado a
la hora de defender su integridad territorial,
la reducción de la inmigración ilegal, el problema del Sahara Occidental
y la guerra de Irak, aparentemente hechos políticos aislados, pueden tener una
conexión articulada por una superpotencia con el fin de reforzar su posición
política a la hora de conseguir un objetivo geoestratégico.
Aunque esta
hipótesis parezca maquiavélica, o que no se ajusta estrictamente a la realidad,
no hay que olvidar que la lectura que hace la sociedad de los conflictos de su
estado no suelen verlos dentro de un concepto estratégico de la política, como
de hecho ocurre, y, por ello, sí resulta
una explicación cercana de la conducta internacional y no dejaría de ser un
pálido reflejo del funcionamiento de las políticas internacionales, solo
plenamente perceptibles desde el ejercicio del poder, y el alcance de su
influencia para conseguir sus fines.
Dentro de este marco político, la capacidad
de España en desarrollar una innovación ideológica o tecnológica requiere,
además de los requisitos observados internacionalmente:
·
Una absoluta identificación
de la sociedad política con el proyecto, adaptándolo a sus respectivas
ideologías.
·
Un reparto de papeles
políticos que permitan la evolución y el control de la experiencia económica
(una versión capitalista y marxista ampliada al conservacionismo) .
·
Una minuciosa planificación
para el desarrollo del proyecto económico en el tiempo.
·
Un convencimiento social de
que el modelo es adecuado, pertinente, necesario y responde a las exigencias de
un mundo demasiado injusto.
·
Una adecuada política
internacional que haga previsible la experiencia económica española.
·
Una estrategia política y
económica que permita el liderazgo internacional de España en esta teoría
económica.
La aportación del conservacionismo a las teoría
económicas y al cambio social.
En primer lugar, el conservacionismo aporta el
reconocimiento de la existencia de una plusvalía generada por el modo de
producción no reconocida hasta la fecha, ni encajada dentro del sistema
económico de manera correcta, que permita llevar a la Tierra los recursos
necesarios para su regeneración.
Estos recursos se pueden
manifiestan económicamente. Es decir:
1) Adquirimos una materia prima
y la vendemos en el mercado por un precio que incluye su extracción (mano de
obra, amortización de maquinaria, impuestos, intereses de los capitales
invertidos, márgenes empresariales...),
y, aunque incluimos la plusvalía que representa el trabajo de la mano de obra
(la mano de obra aumenta el valor de un bien), no incluimos el costo de su
regeneración en la naturaleza. Es decir, nos comemos los capitales necesarios
para el mantenimiento de los recursos naturales. Desamortizamos la naturaleza.
Y los contabilizamos como un beneficio (una plusvalía para el capital).
2) En los procesos de producción exigimos de la
naturaleza un esfuerzo mayor para la depuración de nuestros residuos, al
considerarla un inmenso reactor natural, pero cuya capacidad de regeneración es
limitada, por lo que nos apropiamos de la capacidad de regeneración de la
naturaleza sin contraprestación alguna.
Es decir, en ambos casos,
nos apropiamos del trabajo de la naturaleza (trabajo de la naturaleza =
plusvalía).
Para demostrar la afirmación partamos de la ecuación
fundamental del análisis marxista:
Donde:
E = valor de la producción.
C = capital constante: máquinas, instalaciones y materias
primas.
V = representa el valor del capital variable, que
es el valor del trabajo necesario.
P = es la plusvalía.
El capital compra por valor
C+V y vende por valor E. La diferencia entre lo que gana y vende es P, que
representa el proceso de producción, en el que el trabajador vende su trabajo,
como si fuese una mercancía, por un salario. Pero el salario vale menos que la
fuerza de trabajo empleada en el proceso de producción, he ahí la plusvalía
generada (P) por el capital (por simplificarlo).
Análogamente, la fuerza de
trabajo de la naturaleza, que produce los bienes de consumo, la calidad
ambiental, etc. tiene un valor en el sistema de producción menor que el valor
real de esa fuerza, cuando nos apropiamos de los bienes a un ritmo superior al
ciclo regenerativo.(los bienes son la capacidad de suministrar materias primas,
o su capacidad de filtraje de sustancias de desecho o tóxicas, o la capacidad
de regenerar el aire, la tierra o el agua).
Si introducimos el trabajo
de la naturaleza en la ecuación marxista y la comparamos con su actual
formulación vemos que está incluida en C, como capital constante, lo que es
actualmente erróneo.
Por ello (P) incluye, además
de la plusvalía del trabajo, la plusvalía generada por el trabajo de la
naturaleza, cuando esta se explota a un ritmo mayor que el de su capacidad de
regeneración.
Si el salario es igual al
valor real de la fuerza de trabajo del trabajador, objetivo de las democracias
bipartidistas, no existe plusvalía derivada del trabajo del trabajador, pero
queda la plusvalía generada por la naturaleza, lo que permite afirmar que esta
fuerza de la naturaleza no pagada es la plusvalía que se apropia el capital,
con lo que se demuestra la afirmación de salida:
Fuerza de la Naturaleza = Plusvalía.
Es decir, la ecuación
funciona si respetamos los ciclos de regeneración de la naturaleza o empleamos
capitales y trabajo para su regeneración, permitiendo que los recursos
naturales sean un capital constante. Y conseguimos así transmitir
sostenibilidad a las generaciones futuras. De lo contrario nos apropiamos de
una plusvalía (P) que no solo incluye el trabajo de las personas cuando este no
ha sido remunerado en su totalidad, sino el trabajo que debe de realizar la
naturaleza para regenerarse y dejar el medio natural en las condiciones previas
a la intervención productiva humana.
