Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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miércoles, 14 de marzo de 2012

El Test de "Rochard"

El cuadro era una representación de la Sagrada Familia. En el se veía a una jovencísima Virgen María con su hijo en un primer plano lleno de luz; entre las sombras, en segundo plano, estaba San José, con un gesto inequívocamente apesadumbrado mirando la escena principal.

Cuando caí en el mensaje recibido me llevé a un compañero recién separado a hacerle ver el cuadro. Le tuve que hacer reparar en el gesto del viejo San José y fue entonces cuando exclamó:
-  ¡Joder! ¿Pero eso es la visión del pintor? – intentando justificar y enmendar la “revelación” del mensaje visual. A lo que le espeté:
 - Pero quien autorizó su exposición fue un hombre consagrado y sus superiores; ¡Varios Papas han pasado por aquí!.

Terminamos por ir dando una vuelta por el templo y nos fuimos cada uno a nuestra casa.

Otro día me llevé a una amiga a mostrarle el mismo cuadro y le pedí que observara a San José. Al verlo quedó perpleja.

Me quedé atónito ante la contundencia de su afirmación y no hice comentario alguno. Así que llevé a una nueva mujer (con distintos valores personales que la anterior) y me contestó primero:
- Es un sinvergüenza ¡Un hombre tan mayor con una niña tan joven!.
Le hice que reparara el gesto contrariado de san José y se quedó algo contrariada. Nos fuimos cada uno a nuestra casa.

Un nuevo día me llevé a otra amiga (muy exigente con las relaciones de lealtad) y al ver la imagen del cuadro y reparar en el gesto de San José me dijo:
- Siento un cierto alivio.

Mi segunda amiga me pidió volver a ver el cuadro y me pidió que le diera una explicación. Entonces le lancé la siguiente hipótesis:

¿Crees que hace dos mil años alguna familia aceptaría de una hija un embarazo divino? – Evidentemente no, me contestó. Pues entonces qué es lo que ves en San José. - ¡Un papelón! – contestó.

El cuadro, evidentemente puede proyectar la propia visión de la mujer (y del hombre).

Las historias sagradas de todas las religiones son la representación arquetípica de las relaciones sociales humanas acordes con la estructura social implantada en esa sociedad.

Viendo a Cristo un niño ve un señor incomprensiblemente martirizado por ser bueno; pero los adultos tienden a ver al hermano, al padre, al abuelo, al hijo… o así mismo.





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