Irregularidades que no se terminan
de entender.
La
Administración no siempre funciona como de ella se espera, aunque ello no se
pueda considerar una práctica habitual de la Administración, sino más bien
producto de decisiones particulares (o
más o menos particulares) de un empleado público ante unas situaciones que
pudiera considerar, a título más o menos personal, que el desempeño de su
función pública debe poner predisponerse a no respetar las normas generales que
señalan como debe de desempeñarla.
La sorpresa
empieza esta mañana en una pequeña población que linda con el término municipal
de mi ciudad, desde donde un joven se desplaza el día anterior por la tarde para,
entre otras cuestiones, recoger un paquete certificado procedente de china y cuyo
aviso de recogida porta él; es una urbanización de la que hacía unos días se había
marchado para volver a la ciudad con el cese de las limitaciones de movilidad (era un paquete más de los varios que ha
solicitado a lo largo de esta etapa de pandemia mientras el Estado de Alarma
allí le sobrevenía llevando ya una semana en una urbanización medio rústica y
solicitaba por internet productos para ir reparando sus enseres electrónicos, e
incluso compró un ordenador, que allí le llevaron).
A partir de este
preámbulo, propongo al lector el siguiente galimatías:
Al llegar por
la mañana del viernes 22 de mayo a la oficina de correos del pueblo donde se
halla la urbanización referida en el preámbulo (y cuyo límite horario de atención al cliente era de 8:30h a 10:15h) coincide
con su padre que llega para pasar la mañana con él y que de camino ya le ha
avisado de que se acercaba a la población procedente de la ciudad (como hizo igualmente el viernes 15, sábado 16
y domingo 17 de la semana anterior, para comer con él y estar un par de horas,
volviéndose a la ciudad); con la diferencia, entre la semana anterior y la
presente, de que el joven había pernoctado hasta el domingo 17 en la urbanización
desde una semana antes del inicio del Estado de Alarma, allá por los inicios
del mes de marzo; y a partir de ese domingo 17 pernoctara en casa del padre, ininterrumpidamente
hasta el jueves 21 en que marchó hacia las 19 h para retornar a la urbanización;
para regresar a aquella urbanización y coincidir, nuevamente, con la madre el
jueves 21 por la tarde, pensando en pasar otros días con ella, con la intención
de lo que parece promesa de poder resolver cuestiones esenciales para él, respecto de la relación entre ambos (y
que se agravaron cuando la madre se trasladó allí cambiando de residencia y sintiéndose
el hijo bien frustrado en su intención de pasar tranquilo la pandemia) y, de paso, recoger
el paquete certificado en Correos que no pudo ser entregado en la dirección de
la urbanización el martes 12 de mayo (por
lo que dejan aviso). Aunque ambos, madre e hijo, estaban aun residiendo en
la urbanización (como ya dije hasta el
domingo 17 de mayo), tal vez no se percatan de la llegada del cartero, - el hijo piensa que tal vez no lo oyeran
llegar o no lo entregara el cartero por no estar él mismo, el hijo, presente en
ese momento, tal vez por ir a dar un paseo, pues siendo una población de menos
de 5000 habitantes los horarios de paseo durante esta pandemia son más
flexibles que en una ciudad y por ello el cartero dejara el aviso.
El hijo va a la urbanización desde la ciudad
el jueves 21, con el aviso de Correos que la semana anterior, cuando aún estaba
en la urbanización con la madre, el servicio de correos le dejó; y el padre
decide subir a ese mismo pueblo el viernes 22 por la mañana en bus, en el
horario de autobús que permite llegar al pueblo con tiempo suficiente para
recoger el paquete certificado en la Oficina de Correos que está abierta al
público de 8:30h a 10:15h.
Así pues
coinciden padre e hijo en la puerta de Correos, mientras la madre, la noche
anterior le dice al hijo que llegó un paquete y el hijo verifica, al abrirlo,
que se trata del repuesto para el móvil de su hijo que había solicitado semanas
atrás, pues el móvil no le cargaba batería bien por un conector. Abierto el
paquete, el hijo le comunica al padre – la
noche del mismo jueves 21 que llega y que ya está con la madre en la
urbanización – que está alegre de que ya podrá cambiar esa pieza averiada
que hace que su móvil cargue mal la batería o no la cargue; siendo una
incomodidad evidente muy compresible para cualquiera que hoy posea un móvil
como instrumento de comunicación y conexión con redes y familiares (y que ya es la inmensa mayoría de las
personas de nuestro país).
Así que, al día
siguiente el padre, ya en la puerta de Correos del pueblo, le pide al hijo que
se apresure a llegar pues cierra la oficina a las 10:15h y hay fila de personas
para ser atendidas. Llega el hijo sobre las 9:55h y sobre las 10h es atendido;
y cuando presenta el aviso para recoger un paquete más de los varios que había
solicitado semanas atrás (también de
china) le sorprende la respuesta del empleado público que le indica que el
paquete ya ha sido retirado; y le devuelve la hoja del aviso donde incluye los
datos del envío, la hora de ausencia en la entrega inicial y el número del
mismo. Padre e hijo se quedan sorprendidos. ¿Puede Correos entregar un paquete
certificado a una persona distinta del titular, sin el aviso rellenado en la
parte de la autorización, y más, sin el propio aviso? Seguro que sí, pues
parece que en esta ocasión se hizo.