Esa plusvalía, de la que nos
apropiamos y que no reinvertimos, es la causante del empobrecimiento ambiental
del planeta.
Esta plusvalía, que aparece
desde el análisis del funcionamiento de nuestro sistema económico y sus
repercusiones en el medio ambiente, permite valorar las tecnologías respetuosas
con el entorno más correctamente dentro de la sociedad de consumo, además de
estimular una evolución tecnológica tendente a asimilar los principios
conservacionistas y competir en el mercado más sensible al modo de producción.
Además, se da una oportunidad a sistemas de producción más artesanales, siempre que sean respetuosos con
el medio ambiente, dando una oportunidad a las economías más pobres del planeta
y no por un acto de solidaridad, aunque este exista, sino por su respeto al
entorno que tiene un valor económico al fin contabilizado.
También aparecen mayor
sensibilidad a las plusvalías de las que nos apropiamos cuando en los procesos
de producción empleamos materias primas o elaboradas que precisan de largos
periodos para su degradación, contaminando el medio ambiente. En este caso la
naturaleza de las materias primas (su tiempo de degradación) define el grado de
apropiación de la plusvalía. Y esa plusvalía está representada por el trabajo
que precisa la Naturaleza
para la degradación de los materiales contaminantes.
El propio proceso de
producción se apropia de plusvalías derivadas del tipo de energía empleado ( su
periodo de degradación, filtrado por el medio ambiente o periodo de actividad
de los residuos) y su repercusión en el medio ambiente.
Pero cuando se habla de
producción podemos señalar por extensión la generación de bienes de consumo o
de productos. Los productos abarcan todo tipo de actividad económica que genera
o persigue unos beneficios. También la generación de productos da origen a
apropiaciones de plusvalías.
Imaginemos la actividad
puramente económica de un banco, si ese banco actúa con dinero negro se está
apropiando de una plusvalía derivada del incumplimiento de las leyes. Pero
situando la actividad dentro del marco legal, si su actividad económica le permite
obtener beneficios con acciones de empresas que se apropian de algún tipo de
plusvalía (del trabajo, de la naturaleza) para obtener beneficios, en ese caso
su actividad económica está marcada por una apropiación de plusvalías y por
ello la calidad de la gestión de su actividad es deficiente y perjudica social
y medioambientalmente a la sociedad.
Además, el origen de esta
teoría económica deriva de una sensibilidad humana que transciende la visión
estrictamente economicista de la sociedad y de las relaciones internacionales,
por lo cual convierte al hombre en el objeto principal de la misma: su
capacidad de decisión a la hora de consumir es un acto individual de
repercusiones sociales. Por ello esta teoría incide en el despertar de esa
responsabilidad, en la responsabilidad del consumo y sus consecuencias.
El hombre, como sujeto, no
es visto, desde el conservacionismo, como un elemento inmerso en la sociedad y
perdido en el anonimato de los textos de sociología. El hombre se considera el
individuo responsable de lo que acontece en su entorno
social-ambiental-económico-internacional. Por ello se busca despertar esas
sensibilidades, no para una crítica alienante que nos muestre un mundo tan
complejo que sea imposible influir individualmente, sino con un instrumento de
análisis económico que permite elaborar proyectos, abriendo un panorama de
posibilidades lo suficientemente amplio como tener fe en el futuro de nuestras
sociedades.
En ese sentido el
Conservacionismo pone énfasis en lo individual y en el desarrollo de la
persona, vista como un ser irrepetible al que la sociedad debe estimular en sus
aspectos personales, afianzar su personalidad y su confianza en sí mismo, y
prever ciertas experiencias colectivas cuyo objetivo sea propiciar la
maduración personal y el acercamiento a la realidad social, política y
económica de la sociedad en la que vive.
La expresión de realidad
significa la aproximación a la verdad, es decir la experiencia de descubrir la
verdad social requiere un dialéctica interior, un itinerario personal, en
alguno de sus tramos promovido por las Instituciones, que permita que el
individuo aflore como un ser genuino capaz de aportar recursos a la sociedad
desde el aspecto económico más apreciado: el ingenio, la inteligencia, la
capacidad de innovar soluciones...
Para el Conservacionismo los
recursos humanos representan la fuente de riqueza más preciada que posee una
Nación y su no cultivo es una pérdida de recursos irreparable.
Políticamente el
conservacionismo renueva la dialéctica entre capitalismo y marxismo, la
enriquece, ya que abre la puerta a un nuevo enfoque económico que permite
prever un enriquecimiento del patrimonio natural del estado, de sus industrias
y una mejor preparación de la sociedad que le permita influir en las decisiones
de las empresas desde la cesta de la compra, con información fiable.
Socialmente abre la
democracia al acto de consumo, por ello abre el espectro de la capacidad de
decisión de la sociedad más allá de los actos electorales o participación en
instituciones sociales, extendiéndose la conciencia de que es posible un estado
del bienestar sin precisar someter al medio ambiente a presiones insostenibles
o presionar ilegítimamente las economías de terceros países. Renovándose la
confianza en las instituciones democráticas y desarrollando el sentimiento de
un destino común dentro de la nación.
Pero hay que señalar que la
complejidad de Norma sobre Bienes de Consumo, que refleja la parte de plusvalía
que se ha pagado para la obtención de un bien, representa una norma de calidad
y, de hecho, representa un control de calidad y como tal susceptible de ser
ampliado a empresas, instituciones, ciudades, regiones, nacionalidades... es
decir, el horizonte del conservacionismo no tiene más límite que el de la
conveniencia u oportunidad de su aplicación y desarrollo; y representa una
medida “moral” de la calidad de vida que ostentamos y, por ello, la naturaleza
solidaria o insolidaria del progreso de nuestra sociedad.
