Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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martes, 12 de mayo de 2020

Cuatro días que serán duros


Cuatro días que pudieran ser duros

Cuando una persona, ante un profesional, presenta una situación de conflicto para que éste le apoye en resolverlo, debiera entenderse que la ayuda que precisa  solo la obtendría eficazmente positiva desde la mayor sinceridad posible ente dicho especialista, porque parece obvio que de esta manera estaría en mejor posición para obtener herramientas eficaces en la resolución o canalización de ese conflicto (fuera puntual o de ya larga duración).
Sin embargo, no parece que en esta situación la búsqueda de un profesional por parte de la madre hubiera sido enfocada bajo la premisa de expresar una realidad objetiva en un conflicto, sino de inducir al profesional a pensar y sacar las mismas conclusiones que esta persona desea que obtengan cualquier persona que se relaciona con ella. Ello en sí mismo, este proceder, representa un obstáculo real para resolver una situación conflictiva de cualquier naturaleza, de manera razonable, pues parece obvio que en este caso, la Mater Nutricia, presenta implícitamente ante el profesional, una visión de partida, la suya, a la que no va a renunciar y que parece que fue sugerida que así se presentara  por personas muy cercanas a la Mater, con la finalidad de que resulte una obviedad para el profesional, desde el punto de partida desde donde se presenta el conflicto. La Mater Nutricia, una vez presentado el problema, como un escenario evidente e irrebatible: Hijo loco, padre loco; pudiera pedir consejo profesional por que se hubiera exteriorizado en parte de la sociedad, cómo realmente trata al hijo y cómo argumenta al padre su proceder y sus conocimientos; y en consecuencia, ante la posibilidad de sentirse desbordada, pregunte desde la “ingenuidad” que si ante la evidencia de sus gritos, llamadas de socorro y de su proceder ante el hijo, realmente estuviera “sana o no”. Y el profesional (probablemente privado; porque así si no le gusta ese criterio buscaría otro; como hizo hasta la fecha con su hijo desde el ámbito de su seguro profesional con una empresa de prestaciones médicas del ámbito privado) en razón de lo allí presentado tan someramente en forma de diagnósticos, avalaría aquella situación como realmente excepcional y desquiciadora para cualquiera, avalando la cordura de la Mater y el respaldo a su actuación en ese rol.
Quien no conozca la situación en mayor profundidad, como suelen ser las personas que suelen componer el circulo social donde esta Mater Nutricia se moviera, o frecuentase, o contactara, o relacionara de manera más o menos puntual, o frecuente.... un similar relato, como el relatado al profesional bastaría para granjearle simpatías y apoyos incondicionales a cualquier nivel social o profesional que precisara, en cualquier circunstancia. Así cabría concebir que su entorno inmediato siguiera así vislumbrado la situación de la relación madre/hijo pese a cualquier evidencia, aunque en ello cupiera alguna duda por personas más sensibles. Parece obvio, que si la Mater hubiera recibido algún reproche de alguien cercano por esta manera de actuar, ya exteriorizada en detalles abruptos, que determinaran una sorpresa muy inesperada y muy adversa en el proceder de la Mater Nutricia, por ser un ámbito social mas sensible o profesionalizado o más especializado, y donde concibieran que hubiera existido falsedad, o muy irremediable contradicción, de la madre, en lo relatado ante ellos – personas mucho mas sensible o expertos que la mayoría de la gente común que le rodea -  y ante esta circunstancia la Mater buscara otro entorno especializado privado, donde desde ahí reiniciar la misma estrategia de siempre.
Así que ya una vez segura de tener un mínimo apoyo social y técnico, se ve ella con garantías de éxito para proseguir generando malestar al hijo – en maneras y formas señaladas – concibiendo así que cuando llegara el próximo viernes 15, donde el hijo tiene una cita telefónica con la psicoterapeuta, el propio hijo pudiera llegar lo suficientemente tocado para que los argumentos de la madre fueran decisivos sobre esta profesional.
Para ello parece seguir las propias exclamaciones y evidencias que el profesional privado pudiera haber expresando ante ella, en orden a que este tipo de pacientes, como el padre y el hijo, que suelen tender a la violencia o explosiones de  violencia en cualquier momento inesperado.  Y en base a ello sus medidas de precaución fueran necesarias y entendibles (gritos de socorro y auxilio, que ya no puede negar haber dado, y luego ponerse a canturrear como si nada ). Desde esta perspectiva, la Mater no duda en expresar ante el hijo de que ella no está loca y que sin embargo él, puede ser agresivo y violento en cualquier momento.
Así que el soporte del padre es recordarle al hijo que pase de ese tipo de pensamientos morbosos que pretende la madre adjudicarle a él, pues su psicoterapeuta bien le conoce y conoce su situación; así que el objetivo es y será llegar en las mejores condiciones posibles a la cita telefónica del próximo viernes. En ello están.

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