Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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domingo, 3 de mayo de 2020

Hoy se suma una persona más a vivir en el Saso, San Mateo


El novio, sobre las 13h de ayer, sábado 2 de mayo, se marchó a su casa en Zaragoza, donde comparte piso con un compañero del que dice la madre al hijo que el compañero de su novio le denunció (o viceversa, porque a pregunta aclaratoria del hijo la madre se evade). Dejó ropas y cosas en la casa de San Mateo porque dijo que hoy sí se quedaría adormir y que él, el hijo se tendría que ir a dormir al sofá. (La casa que allí construyó el padre sólo tiene 25metros cuadrados y estaba destinada a casa para las visitas, pues estaba planeada y diseñada una casa más grande que se adosaría al garaje construido sobre un aljibe de 75 mil litros de agua de capacidad; así pues el espacio es muy reducido aunque la disposición de terreno sea de 5000 metros alrededor). El padre, cuando fue expulsado de la casa de la madre, ya habían construido esos tres elementos, la piscina, la pista de balonmano y la estructura  que une el desnivel de las dos piezas de terrenos que compró y unió, con unas escaleras, así como el vallado completo de la misma – todo ello se ven el video que realiza el hijo cuando después de unas semanas ya se empieza encontrar a gusto en aquél lugar (los costes de urbanización, aceras y farolas, vinieron después a cargo de la madre, porque el padre le vendió su parte y cedió el uso que le hubo otorgado el juez en su día de separación).
El hecho de que le digan al hijo que se vaya a dormir al sofá, ha planteado algunas cuestiones al propio hijo, pero en esencia pregunta al padre si debe defender su derecho a usar la cama grande por el simple hecho de que él no se saltar ninguna, norma ni ley y ellos, ambos dos, madre y novio, sí. La respuesta del padre – teniendo en la mente que la interpretación que hacen tanto la madre y el novio del derecho, de las leyes vigentes que rigen el confinamiento que vivimos en la actualidad, serán argumentadas en una clave jurídica que la madre tiene bien clara, pero que sólo trasluce a su entorno de confianza que es quien avalará su conducta social una vez finalizada esta nueva etapa de conflictos agudos con el hijo. Y es de suponer que el novio ha venido acudiendo a ese espacio violando las normas y ley de confinamiento en base a un “amparo” y cobertura legal que le proporciona la madre, pero cuyos términos concretos y exactos no conocemos por ahora, aunque los podemos imaginar en relación al hijo y sus circunstancias particulares; aunque el entorno social de la madre seguro que ha recibido los argumentos adecuados que servirán también de soporte legal ante cualquier situación posterior que tuvieran que acreditar, si lo fueran por los tribunales. Argumento, basado en un sentido común con que ella expresa, a su entorno social, los motivos urgentes o ineludibles que le llevaron a violar el confinamiento y a cambiar de domicilio, tanto ella como ahora su novio. Parece obvio que tales transgresiones difícilmente se puedan llevar a cabo sin el soporte legal que indique a la madre bajo qué criterios y limites ha de contemplar a la hora de expresar esos razonamientos de sentido común que le llevan a tales violaciones legales y cómo debe circunscribirse a ellos.
Así que el padre le señala al hijo la conveniencia de adoptar un perfil bajo, lo más bajo posible como señalan las técnicas para evitar conflictos, cuanto más bajo mejor. Realmente él teme que la madre lleve al novio para generar un conflicto, (parece que le avalan la idea los amigos del entorno en las redes sociales).
Desde ese deseo de mayor intimidad que expresan la madre y el novio señalándole al hijo que hoy dormirá en el sofá, y que sería muy entendible en situaciones y condiciones de normalidad, pero que en estos días, por las circunstancias que la sociedad viene padeciendo a causa de la pandemia, muchas parejas informales y personas solas, e incluso titulares de familias monoparentales, aceptan la continencia como parte de esas mismas condiciones que a todos nos vienen impuestas. Ellos han conseguido ir argumentando a su entorno social el devenir de esta situación de encuentro y lo que parece ya el inicio de una convivencia expresa y que parece que será duradera, pues al hijo, la madre le señala que  su novio debe de ser su nueva referencia de adulto, porque precisa un líder y un guía (y el hijo dice ya estar harto de que le impongan modelos que fracasan a los ojos de la madre desde niño y que en cuanto pueda se va lo más lejos posible de esta España que no entiende para nada, ni en nada le resulta coherente, para ir con un amigo a Bélgica a iniciar otra vida, si le  dejan de una vez).
Este nuevo escenario que le plantean al muchacho, la madre y el novio de desear intimidad, choca al menos con el criterio de sensibilidad que la madre argumentaba como prioritario para tratar a su hijo (sobre todo ante la evidencia de audios y videos), y sobre todo llama la atención que ese discurso de doble moral, pueda seguir sosteniéndose ante el hecho de que la evidencia en el mal trato que recibía y recibe el muchacho, desde niño, resulte ya difícil de rebatir. Sin embargo la tesis esgrimida por la madre en su rol, declarada y desarrollada en la conversación telefónica con el padre, le otorga cierta inmunidad real, si no termina por excederse y desbordarse sobre le hijo, como viene siendo su costumbre, pero ahora mostrada más evidente.
La foto que incluyo en este artículo muestra que podrían dormir los tres, en último extremo, en dicha habitación, al existir una cama grande y una litera de dos camas, pero la pareja descarta esa posibilidad de comodidad para todos e imponen su criterio de precisar su intimidad (las rigurosas condiciones de la  pandemia parece que se les hubiera hecho larga e insoportables desde un principio y la excusa del hijo les hubiera ido viniendo bien a los intereses particulares de la madre respecto de lo que considera apropiado sobre el hijo y ahora la madre ha conseguido sumar a ese criterio la presencia del novio – a pesar de que parece que ambos hubieran sido sancionados por saltarse estos hechos a petición de vecinos y compañero de piso en cada caso).
La impresión de amenazas, coacciones, intimidaciones e impactos emocionales sostenidos en el tiempo, ahora tienen una pequeña pausa que parece de recapitulación, pero los objetivos en la madre son siempre el mismo, desestabilizar al muchacho y hacerlo cada día más cercano al objetivo final. En eso nadie le hará cambiar de opinión porque sencillamente, para sí misma, ella tiene siempre la razón y consiguientemente  la lleva a su término.
Les incluyo no solo la foto del único dormitorio de la casa sino también el video que el hijo hizo cuando ya estaba bien y a gusto en San Mateo, antes de que llegara esa invasión “protectora” que desembarcó para bien del propio hijo hace ya unas semanas.

Video: Sólo estaba mejor: https://www.youtube.com/watch?v=h2m6nCkgQlc

Pique en estos enlaces para tener información al respecto

https://www.youtube.com/watch?v=Df8qAxgTeuQ&t=414s



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