A partir de ahí
se especula en cómo sucedieran las cosas para darse esta inesperada circunstancia
por la cual un empleado público dijera que entregó ya el paquete.
Quién recogió
el paquete? Sería la primera pregunta. Imaginemos que la madre. La madre
decidiría recoger el paquete antes de que llegara el hijo con el aviso el
jueves por la tarde, eso parecería obvio; pero precisa un hueco entre idas y
venidas a la ciudad para realizar esa tarea y poder determinar cuándo se hizo.
(la
madre también tenía intención de coger el bus domingo anterior – 17 de mayo –para
volverse a la ciudad por la noche - aunque a distinta hora que el hijo, pues le
pidió al hijo que no se fuera con el padre y se fuera en el último bus que salía
mas tarde de las 22h; también pudo ser que, una vez marchado el hijo con el
padre con un taxi del pueblo hacia loas 20h - decidiera la madre coger el
bus del lunes por la mañana y fuera a
recoger en Correos el paquete el lunes por la mañana antes de coger el bus –
sin el aviso). La madre estuvo al menos durmiendo dos días en la ciudad, porque
el hijo coincidió con ella el lunes 18 en una prolongada visita a un hermano operado
en una clínica por un problema físico que venía arrastrando durante meses en
espera de la fecha de la intervención quirúrgica; y también estuvo el hijo el
martes 19 por la tarde con la madre, en casa de esta para recoger algunas cosas
para el ordenador que deseaba tener. El caso es que el hijo pernoctó en casa
del padre el domingo 17, lunes 18, martes 19 y miércoles 20, retornado el
jueves por la tarde 21, en taxi, dada la perspectiva que parecía haberle
generado la madre de poder solucionar todo lo acontecido durante la pandemia en
donde ambos hubieron coincidido conviviendo unas cuatro semanas – pues la madre se saltó el confinamiento y
procedió a un cambio de residencia. No
se puede determinar donde durmió la madre el miércoles previo al jueves en que llegara
el hijo – pero en cualquier circunstancia, tanto si durmió el miércoles en la
urbanización como si llegara el mismo jueves de mañana (el miércoles pudo desplazarse en el bus que sale a las 20:40h y el jueves en uno de los buses de la mañana que llegan hantes de las 9:30h) pudo, en ambos casos, tener tiempo
para recoger el paquete en Correos sin usar el aviso (que el hijo tenía en su poder al menos desde el miércoles 20 que es
cuando vio el padre por primera vez el aviso y le advirtió al hijo que el plazo
de recogida se agotaba en una semana (15 días para recoger el paquete
certificado) y que habría que planificar una escapada a ese pueblo); porque
suponer que lo fuera a recoger estando el hijo conviviendo con ella la semana
anterior parece extraño – pues la fecha de intento de entrega fue el martes 12
de mayo, cuando deja el aviso el servicio de Correos (tal vez fuera interesante mirar en la Oficina de Correos cuando la
madre hubiera recogido el paquete, porque de haber sido estando presente el
hijo con ella y no decírselo hubiera implicado intentar por parte de la madre
prolongar la avería en la carga del móvil del hijo).
Así que podemos
pensar en el motivo por el cual sabiendo la madre que el paquete que le dice al
hijo que ha llegado, no es acompañado de una explicación normalizada de que ya
ha ido a recogerlo a la Oficina de Correos del Pueblo y que no hace falta que
vaya nuevamente; por el contrario permite la madre que ambos, padre e hijo,
vayan allí y comprueben que dicho paquete (sin
saber de qué es o a que se refiere el contenido del mismo) no está y se lo
han llevado sin dar más detalles de ello al propietario del mismo,
devolviéndole el aviso (a título de qué? pues de que no pueden quedarse con un
aviso que no ha servido para retirar un efecto personal). Vaya historia
generada entre la madre y el empleado público que solo sirve para crear
malestar entre los legítimamente considerados en retirarlo. A quién hizo el
favor el empleado público en realidad? De qué sirvió su irregular gestión?
Por otro lado
el jueves pasado una persona llega a casa del trabajo 15:30h y sobre las 19h le
llaman al timbre del portero automático. Es la policía y preguntan por él.