Su aplicación sugiere una
redistribución más equitativa de la riqueza, dentro y fuera de los límites de
un Estado. Y supone una alternativa real a la estancada dialéctica entre
capitalismo y marxismo.
Por todo ello, el
Conservacionísmo representa el Cambio Social necesario y esperado, porque
influye en:
-
Los cambios producidos en
el terreno ecológico y biológico de la sociedad (de manera resumida):
-
Recuperación de bosques.
-
Recuperación de fauna y
flora.
-
Mejora de la calidad de
las aguas.
-
Mejora de la calidad del
aire.
-
Los cambios suscitados por
grupos sociales:
-
Entrada de la democracia
en la actividad económica al realizarse un consumo plenamente consciente.
-
Aportación de la plusvalía
en el modo de trabajo como elemento en la dialéctica capitalista-marxista.
-
Mayor apertura a la
innovación tecnológica, al variarse las condiciones del mercado y los modos de
producción.
Como
conclusión.
Habrá que
remontarse a Aristóteles y su obra ”Polítika”, donde justifica, como la mayoría
de los pensadores de su época, la necesidad de la esclavitud, como soporte para
que una sociedad pudiera disponer de ocio, sin la cual el saber y la vida
política son posibles.
Lo cierto es
que el Capitalismo, la concentración del dinero y la convergencia de los
intereses de los lobys que la detentan, tienen una visión global del mundo
materialista. Y es ese materialismo el lenguaje que tiene en común con la
teoría económica marxista. Por ello existe un dialogo, una dialéctica económica
a nivel mundial, donde las razones del capitalismo no son rebatidas por la
falta de alternativas viables.
La falta de
análisis económicos sobre toda la teoría capitalista no permiten ver, ni
señalar, los conceptos y axiomas sobre los que se asienta la actuación agresiva
del capitalismo y por lo tanto no existe opción para tal negociación.
No es necesario
incidir en el injusto reparto de la riqueza en el mundo, ni las consecuencias
de la falta de solidaridad internacional, ni en las actitudes poco decorosas de
las democracias liberales en la defensa de sus intereses económicos en el
tercer mundo. Ello es un hecho. Lo que falta es una visión crítica constructiva
en el terreno de la economía que permita transformar las relaciones económicas
internacionales desde el acto económico más simple: la compra de un bien por un
consumidor en cualquier supermercado, tienda de muebles, de automóviles, etc.
de los países llamados desarrollados.
Esa es la
plusvalía del modo de la producción (el paso siguiente del marxismo, como
crítica económica, que no se ha dado) y que se mide por medio de la Norma Básica de
Bienes de Consumo y que permite determinar si en la generación de ese bien se
ha externalizado riqueza o pobreza, si se ha esquilmado la naturaleza o se ha
contribuido a conservarla, si las materias primas que lo componen han sido
conseguidas mediante tratados económicos (políticos) respetuosos con la
soberanía de otros países o se han impuesto por la fuerza.....etc.
Es esta
plusvalía que no pagamos a los países menos desarrollados, que no devolvemos a
la naturaleza, la que se apropia el Capital. Este es el terreno económico donde
se debe jugar la partida del s. XXI con las reglas de juego político que ya
conocemos.
Este
reconocimiento de esta plusvalía genera un cambio social y una transformación,
un nuevo dialogo social que incluye al consumidor. Un reto político que le
obliga a la planificación de su actividad económica con el tercer mundo desde
un nuevo enfoque, que va más allá de la normalización de los bienes industriales con objetivos comerciales.
La relación
entre la actuación económica de un individuo o familia y sus consecuencias
económicas internacionales es un echo respecto del cual se vive despaldas.
Intuimos que el mundo y su sistema económico es injusto pero no se analizan sus
causas para buscar soluciones sino, más bien, justificarlas como un mal
inevitable. En este presente conviven las dos ideologías económicas más
importantes del s.XX: el marxismo y el capitalismo sin dar respuesta adecuada a
la sensibilidad humana de los individuos.
Mientras ese
análisis no suceda, mientras no se posibilite conocer las externalizaciones de
cualquier bien de consumo y forme parte de la transacción económica seremos
cómplices pasivos de la miseria del mundo en que vivimos y la alternancia en
los gobiernos de las democracias liberales solo señalará un acto de diálogo (no
dialéctica) sobre economía dentro de un país cuyos ciudadanos desconocen el
precio que hacen pagar a la humanidad por su derecho al consumo, al ocio, a su
bien estar... y lejos del sentimiento popular de lo que significa la Democracia.
El Cambio Social y La Plusvalía. 2ª
Parte.
En la
primera parte abordamos el descubrimiento de la plusvalía generada por la
Naturaleza y que se apropia el capital, dando origen a los problemas del medio
ambiente del momento actual.
Este
descubrimiento permite abordar el problema medioambiental desde una nueva
perspectiva que permite incorporar los gastos derivados de la apropiación de
bienes naturales en un volumen superior al de su ciclo regenerativo.
Sin embargo
la apropiación de esta plusvalía del trabajo de la Naturaleza no es más que un
paso adelante, puesto que existen otras plusvalías de las que se apropia el
modo de producción y la estructura social que lo sustenta.
Es este modo
de producción la parte fundamental donde se encuentra la raíz de los problemas
del medio ambiente social, económico y natural y, por lo tanto debemos estudiar
con el fin de extraer formulaciones sobre las que edificar una alternativa
viable que posibilite un verdadero
cambio social que nos lleve a una sociedad que haga una realidad el concepto de
sostenibilidad. De esta manera los esfuerzos medioambientales dejarán de ser
actuaciones puntuales e inconexas para integrarse en un plan político definido
con exactitud en sus objetivos, en los medios para conseguirlos y las medidas
correctoras en el que toda la sociedad se encuentre vinculada a ese fin común.
