Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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jueves, 15 de marzo de 2012

¡Cuidado! ¡Que viene la Primavera!


Y no es porque sea que la tenemos ya encima; apenas estamos saboreando un anticipo (además anuncian que volverá el frío).

Es como entrar en la cocina cuando María (o Manolo) están preparando una estupenda comida de fiesta. Abrimos la puerta y vemos los ricos entremeses (todos cuidadosamente preparados), sobre los fogones se está terminando de hacer un caldito de verduras y carne (que servirán con yema de huevo y jerez), del horno sale el aroma de carne asada con patatas (rociado de vino y “yerbajos” del monte)… y de repente nos echan a empujones para que no estropeemos la sorpresa.

Pues así parece que viene esta Primavera. Nos deja entrever y luego se va.

Las chicas (y son chicas todas las que tienen su segmento de seguidores), empiezan a quitarse las capas de cebolla con las que se ocultaban este invierno; y no es que te vayas fijando, pero vas por la calle y te dices:

- ¡Qué día tan majo hace! ¡Qué solete! ¡Si hasta parece que da calor!.

Y al día siguiente igual. Y cada día te va subiendo el ánimo. Y empiezas a sentir que algo en el interior tiende a “despertarse” irremediablemente. ¡Qué me está pasando! Te dices.  Hasta que reparas que las chicas vuelven a tener “figura” por la calle. Sube la falda, enseñan los brazos, se entre ven los pechos… y sonríen. Y te dices:

- ¡Claro, lo de todos los años!

Y sabes que no te puedes refugiar y que vas a tener que soportar la invasión de la exuberancia femenina que tanto altera a los de tu género.

¡Y no es porque hagan algo especial!, simplemente están ahí y ¡Cómo están!

- ¡Vale! Esto es sencillo de controlar. Yo a lo mío.

Y empiezas a darte cuenta que andas tatareando… y te fijas bien… ¡has deformado el contenido de una canción de Karamba!:

“Que bonita está
que rica está
como te quiero,
vamos a vivir la vida
sin ti me muero”

Y cuando te sorprendes que no sólo la estás tatareando si no que a la vez estás mirando el talle de una estupenda mujer que te viene de frente y que, además, hiciste lo mismo dos minutos antes con otra que también se te cruzó, empiezas a comprender que no vas a escapar tan fácilmente de esta Primavera.

Distraes el pensamiento y empiezas a pensar en la crisis económica (Rajoy - Rubalcaba) y, de repente, te das cuenta que estás tatareando otra vez el estribillo maldito:

“Que bonita está
que rica está
como te quiero,
vamos a vivir la vida
sin ti me muero”

Y que se te ha colado entre los pensamientos de la Gran Crisis, una cara y una figura familiar que se ha estado insinuando durante el invierno. Y que lo que tatareas, en realidad, se lo estás dedicando a ella:

“Que bonita estás
que rica estás
te comería
vamos a vivir la vida
sin ti me muero”

¡Joer! ¡Qué mas da que no rime! Y te das cuenta que la imaginación está fuera de control y que estás evaluando qué escenarios serían idóneos para un “ataque” sin escapatoria…

Y acabas por reconocer lo evidente:

- ¡Ostras! ¡Si después viene el verano!…¡Estás atrapado y nada te podrá salvar!.

Tu cerebro (al margen de ti) está planificando la subsistencia de la especie. Y te trae recuerdos de la chica y te dices:

- ¡Vale! Intentaré pasar el “trago” con ella.

Y cuando ya estás decidido recuerdas que no atendiste sus insinuaciones y cuando estuvisteis solos en el ascensor no aprovechaste la ocasión. … seguramente la chica habrá cambiado de objetivo. Seguro. Y te viene, de nuevo, el estribillo; pero esta vez el original:


“Que bonito estoy
que rico estoy
como me quiero,
nunca me olvidaré
sin mi me muero”

Y cuando comprendes que no tienes solución ves pasar otra estupenda mujer y tu cerebro empieza a funcionar automáticamente…

“Que bonita estás
que rica estás…

Y comprendes que aquí, en España, la crisis (en esta Primavera y en este Verano) pasará a segundo plano si las mujeres se lo proponen.

¡Qué suerte tienes Rajoy!


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