Cuatro días que pudieran ser duros
Cuando una
persona, ante un profesional, presenta una situación de conflicto para que éste
le apoye en resolverlo, debiera entenderse que la ayuda que precisa solo la obtendría eficazmente positiva desde
la mayor sinceridad posible ente dicho especialista, porque parece obvio que de
esta manera estaría en mejor posición para obtener herramientas eficaces en la resolución
o canalización de ese conflicto (fuera puntual o de ya larga duración).
Sin embargo, no
parece que en esta situación la búsqueda de un profesional por parte de la
madre hubiera sido enfocada bajo la premisa de expresar una realidad objetiva
en un conflicto, sino de inducir al profesional a pensar y sacar las mismas
conclusiones que esta persona desea que obtengan cualquier persona que se
relaciona con ella. Ello en sí mismo, este proceder, representa un obstáculo
real para resolver una situación conflictiva de cualquier naturaleza, de manera
razonable, pues parece obvio que en este caso, la Mater Nutricia, presenta
implícitamente ante el profesional, una visión de partida, la suya, a la que no
va a renunciar y que parece que fue sugerida que así se presentara por personas muy cercanas a la Mater, con la
finalidad de que resulte una obviedad para el profesional, desde el punto de partida
desde donde se presenta el conflicto. La Mater Nutricia, una vez
presentado el problema, como un escenario evidente e irrebatible: Hijo loco, padre
loco; pudiera pedir consejo profesional por que se hubiera exteriorizado en
parte de la sociedad, cómo realmente trata al hijo y cómo argumenta al padre su
proceder y sus conocimientos; y en consecuencia, ante la posibilidad de
sentirse desbordada, pregunte desde la “ingenuidad” que si ante la evidencia de
sus gritos, llamadas de socorro y de su proceder ante el hijo, realmente
estuviera “sana o no”. Y el profesional (probablemente
privado; porque así si no le gusta ese criterio buscaría otro; como hizo hasta
la fecha con su hijo desde el ámbito de su seguro profesional con una empresa
de prestaciones médicas del ámbito privado) en razón de lo allí presentado
tan someramente en forma de diagnósticos, avalaría aquella situación como
realmente excepcional y desquiciadora para cualquiera, avalando la cordura de
la Mater y el respaldo a su actuación en ese rol.
Quien no conozca la situación en mayor profundidad, como suelen
ser las personas que suelen componer el circulo social donde esta Mater Nutricia
se moviera, o frecuentase, o contactara, o relacionara de manera más o menos
puntual, o frecuente.... un similar relato, como el relatado al profesional
bastaría para granjearle simpatías y apoyos incondicionales a cualquier nivel
social o profesional que precisara, en cualquier circunstancia. Así cabría
concebir que su entorno inmediato siguiera así vislumbrado la situación de la relación
madre/hijo pese a cualquier evidencia, aunque en ello cupiera alguna duda por
personas más sensibles. Parece obvio, que si la Mater hubiera recibido algún
reproche de alguien cercano por esta manera de actuar, ya exteriorizada en
detalles abruptos, que determinaran una sorpresa muy inesperada y muy adversa en el proceder de la Mater Nutricia, por ser un ámbito social mas sensible o profesionalizado o más especializado, y donde concibieran que hubiera existido falsedad, o muy irremediable contradicción,
de la madre, en lo relatado ante ellos – personas mucho mas sensible o expertos que la mayoría de
la gente común que le rodea - y ante
esta circunstancia la Mater buscara otro entorno especializado privado, donde desde ahí
reiniciar la misma estrategia de siempre.
Así que ya una
vez segura de tener un mínimo apoyo social y técnico, se ve ella con garantías
de éxito para proseguir generando malestar al hijo – en maneras y formas
señaladas – concibiendo así que cuando llegara el próximo viernes 15, donde el hijo tiene
una cita telefónica con la psicoterapeuta, el propio hijo pudiera llegar
lo suficientemente tocado para que los argumentos de la madre fueran decisivos
sobre esta profesional.
Para ello
parece seguir las propias exclamaciones y evidencias que el profesional privado
pudiera haber expresando ante ella, en orden a que este tipo de pacientes, como
el padre y el hijo, que suelen tender a la violencia o explosiones de violencia en cualquier momento inesperado. Y en base a ello sus medidas de precaución
fueran necesarias y entendibles (gritos de socorro y auxilio, que ya no puede negar haber dado, y luego ponerse a canturrear como si nada ). Desde esta perspectiva, la Mater no duda en expresar ante el
hijo de que ella no está loca y que sin embargo él, puede ser agresivo y
violento en cualquier momento.
Así que el
soporte del padre es recordarle al hijo que pase de ese tipo de pensamientos morbosos
que pretende la madre adjudicarle a él, pues su psicoterapeuta bien le conoce y conoce
su situación; así que el objetivo es y será llegar en las mejores condiciones posibles
a la cita telefónica del próximo viernes. En ello están.
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