Hay tres tipos de fenómenos que dan lugar al cambio social; dijimos en
la primera parte:
-
Los cambios producidos en
el terreno ecológico y biológico de la sociedad (la abundancia de pesca,
pastos, buena climatología, o su carencia influyen en la conformación de la
sociedad, su carácter sedentario o nómada y su prosperidad..)
-
Los cambios suscitados por
grupos sociales (los regímenes políticos, el desarrollo de infraestructuras, las
normas sociales y sus modificaciones..)
-
La propia condición
cultural de la sociedad lleva aparejada la innovación (los inventos, los
descubrimientos científicos), a diferencia de las sociedades animales que,
aparentemente, no cambian.
La plusvalía señalada en la 1ª parte, la apropiación de la plusvalía
derivada del trabajo de la Naturaleza, afecta al fenómeno de cambio social
producido en el terreno ecológico y biológico. De esta manera los procesos
naturales que afectaban a la abundancia de recursos naturales y que motivaban
los cambios sociales, han pasado de ser fenómenos ajenos, en gran medida, a la
voluntad del hombre, a ser fenómenos en el que el hombre y su sociedad tienen
un papel fundamental. Esta influencia humana, además, ha pasado de ser un fenómeno
localizado, puntual y transitorio a ser un fenómeno global, puesto que la
cultura económica de las naciones de la tierra tiende a ser más homogénea,
compartiendo objetivos económicos y participando de un sistema de explotación
de recursos común, dentro de un mercado internacional que sostiene las
economías de todas las naciones del mundo. De esta manera el problema de los
cambios sociales motivados por la escasez o abundancia de los recursos
naturales radica y proviene del modo de producción, cuya finalidad
básica es la obtención de beneficios a corto plazo y de una manera sostenida,
pero el horizonte de la planificación de los distintos sectores económicos en
busca de beneficios económicos apenas abarcan unas decenas de años, en el
convencimiento de que las dificultades para sostener un continuo flujo de
beneficios se irán solucionando con el devenir de los acontecimientos
históricos y la aparición de soluciones procedentes de nuevas tecnologías. Así
el concepto de sostenibilidad de estos objetivos económicos se convierten en
una necesidad imperante, a corto plazo, y siempre argumentada ante cualquier
intento de modificación del modo de producción que compromete, no tanto los
beneficios que genera el sistema económico como la estructura social que se
configura con ese modo de producción. Por ello, los cambios en el terreno
ecológico están provocados por el modo de producción y se encuentra enmarcada
dentro de los cambios sociales suscitados por los grupos sociales, al
ser el modo de producción expresión de la estructura social y viceversa
(proposición que sintoniza con el análisis marxista, debido a que este análisis
relaciona el modo de producción con la estructura social. Sin embargo esta
afinidad con el modelo marxista lo es en el terreno analítico y no ideológico,
como ya quedó claro en la primera parte de este trabajo) y de la percepción que
el hombre y la humanidad tiene del mundo que le rodea (visión cristiana que ha
permitido la divulgación del saber y la investigación por medio de las Universidades,
posibilitando que el hombre siga siendo el centro de la creación). Percepción
sobre la cual ha edificado sus normas sociales, sus regímenes políticos y el
desarrollo de sus infraestructuras. Por ese motivo es recomendable la lectura
del trabajo Conservacionista “Los Recursos Humanos”, el cual es una
aproximación a esa visión subjetiva de la existencia humana, desde la
perspectiva cristiana (evolución religiosa de los mitos y creencias precedentes
en la evolución de la humanidad), que por otro lado es la que ha dado origen al
mundo tal y como lo conocemos en su aspecto económico.
Así tenemos,
a grandes rasgos, rangos de niveles de plusvalías que se apropian en el modo
de producción:
-
primera de las cuales la
señaló Marx y es la derivada de la apropiación del trabajo humano;
-
Las derivadas del trabajo de
la Naturaleza.
-
Las derivadas del control
tecnológico.
Hay otras
plusvalías, más específicas, que aún perteneciendo al modo de producción, se
encajan mejor dentro de plusvalías apropiadas por los grupos sociales:
-
Las derivadas del control y
desarrollo de las capacidades humanas.
-
El respeto o no a las normas
sociales dependiendo del grupo social al que se pertenece.
Sin embargo,
a efectos prácticos, todas las plusvalías se reflejarán dentro del modo de producción
para hacerlas más operativas, una vez demostrado que son las apropiaciones de
plusvalías las que, una vez descubiertas, promueven y dan cauce a los cambios
sociales precisos para que avance el progreso social.
- Apropiaciónes de plusvalías derivadas del modo e producción:
-1
Apropiación de Plusvalías con relación al Trabajo de la Naturaleza:
Ya
tratadas en la parte 1ª de este Trabajo.
-2
Apropiación de Plusvalías con relación al hombre:
-
1.1. Las apropiaciones de
plusvalías derivadas del trabajo del hombre
Ya las trató
Marx, siendo sus postulados vigentes y estando recogidos por la legislación
laboral que protege a los trabajadores de los excesos del capital y
consiguiendo que estos formen parte de alguna de las decisiones de las empresas.
Sin embargo este logro solo ha triunfado plenamente en los países
desarrollados, hecho que hay que tener en cuenta puesto que estos sólo
representan 1/3 de la humanidad. Dentro de estas apropiaciones de la plusvalía
del trabajo del hombre se haya todas las infracciones a las normas de la
Organización Internacional del Trabajo; siendo este Organismo internacional el
que con sus normas señala el límite inferior de la calidad en las relaciones
entre trabajadores y capital (o empleadores).