Dicen que le llevan una cartera que ha sido entregada en comisaría. Incrédulo,
el hombre, después de dar acceso de entrada a las escaleras a la policía, para
que vayan subiendo a su piso, va a su dormitorio para verificar si es una
confusión, pues por la mañana la habían empleado para pagar, sobre las 13h en
un chino un aparato de recarga de móvil para su hijo e inmediatamente después
un refresco en la terraza que se haya delante del lugar donde trabaja, y en
ambas ocasiones usa la cartera para pagar. Extrañado comprueba que no está su
cartera en el bolcillo posterior de su pantalón vaquero y cuando abre la puerta
de su domicilio ve a los dos agentes (hombre y mujer) de uniforme que están
accediendo al último tramo de escaleras queda a su rellano mientras le muestra
la mujer policía la cartera, alzándola para que la vea mejor, y le pregunta si
lo es su cartera; el hombre dice que sí y le indica la policía que compruebe si
le falta algo. El hombre abre la cartera y ve que aparecen estar todas las tarjetas
que suele usar (un montón: desde bancos, transportes
públicos, tarjeta de crédito, …) pero inmediatamente ve que falta el dinero,
unos cuarenta euros y lo dice a la policía que ya se retira, ambos, a retornar
a sus labores, dándoles las gracias el hombre.
Al momento, en
medio de la confusión por lo sucedido, llama a su seguro de hogar y le cuenta
lo sucedido por si este incidente entra en su cobertura (ya que recuerda haber leído algo similar hacía tiempo, pero sin poder determinarlo
con claridad). Le comenta la persona que representa en ese momento al
seguro de hogar que sí, pero que precisará presentar una denuncia en la comisaría
de policía para acreditar el hecho. Así que se desplaza hasta la más próxima y
le indican que se halla cerrada al público y que se traslade a otra bastante
más lejana; allí va y cuando explica lo sucedido al policía de la puerta que está
en una garita este le dice que entre por una puerta que le señala y al ir a
acceder sale otro policía del interior de ese espacio que le indica que su compañero de la entrada
ya le ha indicado la cuestión y que no puede interponer una denuncia por ello.
El hombre había relatado al policía de la entrada lo mismo que a la aseguradora
de su hogar y le añadió al policía que precisaba poner la denuncia para porque
se lo pedía el seguro. Y el "no" fue "no". Luego buscando en internet veo casos de
situaciones semejantes donde la policía se niega a tramitar la denuncia
alegando que no tienen porque trabajar para los seguros.
Un día
espectacular
(la madre del chico de la historia anterior también
fue funcionaria, sabía lo que hacía, ya que también lió en el pasado al chico
con certificados procedentes para cobrar el paro y una mensualidad la perdió
por una situación similar. Y aun más, la madre empadronaba a ente extrajera en
su domicilio, alegando poder así recoger sus documentaciones oficiales; sin
embargo los centros de servicios sociales ya realizaban esa función. Todo un
enigma de madre). El único objetivo en el horizonte de la madre parece ser ya, solo enfermar totalmente al hijo para desde ahí justificarse en todo lo hecho (saltarse confinamiento y realizar cambio de residencia siendo multada, ella y su novio). Ayer apareció la Guardia Civil y les pidió que le llamaran la atención al hijo (o amenazarle o algo así) estando ella con su novio, no se puede llegar más lejos (todo para que su pretendido plan cuaje - y en él no faltan funcionarios, sino que son y se "convierten" en sus asistentes). Ahora echa al novio (parece que el señor no estuviera muy conforme con lo que viera en ese proceder), después de no dejar descansar al hijo en toda la noche; pretende llevarle al limite emocional sin nadie que lo presencie.
Aviso: Para aquellos que desde las redes sociales se permiten dar consejos al muchacho (y se toman así mismos como "amigos" sin dar la cara, ni confesarse ni a dios ni al diablo) sin saber de qué va realmente la historia de "fondo" y se creen que pueden opinar como si en ello no hay "responsabilidad" alguna, advertirles con claridad que, si por alguna circunstancia la situación fuera de tal naturaleza que hubiera que revisar lo aportado por cada uno de estos que se atreven a dar consejos (sabiendo desde ahora que dar consejos sin saber realmente de qué van las situaciones emocionales en juego; y se atreven a equipararse consigo mismos, como si de un entretenimiento entorno a un café fuera, porque no se tiene mejor cosa que hacer), y que dar consejos porque me apetece es, aveces, más , mucho más peligroso que un consejo dado con mala intención; que no se les olvide.
Aviso: Para aquellos que desde las redes sociales se permiten dar consejos al muchacho (y se toman así mismos como "amigos" sin dar la cara, ni confesarse ni a dios ni al diablo) sin saber de qué va realmente la historia de "fondo" y se creen que pueden opinar como si en ello no hay "responsabilidad" alguna, advertirles con claridad que, si por alguna circunstancia la situación fuera de tal naturaleza que hubiera que revisar lo aportado por cada uno de estos que se atreven a dar consejos (sabiendo desde ahora que dar consejos sin saber realmente de qué van las situaciones emocionales en juego; y se atreven a equipararse consigo mismos, como si de un entretenimiento entorno a un café fuera, porque no se tiene mejor cosa que hacer), y que dar consejos porque me apetece es, aveces, más , mucho más peligroso que un consejo dado con mala intención; que no se les olvide.
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