-
1.2. Apropiaciones de
plusvalías derivadas del control del desarrollo de las capacidades, o recursos
individuales, de las personas.
Este tipo de apropiaciones afectan, por un lado, a la política
educativa del gobierno de una Nación y por otro al sistema de producción. En el
sistema educativo existe una inevitable normalización a la hora de transmitir
conocimientos a los alumnos. La enseñanza individualizada, acorde con las
aptitudes de cada alumno, es un objetivo difícilmente alcanzable por la propia
estructura educativa. Cada individuo va experimentando procesos de maduración
en los que va integrando los conocimientos adquiridos; pero aunque esos
procesos de maduración pueden resultar impredecibles, lo cierto es que existen
unas cualidades que se van mostrando con la edad, y son esas cualidades las que
van configurando las posibilidades reales de ese individuo.
El sistema educativo debe de ser lo suficientemente flexible como para, no solo
reconocer ciertas aptitudes de los individuos y promocionarlas, sino para advertir
las aptitudes excepcionales de los individuos y satisfacerlas.
El modo de producción exige del sistema educativo una gama de
formación que le sea útil, es decir, individuos capaces de integrarse en ese
modo de producción con una formación concreta para cada ámbito del modo de
producción. Busca la especialización del individuo y la promueve.
Sin embargo el individuo precisa satisfacer las necesidades de
conocimiento que emanan de sus cualidades innatas, como paso previo a su
autorealización. Existe, pues, dos objetivos aparentemente contrapuestos pero
que bien analizados resultan no solo compatibles, sino también necesarios. Ello
es debido a que la formación para producir en el mercado de trabajo (en el modo
de producción) tiene el objetivo del adiestramiento, y el sistema educativo se
convierte en un transmisor de datos, más que de conocimientos. El conocimiento
es el resultado de la experimentación de la teoría, de lo que se toma por
cierto, y transmite a cada individuo una percepción personalizada de la
realidad, que es capaz de comunicar a otros individuos mediante un lenguaje
científico común. Pero sin esa experiencia personal de la teoría el individuo
solo adquiere una herramienta, de la cual, hará uso sin “conocimiento”. Es decir: se puede conocer la teoría de la
relatividad de Einstein y repetirla como un loro, incluso aplicar su
formulación correctamente, pero si se carece de la experiencia que le llevó a
Einstein a comprender el universo de tal manera que le llevó a formular esa
teoría, difícilmente esa teoría ha transmitido conocimiento que tiene asociado,
se ha convertido en una herramienta para otros fines. Del mismo modo todas las
formulas matemáticas o físicas tienen incorporadas a su expresión un
conocimiento proveniente de la experimentación y el mismo solo se adquiere por
experimentación, puesto que es la experimentación el camino y fin del
conocimiento: No hay conocimiento sin experimentación, ni experimentación sin
conocimiento. Actualmente el sistema educativo transforma el conocimiento en la
adquisición de “trucos” para llagar a un fin, importa más el método que el
conocimiento que llevó a crearlo. De esta manera el sistema educativo transmite
un lenguaje científico y unas habilidades para su uso; crea personas con
recursos técnicos, pero se despreocupa de su maduración; esta queda a merced
del propio individuo y su devenir. Se han formado personas para el modo de
producción y en función del modo de producción, y desde esa perspectiva el
marxismo está vigente.
Dado que la situación del Planeta nos está abocando a un punto
límite, el hombre se convierte en el recurso más apreciable dentro de una
sociedad, por su capacidad de innovación
y su creatividad. Reconocer que el conocimiento, la innovación, la creatividad,
el genio, precisan de la experiencia y que esa experiencia no está, en la
actualidad, promovida ni estructurada desde el Estado ni desde los modos de
producción (y que debiera en alguna medida estarla, véase proyecto de Servicio
de Orientación Social)) es reconocer que al hombre se le ha dado un papel
secundario, se le ha subordinado a los objetivos científicos y económicos y
ello ha de reconducirse, puesto que representa una apropiación ilegítima de la
plusvalía derivada de la existencia del hombre en una sociedad. Pero por otra parte
el hombre tiende a su propia autorealización, puesto que la vida en sí es una
experiencia a la que no puede sustraerse. Desde este punto de vista el
individuo va alcanzando ciertos grados de madurez, e integrando sus
conocimientos, hasta el punto de poder aflorar su creatividad, su genio, su
conocimiento personal. De esta manera el Estado debe tener los recursos
precisos para promover la maduración de los individuos y el modo de producción
adaptarse a la autorealización del individuo y a las innovaciones que surjan
desde una perspectiva “madura” de la sociedad hacia el modo de producción. De
este razonamiento se deducen tres consecuencias que afectan al sistema
educativo y modo de producción:
-
La sociedad dota a sus
miembros de una formación que le va a permitir adquirir unas destrezas
psiquico-físico-intelectuales que les van a hacer óptimos para el desempeño de
determinados puestos en la estructura económica y que a su vez les otorga un
status social encaminado a reconocer esa aportación al grupo social. Pero, al
mismo tiempo, la sociedad limita el acceso para determinados puestos en la
estructura social a requisitos personales previos, de acuerdo con criterios de
cooptación, cuando no económicos o políticos. Sin embargo la madurez de un
individuo aparece de manera espontánea integrando sus conocimientos y
vivencias, posibilitando la genialidad, la originalidad y la creatividad. Pero
estas manifestaciones de la madurez puede pasar desapercibida o ser anulada por
un entorno que no está preparado para reconocer estas cualidades o que ve en el
individuo que las posee un peligro para individuos de status superiores.
-
En el modo de producción el
individuo tiene un papel definido del que se espera una previsibilidad acorde a
ese papel y la estructura del modo de producción tiende a ser muy rígida y es
difícil que acoja e integre novedades que no provengan de los individuos que sí
tienen reconocido ese papel.
-
Otro caso aparte es la
apropiación por un individuo perteneciente a
un rol cuyo papel es aportar ideas, de una idea de un individuo de rol
inferior. Así tenemos, al menos tres tipos de apropiaciones de plusvalías
derivadas del control de las capacidades, o recursos individuales de las
personas.
La
necesidad de hacer más participes a los individuos en la transformación de la
sociedad y en su autorealización lleva a señalar tres apropiaciones de
plusvalías que se suelen dar y que limitan el desarrollo individual:
·
1.2.1. Apropiación de la
plusvalía derivada de la potencialidad de las capacidades de un individuo no permitiendo su formación. Al no permitirle el
desarrollo de un individuo idóneo se vertebra a la sociedad sin tener en cuenta
la capacidad e idoneidad, manteniéndose estructuras sociales dominantes en los
puestos de decisión sin que haya posibilidad de una verdadera renovación
social, bloqueándose el progreso social.
·
1.2.2. Apropiación de una
plusvalía derivada de las cualidades de un individuo no reconociéndolas, evitando que la sociedad pueda aprovecharse de los beneficios de
esa aportación. Aquí tiene un papel importante el sistema educativo y los
recursos que este sistema debe emplear para reconocer esas cualidades
individuales y orientarlas. También tiene un papel decisivo el modo de
producción, en el cual se debe detectar las cualidades individuales y ser
flexible para integrarlas dentro del sistema de producción.
·
1.2.3. Apropiación de una
plusvalía derivada de una idea de un individuo de status inferior, que es
apropiada dentro del sistema de producción, sin reconocimiento. De esta manera la idea deja de ser genuina y se convierte en una
adaptación al sistema de producción sin continuidad. Aquí cabe señalar la
necesidad del reconocimiento a la aportación de un individuo y la estimulación,
no solo económica sino también formativa, de manera de que exista un itinerario
para su promoción acorde a sus cualidades singulares. El modo de producción es
el entorno idóneo donde realizar el seguimiento de las aptitudes y
cualidades de los individuos y donde
crear los itinerarios para su promoción teniendo en cuenta, estrictamente, la
potencialidad de los individuos, paralelamente a la existencia de otro tipo de
normas de promoción.
-
2. Apropiación de Plusvalías con relación al grupo social al que se pertenece:
Las normas,
en el sentido legal del término, representan el marco jurídico que ordena la
vida social de la comunidad. Su existencia obliga a todos al respeto a una
conducta y obligaciones determinadas dentro de la comunidad. Sin embargo,
dentro del modo de producción, existen circunstancias en las que existe cierto
grado de permisibilidad, o incapacidad para el control o falta de voluntad para
ejercitarlo, que posibilita el no cumplimiento de ciertos deberes legales, y me
refiero a los de naturaleza tributaria. De tal manera que ciertas corporaciones
o empresas buscan ocultar unos beneficios obtenidos a la sociedad, con el fin
de no tributar por ellos. Esto supone una competencia desleal con respecto a
aquellas empresas y entidades que sí manifiestan el conjunto de sus beneficios.
Y, además, representa la apropiación de una plusvalía derivada del no
cumplimiento de las leyes.
Para
acceder a estas apropiaciones de plusvalías hay que ocupar un determinado lugar
en el modo de producción, dentro de un sector determinado, lo cual confiere a
este tipo de apropiaciones una determinada función social, que, además, tendrá
más posibilidades de ocultar beneficios tanto cuanto mayor sea el status social
al que pertenezca y más liberal la actividad económica que desempeñe o mayor
sea la autonomía e influencia de la corporación a la que pertenece.
Por ese
motivo este tipo de apropiaciones tiene un marcado perfil dentro del modo de
producción y por consiguiente un perfil definido en la estructura social.
Así, este
tipo de apropiaciones de plusvalías están recogidos en las leyes de los Estados
y su fiel cumplimiento es el índice mínimo y máximo de calidad con respecto a
este tipo de apropiaciones.
-
3. Apropiación de Plusvalías con relación estrategias comerciales:
La adquisición de bienes y productos obedece a necesidades de
distintas naturalezas, que no vamos a analizar. El hecho está en que existe la
necesidad de adquirir productos que, según su naturaleza, son consumidos con
distinto grado de velocidad. Así los productos alimenticios suelen ser perecederos,
pero otros, como la vivienda, tienen una duración larguísima en comparación con
la vida del hombre.
Ciertos bienes de consumo salen al mercado con criterios
comerciales que limitan su duración para asegurarse un mercado continuo de
consumidores. Esta estrategia se basa en la necesidad de mantener ciertos
niveles de productividad para hacer rentable una determinada actividad
económica. El coste de esta estrategia en el medio ambiente es insostenible. Da
la sensación de que el trabajo bien hecho es algo del pasado, un bien debe
durar un tiempo limitado tras el cual se debe renovar. Para evitar este
perjuicio sería preciso que, al menos, todos los elementos que componen
determinados bienes de duración limitada sean renovables y sea la propia
empresa o corporación la que asuma la responsabilidad de su reciclaje, bien
directamente o por medio de intermediarios que aseguren la reutilización de los
componentes. Es decir, la posibilidad de contemplar que la venta de
determinados productos no transfiere la propiedad del mismo sino el uso de ese
producto que una vez satisfechas nuestras necesidades vuelve, en el estado en
que se encuentre, a su productor, quien se responsabiliza del mismo.
Tal vez pueda parecer una solución poco eficaz, pero lo cierto es
que son los sistemas económicos los que determinan el tipo de materias primas a
emplear, el tipo de tecnología, el sistema de producción y venta; transmitiendo
al comprador las posibles deficiencias de sus decisiones, que se han basado en
criterios de rentabilidad económica y no de compatibilidad con la vida. El
comprador se ve con el residuo más o menos tóxico de un producto adquirido que
ha dejado de ser útil, procedente de un modo de producción en el que no ha
tenido voz ni voto. De esta manera el capital invertido ha obtenido unos
beneficios “limpios” al trasladar los efectos indeseados de su deficiente
gestión ambiental al consumidor. Pero, además, si la rentabilización de los
capitales lleva a la práctica de la limitación del tiempo de vida de los
productos, sin hacerse cargo de ese producto una vez se halla convertido en
obsoleto o estropeado, nos encontramos con una apropiación calculada de
recursos naturales, cuyo responsabilidad también se traslada al consumidor
cuando efectúa la compra de ese bien.
Por otra parte en el terreno alimenticio se busca en las grandes
producciones los grandes beneficios. Así en el sector agrícola se viene
empleando productos fitosanitarios para mejorar el rendimiento de las cosechas
(abonos), o evitar plagas (pesticidas), o aumentar la resistencia a
determinadas enfermedades (productos transgénicos), o controlar la producción
de una determinada variedad vegetal mediante el uso de semillas no fértiles
(híbridos). Estas plusvalías que se consiguen son el resultado, por un lado, de
una investigación científica al servicio de las grandes compañías químicas, que
vieron rápidos resultados a corto plazo y no evaluaron correctamente los
perjuicios para el medio ambiente y para el hombre, se fijaron más en los
resultados económicos a corto plazo que en las consecuencias económicas
(salinización de tierras, toxicidad en tierras, aguas, animales, plantas y
hombres) en el entorno ambiental y social. Esta es una apropiación de una
plusvalía que no respeta, por ejemplo, las leyes naturales de la nutrición de
plantas y animales (forzando los resultados con medios que afectan a la salud
de las plantas y de los animales) y que se apropia de una plusvalía derivada
del forzado del ciclo de crecimiento y desarrollo por medios tecnológicamente inmaduros.
El control integral de plagas se basa en un protocolo que regulariza el empleo
de pesticidas. Debido a que existe un mercado constantemente renovado de
productos fitosanitarios, las grandes multinacionales luchan por conseguir una
cuota del mismo, lo que lleva a la aparición de sustancias en el mercado de las
que el conocimiento de su nivel de toxicidad es suficiente garantía para su
uso, aunque sus consecuencias a largo plazo no estén totalmente evaluadas.
Existe una prisa, una emergencia y esta se halla en la competición por el
mercado que da origen a una tecnología inmadura.
Existe otra apropiación de plusvalía proveniente de estrategias
de mercado. Esta plusvalía se basa en el reconocimiento popular de la
calidad de determinado bien (por lo general alimenticio) cuya producción exige
un determinado proceso de elaboración y una materia prima cuyas cualidades
adecuadas se dan en determinadas condiciones geográficas que limitan, por
tanto, su producción a esa área territorial. La búsqueda de beneficios lleva a
la producción de otros bienes, de similares características organolépticas, que
se ponen en el mercado con el fin de satisfacer una demanda superior a la
producción. Aunque existen normas reguladoras de la denominación de origen de
un producto, es difícil llegar a entender como puede existir productos, que
solo se producen en tres o cuatro términos municipales, por toda Europa, si no
es porque se ha forzado el modo de producción y, por ello, perjudicado las
cualidades organolépticas de esos productos.
·
3.1. Apropiación de
plusvalías derivadas de la transferencia al consumidor de la responsabilidad de
los residuos de los productos. Esto
quiere decir que el capital, o la empresa, que realiza una actividad para ganar
unos beneficios es responsable de las decisiones que determinan el
comportamiento del producto en el medio ambiente durante su vida activa y su
posterior desecho; no debiendo trasladar al consumidor la responsabilidad de
esas consecuencias que son fruto de la gestión industrial, a la que el consumidor
no tiene posibilidad de acceder.
·
3.2. Apropiación de
plusvalías derivadas de la limitación técnica (comercial) de la vida de los
bienes. La duración media de un bien debe estar
reflejada en las condiciones de venta, además de existir una garantía de vida
de ese bien.
·
3.3. Apropiación de
plusvalías derivadas de una tecnología inmadura.
Considero inmaduros aquellos métodos tecnológicos o científicos que puestos al
servicio del modo de producción tienen como objetivo básico la obtención de
beneficios, hecho que afecta al tiempo de investigación y evaluación de
resultados. Sobre todo teniendo en cuenta que los sistemas de control de la
Administración tienen menos recursos que los privados y que las normas que
regulan el empleo de productos destinados a la producción de plantas y animales
tienden a ser consensuadas con las grandes industrias químicas.
·
3.4 Apropiación de
plusvalías derivadas de la comercialización de alimentos. , El modo de producción de carne, el modo de producción de
vegetales, los innumerables aditivos empleados en la producción de alimentos;
han dado como resultado una abundancia de alimentos que, por motivos económicos
y no de cantidad, no ha sido capaz de
poner fin al hambre que padece la humanidad, y si traer complicaciones
ambientales y de salud que han de resolverse con modos de producción en los que
prime un criterio de calidad que se adapte a un sistema convencional de
producción de tejidos animales y vegetales donde la tecnología y la ciencia
esté al servicio de la salud tanto como al de producción de beneficios. Es
decir, se esté atento al principio de precaución.
-
- 4. En el modo de Producción, con relación al aspecto
tecnológico:
-
4.1. La apropiación de
plusvalías derivadas de la invención, innovación y desarrollo ideológico.
La tecnología, la innovación y el
desarrollo ideológico son motores de transformaciones sociales y económicas.
Sin embargo existe cierto control sobre las novedades tecnológicas que suponen
una revolución social. El ejemplo es el bloqueo del desarrollo de sistemas
solares de captación de energía en los años 70 por una multinacional que compró
la patente. Existen afirmaciones sobre el descubrimiento de baterías eléctricas
de duración indefinida que no salen al mercado. Todo este tipo de problemas se
centran en cuestiones de economía, pero pare poco sostenible esta afirmación cuando
2/3 partes de la humanidad carecen de los niveles de vida del 1er mundo y, por
lo tanto, queda mucho trabajo por hacer. Me resulta más probable la concepción
de este problema como un problema social, en el que, al igual que los griegos
tuvieron que paralizar el desarrollo de la máquina de vapor porque no sabrían
que hacer con los esclavos, nos encontramos con que una innovación tecnológica
puede derivar en un problema social de paro, o un problema de económico debido
a una producción limitada por las propias cualidades del producto. Este es el
problema básico a que puede dar origen el desarrollo tecnológico y que
obligaría a reorganizar la estructura social, lo que por otra parte demuestra
la intima relación que existe entre el modo de producción y la configuración de
la sociedad. Sin embargo, a pesar de la dependencia del modo de producción de
la sociedad y de sus beneficios económicos para esta, hay que plantearse cual
es el objetivo político de nuestra sociedad. Si el objetivo es el
desarrollismo, habremos de aceptar sus consecuencias y combatirlas con medios
paliativos que no llegan a la raíz del problema, porque la visión del
desarrollismo gira entorno a la concepción de que el sistema económico, y su
modo de producción que lo hace posible, es el garante de nuestra calidad de
vida (al menos en los países desarrollados) y, por ello, no es susceptible da
cambios sustanciales. Sin embargo el si el objetivo es el progreso hemos de
considerar que el sistema económico y el modo de producción están al servicio
del desarrollo personal e integral de la persona y la sociedad, por lo cual no
es la sociedad la que renuncia a ciertas calidades de vida a favor del
desarrollo, sino que es el sistema económico y el modo de producción el que
debe adaptarse a las necesidades humanas y sociales, como es el caso que nos
ocupa y que se pone de manifiesto por las consecuencias indeseables que difiere
el modo de producción actual.
La administradora como
gestora de recursos y generadora de servicios. Las decisiones de la
Administración y la apropiación de plusvalías (redistribución de recursos
naturales) Cada lugar y región tiene su propio nivel de calidad que no debe
disminuir a favor de una redistribución administrativa que busque
rentabilidades a corto plazo.(Plusvalía de oportunidad)
Los grupos sociales con
influencia política: Gays, Lesbianas y su repercusión en otros grupos sociales.(Plusvalía
de oportunidad)
El
control de las apropiaciones de plusvalías corresponde a la administración,
tanto las derivadas de la fuerza de trabajo humana como de la naturaleza , así
como las provenientes ......(económico y social) directamente o en colaboración de sindicatos,
organizaciones sociales y entes económicos.
Hasta aquí se señalan las
apropiaciones de plusvalía que pueden dar lugar a cambios sociales, ya que
afectan a esos aspectos de la sociedad humana que pueden derivar en una
transformación social hacia el progreso.
Sin embargo no hemos definido lo que representa una apropiación de
plusvalía, aunque exista, a estas alturas una idea general sobre la misma. La
plusvalía es el resultado del trabajo no pagado, pero también de la oportunidad
perdida. De tal manera que el trabajo no pagado a la Naturaleza (ciclos
regenerativos e inversiones en el medio natural), al Hombre que trabaja
(salarios, prestaciones sociales y jubilaciones), a la sociedad que protege y
ampara la actividad económica (impuestos, cotizaciones) da lugar a unas
consecuencias económicas (desamortización del medio Natural, competencia desleal,)
y otras consecuencias sociales (mala calidad ambiental, mala calidad de vida,
infracciones a la ley, desarrollo en vez de progreso...). Pero también existe
la apropiación de la plusvalía que señala la oportunidad perdida, esta aparece
cuando, por mantener un modo de producción, se sacrifica el desarrollo personal
del hombre (dificultando su formación o acceso a estudios superiores, o se le
utiliza para trabajar cuando su desarrollo físico no ha alcanzado su madurez o
se apropian de sus ideas sin compensación alguna). También representa una
oportunidad perdida la congelación de inventos que reúnen condiciones para
mejorar la calidad de vida (el control de la tecnología y la ciencia al
servicio del modo de producción en situaciones, como esta , de crisis creadas
por ese mismo modo de producción).
Dado que el modo de producción es expresión del ordenamiento social,
cabe señalar que los impactos que el hombre viene generando sobre el entorno
son producto del concepto de existencia que este tiene sobre la Tierra. Sin
embargo la sociedad está preparada y tiene aptitudes para hacer frente al
problema medioambiental, por lo que cabe suponer que el problema de adaptación
a la situación de crisis actual proviene de esferas superiores del sistema
económico y que, por tanto, es ahí, en esa esfera, donde se tienen que plantear
las soluciones que hagan posible un cambio en el modo de producción que de
origen al cambio social necesario para una perfecta adaptación a la situación
que hemos creado y poderla superar.
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